sábado, 30 de diciembre de 2023
"Trilogía de Cophenhague" - Tove Ditlevsen (fragmentos)
domingo, 31 de enero de 2021
"Las inseparables" - Simone de Beauvoir
Hay veces en las que una evidencia médica certificando la causa de una muerte, no es suficiente. Para explicarse algunas pérdidas, muchas veces es necesario ir más allá y conocer el pasado de quien ha fallecido: no solo su historial médico, por supuesto, sino su recorrido emocional y vital.
Esto es lo que hace Simone de Beauvoir devolviendo a la vida por algunos instantes a su eterna amiga Élisabeth Lacoin, (Zaza) a través de “Las inseparables”. También lo hace en otras obras como “Cuando predomina lo espiritual”, “Los mandarines” o “Memorias de una joven formal”, de una forma más o menos extensa o evidente.
En “Las inseparables” todo gira en torno a la tierna amistad que unió a Simone con Zaza (Sylvie y Andrée en la ficción), aunque mejor cabría hablar de devoción, por parte de la primera. En un jovencísimo siglo XX, inmersa en una estructura social férreamente patriarcal y religiosa, la joven Simone ni siquiera cuenta con referentes que expliquen ese sentimiento que la inunda y que no encaja en la definición de amiga. Como un instinto muy fuerte que no sabe explicar y mucho menos manejar, Simone se conforma con tener a Zaza cerca y procurar que sea feliz.
Si leemos esta historia conociendo mínimamente el pensamiento de Simone, resulta aún más chocante ubicar a la Simone niña y adolescente dentro de un círculo donde la religión católica y, por tanto, la represión, era la norma imperante. Una niña como ella estaba destinada a renunciar a su integridad, personalidad y sus sueños a cambio de los deseos de su entorno: pasar desapercibida y casarse “bien”.
A este respecto, hay una frase que me ha dado que pensar.
“(…) todo habría sido más sencillo si, como yo, [Andrée] hubiera perdido la fe en cuanto su fe perdió el candor” (pág. 84)
La verdad es que resulta abrumadora la maestría con la que está escrita esta dulce y triste historia: es la marca de la casa de Simone de Beauvoir. El caso es, que todo habría sido muy diferente para la desdichada Zaza si la culpa, el pecado, el tormento, el infierno… y demás cuentos chinos que solo sirven para oprimir, no hubieran marcado su vida.
A los niños es sencillo engañarlos con cualquier cosa. Es lo que me transmite la frase de Beauvoir: también ella había sido estafada con el cuento religioso pero, por suerte, tuvo la suficiente claridad de pensamiento cuando, ya pre adolescente, alcanzó el uso de razón y abandonó de un plumazo todas esas imposiciones al darse cuenta del grave daño que provocaban.
Me gusta mucho, muchísimo, cómo está escrito. Quienes me conocen saben que el argumento me resulta secundario ante una redacción impecable. La narración deja a Simone en segundo plano y aunque habla de la amistad entre ambas, se centra sin rodeos en su adorada Zaza. Hay pasajes increíbles como este:
"¿Le habría dado pena a Andrée que nos impidieran vernos? Menos que a mí, seguramente. Nos llamaban «las dos inseparables» y ella me prefería a todas las demás compañeras. Pero me parecía que la adoración que sentía por su madre tenía que ir en menoscabo de sus otros sentimientos. Su familia era primordial para ella, se pasaba muchos ratos entreteniendo a las pequeñas, que eran mellizas, bañando y vistiendo a esas masas de carne inciertas; le hallaba sentido a todo cuanto balbucían y a sus muecas ambiguas; las mimaba amorosamente. Y además, estaba la música, que ocupaba un lugar importante en su vida. Cuando se sentaba al piano, cuando se colocaba el violín entre el cuello y el hombro y escuchaba con recogimiento la melodía que le brotaba de los dedos, yo tenía la impresión de oír cómo se hablaba a sí misma: comparadas con ese prolongado diálogo que seguía adelante en secreto con su corazón, nuestras conversaciones se me antojaban muy pueriles. A veces, la señora Gallard, que tocaba muy bien el piano, acompañaba la pieza que Andrée interpretaba al violín, y entonces yo me sentía completamente al margen. No, nuestra amistad no le importaba tanto a Andrée como a mí, pero yo la admiraba demasiado para sufrir por eso" (pág. 24)
Esta historia no deja de ser una reivindicación de la necesidad de enseñar la diversidad desde la infancia, así como la importancia de tener referentes. Si eres una mujer que se enamora de su amiga, ¿cómo no te va a volver loca no saber lo que sientes? Y, si acaso puedes barruntarlo, ¿quién te comprenderá y te tranquilizará porque no estás loca por estar sintiendo algo perfectamente natural? Por menos ha habido muertes.
Es más, no se trata solamente de la normalización del lesbianismo sino, también, de la bisexualidad: algo perfectamente normal que le sucede a la pequeña Simone es enamorarse de una amiga en un contexto donde se segregaba por géneros (colegios de monjas y demás) sino interesarse también por hombres cuando por fin tiene la ocasión de rodearse también de ellos. Algo que no invalida su atracción por las mujeres, dado que no se trata de dos orientaciones sexuales que pueden convivir, sino de una orientación como tal, la bisexualidad, que suele menospreciarse y relegarse a una fase y todo tipo de tópicos discriminatorios muy dañinos. Simone la defendió en su vida y en su obra con sabiduría y coherencia. Todo lo demás, son traumas.
viernes, 12 de abril de 2019
"Ojos Negros" - Frédéric Boyer
“Ojos Negros” es una novela redactada de una manera muy lírica que trata del origen del deseo desde los primeros años, a través de las experiencias personales de su protagonista: un adulto que rememora aquellos momentos que sirvieron de aprendizaje para su educación sentimental y sexual, los que dieron origen a sus primeras tomas de contacto con el deseo.
Ya conocía a este autor por el poemario “En mi pradera”, publicado también por Sexto Piso, en 2015. Aún lo guardo con cariño y releo en ocasiones, es un librito estupendo (haciendo clic sobre el título podéis leer la reseña que escribí sobre él en su día). Por eso mis expectativas estaban demasiado altas cuando cayó en mis manos “Ojos Negros”, pero he de confesar que no las ha superado.
El tono de “Ojos Negros”, intimista y poético, quiere recordarme a Pierre Michon, a Miguel Morey, en última instancia a Pascal Quignard… pero lo cierto es que para mi gusto no está a la altura, aunque los ecos y semejanzas estén ahí. Divaga mucho y no consigue captar mi atención. Pero no puede ser que un argumento errático me despiste, precisamente me enamoré de la prosa de Javier Marías por sus digresiones (qué pena que sus últimos trabajos sean sólo una copia de sí mismo, con lo que fue y lo que podía haber sido), y es algo que de manera recurrente he apreciado después en muchos otros libros.
Sencillamente es que no me atrapa. No consigue que me importe lo que pasó con Ojos Negros o con el resto de sus encuentros o amantes. Tampoco encuentro las sutilezas necesarias para convencerme de que quien escribe es un ser deseante, o es que su deseo no transcurre por lugares que me sean conocidos.
Y sin embargo no puedo decir que sea un mal libro, técnicamente es correcto, la edición por parte de Sexto Piso como siempre es impecable. La lectura se hace rápida porque son solo 170 páginas de capítulos cortos, que dejan muchos espacios en blanco y se avanza ágilmente. A su favor he de decir que estos fragmentos están construidos con mucho cuidado, de modo que los cierres son muy buenos, ya que siguen un hilo conductor que, aunque a veces parece que se diluye en sí mismo, retoma con un final que lo hace redondo.
Transcribo a continuación un pequeño fragmento extraído de las primeras páginas que me gustó bastante:
"Toda mi vida permanecería atado y fiel a esa ordalía hueca como un AGUJERO NEGRO. Con el tiempo aprendería que todas las estrellas pasan así por una serie de dilataciones y contracciones. Pero aquellas cuya masa equivale a varias veces la masa solar ven cómo su densidad va aumentando a fuerza de contraerse, y algunas de ellas acaban dando lugar a agujeros negros. Se dice que son grandes aspiradoras de materia, al tiempo que se supone que producen energía de ese modo. Lo mismo sucedió con nuestro secreto: al volverse invisible, al no poder reflejar ni emitir luz alguna, se tornó tan denso, tan pesado que se comprimió arrastrando hacia sí su masa y desatando una suerte de aspiración, un vacío, como el fenómeno de la gracia que han descrito algunos teólogos. La gracia no nos colma sino de la nada que produce cuando la recibimos.
martes, 18 de diciembre de 2018
"Apátrida" - Ariadna G. García
La realidad
no existe
más que de un torpe modo
relativo.
VI
LA SUPERFICIE líquida
parece desmentir los manuales
y los libros de historia, aquí no hay signos
del fuego que cruzaron las armadas
de distinta bandera, no arde el mar.
Una linterna rueda
hasta caer al mar y sumergirse.
La luz de la linterna va explorando
en su lento camino bajo el agua
la alteridad de tiempos que conviven
junto a bancos de peces y corales.
El débil foco apunta en su descenso
por el abismo negro de lo ignoto
al timón de un bajel, a una fragata
de la flota imperial; a una moneda
romana, a un casco godo, a un brazalete
egipcio… El mar contiene
en su gélida urna
lo pasado en continua permanencia.
En el silencio acuático se escucha,
lo mismo que un disparo, el estallido
de la oscura linterna. Los cristales
se pierden en un fondo
de tiempo sumergido.
viernes, 10 de noviembre de 2017
PREGÚNTALE A LA NIÑA
llenado páginas de tinta con palabras en blanco
intentado entender por escrito todo aquello que me aterraba.
Me he creído la voz traicionera del miedo
y se ha convertido en algo real,
he soñado en 4K las historias
que inventaba en la vigilia para atormentarme.
Luego he tenido que inventar un modo de deshacer
las manos que me apretaban los pulmones,
rezado a Hécate en voz alta para que se hagan polvo,
para que se pare el mundo y la magia me acune en sus brazos,
que me bendiga la noche y yo desaparezca en ellos.
Ahora sé que debo preguntar a la niña por cada nueva gamberrada,
dejo que haga ruidos guturales de placer cuando estamos solas,
encontramos tesoros siguiendo nuestra intuición,
conocemos los atajos por el camino de Swann
reconstruimos nuestro hogar junto a cada lugar donde encontramos agua.
Permito que baile y que cante, que se dé besos en el espejo,
que corra descalza y que ría como una india piel roja salvaje.
Hemos explorado lo que hay al otro lado del miedo
escuchado entre árboles nuestra música favorita,
devenido juntas la misma tierra húmeda que pisamos,
vestidas de negro expuestas al sol,
vestidas completamente de negro absorbiendo toda la luz,
absorbiendo toda la maldita luz que ya estaba antes dentro de nosotras.
domingo, 5 de mayo de 2013
"Mártir de ciego"
traspasen la tierra
Delicatessen underground, Sergio Oiarzabal: Masmédula, 2008.
miércoles, 17 de octubre de 2012
"Nostalgia" - Mircea Cărtărescu
Cuando sus lectores españoles ya sentíamos nostalgia de Cărtărescu, recibimos una nueva dosis de su brillante prosa cegadora. Los relatos largos o novelas cortas que componen “Nostalgia” discurren por la misma senda onírica y deslumbrante que los demás libros de Cărtărescu, un autor encaminado a erigirse junto a las más brillantes plumas de su tiempo: aporta el toque de distinción y originalidad que, junto a una técnica impecable le hacen digno merecedor del premio Nobel, sin lugar a dudas.
Impedimenta se decide por fin a publicar “Nostalgia” tal y como fue concebido en su idioma original, a saber: un extraño y delicioso libro compuesto por un prólogo que contiene el relato “El Ruletista”, otros tres cuentos centrales bajo el título genérico de “Nostalgia” (“El Mendébil”, “Los gemelos” y “REM”) y un epílogo con el cuento “El arquitecto”. Recordemos que la misma editorial ya había publicado hace dos años, huérfano, “El Ruletista” que, aunque dispone de autonomía por sí mismo, es innecesario aislar del resto de relatos tal y como fueron publicados originalmente.
La fase REM de la que no quieres despertar
En el sueño de los humanos existe una fase en la que los ojos se mueven a mayor velocidad y, según indican los estudios científicos, es aquélla en la que más sueños se producen. Son esos momentos los que Cărtărescu reproduce de forma magistral en este cuento, a base de círculos concéntricos formados por escenas que a su vez se componen de imágenes aisladas, retazos de vida real y fantasía entremezclados de los que surge una sinfonía perfecta que sólo puede contemplarse en su totalidad una vez se ha caminado por el borde de cada una de esas esferas perfectas situadas en algún lugar fuera del mundo.
Cada uno de los cuentos que dan forma y entidad a “Nostalgia” brillan con luz propia y pueden disfrutarse y entenderse perfectamente si se leen de forma aislada, pero sin duda es “REM” el relato que se impone sobre el resto, sonriendo pícaro y benevolente desde la perfección de su minúsculo título tan atrayente, con el brillo rojizo del ojo de la araña que observa a su presa desde el centro de su red recién tejida, como un canto de sirena.
“REM” es un relato cuya cadencia es capaz de usurpar el espíritu del lector y tomar las riendas de su voluntad, una habitación de espejos, un recorrido por la Vía Láctea dentro de una burbuja. Nadie como Cărtărescu hasta ahora había sido capaz de plasmar con tanto acierto las cotas de crueldad y de demencia que pueden alcanzar los juegos infantiles que, analizados bajo su particular mirada trastornan al lector consiguiendo que en ocasiones no sepa si está soñando, o si son los niños quienes sueñan.
Íntima nostalgia
La principal aportación de Cărtărescu a la literatura es su original manera de introducirse en el subconsciente, como nadie lo había hecho antes: plantea un mundo onírico y orgánico a partes iguales, desgarrador pero pulcramente detallado, con una precisión casi escatológica y la costumbre de no omitir el más mínimo detalle. Además de entremezclar como un hechicero lo onírico y lo orgánico, lo hace al igual con lo real y lo fantasioso pero también con los miedos atávicos y con los infantiles. Nada escapa a su magia. Se pasea como un vampiro funambulista entre los temas recurrentes que compactan y dan coherencia a su literatura: los recuerdos precisos de la infancia, del mundo del sueño, las prolija composición del cuerpo humano y de los animales, la sexualidad andrógina y la constante confusión y mutación de los seres vivos.
Tal y como ya habíamos leído en sus anteriores libros, en “Nostalgia” también asistimos al hecho de que en su infancia (o en la de alguno de sus poliédricos personajes) le vistieron con ropa típicamente femenina durante unos años, lo que derivó en una obsesión constante que le hizo ser más observador e inquisitivo en lo relacionado con el travestismo y la identidad sexual confusa, a pesar de preferir sexualmente a las mujeres. Otra de sus deliciosas obsesiones son los nacidos bajo el signo de géminis (Cărtărescu nació un 1 de junio). No en vano, algunos de sus personajes son gemelos, o seres que establecen extrañas alianzas a partir de afinidades imposibles, cuyas historias se desarrollan en mundos en los que todo vale, mundos en los que caben todos los mundos.
Cărtărescu envuelto para regalo
Esta recopilación de cuentos, publicada en Rumanía en 1993, fue la que catapultó a la fama definitivamente a Cărtărescu, aunque en España sus libros no se han publicado de forma ordenada, ni tampoco bajo los mismos sellos editoriales. Fue la editorial Funambulista quien comenzó con “Por qué nos gustan las mujeres” seguido de “Cegador”, hasta que le tomó el relevo la editorial Impedimenta, que se encarga de proporcionaros lentamente el resto de libros de Cărtărescu de los que aún no disponemos en castellano.
En el libro que nos ocupa, hay que destacar el brillante trabajo en la traducción, a cargo de Marian Ochoa de Eribe, quien también se encargó de la traducción de “Lulu” en la misma editorial, publicado en 2011.
Sin embargo, este libro podría haber sido editado sin la presencia implacable de una introducción a todas luces innecesaria: el libro ya tiene una estructura original con un cuento bajo el epígrafe de “prólogo”. Por otra parte, los relatos son lo suficientemente claros como para que nadie haya de presentárselos al lector. En las tapas del libro ya quedaba sobradamente presentado Cărtărescu como autor y era innecesario que Edmundo Paz Sodán, encargado de enmendar la plana al brillante literato rumano, firmase esta cuestionable introducción, encargándose de explicar además en ella, con todo detalle, el mismísimo orden del índice del libro que, como resulta obvio, ya es lo suficiente claro en sí mismo.
En cuanto al aspecto físico del libro, la camisa de papel y las tapas de cartón muy fino, todo ello sin plastificar, conforman un volumen exageradamente endeble que muchos pasan por alto debido a la esmerada presentación de colores e ilustraciones que son la marca de la casa de esta editorial.
Los relatos de este cuento, una vez despojados de todo lo que los envuelve, son increíblemente buenos, piezas de alta literatura. Se diría que es uno de los mejores libros de 2012... por qué no se lo iban a regalar ustedes.
viernes, 31 de agosto de 2012
"El arpa de hierba" - Truman Capote
Si al salir del pueblo se toma el camino de la iglesia, pronto se deja atrás una deslumbrante colina de lápidas blancas como huesos y oscuras flores resecas: el cementerio baptista. Nuestros parientes, los Talbo y los Fenwick, están enterrados allí; mi madre al lado de mi padre, y las tumbas de nuestros familiares, veinte o más, los rodean como las raíces de un árbol pétreo. A los pies de la colina se extiende una pradera que cambia de color con las estaciones. Vale la pena verla en otoño, a finales de septiembre, cuando se torna roja a la puesta del sol y las sombras de color escarlata, semejantes al resplandor de una hoguera, pasan sobre la hierba, arrastradas por las ráfagas de los vientos otoñales que, al agitar suavemente sus hojas, emiten un leve suspiro que parece música humana: un arpa de voces.
Tras esa pradera empieza la oscuridad del bosque de River. Debió de ser en uno de aquellos días de septiembre, mientras nos hallábamos en el bosque recogiendo raíces, cuando Dolly me dijo:
jueves, 7 de junio de 2012
"Del enebro" - Jacob Ludwig & Wilhelm Karl Grimm
Fascinante y delicadísima edición del cuento "Del enebro" de los hermanos Grimm, a cargo de la editorial zaragozana Jekyll & Jill. Demostrando que los cuentos infantiles son en su mayoría terribles (aunque los censuren y retoquen), este cuento trata temas tales como el canibalismo, los doppelgänger, los celos, el rencor, la venganza, la violencia y el horror.
Oscuro, retorcido, gótico, aterrador, es un relato que horroriza y hechiza a partes iguales.
Traducido por Jessica Aliaga Lavrijsen directamente del bajo alemán o Niederdeutsch, el volumen incluye también la versión original del texto, publicado por primera vez en 1812 en el volumen recopilatorio "Cuentos para la infancia y el hogar": los hermanos Grimm transcribieron este relato directamente de la tradición oral para incluirlo en el recopilatorio.
Hoy, 200 años después, vuelve a crearse una deliciosa confusión con respecto al público al que va dirigido este cuento: aunque el contenido es indudablemente para adultos, la presentación formal, de estética clásica y pulcra, con prolijas ilustraciones delicadas y bellas, parece, a primera vista, enfocada a un público infantil.
Por eso los padres deberían leer siempre, antes, lo que dan a sus hijos.
O quizá no. A mí me hubiese encantado leer este cuento siendo menor de edad.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
"Cegador" - Mircea Cărtărescu
viernes, 21 de octubre de 2011
"Sueños de bolsillo" - Francesco Spinoglio
“Sueños de bolsillo” es un libro estupendo, honesto y bien escrito. Se trata de una autobiografía, por lo que partimos de ese pacto tácito y casi espiritual entre escritor y lector, en el que el primero expone los hechos de forma que el segundo ha de dar por sentado que son ciertos. En este caso Francesco utiliza la primera persona del singular pero nos habla a través de su alter ego Tommaso, quién sabe si para variar igualmente el resto de nombres de los personajes y no exponer al público la privacidad del resto, o si es para estar más cómodo a la hora de matizar los hechos y contarlos no de la forma en que sucedieron, sino en la que a él le habría gustado que lo hicieran. Qué importa. El resultado es un libro que engancha al lector desde la primera línea, que es directa y ya nos advierte tanto del tono sin afeites de la narración como de la imaginación sin límite del protagonista: “La cosa empezó así: quería ser un zorro. Rojo, a ser posible.”
El carácter soñador y el espíritu de superación del protagonista destacan en algunos de los pasajes más interesantes del libro como por ejemplo, en el que describe los meses en los que aprendió un nuevo idioma y trabajó mientras estudiaba para ahorrar y volver al lugar de vacaciones familiares para seducir a una chica de la que se había enamorado. Este viaje repleto de tintes mágicos finaliza con una noche en la misma habitación de hotel de Staufen donde, según cuenta la leyenda, Fausto vendió su alma al diablo, y sólo por este pasaje el libro ya merece ser leído. Es inolvidable el ambiente glorioso que se crea en torno a la noche, el aullido del viento y las gárgolas de la catedral que el protagonista ve desde la ventana: el lector, por unos instantes al menos, respira la misma niebla.
A todo esto hay que añadir que la edición física del libro es maravillosa: el texto no tiene ni una sola falta o errata, el tamaño y la fuente son los adecuados y el diseño de la cubierta es sobre todo elegante; se incluyen además estupendas ilustraciones en las hojas previas al texto. Eutelequia es una editorial joven que ha empezado pisando muy fuerte y ya se está haciendo un hueco muy importante en el mundo del libro: no le pierdan la pista.
jueves, 8 de septiembre de 2011
"Una novela francesa" - Frédéric Beigbeder
Frédéric Beigbeder me impresionó con “Windows on the World” y si he de recomendar un libro suyo por supuesto que ese sería el primero, pero también es cierto que “Una novela francesa” me ha parecido un libro bastante bueno y que también recomendaré sin ninguna duda (en segundo lugar, eso sí, detrás de “Windows...”).
En “Una novela francesa”, Beigbeder parte de un hecho reciente y traumático: una detención por consumir droga en la calle. Pasar varias noches encarcelado en celdas que describe como inhumanas le hizo pensar, recordar y recapacitar acerca de su pasado y de ahí surge esta colección de retazos de infancia y anécdotas curiosas. Es llamativo el hecho de que desde las primeras páginas reconoce no recordar apenas nada de su pasado, pero afirma que el hecho de ponerse a escribir sobre ello desencadena de forma mágica su memoria. También, a raíz de esta confesión, se pone en marcha ese pacto entre escritor y lector que siempre existe en los libros pero que se hace más palpable en las autobiografías, algo así como: Voy a contarte mi pasado, pero no será absolutamente verídico, ni completo... tú tampoco podrías recordar a la perfección el tuyo. A la hora de relatar estos fragmentos de su pasado, en ocasiones hace breves referencias literarias y cinematográficas muy interesantes que, para mí, aportan calidad al texto.
Me gusta la escritura de este tipo porque es fresca pero a la vez pausada y elegante, en general tiene mucha empatía con el gran público. Su literatura entretiene y se comprende con facilidad, pero además se disfruta en cada línea de cómo está escrito, y eso para mí, como lectora, cada vez es más importante.
Chloë no ríe cuando le hacen cosquillas en la planta de los pies o en las axilas. Sólo funciona el truco del “bicho que sube y sube”. Mi mano comienza su recorrido en el ombligo y avanza hacia el cuello sobre la punta de los dedos. Cuando se acerca, mi hijita intenta resistirse, se contrae, se retuerce en todas direcciones, aunque no demasiado enérgicamente, dado que espera aquello que teme, desea la tortura que no quiere, y el bichito formado por mis dos dedos continúa trepando hacia su largo cuello de cisne, y pronto llegará a la barbilla... En ese momento, es imposible no derretirse: su risa en cascada es mi medicina, debería grabarla para poderla escuchar una vez tras otra durante la noches de depresión. Si hubiera que definir la alegría de vivir, la felicidad de existir, sería esa explosión de risa, una apoteosis, mi recompensa bendecida, un bálsamo caído del cielo.
La amnesia es una mentira por omisión. El tiempo es una cámara, el tiempo hace desfilar fotografías. El único modo de saber lo que pasó en mi vida entre el 21 de septiembre de 1965 y el 21 de septiembre de 1980 es inventarlo. Es posible que me haya creído amnésico cuando simplemente era un perezoso sin imaginación. Nabokov y Borges vienen a decir más o menos lo mismo: la imaginación es una forma de la memoria.