sábado, 27 de octubre de 2012

Novedad de Ya lo dijo Casimiro Parker


Las cántigas, de Óscar Martín Centeno.
Incluye el poema inédito Je suis le diable.
Colección Libre-Libro, ilustrado por María Espejo.
Editorial Ya lo dijo Casimiro Parker
ISBN: 978-84-939270-4-2

Más información, aquí.

martes, 23 de octubre de 2012

"Dibujos y fragmentos póstumos" - Charles Baudelaire


En esta recopilación se reúnen bocetos y notas realizados por Charles Baudelaire que permanecían inéditos en España hasta el momento: así, el legado del ilustre escritor francés se completa y por ello estamos de enhorabuena. Mundialmente conocido como poeta a pesar de haber publicado sólo un poemario (“Las Flores del Mal”), Charles Baudelaire, gran amante y conocedor del arte en todas sus formas, es una figura clave en la historia cultural francesa, acaso universal.

El material aquí recogido procede de ediciones francesas y de colecciones privadas: los cuadernos de Charles Baudelaire pasaron a manos de sus amigos en el momento de su muerte, y ellos se encargaron de reunirlos para publicar su contenido, aunque algunos se perdieron o desordenaron sin remedio. En ocasiones, eran también sus amigos quienes se afanaban en apuntar sus aforismos para que no se perdieran en el olvido. Gracias a estos esfuerzos, podemos tenerlos todos juntos ahora entre las manos.


Dibujos

Aparecen al comienzo del libro y son un total de 39 láminas con bocetos, retratos y letra manuscrita, de gran interés documental e, incluso, grafológico. Hay una serie de autorretratos que captan a la perfección los rasgos nobles del escritor, que ya conocíamos gracias a las fotografías que se conservan (una de las más bonitas, que presenta a un Baudelaire bastante joven a gran tamaño, es la encargada de abrir este volumen), pero también rostros de mujeres y de otros personajes, con diferente grado de detalle. 

Era un enamorado del arte en todas sus expresiones, y no sólo se dedicó a plasmar sus ideas a través de palabras, sino que también acostumbraba a realizar dibujos que, lamentablemente, nunca vio publicados en vida y que sólo han visto la luz gracias a estos cuadernos recuperados y a colecciones privadas que han cedido parte de su material para su publicación póstuma.

La imagen en Baudelaire es imprescindible, tanto en su vida como en su obra. Nombre inevitable en el listado de celebridades adscritas al movimiento –categoría- dandi. Incluso en sus últimos años, arruinado ya y hastiado, cuidaba su atuendo hasta el detalle, aún sin disponer de recursos económicos. Vestía de forma impecable y, se dice, olía siempre maravillosamente.


Fragmentos

Quizá sea este apartado el más interesante del libro, por resultar más esclarecedor en lo concerniente a sus opiniones sobre muchos temas y sobre algunos personajes de su tiempo. Pero no sólo tenemos una colección impecable de aforismos: entre los textos más interesantes encontramos los ensayos de redacción de un posible prefacio a “Flores del mal” que finalmente nunca vio la luz: en ellos (hay varios intentos, similares pero con algunas diferencias). En ellos, él mismo explica la intención primigenia que derivó en la escritura del famoso poemario, unas claves que resuenan en nuestros oídos como voces de ultratumba, como un secreto a través del tiempo con el que ya nadie contaba. Como un regalo inesperado.

Otro texto delicioso es aquél en el que resume en unos pocos puntos principales los hitos que marcaron su vida y que no tienen desperdicio. Comienza con “Infancia: viejo mobiliario, Luis XVI, Antiguos, Consulado, Pasteles. Sociedad siglo XVIII” y termina con la pretensión de escribir sobre la influencia de la literatura en su vida: “Prosa y en la Poesía. ¿Qué es la Poesía? ¿Qué es la Prosa? De la relación perpetua, simultanea, del ideal con la vida.”

De estos fragmentos se desprende una de las claves más importantes del escritor, y es que dedicaba muchas horas del día a la escritura, lo que no es tan habitual entre quienes se dedican a la literatura como cabría esperar. Baudelaire tenía oficio: no sólo era un genio con multitud de ideas brillantes sino que dedicaba todo su esfuerzo a darles forma, como un artesano, y ése es el motivo de que obtuviese unos resultados tan magníficos, como poeta pero también como ensayista, crítico y traductor, facetas menos conocidas pero no por ello menos importantes (desde aquí recomendamos la lectura de sus ensayos dedicados a la obra de Edgar Allan Poe, así como las traducciones de sus relatos).


Intimidad

Es inevitable cuestionarse el derecho a la intimidad de Baudelaire tras leer de reojo, asomándonos disimuladamente, estas notas y bocetos que, recordemos, su autor nunca realizó con la intención de ser publicados. Por más que adoremos conocer más datos sobre su obra y poder completar así su imaginario, ya tan lejano, si nos situamos en su pellejo nos asalta la duda sobre la cuestionable moralidad de curiosear entre sus “chuletas” o anotaciones privadas. ¿Acaso el pudor se pierde cuando uno muere? 

Los grandes artistas que se convierten en mitos acaban siendo investigados en todos los aspectos de su paso por el mundo: cada ínfimo detalle de sus vidas es relevante para sus seguidores, y reconstruir con fidelidad su paso por el mundo es el reto al que se enfrentan los biógrafos. 

Entre los fragmentos más pudorosos encontramos anotaciones en pequeños textos del tipo “fundirlo, quizá, con antiguas notas”: apuntes que cualquiera de nosotros hacemos en un momento dado pero que leídos en estas circunstancias provocan ternura. En este sentido, también son interesantísimos los largos listados de posibles títulos para nuevas novelas, cuentos y obras de teatro que estaban en preparación.

Edición de lujo en todos los sentidos y con un contenido como caído del cielo: tras la apertura de una introducción informativa y esclarecedora de Ernesto Kavi, tenemos una prolija colección de material inédito. Un libro, como su autor, completamente impecable, que recomiendo sin ningún género de duda.



Charles Baudelaire


miércoles, 17 de octubre de 2012

"Nostalgia" - Mircea Cărtărescu



Cuando sus lectores españoles ya sentíamos nostalgia de Cărtărescu, recibimos una nueva dosis de su brillante prosa cegadora. Los relatos largos o novelas cortas que componen “Nostalgia” discurren por la misma senda onírica y deslumbrante que los demás libros de Cărtărescu, un autor encaminado a erigirse junto a las más brillantes plumas de su tiempo: aporta el toque de distinción y originalidad que, junto a una técnica impecable le hacen digno merecedor del premio Nobel, sin lugar a dudas.

Impedimenta se decide por fin a publicar “Nostalgia” tal y como fue concebido en su idioma original, a saber: un extraño y delicioso libro compuesto por un prólogo que contiene el relato “El Ruletista”, otros tres cuentos centrales bajo el título genérico de “Nostalgia” (“El Mendébil”, “Los gemelos” y “REM”) y un epílogo con el cuento “El arquitecto”. Recordemos que la misma editorial ya había publicado hace dos años, huérfano, “El Ruletista” que, aunque dispone de autonomía por sí mismo, es innecesario aislar del resto de relatos tal y como fueron publicados originalmente.


La fase REM de la que no quieres despertar

En el sueño de los humanos existe una fase en la que los ojos se mueven a mayor velocidad y, según indican los estudios científicos, es aquélla en la que más sueños se producen. Son esos momentos los que Cărtărescu reproduce de forma magistral en este cuento, a base de círculos concéntricos formados por escenas que a su vez se componen de imágenes aisladas, retazos de vida real y fantasía entremezclados de los que surge una sinfonía perfecta que sólo puede contemplarse en su totalidad una vez se ha caminado por el borde de cada una de esas esferas perfectas situadas en algún lugar fuera del mundo.

Cada uno de los cuentos que dan forma y entidad a “Nostalgia” brillan con luz propia y pueden disfrutarse y entenderse perfectamente si se leen de forma aislada, pero sin duda es “REM” el relato que se impone sobre el resto, sonriendo pícaro y benevolente desde la perfección de su minúsculo título tan atrayente, con el brillo rojizo del ojo de la araña que observa a su presa desde el centro de su red recién tejida, como un canto de sirena.

“REM” es un relato cuya cadencia es capaz de usurpar el espíritu del lector y tomar las riendas de su voluntad, una habitación de espejos, un recorrido por la Vía Láctea dentro de una burbuja. Nadie como Cărtărescu hasta ahora había sido capaz de plasmar con tanto acierto las cotas de crueldad y de demencia que pueden alcanzar los juegos infantiles que, analizados bajo su particular mirada trastornan al lector consiguiendo que en ocasiones no sepa si está soñando, o si son los niños quienes sueñan.


Íntima nostalgia

La principal aportación de Cărtărescu a la literatura es su original manera de introducirse en el subconsciente, como nadie lo había hecho antes: plantea un mundo onírico y orgánico a partes iguales, desgarrador pero pulcramente detallado, con una precisión casi escatológica y la costumbre de no omitir el más mínimo detalle. Además de entremezclar como un hechicero lo onírico y lo orgánico, lo hace al igual con lo real y lo fantasioso pero también con los miedos atávicos y con los infantiles. Nada escapa a su magia. Se pasea como un vampiro funambulista entre los temas recurrentes que compactan y dan coherencia a su literatura: los recuerdos precisos de la infancia, del mundo del sueño, las prolija composición del cuerpo humano y de los animales, la sexualidad andrógina y la constante confusión y mutación de los seres vivos.

Tal y como ya habíamos leído en sus anteriores libros, en “Nostalgia” también asistimos al hecho de que en su infancia (o en la de alguno de sus poliédricos personajes) le vistieron con ropa típicamente femenina durante unos años, lo que derivó en una obsesión constante que le hizo ser más observador e inquisitivo en lo relacionado con el travestismo y la identidad sexual confusa, a pesar de preferir sexualmente a las mujeres. Otra de sus deliciosas obsesiones son los nacidos bajo el signo de géminis (Cărtărescu nació un 1 de junio). No en vano, algunos de sus personajes son gemelos, o seres que establecen extrañas alianzas a partir de afinidades imposibles, cuyas historias se desarrollan en mundos en los que todo vale, mundos en los que caben todos los mundos.


Cărtărescu  envuelto para regalo

Esta recopilación de cuentos, publicada en Rumanía en 1993, fue la que catapultó a la fama definitivamente a Cărtărescu, aunque en España sus libros no se han publicado de forma ordenada, ni tampoco bajo los mismos sellos editoriales. Fue la editorial Funambulista quien comenzó con “Por qué nos gustan las mujeres” seguido de “Cegador”, hasta que le tomó el relevo la editorial Impedimenta, que se encarga de proporcionaros lentamente el resto de libros de Cărtărescu de los que aún no disponemos en castellano.

En el libro que nos ocupa, hay que destacar el brillante trabajo en la traducción, a cargo de Marian Ochoa de Eribe, quien también se encargó de la traducción de “Lulu” en la misma editorial, publicado en 2011.

Sin embargo, este libro podría haber sido editado sin la presencia implacable de una introducción a todas luces innecesaria: el libro ya tiene una estructura original con un cuento bajo el epígrafe de “prólogo”. Por otra parte, los relatos son lo suficientemente claros como para que nadie haya de presentárselos al lector. En las tapas del libro ya quedaba sobradamente presentado Cărtărescu como autor y era innecesario que Edmundo Paz Sodán, encargado de enmendar la plana al brillante literato rumano, firmase esta cuestionable introducción, encargándose de explicar además en ella, con todo detalle, el mismísimo orden del índice del libro que, como resulta obvio, ya es lo suficiente claro en sí mismo.

En cuanto al aspecto físico del libro, la camisa de papel y las tapas de cartón muy fino, todo ello sin plastificar, conforman un volumen exageradamente endeble que muchos pasan por alto debido a la esmerada presentación de colores e ilustraciones que son la marca de la casa de esta editorial.

Los relatos de este cuento, una vez despojados de todo lo que los envuelve, son increíblemente buenos, piezas de alta literatura. Se diría que es uno de los mejores libros de 2012... por qué no se lo iban a regalar ustedes.

sábado, 13 de octubre de 2012

"72 demonios" - Javier Gato


STOLAS

Solo la nieve sabe
la grandeza del lobo
la grandeza de Satán
LEOPOLDO MARÍA PANERO

Solo la nieve sabe
las cruces frías que siembran la náusea,
los ojos de pescado absortos
en la espiral diluida en la sombra
y que tiemblan de escarcha.

Pero el lobo no habla
cuando la sangre frena la risa
ante el estruendo de látigos de hielo.
Cuando los miembros se hacen barro
que ni las moscas lamen
y se derraman del cuerpo hecho
témpano
solo sopla
furioso,
cárdeno,
el silencio.


PHENEX

Yo fui la mujer que sintió  gusanos
abriéndose en flor entre mis ojos
cuando el frío me traspasó una lágrima.
Siguió un camino de orugas agrias
hasta el campo plomizo de mi neurosis
y allí transformó en arañas mis recuerdos.

Hoy me siento ante unas paredes muertas.
He olvidado sonidos, comisuras.

Nadie sabe del silencio del Tártaro.


Javier Gato
"72 demonios"
El Cangrejo Pistolero, 2012.-

jueves, 11 de octubre de 2012

"Manifiesto contrasexual" - Beatriz Preciado


En un mundo normal no haría falta dedicar esfuerzos a escribir tesis como ésta. Sin embargo, en éste tan contaminado y mojigato, libros como el de Beatriz Preciado sirven para derribar barreras que alguien construyó algún día muy lejano (puede que la primera piedra se colocase en la noche de los tiempos), y gracias a eso ver un poco más lejos desde el sitio en el que nos encontramos. Pueden llamarlo abrir los ojos, quitarse la venda, abrir la mente... como quieran.

En un mundo normal, no haría falta reivindicar el derecho del ser humano a decidir cómo quiere llamarse y cómo entiende su sexualidad primero con respecto a sí mismo y después con quienes le rodean. Tampoco sería lógico definirse en base a los gustos sexuales, ¿por qué todo ha de girar en torno al sexo y a las preferencias de cada uno en este sentido? No es lo habitual, y por eso sigue habiendo mucha gente en contra, pero realizar un cambio de sexo y/o de género no debería tener más trabas administrativas que cualquier otra cirugía estética, sin entrar en los diversos aspectos psicológicos que derivan en ambas.

Estas teorías parten de romper con lo que tradicionalmente se entiende como masculino o propio del hombre y femenino o propio de la mujer. Eso, ya no vale, o no debería valer. Reducir la masculinidad o la feminidad a unos órganos concretos que nos acompañan desde el nacimiento no debería condicionar la vida de ningún ser humano: no se me ocurre nada más injusto, y sin embargo más real e implantado en esta sociedad, tan retrasada y vulgar en éste como en tantos otros temas.

Según Beatriz, no hay células masculinas ni femeninas, y a los recién nacidos se les asigna el sexo por lo que se aprecia visualmente al nacer, sin realizar análisis cromosómicos o genéticos. Esto debería darnos mucho que pensar, y debería derribar muchas barreras a quienes a estas alturas aún las carguen sobre sus hombros.

El contrato contrasexual que se propone en “Manifiesto contrasexual” (Anagrama, 2011) no está exento sin embargo de limitaciones, y por eso es complicado estar completamente de acuerdo con él. Pese a que esta lucha me parece imprescindible y muchos aspectos los comprendo bajo el mismo punto de vista, creo que no es conveniente “volver” a limitar la sexualidad humana precisamente por no estar de acuerdo con los límites que están actualmente establecidos. ¿No sería mejor luchar para borrarlos todos? 

La revisión a la teoría sexual que se propone en este libro es ideal para quienes no estamos satisfechos con las explicaciones que del mundo se nos dan desde que nacemos: imposiciones que no por ser antiguas llevan implícita la verdad intrínseca de todas las cosas. El lenguaje, por sus propias características, resulta siempre escaso y limitado y por tanto, etiquetar cada una de las realidades supone siempre delimitarlo con barreras. Volviendo al plano sexual, suelen ser las minorías quienes buscan un nombre que les defina (o es el resto del mundo quien se los asigna, normalmente partiendo de insultos que buscan excluirles con crueldad), cuando precisamente son esos grupos quienes se desvían de la supuesta “normalidad” rompiendo así sus propios límites (o, mejor, los límites de la sociedad). En la actualidad, una persona con inclinaciones heterosexuales no suele tener que explicarse ni definirse, y sin embargo otra con preferencias homosexuales o de cualquier otro tipo, sí suele tener que hacerlo (aunque creo que, precisamente, no debería hacerlo, fuera de la necesidad de entenderse a sí mismo nombrándose de alguna manera que dé sentido a su realidad... y aquí volvemos a las imposiciones sociológicas y a la necesidad imperativa de escapar a ellas). 

¿Por qué limitar esa fuga de la normalidad impuesta, que es ya un canto a la libertad por sí misma? Designarse a uno mismo en cualquier ámbito vital, limita el campo de acción, si uno es coherente entre lo que piensa-dice y lo que lleva a cabo en su día a día, (que ese ya es otro tema). Y matizar el lenguaje ya disponible para asociarlo a cada punto de vista particular, es entrar en una espiral semántica que no conduce al entendimiento: inventemos los términos que nos designan sin lugar a dudas o, mejor aún, evitemos nombrarlo todo.

En el discurso de Beatriz Preciado, la homosexualidad y la heterosexualidad no son entidades naturales, sino construcciones sociales y políticas: uno no nace siendo esto o aquello: según sus investigaciones, esas entidades se crearon hace relativamente poco tiempo, en la medicina de finales del siglo XIX, con la finalidad principal de normalizar la heterosexualidad y patologizar la homosexualidad: se crearon para regular el sistema que une sexo y reproducción. No deberíamos tener esa amnesia histórica, es un error muy común que juega en nuestra contra en todos los aspectos de la vida (en política, se usa ya como herramienta de control de masas): por eso es importante partir de la individualidad para conseguir un conocimiento más completo y universal, no podemos quedarnos con lo que quieran contarnos a saber por qué intereses. Si la inquietud parte de uno mismo, y estudia, e investiga, si lee sin descanso, obtendrá sus propias conclusiones y tendrá una versión única, individual, y original de las cosas, una voz propia. Ésa me parece a mí que es la única lucha que verdaderamente importa, y se puede extrapolar a todo.

El discurso de Beatriz Preciado se aplica a tantos aspectos de la sexualidad, es tan completo y tan interesante que invita a buscar toda su bibliografía y a escuchar su voz en los vídeos que circulan por la red. Una mente preclara la suya, con la que ayudar a construir nuestra particular versión de este mundo en el ámbito sexual, pero no sólo: también en lo social y en lo psicológico.

martes, 9 de octubre de 2012

Rueda de prensa de "Mala índole"

Javier Marías en la rueda de prensa de presentación de "Mala índole: cuentos aceptados y aceptables" y de la reedición de "Vidas escritas", acompañado de Pilar Reyes.

Esta mañana se presentaban mediante una rueda de prensa en el Círculo de Bellas Artes de Madrid los nuevos libros de Javier Marías que Alfaguara ha publicado estos días, a saber: los cuentos escogidos para su recopilación en "Mala índole: cuentos aceptados y aceptables" y las semblanzas de algunos de los escritores venerados por Marías en una estupenda reedición de su ya mítico "Vidas escritas". 

Ambos libros verán publicada su correspondiente reseña en el Mar de Tinta en los próximos días y, como siempre, también en estas aguas saladas, donde se reflejarán las sabias palabras sobre la Literatura que esta mañana el autor nos dedicó a los asistentes. Como siempre, un honor, y un placer.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Nuevo libro de Javier Marías: "Mala índole"


Alfaguara publica "Mala índole: Cuentos aceptados y aceptables", un libro que pretende recopilar las páginas que Javier Marías le ha dedicado al cuento, reuniendo para ello la casi totalidad de los cuentos que hasta ahora han visto la luz en diferentes recopilaciones independientes, como "Mientras ellas duermen" y "Cuando fui mortal". En "Mala índole...", encontraremos también cuentos ya imposibles de localizar, ni siquiera entre las librerías de viejo, por lo que este libro, por tanto, puede ser ya considerado un tesoro.

Según Javier Marías:

"Dado lo poco que he frecuentado el noble arte del cuento en los últimos tiempos, es posible que ya no escriba más y que lo que aquí se ofrece acabe siendo la totalidad aceptada y aceptable de mi contribución al género."

Desde estas aguas saladas cruzamos los dedos para que estas palabras no se hagan realidad: deseamos un Marías incombustible que siga apostando por la brevedad y la intensidad del cuento. Recordemos que tras la publicación de "Los enamoramientos" también declaraba sus intenciones de dejar a un lado la novela (consideraba "Tu rostro mañana" una obra que ya no podría superar) y sin embargo en posteriores declaraciones comentó brevemente, casi en voz más baja, que existía una nueva idea para una novela que empezaba a tomar forma sin que él mismo supiese dónde iba a llevarle. 

Continúe, por favor, Don Javier....

A la vez, se reedita "Vidas escritas", sin cambios. Este fabuloso libro de breves semblanzas de otros escritores míticos es ya un volumen imprescindible en las bibliotecas de los seguidores de Javier Marías, así como de cualquier lector apasionado de la literatura y de las vidas casi siempre fascinantes de los literatos.

Octubre de novedades literarias y en las calles, hojas secas.

"Tóxica" - Françoise Sagan


Pronunciar el nombre de Françoise Sagan es evocar un estilo de vida frenético y desenfrenado, la continua búsqueda de estímulos, el despilfarro de dinero, los viajes y el placer. Pero, sobre todo, es hacer alusión a un gran exponente de la literatura francesa de las últimas décadas. En esta ocasión, nos adentramos en el frágil mundo de la desintoxicación de la mano de una Francoise Sagan íntima y transparente, que nos brinda la oportunidad de conocer su dura experiencia con la morfina.

"Tóxica" es uno de los textos más desconocidos de la autora, pero que en muy pocas páginas condensa a la perfección su estilo literario y su fuerte y extravagante personalidad. Sin duda, es un libro idóneo para aquellos que aún no hayan leído a Françoise Sagan.


Buenos días, morfina

F. Sagan se hizo famosa a nivel mundial a raíz de la publicación de su primer libro, titulado “Buenos días, tristeza”, escrito a la jovencísima edad de 18 años. Se trata de un libro que surgió de un trabajo escolar en el que debía reflexionar acerca de un tema complicado: en qué se asemeja la tragedia a la vida. Dentro del libro están las respuestas de la excéntrica escritora. Más tarde, habiendo conocido ya el éxito a gran escala, recibió una oferta de la revista Elle para publicar una columna de turismo, que escribía siempre bajo el título “Buenos días, Venecia”, “Buenos días, Nápoles”, “Buenos días...”, por lo que ese “buenos días” de inicio terminó siendo su marca personal como columnista. A pesar de haber producido una amplísima bibliografía, ese primer libro ha sido considerado siempre su mejor obra.

Es interesante recordar aquí que Sagan procedía de una familia de la alta burguesía francesa, y que debido a su alocada vida decidió cambiarse el apellido para no perjudicarles. Sus ideas radicales y opuestas a las de su entorno bienpensante procedían de sus precoces lecturas a Gide, Camus, Eluard, Sartre, Rimbaud y Proust. Además, se rodeó de las personalidades más importantes de su época a nivel intelectual, como Tennessee Williams, Jean-Paul Sartre ó Françoise Mitterand, entre otros, por lo que es considerada como uno de los referentes intelectuales de los años cincuenta y sesenta.

En “Tóxica”, la rebelde escritora acababa de sufrir un grave accidente de tráfico, debido al cual estuvo en coma una breve temporada. Tras superar la convalecencia y poder prescindir de la medicación, hubo de ingresar en una clínica donde le aplicaron un tratamiento durante tres meses para desintoxicarse de la morfina administrada hasta entonces: un complicado trance que para cualquier persona supone una experiencia traumática, y que un espíritu abocado a la literatura como el suyo debía plasmar en el papel para transmitir su experiencia, investigando además la escritura surgida desde un estado físico bastante delicado, del que surge un texto onírico a la vez que inclemente y descarnado.


857 Palfium

Una vez finalizado el tratamiento con morfina, su cuerpo comenzó a sentir los efectos de la abstinencia, por lo que tuvo que recibir un tratamiento que le ayudase a superar esa fase.

Son muchos los escritores que han experimentado con el dolor y han escrito sobre ello mientras lo sufrían o después de haberlo padecido: Bulgakov en “Morfina”, los escritos de Aliocha Coll que Javier Marías llevó a la ficción convirtiéndolo en uno de sus personajes míticos, o Fritz Zorn en “Bajo el símbolo de Marte”. La lista es interminable.

El dolor provoca una serie de reacciones mentales y de pensamientos que pueden resultar muy interesantes volcados sobre el papel. Al igual que muchos escritores toman su inspiración de sus tragedias sentimentales personales, el dolor físico también puede ser una fuente de ideas llegado el caso. Son muchos quienes han llegado al extremo de infligirse daño a sí mismos para experimentar dolorosas sensaciones y poder así transmitir de primera mano al papel todas sus impresiones al respecto.

Existen dos formas de abandonar la adicción a la morfina: ingresando en una clínica adormecido con calmantes, o pasando el mono en casa y sin ayuda. Esta última opción es exageradamente dura para quien la padece: un tratamiento a base de morfina tiene unas secuelas adictivas muy potentes, y la privación repentina de esa sustancia lleva a unos niveles de sufrimiento muy altos. Françoise Sagan estuvo ingresada en una clínica para desintoxicarse, y el diario que relata su experiencia es increíblemente onírico y casi espiritual. Por el contrario, los textos surgidos de la experimentación del síndrome de abstinencia sin paliativos resultan muy distintos: son atroces y descarnados, no tienen nada que ver con la experiencia vivida por una persona tratada con sedantes.

Sin embargo, el texto de Sagan no carece de dureza: a pesar de la permanente duermevela, encontramos a una persona acostumbrada a la libertad que por culpa de un accidente debe estar recluida en un centro médico. Sagan procura edulcorar su estancia escribiendo sus impresiones y leyendo (Baudelaire, Chateaubriand, Apollinaire, etc.), aunque le resulta muy difícil concentrarse en la lectura.

Este libro tiene un aliciente más: el ya de por sí llamativo texto viene acompañado de las ilustraciones de Bernard Buffet, que resultan de lo más apropiadas puesto que, al igual que el estilo del diario, también son muy gráficas y precisas. Representan en muchas ocasiones un cuerpo femenino desnudo, en actitud doliente y, siguiendo con las similitudes con respecto al texto, tampoco están muy adornados, sino que son esquemáticos a la vez que contienen grandes dosis de realismo. El color rojo sangre de las tapas del libro es el detalle definitivo: sin duda, es una idea estupenda para regalar o regalarse.

domingo, 23 de septiembre de 2012

"La bicicleta del panadero" - Juan Carlos Mestre


Íbamos por Madrid como si fuésemos por las Rocosas, ángeles con los labios pintados en la limusina de Nietzsche...

Leer a Juan Carlos Mestre es un acto inspirador, el umbral de una emoción que embriaga. Me gusta imaginar que cuando Mestre escribe, vislumbra un universo de conceptos e imágenes sin tener siquiera la necesidad de cerrar los ojos.

Por eso, traspasar la puerta de su poemario supone aceptar que existen esos otros mundos: descubrirlos no intimida cuando se sigue a un guía experto que utiliza además un castellano tan puro.

476 páginas de imágenes delicadas y maravillosas: frágiles e inocentes unas veces, feroces y crueles otras. Capaces siempre de guiar al lector hacia un mundo mejor, no contaminado, donde lo esencial es aún lo más importante y la mitología, los símbolos, la imaginación y la verdad hacen las veces de política y mercados.

Podemos asegurar que Juan Carlos Mestre es uno de los mejores poetas españoles vivos, un virtuoso de las palabras con el don de volcar su imaginario personal sobre el papel, alguien que hace el mundo más habitable con su arte.


viernes, 21 de septiembre de 2012

"Fiesta" - Ernest Hemingway


Lo lógico sería que ningún lector antituaurino lograse disfrutar de la lectura de “Fiesta”, escrito por un defensor de las corridas de toros que viajaba asiduamente a España con el objetivo principal de asistir a estos eventos del demonio.

Y, sin embargo, ¿qué sucede?

Que la magia de la Literatura toma forma en el papel a manos de un escritor, un genio, capaz de conseguir esa proeza.

La novela no sólo engancha desde el principio, a pesar de que el argumento inicial sean las andanzas alcohólicas poco interesantes de un grupo de amigos más o menos bien avenidos, sino que gracias a lo bien escrita que está, mantiene el interés también mientras relata los encierros y corridas, donde además no escatima en detalles relativos a violencia gratuita ni dolor innecesario.

Su prosa es directa, clara, honesta y de ritmo constante: tranquilo pero imparable. Absorbe al lector sin remedio.

A pesar de ser Hemingway abiertamente taurino y de haber escrito “Fiesta” en honor a los buenos momentos que incomprensiblemente le brindó este espectáculo de los horrores, existen detalles en la novela dirigidos a cuestionarse la necesidad de aplicar violencia extrema en estas... ¿fiestas?

Por ejemplo, se hace referencia a la incultura y carencia de raciocinio de la cuadrilla que acompaña a un torero cuando éste, en conversación privada, ha de responder por qué oculta que sabe hablar inglés, y lo hace señalando al grupo, cuyo solo aspecto y maneras delatan que serían incapaces de comprenderlo. Es el retrato silencioso de una grotesca pandilla de brutos.

En otras ocasiones, varios miembros del grupo de amigos analizan los pros y contras de tal derroche de violencia y de la absoluta carencia de piedad y humanidad que demuestran los salvajes en los encierros. 

La conclusión del lector es que existen personas deshumanizadas que disfrutan con el sufrimiento ajeno.

Y mientras tanto, la magia de la Literatura sigue danzando alrededor de las frases perfectas del genio de Illinois. El hechizo perdura exactamente hasta el punto final.

No hay razón para que la oscuridad haga ver las cosas distintas de cómo se ven cuando la luz está encendida.”

Dejando a un lado la polémica entre seres civilizados y sin civilizar, en esta fabulosa novela Hemingway transporta al lector a su bohemia de los años 20, tan literarios y cinematográficos que desde aquí soñamos perfectos.

Nuevo libro de Mircea Cărtărescu


En unos días estará a la venta en librerías el último libro de Mircea Cărtărescu editado por Impedimenta. 384 páginas de relatos. No sé si podré esperar.
Más información, aquí.

viernes, 14 de septiembre de 2012

"Historia de la muerte en Occiente: Desde la Edad Media hasta nuestros días" - Philippe Ariès


Los cementerios, siempre silenciosos e inquietantemente acogedores, también misteriosos y un poco lúgubres a veces, son lugares perfectos para la reflexión, el espacio más parecido al campo dentro de las grandes ciudades. Lo cierto es que para algunos es una bendición que la gente los rehuya. Es interesante comparar las lápidas más sencillas y casi anónimas con las capillas en formato miniatura a modo de casita para tumbas que los más ricos se hacen construir a veces: diminutos templos donde el paso del tiempo vuelve a reunir sucesivas generaciones de una misma familia. Siempre es sorprendente encontrarse con fotografías del difunto junto a su nombre y las dos fechas definitivas que prueban su paso por el mundo, o los ramilletes de flores artificiales que lucen su colorido hasta que inevitablemente también se pudren, y los resquebrajados traga-luces que inspiran ternura, con sus tumbas colocadas en la parte inferior.

Este es un estudio sobrio y riguroso (enlutado y elegante, lustrosos los zapatos) que esclarece esas cuestiones y detalla la evolución de la relación de la sociedad occidental con sus muertos.

Y ésta es una de las claves sobre las que reflexiona Ariès: qué ha ocurrido desde la Edad Media para que se haya producido el desapego actual imperante entre los vivos y los muertos. Aunque depende de la época y del lugar (incluso de las clases sociales y de las tradiciones exclusivamente familiares) a grandes rasgos se ha ido dilatando la distancia entre unos y otros. Ya no sólo a la hora de las visitas a los cementerios para llevar flores a los difuntos, sino incluso en la forma de expresar el dolor en el momento de la pérdida. Ariès lo explica así de bien en uno de mis pasajes favoritos: 

“(...) El tabú de la muerte sucede de pronto a un muy largo período de varios siglos, durante los cuales la muerte era un espectáculo público al que nadie habría tenido la idea de sustraerse y que llegaba incluso a ser apetecido. ¡Qué rápida inversión!

Una causalidad inmediata aparece enseguida: se trata de la necesidad de la felicidad, del deber moral y la obligación social de contribuir a la felicidad colectiva evitando toda causa de tristeza o de hastío, simulando estar siempre feliz, incluso si se ha tocado el techo del desamparo. Mostrando algún signo de tristeza, se peca contra la felicidad, se la cuestiona, y la sociedad corre entonces el riesgo de perder su razón de ser.

Esa última frase me parece terrible, por lo real: es aplicable a muchos otros momentos de la vida en los que un miembro de la sociedad bienpensante debe obrar en contra de sus emociones para no desequilibrar la paz del resto. Es injusto y es absurdo, pero es cierto que generalmente es así como sucede.

Otro momento llamativo en la historia del tratamiento de los muertos es aquél en el que se ordenó trasladar los cementerios a las afueras de las ciudades, tras comprobar que convivir entre lápidas era motivo de insalubridad: en cuestiones de higiene, son increíbles los avances, retrocesos y posteriores redescubrimientos que ha habido. Pero la mejor idea que aparece en este libro, para solucionar este embarazoso asunto, son los cementerios dispuestos a lo largo de los caminos que llevaban a las ciudades: tumbas dispuestas a ambos lados dando la bienvenida o despidiendo al viajero.

Es curioso meditar también sobre el hecho de que no sólo la relación con los muertos ha cambiado, sino que también la forma de morir es ahora diferente. Ha desaparecido la escena antigua de la familia congregada en la habitación del moribundo alrededor de su cama en compañía del sacerdote, con muertes rápidas (porque incluso las enfermedades más banales solían ser mortales). Son situaciones que nada tienen que ver con las actuales, enmarcadas dentro de hospitales mecanizados donde la higiene se cuela incluso en las emociones de quienes acompañan al moribundo en su último aliento. La familia asiste a agonías más largas y asépticas de un moribundo apenas reconocible bajo metros de tubos, máquinas, pitidos y batas blancas, que en ocasiones ya está en realidad muerto a pesar de conservar artificialmente un pulso débil. Ahora generalmente se le priva de su propia muerte, impidiéndole decidir el cómo, el cuándo y el dónde en última instancia, como si se tratase de un menor o un deficiente mental, e incluso se le oculta la gravedad de su estado haciéndole creer en enfermedades leves o en recuperaciones imposibles.

La muerte de antaño era una tragedia –a menudo cómica– en la que uno representaba el papel del que va a morir. La muerte de hoy en día es una comedia –siempre dramática– donde uno representa el papel del que no sabe que va a morirse.

El luto, como el resto de muestras de decoro y elegancia básicas en cualquier situación, también se ha erradicado ya casi por completo, sobre todo en las ciudades. Eso sí me parece grave, por lo que conlleva. Como decía Javier Marías hablando de costumbres y educación, qué más se puede esperar después de comprobar que existe gente se sienta a comer con la gorra puesta. 

El único aspecto negativo de este libro es que lo conforman artículos sueltos que vieron la luz en diferentes momentos, por lo que en ocasiones las ideas se repiten y al leer se tiene la extraña sensación de haber comenzado equivocadamente un capítulo ya leído. Pero merece la pena perderse entre sus páginas y conocer los motivos sociológicos y psicológicos que conducen a los vivos a tratar a sus muertos como si ya no se encontrasen entre nosotros.

martes, 4 de septiembre de 2012

"Canto a mí mismo" - Walt Whitman - 22


Y tú, mar... También me entrego a ti.
Sé quién eres muy bien.
Desde la playa veo tu mano invitadora que me llama.
Creo que no quieres retirarte sin acariciarme.
Bien. Haremos un viaje juntos.
Aguarda a que me desnude y llévame contigo
hasta perder de vista la tierra.
Arrúllame y déjame dormir y soñar 
en los blandos cojines de tus olas,
úngeme con tu amorosa espuma.
Yo te pagaré con amor.

Mar dilatado de bruñidas lotananzas,
mar delicado y caprichoso,
mar que eres la sal de la vida
y la tumba abierta siempre para todos;
mar delicado y caprichoso,
aullido y catapulta en las tormentas,
yo también soy como tú: único y plural.
También yo tengo flujos y reflujos,
también yo llevo en mis entrañas el odio y la paz,
y glorifico a los amigos
y a los que duermen abrazados.
(...)


lunes, 3 de septiembre de 2012

"El gran Gatsby" - F. Scott Fitgerald


Icono perfecto de la novela americana, "El gran Gatsby" habla del hombre hecho a sí mismo con Jay Gatsby como protagonista, un hombre joven que abandonó por completo su pasado para construirse una existencia nueva y que consiguió alcanzar un estatus muy influyente en el mundo de los negocios y la posibilidad de nadar a su antojo en la opulencia. Éste es un libro de altibajos, que nos deja asomarnos a fabulosas fiestas en la mansión de Gatsby con cientos de invitados pero que enseguida nos muestra la cara menos amable cuando sabemos que la mayoría ni siquiera conocen al anfitrión y se dedican a difamarle dentro de su propia casa.

"El gran Gatsby" sintetiza a la perfección la esencia de los años 20 en Nueva York a través del estilo, la alegría de vivir, el hedonismo, la juventud y la belleza de sus protagonistas, seres con los que difícilmente nos podremos sentir identificados y cuyas historias son antagónicas a las nuestras, pero que está escrito de una forma tan ligera, y los protagonistas son tan estupendos, que por algún motivo queremos seguir sabiendo qué les pasa.

El egoísmo y la falta de empatía son sólo algunos de los defectos que hacen del ser humano una criatura miserable, y ésta es la lectura que extraigo de una novela que en principio no parece estar escrita con un fin moralizante y que sólo pretende ser hermosa. Para no desvelar ningún acontecimiento importante de la trama, digamos que ninguna de esas personas que acudían encantadas a las fiestas de Gatsby le acompañan luego en un momento crucial de su existencia. Son ejemplos que vemos día a día en la vida real: la gente va y viene continuamente, cuando algo les llama la atención pululan alrededor y cuando les deja de convenir se alejan. A mí me gusta imaginar que cada existencia es un vagón que avanza y sobre el cual se va subiendo y bajando gente: hay quienes permanecen mucho tiempo, otros sólo lo hacen durante una parte muy pequeña del viaje. El vagón de Gatsby, su mansión en este caso, resultaba tan ostentosa y acogedora que incluso los desconocidos se veían atraídos por su brillo. Pero esos mismos son quienes se diluyen en la nada cuando se les necesita de verdad. ¿Quién no les ha visto alguna vez, quién no les ha visto desaparecer?

viernes, 31 de agosto de 2012

"El arpa de hierba" - Truman Capote


"El arpa de hierba" posee uno de los comienzos más hermosos que he tenido el placer de leer en mucho tiempo.

¿Cuándo oí hablar por primera vez del arpa de hierba? Bastante antes del otoño ya vivíamos en el cinamomo, así que debió de ser a principios del otoño. Y, naturalmente, fue Dolly quien me lo dijo. Nadie más pudo tener la ocurrencia de llamar a aquello un arpa de hierba.
Si al salir del pueblo se toma el camino de la iglesia, pronto se deja atrás una deslumbrante colina de lápidas blancas como huesos y oscuras flores resecas: el cementerio baptista. Nuestros parientes, los Talbo y los Fenwick, están enterrados allí; mi madre al lado de mi padre, y las tumbas de nuestros familiares, veinte o más, los rodean como las raíces de un árbol pétreo. A los pies de la colina se extiende una pradera que cambia de color con las estaciones. Vale la pena verla en otoño, a finales de septiembre, cuando se torna roja a la puesta del sol y las sombras de color escarlata, semejantes al resplandor de una hoguera, pasan sobre la hierba, arrastradas por las ráfagas de los vientos otoñales que, al agitar suavemente sus hojas, emiten un leve suspiro que parece música humana: un arpa de voces.
Tras esa pradera empieza la oscuridad del bosque de River. Debió de ser en uno de aquellos días de septiembre, mientras nos hallábamos en el bosque recogiendo raíces, cuando Dolly me dijo:
-¿Lo oyes? Es el arpa de hierba, que siempre nos cuenta algo nuevo... Lo sabe todo de la gente de la colina, de los que vivieron antes aquí. Y cuando nosotros estemos muertos, también contará nuestra historia.

Fue Emily Dickinson quien me llevó a leerlo, aunque no por una relación directa entre sus libros y éste, sino por una asociación de ideas arbitraria y caprichosa. 

Es una historia rural, original y divertida narrada con una prosa serena y certera. Los personajes delirantes, pero tan raros como cualquiera (queer as folk) componen al principio un conjunto un tanto disonante que comienza a encajar tras pasar las primeras páginas. Me ha gustado mucho más que "Otras voces, otros ámbitos", del mismo autor, aunque no hay que olvidar que fue su primera novela y que en "El arpa de hierba" ya tenía más bagaje escribiendo. A pesar de eso, ambos libros tienen características en común: los personajes de "Otras voces..." también son bastante extraños, mucho, mucho más que en "El arpa de hierba". Pero ambas se basan en su propia experiencia personal: Truman Capote pasó su infancia viviendo en granjas del sur de Estados Unidos y ambas novelas están ambientadas en la América profunda con un protagonista infantil que ha perdido a sus padres y tiene que mudarse a vivir a otro lugar. 

Sin duda, lo mejor de estos dos libros es que Truman Capote plantea argumentos sencillos y utiliza la lírica para contrarrestar la falta de acontecimientos.


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...