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viernes, 10 de noviembre de 2017

PREGÚNTALE A LA NIÑA




Pido disculpas por si hay algún adulto en la sala.

He pretendido encerrar el misterio de la vida en una caja de certezas,
llenado páginas de tinta con palabras en blanco
intentado entender por escrito todo aquello que me aterraba.

Me he creído la voz traicionera del miedo
y se ha convertido en algo real,
he soñado en 4K las historias
que inventaba en la vigilia para atormentarme.

Luego he tenido que inventar un modo de deshacer
las manos que me apretaban los pulmones,
rezado a Hécate en voz alta para que se hagan polvo,
para que se pare el mundo y la magia me acune en sus brazos,
que me bendiga la noche y yo desaparezca en ellos.

Ahora sé que debo preguntar a la niña por cada nueva gamberrada,
dejo que haga ruidos guturales de placer cuando estamos solas,
encontramos tesoros siguiendo nuestra intuición,
conocemos los atajos por el camino de Swann
reconstruimos nuestro hogar junto a cada lugar donde encontramos agua.

Permito que baile y que cante, que se dé besos en el espejo,
que corra descalza y que ría como una india piel roja salvaje.
Hemos explorado lo que hay al otro lado del miedo
escuchado entre árboles nuestra música favorita,
devenido juntas la misma tierra húmeda que pisamos,
vestidas de negro expuestas al sol,
vestidas completamente de negro absorbiendo toda la luz,
absorbiendo toda la maldita luz que ya estaba antes dentro de nosotras.


Del texto y la imagen: 
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2017


sábado, 22 de octubre de 2016

Un mal sueño recurrente


Instantes en los que la realidad
     | se paraliza |
resulta imposible reaccionar
regresan, como un mal sueño recurrente
como un mantra repetido
desde la noche de los tiempos
como un soplo de aire ártico en Svalbart
como una noche en la isla de magia negra de Ambrym

Así es como el corazón
que latía a ritmo de poema
se convierte en uno más
dibuja sus condolencias
con un rastro sucio
de hojarasca y lluvia seca

El desasosiego amenaza a dentelladas
me alejo acunando una piraña entre mis brazos
apaciguando a la tormenta que vendrá
mordiendo lágrimas con sabor a hierro
y maldiciendo porque otra vez
hace un frío horrible
en ese punto exacto del estómago

Qué pudo salir mal si caminaba
con una ofrenda de pan entre mis manos
pronunciando una por una las palabras adecuadas
no hice preguntas, acaté las normas que regían
prendí risas infantiles como abalorios por el pelo

Pero algo cayó desde muy alto
y nadie pudo oír cómo se rompía
no explicaron nunca qué pasó
no sé si fui culpable
desde entonces siempre sueño que resbalo




Del texto y la fotografía: 
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2016 

viernes, 29 de enero de 2016

"Duermevela" - María Rodés


Este libro es una excusa perfecta para hablaros de sueños.

María Rodés presenta una recopilación con algunos de los suyos, ya que tiene la costumbre de anotarlos cada mañana al despertar, desde hace años. “Empecé a escribir mis sueños a raíz de una crisis creativa. Quería salir de mis temáticas habituales y buscar nuevas formas de expresarme que no pudieran ocurrírseme de manera consciente. Primero experimenté un poco con la escritura automática y una cosa llevó a la otra. Coloqué un cuaderno de color negro en mi mesita de noche y me propuse escribir lo que recordara de cada sueño todas las mañanas.” Definitivamente, el color de las tapas de ese cuaderno me parece clave. ¿De qué color habría de ser si no, un libro de ilusiones?


Pero existen muchos más, miles de textos maravillosos que han sido escritos en sueños, o volcados al papel ya en la vigilia, recordando algo soñado. También, multitud de películas y canciones en torno a la misma idea. Por ejemplo, el fantástico libro de Jacobo Siruela “El mundo bajo los párpados”, publicado por Atalanta en 2011. En él, se hace un repaso de los sueños que han marcado el devenir de la Historia. Se trata de una lectura inesperada, genial, que no se parece a nada. Un libro inclasificable y absolutamente delicioso.

Basada en el extrañísimo libro de Réjean Ducharme, “El valle de los avasallados” (2009), encontramos la última película que rodó Jean-Claude Lauzon antes de sufrir el accidente de aviación que le rrebató la vida. Se trata de la complejísima y sorprendente “Léolo”, procedente de 1992, que cuenta la historia del niño Léo Lauzon, o Léolo Lozone, como se autodenomina. También inclasificable, deja un extraño sabor de boca al espectador (profundamente agridulce), y de ella rescato la ya mítica frase "Porque sueño, no lo estoy. (Porque sueño, no estoy loco)”.


La escritora Isabel Bono reparte su actividad bloguera en varias bitácoras, una de ellas completamente dedicada a sus sueños, que transcribe con frecuencia desde 2008. Se llama “La espuma de las noches”, (en homenaje, supongo, a Boris Vian). Isabel tiene una facilidad especial para la delicadeza, por lo que es capaz de transmitir una gran cantidad de sensaciones con un puñado de frases.

Y, si pensamos en el autor de sueños más universal, inevitablemente pensamos en Freud. Padre de los famosos complejos de Edipo y Electra junto a Jung, ahora son muchos los que piensan que él fue el gran traumado por excelencia y que utilizaba sus investigaciones especialmente para entenderse a sí mismo, lo cual me parece muy loable de ser cierto. Sus obras más populares son los volúmenes de “La interpretación de los sueños”, en las que Freud analiza la utilidad de buscar en el subconsciente el origen de los traumas del paciente. A partir de ahí, dedicó al psicoanálisis su vida profesional.

Hay algo precioso, que me niego a obviar en esta lista: la Biblioteca de los Sueños que aparece en los cómics de la serie “Sandman” de Neil Gaiman. El Bibliotecario del Sueño, un personaje llamado Lucien, custodia una inmensa biblioteca compuesta por libros inconclusos en la realidad, que han sido imaginados o escritos en sueños. Por supuesto, esta biblioteca es infinitamente más voluminosa que cualquier otra que pueda imaginarse, y que exista en la realidad. Al parecer, este personaje no fue creado por Neil Gaiman, sino que pertenecía originalmente al cómic Tales of the Ghost House, de DC (años 70).

En cuanto a canciones, la lista también podría ser eterna, pero quiero dejar constancia aquí de dos debilidades personales: por un lado, “The dream song” de Joan Baez, una canción onírica, salvaje y preciosa en la que oigo, cuando la escucho, esa pequeña parte de mi historia que cuenta cómo una niña eterna, descalza, que no sé si es ella o soy yo, caprichosa me arrebata algo que en realidad nunca me perteneció. El otro tema es “Blue heart”, de Deine Lakaien, un tema que escuché de casualidad precisamente a los pocos días de haber tenido un sueño demasiado vívido, y al que por fin pude poner banda sonora. Pero sobre esa historia ya escribí por aquí hace tiempo.

Apenas he hablado de María Rodés, ya dije al principio que esta vez su libro sólo sería una excusa. Pero es interesante, de verdad. Junto a los textos, hay una serie de dibujos infantiles de la misma autora-niña que, si evidentemente no aportan una calidad artística visual arrebatadora, sí que añaden ternura e inciden sutilmente en la idea de cómo el subconsciente y nuestras primeras impresiones acerca del mundo, influyen tanto en nuestros sueños de cada noche como en nuestra vida diaria.

When I really woke I was frozen in between

I didn’t know who I was, it was a

dream inside a dream

Oh what a dream

*


jueves, 20 de agosto de 2015

Ágatha


Ágatha tiene el pelo azul y el universo en los ojos, que miran al infinito. Por el momento no voy a deciros dónde vive pero, si por casualidad os topáis con ella dentro o fuera de los túneles, decidle por favor que la estoy buscando.




Cold you felt
Like a wooden doll went through his hell
But I found you ran away with you
Talked to you
Saved you too
Day by day
More veils disappeared
And turned to grey
Fell to ashes
Took away your fears
Smiles came back
No more tears
Leave behind dusty backyards
Come with me come with me
For you and me
For heaven's sake
Blue Heart
Take away those lost and poors years' sorrows
Blue Heart
Face these joyful eyes of your tomorrow
Blue Heart
Run with me uphill where summits touch the sky
Blue Heart
Take away those lost and poors years' sorrows
Blue Heart
Face these joyful eyes of your tomorrow
Blue Heart
Fly with me and we will never say goodbye
Deep dark eyes
Taste your ruby blood
You hypnotized
Made me risk all what seemed worth to me
Golden leaves
Got the key
From then on
Sand could feed
No rose will lose it's thorn
All the valleys
Of this unknown land
Will stay green
Take my hand
Leave behind dusty backyards
Come with me come with me
For you and me
For heaven's sake
Blue Heart
Take away those lost and poors years' sorrows
Blue Heart
Face these joyful eyes of your tomorrow
Blue Heart
Run with me uphill where summits touch the sky
Blue Heart
Take away those lost and poors years' sorrows
Blue Heart
Face these joyful eyes of your tomorrow
Blue Heart
Fly with me and we will never say
goodbye

sábado, 11 de octubre de 2014

"La muchacha indecible" - Giorgio Agamben y Monica Ferrando


Sexto piso edita “La muchacha indecible” con un cuidado y un gusto también indecibles. Se trata de una obra original de 2010 que ha sido traducida del italiano para esta ocasión por Ernesto Kavi. Agamben, autor de multitud de tratados filosóficos, lingüísticos y otros, se recrea esta vez en los misterios de la mitología griega, en busca de la figura de Kore y de los detalles que conforman su naturaleza.

Para la artista Monica Ferrando la figura de Kore no supone ningún misterio. Ya en 1992 había debutado con una serie de pinturas titulada “Kore”. Es a ella y no a Agamben a quien se atribuye la selección de textos clásicos. Además, colabora en este volumen con un brevísimo texto de dos páginas que sin embargo le da un baño de síntesis y estética a las cincuenta que ocupa (salpicado de imágenes) el texto de Agamben.

Asir el aire

Giorgio Agamben (Roma, 1942) y Monica Ferrando (Novi Ligure) consiguen en esta rareza retratar a Kore, en su indecibilidad y cripticidad. Con palabras Agamben, con ilustraciones Ferrando (que también escribe sobre ella estableciendo su figura como musa de los pintores, en uno de los fragmentos estilísticamente más logrados de todo el libro) la presentan al lector enmarcada en el halo de misterio y leyenda que le es propio.
Se trata de un delicioso y delicado paseo por la mitología griega, a pinceladas como susurros de viento sobre la piel. Si querían homenajear y dar a conocer a figura de Kore al público, lo han logrado de la forma más hermosa posible. En este mundo absurdo del siglo XXI, es más necesaria que nunca una pausa para volver la mirada y dirigirla a los ancestros, a todo aquello que nos enseñaron y que ya se nos ha olvidado.


Kore en imágenes

Las ilustraciones que adornan y complementan al texto en este libro aportan calidad y frescura en el mediocre mundo actual de los libros ilustrados. No sigue la corriente de los imitadores de Lacombe ni realiza bocetos pueriles como trabajos terminados, lo cual ya es mucho decir. Pero es que además sus ilustraciones transmiten emociones y conforman el complemento perfecto al texto. Por tanto, el lector que goce de un buen gusto estético y aprecie el arte en todas sus expresiones, disfrutará doblemente con este ejemplo de buen hacer estético: pictórico y literario.



Se trata de más de cuarenta imágenes realizadas con diversas técnicas y sobre distintos tipos de soporte. Esto hace que la colección sea madura, diversa, original, llamativa y de gran calidad. El lector que se detenga a reflexionar sobre ellas será capaz de realizar un viaje a las llanuras del Etna y galopar por el aire a lomos de caballos inmortales.

Para todos aquellos que quieran saber un poco más de mitología pero les dé pereza acudir a los textos clásicos, o no sepan cómo enfrentarse a ellos, tienen en este libro la manera perfecta de adentrarse en los mitos y disfrutar de una experiencia estética del más alto nivel.


El mito de la muchacha indecible

Lo que se desprende la multitud de fragmentos seleccionados de obras clásicas, es que Kore (Perséfone), hija de Deméter y Zeus, raptada por Hades (Plutón), conducida al inframundo. Deméter se desesperó buscando a su hija perdida y durante ese tiempo la vegetación dejó de crecer, y es así como se explicaba el proceso de las cuatro estaciones, por el descenso y el regreso de esta figura femenina, aunque los detalles, como siempre sucede en los mitos, cambian según las fuentes que se consulten.

Cuando Zeus ordenó que se dejara en libertad a Kore, la condición fue que durante su regreso la muchacha no comiera nada, pero fue tentada con granos de granada (que también están representados en algunas de las ilustraciones de Monica Ferrando en este libro) y por ese motivo obligada a regresar a los infiernos a por semillas cada cierto tiempo (dependiendo de la duración de las estaciones en las diversas regiones del mundo donde se relatase este mito), provocando así la desesperación o la alegría de Deméter y por tanto el paso de las estaciones en la faz de la tierra: el brote de la vida con el calor y la muerte en los meses más fríos.




Kore se sitúa en la línea que separa las dos caras de una contradicción, en la falta de certeza. Como se sitúa entre la vida y la muerte, la artista Monica Ferrando la nombra musa de la pintura, puesto que esta es la representación gráfica de lo que está vivo, mientras que la pintura se aprecia y el ojo es capaz de verla, pero no de asirla, está viva y está muerta. Es la contradicción maravillosa que estos dos cuidadosos autores han querido plasmar, y lo han hecho así de bien: sirvan estas palabras como enhorabuena.

lunes, 23 de junio de 2014

"El mundo bajo los párpados" - Jacobo Siruela


Jacobo Siruela se pregunta en este libro cómo sería una historia paralela de la humanidad que hubiera sido escrita no en base a los hechos sucedidos en el mundo exterior o consciente, sino basada en lo transcurrido bajo los párpados de la gente.

En este libro hay sueños, premoniciones, experimentos y pesadillas, pero ante todo es un libro de divulgación científica para profanos. Está Jung y está Freud, pero también Hinton y Dunne y muchos otros, y la posibilidad de que exista algo más de lo que nuestra mente en 3D puede explicar acerca del mundo que le rodea. Decía Roal Dahl que nunca encontrarían la magia quienes no creían en ella, pues bien, Jacobo Siruela explica científicamente que aún quedan muchas incógnitas por explicar científicamente. Un ejemplo básico y fulminante de esto es que la explicación de que el funcionamiento de las neuronas en nuestro cerebro produzca la conciencia, se basa en una hipótesis, y no en una certeza como mucha gente piensa. Es decir, que ni siquiera una mente racional puede explicarlo todo.

"Soñar es estar inmerso en un tiempo sin espacio, o en un espacio hecho de tiempo. Mientras el cuerpo duerme, la psique despierta en una dimensión inmaterial, cuyos territorios y circunstancias pertenecen enteramente a los reinos anímicos. En esa dimensión espacial metafórica, cada sueño es percibido en la mente como una secuencia de vida en la que todo se mueve, nada es estático, todo pasa y cambia, y ésta es una de las cualidades más notorias del tiempo."

"Es una verdadera lástima que no exista en el campo de las humanidades una exhaustiva y erudita Historia de la Pesadilla, para ver desfilar por ella toda la infinita variedad de miedos y ansiedades que han desgarrado el alma humana a lo largo de los siglos. Allí veríamos todo lo que hemos ido escondiendo; lo que cada siglo ha reprimido y ocultado de la vista del mundo."

Escrito con erudición, esmero y cuidado, la lectura de este libro es un placer para los sentidos, conscientes o inconscientes, reales e imaginados.

viernes, 6 de diciembre de 2013

"Visión en primavera" - William Faulkner


Y al fin, después de haber seguido una voz que gritaba en su interior
a través de velos de mudable sombra, la noche descendió sobre él,
en pie, paralizado de horror.
A su alrededor, círculos de una campana se multiplicaban, crecían.

Bajo el silencio inmóvil en torno a él, otra campana se deslizó como una estrella
despertando la súbita vaguedad de un dolor.
Aquel —decía y temblaba— era mi corazón, mi corazón antiguo que se quebrara;
roto, deshecho, mi corazón que tan cuidadosamente yo guardaba,
vacío de planta de semilla, al que el curso de los días
hubiera convertido en un jardín donde adormecer la senectud.

Pues yo, quien tanto buscara,
yo descuidé los peniques que el que compra la paz debe atesorar,
una esquina en la que extraviar los pies fatigados...

Sobre él, veloz, delicadamente
los árboles sacudieron sus brazos de plata bajo mangas de verdura
y los miembros brillantes y las ramas
se movieron en callado compás hacia una música antigua.

Y, una vez más, las frentes de los bailarines soñados
ante él flotaron en calma, liberadas de tristeza
en un mar de aire nocturno...
labios repitiendo la melodía, sosteniendo la refrescante puesta de sol
en la quietud de otoño de sus cabellos.

Levemente se elevaron a su alrededor, apresurando la magia,
y su propia vida, tan sosegada en sus ojos,
tocada por esta belleza silenciosa, cansada, se agitó nuevamente.

Las suaves manos de los cielos,
delicadamente, balancearon la delgada luna sobre él,
y llenaron de escalofrío las copas de los árboles,
hasta que oyó el beso de las hojas, y entonces.. ¡ved! el sueño se había desvanecido.

Levantó su mano, se agitó y hubiera gritado,
pero había perdido la voz como las ramas
que, ligadas a un desmayado estribillo,
tejían una telaraña en torno a él y le engañaban, dulcemente.

De nuevo las campanas,
como hojas al caer, se alzaron reflejadas desde el silencio
y, en silencio él, con su corazón vacío, meditaba:

Yo tenía aquello que buscaba,
que ha huido de mí hecho pedazos.

Pues yo, quien se afanó a través de pasillos de áspera risa,
quien buscó la luz en oscuras reservas de dolor,
¿qué haré, viejo, solo y cansado...
demasiado cansado para, en soledad, comenzar nuevamente?

Suavemente, olas claras de oscuridad surgieron en lo alto,
llenaron los árboles y aquietaron las rígidas ramas en inquietante coral.

Se levantó sobre sus rodillas entumecidas.

La primavera, cubierta de blanco a lo largo de la débil y estrellada oscuridad,
se levantó nuevamente a su alrededor,
como un muro bajo el cual permaneció en pie
y contempló, más y más frío,
una estrella, inmaculadamente, caer.


"Visión en primavera", William Faulkner. Trieste: 1987.

sábado, 19 de octubre de 2013

Adiós

¡Ya es otoño! Pero por qué añorar un eterno sol, si hemos iniciado el descubrimiento de la claridad divina, lejos de las personas que mueren en las estaciones.
El otoño. Nuestra barca elevada en las brumas inmóviles vira hacia el puerto de la miseria, la ciudad enorme cuyo cielo está sucio de fuego y lodo. ¡Ah, los harapos podridos, el pan empapado de lluvia, la embriaguez, los mil amores que me han crucificado! ¡Nunca terminará esta reina vampira de millones de almas y de cuerpos muertos que serán juzgados! Nuevamente me veo con la piel roída por el lodo y la peste, los cabellos y las axilas llenos de gusanos, y el corazón de gusanos aún más gordos, tumbado entre desconocidos sin edad, sin sentimientos... Habría podido morir ahí... ¡Qué atroz evocación! Detesto la miseria.
¡Y temo el invierno porque es la estación del bienestar!
A veces veo en el cielo playas sin fin cubiertas de blancas naciones jubilosas. Sobre mí, un gran buque dorado agita sus banderas multicolores bajo las brisas matinales. He creado todas las fiestas, todos los triunfos, todos los dramas. He intentado inventar nuevas flores, nuevos astros, nuevas carnes, nuevas lenguas. He creído adquirir poderes sobrenaturales. ¡Pues bien, he de enterrar mi imaginación y mis recuerdos! ¡Una hermosa gloria de artista y de narrador arrebatada!
¡Yo! ¡Yo que me creí mago o ángel, exento de cualquier moral, he sido devuelto al suelo para buscar un deber y abrazar la rugosa realidad! ¡Campesino!
¿Estoy equivocado? ¿Será para mí la caridad hermana de la muerte?
En fin, pediré perdón por haberme alimentado de mentiras. Y adelante.
¡Pero ni una mano amiga! ¿Y dónde buscar auxilio?

Sí, la hora nueva es, como poco, muy severa.
Porque puedo decir que me ha sido concedida la victoria: el crujir de los dientes, el chisporroteo del fuego, los suspiros apestados se apaciguan. Todos los recuerdos inmundos se borran. Mis últimas añoranzas se disipan, celos de los mendigos, los bandidos, los amigos de la muerte, los retrasados de todo tipo. Condenados, ¡si yo me vengara!
Hay que ser completamente moderno.
Nada de cánticos: mantener lo ganado. ¡Dura noche! ¡La sangre reseca humea en mi cara, y detrás de mi solo tengo ese horrible arbusto!... El combate espiritual es tan brutal como la batalla de los hombres; pero la visión de la justicia es el exclusivo placer de Dios.
Sin embargo, es la víspera. Recibamos todos los influjos de vigor y de ternura real. Y, con la aurora, armados de una ardiente paciencia, entraremos en las espléndidas ciudades.
¡Qué decía yo de mano amiga! Una buena ventaja es que puedo reírme de los viejos amores engañosos, y llenar de vergüenza a esas parejas mentirosas -allá vi el infierno de las mujeres-; y me será factible poseer la verdad en un alma y un cuerpo.

Abril-agosto de 1873.








Arthur Rimbaud. Una temporada en el infierno. Alianza, 2011. Traducción de Julia Escobar.

domingo, 27 de enero de 2013

Tim Burton por Tim Burton


Este libro es una deliciosa zambullida en el imaginario fantástico del cineasta Tim Burton. Todas y cada una de sus influencias aparecen en este estupendo libro, que es una lectura perfecta para los amantes del cine en general y para los seguidores de Burton en particular. El por qué de la ropa a rayas blancas y negras, los jóvenes solitarios y atormentados o las extrañas relaciones entre padres e hijos están aquí.

En esta edición el texto está ampliado y revisado, por lo que disponemos, entre otros datos interesantes, de una versión más extensa del prólogo de Johnny Depp que aparecía en las primeras versiones del libro. Sin embargo, la película más reciente sobre la cual constan datos es “La novia cadáver” (2005), por lo que se quedan fuera los títulos posteriores como “Sweeney Tood” (2007) o “Alicia en el País de las Maravillas” (2010), entre otros.

Magia, sueños y muñecos raros

Un mundo onírico y desquiciante se presenta en este libro ya desde la cubierta, donde vemos a un Tim Burton meditativo sobre el cual flotan los personajes de sus propios bocetos, tan reconocibles en esos trazos tan finos y quebradizos, representando siempre figuras de aire elegante y algo anticuado que parecen haber salido de una tumba en la que hubieran permanecido encerrados muchos años y que, sin embargo, consiguen ser siempre encantadores.

A lo largo de las páginas del libro, de papel satinado, desfila una fascinante galería de seres extraños en orden cronológico, desde los bocetos y fotografías de sus proyectos más antiguos (“Hansel y Gretel” o el antiguo corto de “Frankenweenie” que acaba de presentar como largometraje hace muy poco) hasta el último que abarca este libro, “La novia cadáver”.


Una de las partes más interesantes es en la que Tim Burton relata su paso por Disney, donde consiguió una beca de formación para animadores y permaneció luego varios años, a pesar de poseer un estilo artístico personal que no encajaba de ninguna manera con el de la compañía. No es un dato que todo el mundo conozca, y resulta curioso. Para Burton supuso una época de aprendizaje de sus propios límites y de reafirmación de su propio estilo. Además, pudo conocer a otros profesionales con los que llegó a entenderse y colaborar tras varios años de haber abandonado Disney.

En este libro Burton explica también la importancia de las influencias literarias en sus películas: a pesar de confesar no haber sido un gran lector desde niño, cuenta que sus preferencias eran los libros del Dr. Seuss y los cuentos de Edgar Allan Poe. Claramente, todo encaja.



Tim Burton y Johnny Depp

Es estupendo que esta maravillosa pareja de extraños llegase a conocerse y se diese cuenta de que debía colaborar unida, porque la genialidad de ambos y su profesionalidad nos han dado frutos inolvidables en forma de imágenes cinematográficas. Es por eso que en este libro el prólogo de Depp es idóneo para preceder al texto en el que toma la palabra Tim Burton, debido al cariño y la complicidad que ambos tienen, tanto en lo personal como en lo profesional, algo que salta a la vista cuando vemos las películas en las que trabajan juntos. De hecho, Depp no aporta apenas datos técnicos sobre el trabajo de ambos en su introducción, sino que se centra en la complicada tarea de explicar con palabras qué siente cuando colaboran, en qué se basa su química y por qué logran tan buenos resultados.

Esta relación ha sufrido críticas desde el comienzo, quizá por lo extravagante de los dos (ya que dan la equivocada imagen de ser caricaturas de sí mismos y quizá por eso llamen más la atención, o despierten más las envidias), o quizá porque casi todo lo que sale bien y triunfa lleva aparejada una inevitable lluvia de animadversiones.


En lugar de recibir una nueva colaboración de ambos con un despectivo “¿Otra vez?”, prefiero exclamar un entusiasta “¡Qué buena noticia!” en cada una de las ocasiones en que esto sucede. Para Depp, trabajar con Burton es “como volver a casa”. Una sensación parecida a la que tenemos sus fans cuando revisitamos sus películas o asistimos a la proyección de las nuevas por primera vez.

No hay que olvidar que Johnny Depp mantiene su propia carrera cinematográfica también al margen de las colaboraciones con Burton, y que precisamente logró una de sus cimas interpretativas en “Piratas del Caribe” (2007) con el personaje de Jack Sparrow. Hay otros actores fetiche en las películas de Burton que también aportan coherencia a su obra, como Helena Bonham Carter, Christopher Lee, Michael Gough o, más recientemente, Anne Hathaway. Si hay química, ¿por qué no repetir?

El niño Tim

La infancia de Tim Burton se ve reflejada en sus películas, donde ha intentado de forma más o menos consciente hacer justicia con su pasado y tomarse su revancha en aquellos asuntos que no salieron bien la primera vez. Por ejemplo, se venga de los cachas de instituto cuando Kim deja a su novio en “Eduardo Manostijeras”; refleja su trauma infantil con los aparatos metálicos para los dientes que rodean toda la cabeza cuando recrea la infancia de Willie Wonka en “Charlie y la fábrica de chocolate”; revive su amor infantil por los perros y reconstruye su visión tenebrosa de una aparentemente tranquilo barrio residencial en “Frankenweenie”; ajusta cuentas con su padre y la pobre relación que mantuvieron en la emotiva “Big Fish” y da forma a su proyecto de juventud “Pesadilla antes de Navidad”, que permanecía oculto en los archivos olvidados de Disney desde hacía años.


Además, ha tenido la inmensa suerte de colaborar profesionalmente con Vincent Price, que fue su padre cinematográfico, una de sus mayores influencias y la figura del mundo del cine a la que más ha venerado desde siempre. Entre otras colaboraciones, es el actor que da vida al padre-inventor de Eduardo Manostijeras.

Tim Burton se crió en una familia normal y tuvo una infancia demasiado pacífica para lo que se podría esperar de una mente tan lúcida e imaginativa como la suya. No obstante, desde muy joven asistía a su cotidianeidad de una forma peculiar, viviéndola a través de un matiz tenebroso, satírico y fantasioso que tan bien supo plasmar luego en sus películas. Sus comienzos más inocentes al mando de una cámara de vídeo se produjeron grabando vídeos caseros con otros niños del barrio usando una cámara de Súper 8.


Sabemos que definitivamente no hay nada artificioso en sus películas cuando descubrimos que siendo muy joven visitaba habitualmente el cementerio cercano a su casa en busca del inspirador sosiego y la inquietante soledad que no conseguía encontrar en otros lugares. De hecho, es curioso que todavía no haya rodado una película de verdadero terror (a pesar de los toques góticos y oscuros que ya son tan característicos y reconocibles), ya que declara que este es su género cinematográfico favorito.

Ha sabido hacer de lo raro algo comercial, de gran acogida por el gran público y no sólo para los freaks. Su eterno ajuste de cuentas con su infancia y sus revisiones de los clásicos que le marcaron de joven hacen desde hace años las delicias de niños y adultos en la oscuridad de las salas de cine: una sonrisa inocente aparece cada vez que sus incondicionales sabemos que un nuevo proyecto se fragua entre las manos de este increíble genio loco.


viernes, 28 de diciembre de 2012

Una tienda de sueños


—Si desea ver un sueño, he de dejar la tienda a oscuras —me explicó sosegadamente el hombre, que hizo girar el interruptor, se acercó a una ventana por la que entraba la luz de las farolas de la calle y corrió una cortina.

(...)

—Deseo llevarme este sueño —dije—, y quizá también este otro. ¡Encienda la luz!

(...)

Un mes murmuró al fin, tachando sus cálculos con una raya firme.
Yo me reí en su cara.
Alisándose las solapas, el hombre explicó:
Hablo en serio. Quizá esperaba poder pagar con dinero, pero sepa usted que en ningún sitio se compran con dinero los sueños. Debe pagarlos con tiempo. Los sueños cuestan tiempo; algunos, mucho tiempo. Tenemos un sueño (puedo enseñárselo si quiere) por el que pedimos una vida.

(...)

Aquella tarde caminé de un lado a otro por la ciudad. Los cierres metálicos de los escaparates bajaban con estrépito. Delante de cada tienda tenía un sobresalto, porque temía haber llegado, sin querer, a la que estaba buscando y rehuyendo a la vez.

Otras muchas tardes sufrí el mismo tormento  camino de mi casa, hasta que, un día, decidí poner fin a mis angustias. Volvería a la tienda a preguntar por el sueño y trataría de convencer al hombre de que rebajara el precio que yo no estaba dispuesto a pagar.

O quizá sí lo pagara.

Cuando avisté el edificio en el que sabía que estaba la tienda, ya desde lejos, distinguí un andamiaje que llegaba hasta el tejado. En la acera había baldes de cal y cubos de mortero, y donde antes estaba la oscura tiendecita, llena de paquetes, se veían ahora unas paredes limpias y desnudas. No habían dejado ni el escaparate.



                                                  










Ingeborg Bachmann
Ansia y otros cuentos
Editorial Siruela, 2005
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