Death, I`m coming
wait for me.
I know you’ll be
at the subway station
loaded with galoshes, raincoat, umbrella,
babushka
and your single simple answer
to
every meaning.
Incorruptible institution,
Thoughtful killjoy of fingerprints
Listen to what she said
<<There’s a passage through the white
cabbages.>>
Muerte, ya llego
espérame.
Sé que estarás
en la estación de metro
con tus botas, gabardina,
paraguas, pañuelo en la cabeza
y tu única respuesta simple
a
cualquier significado.
Institución incorruptible,
Atenta aguafiestas de huellas dactilares
Escucha lo que ella dijo
<<Hay un pasadizo entre las coles blancas>>.
Elise Cowen nació en 1933 en Nueva York, formó parte del
grupo cultural literario Beat, publicó un pequeño puñado de poemas en algunas revistas y
se suicidó a los 28 años saltando por una ventana de un séptimo piso: la casa
de sus padres. Su familia destruyó su obra por considerarla obscena ya que
hacía referencia a drogas y experiencias lésbicas, por lo que en la actualidad
solamente se dispone de un cuaderno de poemas que uno de sus amigos conservó (al
parecer, tras robarlo a escondidas de casa de los padres de Elise cuando fue a
darles el pésame tras el suicidio) y que se publicó muchos años después de la
muerte de su autora: son estos poemas los que se recogen en este libro con título enigmático.
La poesía de Cowen camina por lugares liminales, en una constante ambivalencia entre el deseo y la insatisfacción. Estos poemas transmiten una dicotomía: la poeta se siente atrapada pero al mismo tiempo busca acceder a un espacio prohibido o inaccesible.
"
Dear God of the bent trees of Fifth Avenue
Only pour my willful dust up your veins
And I’ll pound through your belly-flat worlds
In praise of small agonies
Suck sea monsters off Tierra del Fuego
Fuck your only begotten cobalt dream
To filter golden pleasure through your apple-glutted heaven
Filter through the uncircumcized sin of my heart.
Querido Dios de los árboles inclinados de la Quinta Avenida
Tan solo vierte mi polvo obstinado hasta saciar tus venas
Y yo apisonaré tus mundos de vientre plano
Alabando pequeñas agonías
Succiona monstruos marinos de la Tierra del Fuego
Jode tu único sueño de cobalto engendrado
Para que se filtre placer dorado por el cielo ahíto de
manzana
Que se filtre a través del pecado sin circuncidar de mi
corazón.
Podemos sentir cómo se debate entre el vacío
existencial y la búsqueda desesperada de un significado al que agarrarse para
sentir que la vida vale la pena. Hay una lucha personal por ser vista,
comprendida, aceptada: ¿el hecho de que nos haya llegado una producción mucho
menor de textos de chicas Beat que de chicos de su misma generación, quizá
tiene algo que ver con esta invisibilización que ella sufría?
Desea ser invitada a la vida de los demás pero también
siente un deseo de liberación personal.
Siente/pero no puede expresar. Lo que está atrapado dentro de ella/pero la sociedad no permite.
Los poemas de Cowen cruzan umbrales solo para descubrir que
no hay un lugar de descanso verdadero ni satisfacción completa. Como los gatos
atrapados en una constante ambivalencia entre querer salir y buscar libertad y
luego querer volver a la seguridad del interior. Deseo profundo y
contradictorio.
Cowen parece querer salir de algo que la confina y entrar en
algo nuevo. El límite se convierte en un espacio cargado de significado. Pero nunca estará
satisfecha en ninguno de los lados a causa de su lucha interna, fragmentando su
identidad.
"
(…) And practice falling
That’s my pleasure.
No people for it to fallo n
It is difficult to say more about
How the snow falls
*
(…) Y practicando el caer
Ese es mi placer.
No hay personas sobre las que caer
Es difícil decir más sobre
Cómo cae la nieve
En la tradición literaria gótica se establecen algunas
normas que rigen la conducta de la figura del vampiro. Una de estas normas
establece que los vampiros no pueden entrar en una casa sin ser invitados. Esto
genera un poderoso y peligroso juego de roles y abuso de poder, vulnerabilidad
y normas sociales.
El espacio liminal, el umbral en este caso simboliza la
barrera entre lo civilizado y lo salvaje (incontrolable, sobrenatural). La fractura
de esta barrera permitirá que el caos y la muerte entren en la vida cotidiana:
esto es lo que se utilizaba tradicionalmente como metáfora al relatar cuentos
didácticos y moralizantes, utilizando la figura del vampiro como el Mal y
explicando que no puede entrar a nuestras vidas a menos que, de alguna
manera, lo permitamos (conscientemente o no). Permitirlo dictará nuestra
sentencia ya que, al invitarlo, hemos sellado nuestro destino, como lo hizo Mina, como
lo hice yo.
Cowen se sitúa en una posición de vulnerabilidad cuando
necesita ser invitada, algo que se refuerza con ese doloroso por favor que añade a su
petición:
Dejadme salir –
–Por favor, dejadme entrar
Al igual que invitar al vampiro a entrar es una forma
simbólica de caer en la tentación, también podríamos entenderlo como una
metáfora de consentimiento sexual.
La invitación, sea como sea, es crucial para que ocurra la transformación: un cruce de límites que puede traer tanto liberación como destrucción. Nunca sabremos exactamente qué umbrales atravesó Cowen para sellar de forma definitiva su destino de una forma tan trágica siendo tan joven, o cuáles no le permitieron atravesar, si fue ese el caso.
“No le importaba ser guapa. Era brillante y excéntrica. Seguía yendo a terapeutas, pero ellos la ‘despedían’, diciendo que no la podían ayudar. […] Estaba realmente fuera de –no en la época adecuada. […] ¡Ay!, si Elise hubiera nacido diez años más tarde habría sido totalmente distinto. El mundo la trató cruelmente porque era tan diferente.
Siempre que hablo de mujeres Beat me vuelvo a referir a ese libro
fundacional y exquisito que en 2015 publicó acertadamente muchos de los mejores
poemas de todas ellas, “Beat Attitude” traducido, seleccionado y prologado
maravillosamente por Annalisa Marí Pegrum.
Hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, sus familias las
encerraron en manicomios, se les sometía a tratamientos por electrochoque. En los
años 50 si eras hombre podías ser un rebelde, pero si eras una mujer tu familia
te encerraba. Hubo casos, yo las conocí. Algún día alguien escribirá sobre
ellas.
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