sábado, 30 de diciembre de 2023

"Trilogía de Cophenhague" - Tove Ditlevsen (fragmentos)

 



"  La infancia es larga y estrecha como un ataúd, y no se puede escapar de ella sin ayuda. Está ahí todo el rato y todo el mundo la ve con la misma claridad que el labio leporino de Ludvig el Guapo. Ocurre con él lo mismo que con Lili la Guapa, que es tan fea que cuesta imaginar que tuvo madre algún día. De todo lo que es feo o desafortunado se dice que es bonito, y nadie sabe por qué. Nadie escapa de la infancia, que se te adhiere como un olor. Lo notas en otros niños y cada una tiene su propio aroma. El tuyo no lo conoces y a veces temes que sea peor que el de los demás. Estás hablando con otra niña con una infancia que huele a ceniza y carbón y, de pronto, retrocede al percibir el hedor de tu propia infancia. Estudias a hurtadillas a los mayores, que llevan su infancia dentro, andrajosa y agujereada como una manta vieja y apolillada que ya ni recuerdan ni necesitan. A simple vista no se les nota que han tenido una infancia y no te atreves a preguntarles cómo consiguieron superarla sin que les dejara el rostro marcado de hondas cicatrices. Sospechas que se han servido de un atajo secreto y han adoptado su forma adulta muchos años antes de que llegara su hora. Lo hicieron un día que estaban solos en casa y la infancia les oprimía el corazón como los tres aros de metal del Juan de Hierro de los hermanos Grimm, que no se rompen hasta que su señor es liberado. Pero cuando no conoces ese tipo de atajos, hay que soportar la infancia e ir desgastándola hora tras hora por espacio de un número de años incalculable. Morir es lo único que puede liberarte de ella, por eso piensas mucho en la muerte y la imaginas como un ángel complaciente vestido de blanco que una noche bajará a besarte en los párpados para que no se abran más.


Con la mañana, llegaba la esperanza. Como un resplandor fugaz, se posaba en la melena negra y lisa de mi madre, que yo jamás me aventuraba a tocar, y se quedaba en la punta de mi lengua mezclada con el azúcar de las gachas tibias, que me comía despacio y sin perder nunca de vista sus manos finas entrelazadas, inmóviles sobre el periódico, con su gripe española y su tratado de Versalles.


viernes, 27 de octubre de 2023

"Las gratitudes" - Delphine de Vigan



Había visto los libros de Delphine de Vigan mil veces en librerías pero nunca me había llamado la atención nada en ellos para empezar a leerlos y descubrir a esta autora. Hace un par de días, vi una recomendación de “Las gratitudes” de forma fortuita y me llamó la atención la excusa de la trama (el concepto de agradecimiento) así como los otros dos temas que trata de forma directa (el envejecimiento y el lenguaje). Así que me hice con “Las gratitudes” y lo leí en un ratito, porque es cortísimo.

Este libro ni de lejos se convertirá en uno de mis favoritos: vaya esto por delante. Pero tiene una serie de elementos que lo hacen digno de análisis en este blog, bastante descuidado por cierto.

La novela comienza cuando trasladan a un geriátrico a Michka, una mujer que está experimentando los primeros síntomas de la afasia y ha sufrido una serie de pequeños accidentes caseros que impiden que pueda continuar viviendo sola de forma segura.

Recientemente conocíamos la triste noticia que relaciona a Bruce Willis con la incapacidad de expresarse verbalmente (¡el tiempo no es importante, solo la vida es importante!); el caso de Michka en concreto sería una parafasia lexical, que le hace sustituir puntualmente algunas palabras por otras, con la particularidad de que la palabras elegidas, aunque erróneas, a menudo suenan de manera similar a las que originalmente quería decir. Delphine de Vigan juega muy bien con esto, eligiendo no solo palabras fonéticamente similares, sino que tienen una carga semántica que da pie a juegos muy interesantes, literariamente hablando, como en el fragmento a continuación:


 Durante unos instantes, Michka permanece sumida en sus reflexiones.

—Debería estar prohibido envejecer. Pero, bueno, ya que estás aquí, aprovecho para decirte algo: me gustaría que me abreviaran.

—¿Cómo?

—Para mi falaral. Una abreviación…, unos canapés y se acabó. Como la señora Crespin, parece que estuvo muy bien la cosa.

—¿Quieres decir una incineración?

—Eso es. Pero que sean de sermón los canapés, no de paté.

—¿De salmón? Bueno, vale, me lo apunto, pero no corre prisa, supongo, no es algo inminente.


He leído que De Vigan confeccionó una guía de traducción para que los traductores conociesen perfectamente la intención de la elección de cada palabra “errónea” que emite Michka y pudieran así localizar la palabra precisa en el idioma de destino. Me parece que esto habla muy bien de alguien que se toma su trabajo muy en serio. Dicho lo cual, tampoco esperéis virguerías léxicas, quiero decir que como ejercicio literario está bien ejecutado pero tampoco es algo como para tirar cohetes. La gracia es que, al leer rápido, a veces involuntariamente “intercambias” algunas palabras por otras cuando no toca. Es decir lees algo y de momento crees que es una palabra que Michka ha malapropismeado y la lees pensando que es otra (realmente lees “otra” en tu imaginación) y resulta que no, que nos hemos adelantado y el término que realmente consta escrito no era ningún “error”, no había que sustituirla... Esto da lugar a caminos infinitos o mini subtramas que duran un segundo. Recuerdo que me pasó por ejemplo con “evolución” y “elocución” pero pueden darse miles de casos.

Para mí el fallo fundamental de este libro es que no tiene alma. A ver si me explico. Hay libros que durante las primeras páginas nos hacen creer que estamos ante un autor nuevo mínimamente prometedor, al que de entrada parece que dan ganas de seguirle la pista en lo sucesivo. Pero, tras leer un par de páginas más, nos damos cuenta de que es un producto editorial “perfecto”, diseñado a medida para el gran público y para hacer la película que también entre dentro de esos cánones establecidos… y terminamos la lectura solo porque nada indica que el libro esté “mal”, pero nos hemos tragado un producto, no una novela. Y que en lo sucesivo cuando alguien nos diga que ese es uno de sus autores favoritos sabremos que eso es algo que no habla demasiado bien de la persona como lectora. Que podía ser mucho peor si leyeran a Paulo Coelho o a Ruiz Zafón pero que esa persona no sabemos si le exige mucho a la vida pero desde luego no a la literatura. Con estas editoriales grandes suele pasar: a veces publican libros pero la mayoría de las veces publican oportunidades editoriales (textos sin ninguna calidad pero que tratan un tema popular en redes sociales o cuyo autor tiene muchos seguidores, ya sean humanos o bots) o subproductos que en el mercado funcionan porque los lectores cada vez tienen menos criterio. La sociedad está idiotizada y el coeficiente intelectual está disminuyendo muy rápido en las nuevas generaciones, pero este es otro tema y no es cuestión de ponernos aún más pesimistas.

Volviendo a los aspectos interesantes de la novela, la reflexión sobre el paso del tiempo (el envejecimiento) y el concepto de gratitud son dos temas que se entrelazan en esta obra, como sucede en la vida real en ocasiones. Michka ve cómo sus facultades se desvanecen como arena entre los dedos y busca aprovechar el tiempo que le queda para resolver asuntos pendientes que no dejan de rondarle por la cabeza. Solicita ayuda para tratar de localizar a unas personas que le ayudaron en un momento extremadamente delicado de su vida, para tener la oportunidad de darles las gracias ya que no lo hizo en su momento.

Esto irremediablemente nos invita como lectores a reflexionar sobre nuestra propia vida y revisar si hemos dejado algo sin decir o si hemos expresado gratitud a quienes lo merecen, antes de que sea demasiado tarde. (Ya sabéis, cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas que yo sepa ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza; todas fueron mensajes de amor). Podemos tener muchas conversaciones pendientes pero que merezcan la pena quizá no tantas. Es decir, no vale de nada retomar la relación o tener una última conversación con quienes ya aprendimos que no funciona, tras demasiados intentos fallidos. Tampoco vale de nada tener una última conversación con alguien a quien no creeríamos lo que nos dijera porque nos mintió constantemente mientras estuvo en nuestra vida, dejándonos el corazón en mil pedazos. En el contexto de la familia, las relaciones a veces suponen mucha complejidad, ¿siempre hay que perdonar a los progenitores por el simple hecho de serlo, aunque nos dañen irremediablemente, aunque definitivamente sean malas personas? A veces una idea que surge de una buena intención puede derivar en desastre.

Este libro trata también, sutilmente, el tema de la perdurabilidad de las penas infantiles: el logopeda que atiende a Michka, especializado en geriatría, reflexiona cómo en su experiencia trabajando con ancianos y lenguaje ve a través de sus recuerdos cómo el dolor del niño sigue ahí. Intacto. Puedo leerlo en sus caras y escucharlo en sus voces. Y es que la infancia es el patio donde jugamos el resto de nuestra vida.

“Las gratitudes” es un pequeño reflejo luminoso de la condición humana, una llamada a la introspección personal y emocional a través de sus páginas. Si bien la novela no me ha conquistado en su conjunto, sus juegos de palabras y la delicadeza con la que aborda temas esenciales, como la inevitable fragilidad que acompaña al envejecimiento, la convierten en una respetable elección literaria. La escritura puede ser un faro que ilumine las profundidades de nuestra existencia y nos invite a reflexionar sobre las complejidades de la vida y de las relaciones humanas. Si os interesa leer una obra breve que aborde estos temas, esta novela puede ser una buena elección.


 

domingo, 22 de octubre de 2023

Louise Glück (Nueva York, 22 de abril de 1943 — Cambridge, 13 de octubre de 2023)

 



Porque fuiste suficientemente estúpida para amar un lugar,
ahora eres una vagabunda, una huérfana
en una sucesión de refugios.
No te preparaste a ti misma lo suficiente.
Ante tus ojos, dos personas se estaban haciendo viejas;
te podría haber dicho que dos muertes estaban llegando.

Nunca ha habido un padre
que se haya mantenido vivo por el amor de un niño.

Ahora, por supuesto, es demasiado tarde 
estabas atrapada al idilio de la fidelidad.
Continuabas volviendo atrás, aferrándote
a dos personas que apenas reconocías
después de lo que ellos habían soportado.

Si por una vez hubieras podido salvarte a ti misma,
ahora que el tiempo ha pasado: fuiste obstinada, cegada al cambio
de una manera patética. Ahora no tienes nada:
para ti, el hogar es un cementerio.
Te he visto presionar tu cara contra las lápidas de granito 
eres el liquen, tratando de crecer ahí.
Pero no crecerás,
no te permitirás
borrar nada.


*


Because you were foolish enough to love one place,
now you are homeless, an orphan
in a succession of shelters.
You did not prepare yourself sufficiently.
Before your eyes, two people were becoming old;
I could have told you two deaths were coming.

There has never been a parent
kept alive by a child's love.

Now, of course, it's too late 
you were trapped in the romance of fidelity.
You kept going back, clinging
to two people you hardly recognized
after what they'd endured.

If once you could have saved yourself,
now that time's past: you were obstinate, pathetically
blind to change. Now you have nothing:
for you, home is a cemetery.
I've seen you press your face against the granite markers 
you are the lichen, trying to grow there.
But you will not grow,
you will not let yourself
obliterate anything.


Sufriemiento adulto / Adult Grief
The Triumph of Achilles (1985)


lunes, 24 de julio de 2023

"Matar la geografía de los cuerpos de piedra" - Laura Sanz Corada

 



Dejar los pies suspendidos
en un avión o en un acantilado
dejarme llevar por el temblor
del tiempo

cruzo un límite y mis manos
cambio de estación y mis ojos

asomado al borde del mundo
mi cuerpo
                           deja de tener rostro
en esta madrugada en la que mira
la noche curva sobre el mundo

mi cuerpo des pe da
            
                                        za        do

/ se reacomoda
nadie sabrá nada
del asco ni del amor
el nexo de las partes
quedará sin definir
pero mi cuerpo mirará la noche
curva sobre el mundo
y en el color del horizonte
se velará la pertenencia.


Conocí este poemario a la vez que a su autora, gracias a una presentación virtual que hicieron las chicas de Espacio Grieta convocando a través de Instagram, donde creo que han empezado hace poco. El encuentro fue una delicia y espero poder asistir a muchos más en el futuro.

He seleccionado algunos poemas porque además de ser hermosos y funcionar muy bien técnicamente, me he visto reflejada en ellos. El arte está para que conectes con cualquiera de las formas que adopta, también de alguna manera para cambiarte, sacudirte, obligarte a hacerte preguntas, evaluar cómo te sientes con las respuestas que te das, quizá destruir o alterar tus certezas, a veces afianzarlas.

"Dejar los pies suspendidos..." me ha llevado de vuelta instantáneamente a mis viajes en solitario, cuando necesitaba que mi alma se expadiese en espacios más allá de las 4 paredes de los lugares conocidos. Nunca huyendo de nada (eso es imposible), siempre queriendo encontrarme a mí. El final del camino, tras ubicar muchas cosas en su sitio, debía ser vivir junto al mar y así ha sido.


Si yo le diera a usted mi camino
si rompiera el lenguaje
si inventara mi origen, pasaporte lejano
de un país sin latidos
si conociera la sal y su tierra de ortigas

sería fácil

si usted fuese mujer
si sonriese menos y cambiase
de acento para las ideas tristes
si acertase en la respuesta: no, no,

en esta tierra, no

entonces los muslos
las armas que nombra
el escozor de la última duda
morirían.


Definitivamente, no puedes poner todo de ti en las manos de cualquiera: lo va a destruir, te va a destruir. Otro aprendizaje tan obvio como imprescindible: no debes mostrar quien no eres, nunca debes esforzarte por gustar. He visto tanta gente errante representando un papel (en este teatro que es la vida). Quizá lo entenderéis cuando seáis mujeres, o cuando volváis a nacer. Y por si acaso tatuarse un arma blanca entre otros mil amuletos de significados olvidados.


CÓMO ES EL MAPA DE ESTA MUJER

en la mudez cartográfica

posibilidad o                            borrón


¿cómo encuentra la ruta

de su migración hacia el agua?


Avanzar con brújula pero sin mapa (a lo Javier Marías). Perder el sendero y entre la espesura del bosque darse cuenta de que la brújula no funciona. Avanzar a tientas, tropezarse sin parar. Y aun así seguir caminando en cualquier dirección porque cualquier salida mientras sea salida será válida y hagas lo que hagas será muy dolorosa. Pintar el mapa sobre este cuerpo de mujer. Recordar que... la vida sigue creciendo alrededor. Rizoma, Deleuze.


All afternoon it rained, then

such power came down from the clouds

on a yellow thread (...)

Mary Oliver


Toda la tarde llovió, y luego

en el recuerdo previo al agua,

una figura blanda

se entregaba al aire.


Sí       me acuerdo      llovió

Y después, en la humedad,

con el pasto envuelto en alas,

el cuerpo se convirtió en fábula.


Los versos de Mary Oliver inspiraron el inicio de este poema de Laura Sanz, a partir de una traducción libre. No podía dejar de ponerlo porque es una dulzura y porque dio lugar a unos momentos preciosos durante la presentación virtual que mencionaba al principio: desde Grieta propusieron que cada chica escribiera algunas líneas a partir de este increíble comienzo, "Toda la tarde llovió, y luego  /  en el recuerdo previo al agua...". Os dejo con el pequeño texto que nació de todas.


Toda la tarde llovió, y luego

en el recuerdo previo al agua...

me encontré abrazada a la tierra mojada

buscando un refugio para esta cuerpa exhausta,

oliendo la tierra, 

a la frontera del vuelo de la libélula,

escuchando el latido del río

mientras en el vientre nace la calma

el reflejo del sol brilló 

y un latido se escuchó nacer

en la tierra húmeda

el vientre rompió el latido

tomaron el vuelo las libélulas

.a tierra se hace latido

libélula, acompaña ahora

el nacimiento de una frontera.





domingo, 19 de febrero de 2023

"La canción de la luciérnaga" - El adiós del gran David González Poeta (1964-2023)



Hace unos días nos dejaba David. David González Poeta.

El 6 de febrero se hacía dolorosamente real esa última palabra del último poema de su último libro publicado: Fin.

Durante los últimos meses, David había compartido por redes sociales la situación tan dura que estaba viviendo, con un cáncer inoperable que le estaba consumiendo. Como no podía ser de otra manera, lo hacía a su estilo, bravo, directo, transmitiendo una energía que no sé de dónde la sacaba. Genio y figura, David, genio y figura. 

Algunos libros de David González, tesoros de mi biblioteca y testigos de unos bonitos años

Su forma de luchar contra la enfermedad, cómo no, era la escritura. Escribía durante todo el día a pesar de las limitaciones físicas que sufría. Decía a sus seguidores, entre otras cosas, que él no era ningún valiente, que no podía luchar porque no tenía las herramientas para hacerlo: que no podía operarse a sí mismo ni inyectarse los medicamentos. Él, decía, solamente resistía las perrerías que le hacían los médicos intentando salvarle la vida. Restando heroicidad a su situación y manifestándose en contra de esa valentía que suele ir asociada a los enfermos de cáncer. Algo que sin querer convierte en cobardes a quienes no luchan, y es que esa idea es muy cruel. Precisamente el gran sentido de la justicia y las ideas tan claras es algo que perdemos con la marcha de David, y es que David rompió el molde.

...libre y bravía como el mar

Me da muchísima pena estar escribiendo esta despedida, llevaba días posponiéndolo porque no me veía capaz.

David era alguien más que un escritor al que admiras.

Leo sus libros desde que era una cría que iba al instituto y de eso han pasado muchos, muchos años. Durante un tiempo, mientras vivía en Madrid, no me perdía ninguna de las presentaciones de libros o recitales a los que él se desplazaba. Atesoro con mucho cariño una carpeta con sus emails en mi correo electrónico. 
En esas misivas virtuales me hablaba de libros por supuesto, de su desencanto con el mundo literario, de política, de todo un poco. Incluyó una reseña mía en el libro "El lenguaje de los puños". Alguna vez me envió algún libro adjunto en PDF, en esos emails. Con toda la confianza. Eso no lo hace nadie, joder. David era un colega. Era un gran tipo.

Quiero recordarle con esta preciosa foto que creo que es de 2013, o por ahí, donde se ve a David en Oviedo besándose con la Regenta.

A mí me parece que en esta foto es la Literatura la que besa a David, porque creo que eso fue lo que le pasó en la vida.

Quienes conozcan su historia y sepan cómo descubrió la poesía y cómo se convirtió en el poeta maldito de su generación, sabrán de lo que hablo.

Siempre me ha resultado imposible leer cualquier cosa escrita por él sin escuchar a la vez su voz resonándome. Releía ahora algunos poemas, algunos correos y le estaba escuchando hablarme al oído. Creo que a cualquiera de sus lectores le sucederá igual.


Si he de morir...

"Para mí la poesía, y voy a decirlo claramente, es como un sol que sale de noche. La poesía debe iluminar los rincones del alma. Están muy bien los poemas de amor, pero la poesía debe iluminar el lado oscuro del hombre. 

(Minuto 12:10 de este increíble vídeo que ya compartí por aquí hace tiempo).

No tengo nada que decir sobre la literatura de David que no haya dicho ya en todos estos años. Su mensaje, potente, irrepetible y sus palabras, poderosas, están en sus libros. Leedlos.

Su obra está repartida en una inmensidad de editoriales y colecciones tan caótica que no siempre es fácil localizarlos, pero algunos de los títulos son relativamente fáciles de conseguir.

Las luciérnagas tienen una vida muy corta. Pero mientras viven irradian una preciosa luz propia, y eso fue lo que hizo David, brillar. "La canción de la luciérnaga" es el canto de una poderosa luz que ya se apaga. Es la despedida de un poeta que sabe que se va. Ahora, el mar Cantábrico ya no verá nunca más a David afanado en su escritura tras la ventana de su estudio, como un vigía en tierra, observando y escribiendo desde el lugar más alto de la Plaza de la Soledad.

Que la tierra te sea leve, mi querido David. Tu amiga, forever, con un abrazo fuerte y solidario, agradecido, enorme.


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