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jueves, 16 de mayo de 2019

*


He recorrido largos caminos a pie
―durante años
tratando de construir un hogar
para nosotras
allí donde hubiera agua
en los países del norte de Europa
  ―un hogar
con unos trozos de loza rota
y las pocas fotografías que pude salvar del incendio

Nunca he parado de caminar
llevándote en brazos
fabricando tinta en los bosques
para cubrir de color todas nuestras cicatrices blancas

buscando en los libros
la manera de revertir el hechizo
trepando a todas las montañas
para ver más lejos
y bajando cada vez a rescatarme de nuevo

Y una noche de abril
alejándonos del bullicio
sin nada que celebrar
seguimos el rastro de una pequeña luz apagada
tu pequeña mano en la mía

Llegamos ante una puerta que solo se abrió esa noche
y reconocimos dentro los muebles, el olor de la comida,
el eco de las voces, su cadencia:
si sonaba música de fondo, también era familiar

Estábamos dibujadas en las líneas
de la mano que nos invitó a entrar

La noche del incendio llovieron pájaros
y detrás de estallidos de luz y
vigas derrumbándose yo había
podido ver cómo se salvaba

Lo que nunca supe es qué camino tomó

No pude seguir ningún rastro de huellas
porque quemaban
con un dolor agudo y hondo
me alejé de todas sin poder borrarlas
hacerlas desaparecer
porque la tierra ardía

Ahora quiero volver a casa

coger esa mano y besar
cada rincón
abrir todas las ventanas
recorrer todas las habitaciones
―descalza
bailar desnuda bajo la lluvia cuando llegue
llenarme los pulmones dulcemente
de olor a hierba y a pan recién hecho

Todos los años después del incendio
solo he querido volver
estar a salvo y volver

Y es en ese lugar donde me encuentro ahora


Del texto y la imagen: 
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2019

viernes, 10 de noviembre de 2017

PREGÚNTALE A LA NIÑA




Pido disculpas por si hay algún adulto en la sala.

He pretendido encerrar el misterio de la vida en una caja de certezas,
llenado páginas de tinta con palabras en blanco
intentado entender por escrito todo aquello que me aterraba.

Me he creído la voz traicionera del miedo
y se ha convertido en algo real,
he soñado en 4K las historias
que inventaba en la vigilia para atormentarme.

Luego he tenido que inventar un modo de deshacer
las manos que me apretaban los pulmones,
rezado a Hécate en voz alta para que se hagan polvo,
para que se pare el mundo y la magia me acune en sus brazos,
que me bendiga la noche y yo desaparezca en ellos.

Ahora sé que debo preguntar a la niña por cada nueva gamberrada,
dejo que haga ruidos guturales de placer cuando estamos solas,
encontramos tesoros siguiendo nuestra intuición,
conocemos los atajos por el camino de Swann
reconstruimos nuestro hogar junto a cada lugar donde encontramos agua.

Permito que baile y que cante, que se dé besos en el espejo,
que corra descalza y que ría como una india piel roja salvaje.
Hemos explorado lo que hay al otro lado del miedo
escuchado entre árboles nuestra música favorita,
devenido juntas la misma tierra húmeda que pisamos,
vestidas de negro expuestas al sol,
vestidas completamente de negro absorbiendo toda la luz,
absorbiendo toda la maldita luz que ya estaba antes dentro de nosotras.


Del texto y la imagen: 
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2017


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