Mostrando entradas con la etiqueta beatnik. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta beatnik. Mostrar todas las entradas

domingo, 20 de octubre de 2024

"Dejadme salir, dejadme entrar" - Elise Cowen

 


"

Death, I`m coming

wait for me.

I know you’ll be

at  the subway station

loaded with galoshes, raincoat, umbrella, babushka

and your single simple answer

                to every meaning.

Incorruptible institution,

Thoughtful killjoy of fingerprints

Listen to what she said

<<There’s a passage through the white cabbages.>>

 *

Muerte, ya llego

espérame.

Sé que estarás

en la estación de metro

con tus botas, gabardina, paraguas, pañuelo en la cabeza

y tu única respuesta simple

                a cualquier significado.

Institución incorruptible,

Atenta aguafiestas de huellas dactilares

Escucha lo que ella dijo

<<Hay un pasadizo entre las coles blancas>>.


Elise Cowen nació en 1933 en Nueva York, formó parte del grupo cultural literario Beat, publicó un pequeño puñado de poemas en algunas revistas y se suicidó a los 28 años saltando por una ventana de un séptimo piso: la casa de sus padres. Su familia destruyó su obra por considerarla obscena ya que hacía referencia a drogas y experiencias lésbicas, por lo que en la actualidad solamente se dispone de un cuaderno de poemas que uno de sus amigos conservó (al parecer, tras robarlo a escondidas de casa de los padres de Elise cuando fue a darles el pésame tras el suicidio) y que se publicó muchos años después de la muerte de su autora: son estos poemas los que se recogen en este libro con título enigmático.

La poesía de Cowen camina por lugares liminales, en una constante ambivalencia entre el deseo y la insatisfacción. Estos poemas transmiten una dicotomía: la poeta se siente atrapada pero al mismo tiempo busca acceder a un espacio prohibido o inaccesible.


"

Dear God of the bent trees of Fifth Avenue

Only pour my willful dust up your veins

And I’ll pound through your belly-flat worlds

In praise of small agonies

Suck sea monsters off Tierra del Fuego

Fuck your only begotten cobalt dream

To filter golden pleasure through your apple-glutted heaven

Filter through the uncircumcized sin of my heart.

 *

Querido Dios de los árboles inclinados de la Quinta Avenida

Tan solo vierte mi polvo obstinado hasta saciar tus venas

Y yo apisonaré tus mundos de vientre plano

Alabando pequeñas agonías

Succiona monstruos marinos de la Tierra del Fuego

Jode tu único sueño de cobalto engendrado

Para que se filtre placer dorado por el cielo ahíto de manzana

Que se filtre a través del pecado sin circuncidar de mi corazón. 


Podemos sentir cómo se debate entre el vacío existencial y la búsqueda desesperada de un significado al que agarrarse para sentir que la vida vale la pena. Hay una lucha personal por ser vista, comprendida, aceptada: ¿el hecho de que nos haya llegado una producción mucho menor de textos de chicas Beat que de chicos de su misma generación, quizá tiene algo que ver con esta invisibilización que ella sufría?

Desea ser invitada a la vida de los demás pero también siente un deseo de liberación personal.

Siente/pero no puede expresar. Lo que está atrapado dentro de ella/pero la sociedad no permite.

Los poemas de Cowen cruzan umbrales solo para descubrir que no hay un lugar de descanso verdadero ni satisfacción completa. Como los gatos atrapados en una constante ambivalencia entre querer salir y buscar libertad y luego querer volver a la seguridad del interior. Deseo profundo y contradictorio.

Cowen parece querer salir de algo que la confina y entrar en algo nuevo. El límite se convierte en un espacio cargado de significado. Pero nunca estará satisfecha en ninguno de los lados a causa de su lucha interna, fragmentando su identidad.


"

(…) And practice falling

That’s my pleasure.

No people for it to fallo n

It is difficult to say more about

How the snow falls

*

(…) Y practicando el caer

Ese es mi placer.

No hay personas sobre las que caer

Es difícil decir más sobre

Cómo cae la nieve


En la tradición literaria gótica se establecen algunas normas que rigen la conducta de la figura del vampiro. Una de estas normas establece que los vampiros no pueden entrar en una casa sin ser invitados. Esto genera un poderoso y peligroso juego de roles y abuso de poder, vulnerabilidad y normas sociales.

El espacio liminal, el umbral en este caso simboliza la barrera entre lo civilizado y lo salvaje (incontrolable, sobrenatural). La fractura de esta barrera permitirá que el caos y la muerte entren en la vida cotidiana: esto es lo que se utilizaba tradicionalmente como metáfora al relatar cuentos didácticos y moralizantes, utilizando la figura del vampiro como el Mal y explicando que no puede entrar a nuestras vidas a menos que, de alguna manera, lo permitamos (conscientemente o no). Permitirlo dictará nuestra sentencia ya que, al invitarlo, hemos sellado nuestro destino, como lo hizo Mina, como lo hice yo.

Cowen se sitúa en una posición de vulnerabilidad cuando necesita ser invitada, algo que se refuerza con ese doloroso por favor que añade a su petición:

 

Dejadme salir –

–Por favor, dejadme entrar

 

Al igual que invitar al vampiro a entrar es una forma simbólica de caer en la tentación, también podríamos entenderlo como una metáfora de consentimiento sexual.

La invitación, sea como sea, es crucial para que ocurra la transformación: un cruce de límites que puede traer tanto liberación como destrucción. Nunca sabremos exactamente qué umbrales atravesó Cowen para sellar de forma definitiva su destino de una forma tan trágica siendo tan joven, o cuáles no le permitieron atravesar, si fue ese el caso.

“No le importaba ser guapa. Era brillante y excéntrica. Seguía yendo a terapeutas, pero ellos la ‘despedían’, diciendo que no la podían ayudar. […] Estaba realmente fuera de –no en la época adecuada. […] ¡Ay!, si Elise hubiera nacido diez años más tarde habría sido totalmente distinto. El mundo la trató cruelmente porque era tan diferente.

Siempre que hablo de mujeres Beat me vuelvo a referir a ese libro fundacional y exquisito que en 2015 publicó acertadamente muchos de los mejores poemas de todas ellas, “Beat Attitude” traducido, seleccionado y prologado maravillosamente por Annalisa Marí Pegrum.

Hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, sus familias las encerraron en manicomios, se les sometía a tratamientos por electrochoque. En los años 50 si eras hombre podías ser un rebelde, pero si eras una mujer tu familia te encerraba. Hubo casos, yo las conocí. Algún día alguien escribirá sobre ellas.


sábado, 19 de marzo de 2022

Algunos poemas de Diane di Prima

 

El 6 de marzo de 2008, Diane di Prima (1934-2020) protagonizó un encuentro literario en la Universidad de California en Berkeley. Este vídeo es solo un fragmento del vídeo original en el que di Prima realiza un largo recorrido a través de sus poemas.

Este pequeño vídeo corresponde a la lectura del poema 'Song for Baby-O, unborn' que a continuación transcribo, seguido de otros que también me han impactado.

Song for Baby-O, unborn
Sweetheart
when you break thru
you'll find
a poet here
not quite what one would choose,

I won't promise
you'll never go hungry
or that you won't be sad
on this gutted
breaking
globe

but I can show you
baby
enough to love
to break your heart
forever

Nana para un bebé, antes de nacer
Cielo
cuando te abras paso
encontrarás
una poeta
apenas la opción ideal.

No puedo prometerte
que nunca pasarás hambre
o que no estarás triste
en este mundo
descuartizado
y reducido a cenizas

pero puedo enseñarte
cielo
a amar tanto
que tu corazón se rompa
por siempre jamás

...


Poem of refusals
No strong men in shirtsleeves
striding thru
my kitchen: warm & obtuse.
No me curled-like-kitten around
a sleeping child & smiling
seductively.
No short skirts, no long
breaths; I will not
glance sidelong after reading a poem
to see
if you understood it.
No cozy patios, front yards
my cats
will never be fat. No one
will put me on a T-shirt;
I may never
learn to put on my own make-up.
Don' wanna sit
quiescent in the car while someone else
drives. No circles to go
around in. No checkerboard
linoleum. No.
No dishwasher; washing machine
unlikely. No flowers,
good legs, plaintive
poems about marriage. Wind
is what men are, & my poems
the sea. Children like grass
on the hills  they hang
in there. Or like a forest.
They don't come & go.
No rainbows. Only pelicans
flopping clumsy, hoping
for that one
Big Fish. You can bet
I won't be wistful, let it go by
wondering later what it could have been like.
My memories run together.
And I'm none too sure now
who did what to whom.
What we did wrong.
But I burned the script
where I meet your eyes & smile.

Poema de los rechazos
No habrá hombres robustos encamisados
dando zancadas a través de
mi cocina: cordiales y obtusos.
No habrá una versión de mí misma arrullando
un bebé adormecido y sonriendo
seductora.
No habrá faldas cortas, ni largos
suspiros; no
miraré de reojo después de leer un poema
para ver
si lo entendiste.
No habrá patios acogedores, ni jardines
mis gatos
nunca estarán gordos. Nadie
vestirá camisetas con mi rostro;
quizás nunca
aprenda a maquillarme sola.
No quiero sentarme
tranquilamente en el coche mientras otro
conduce. No habrá círculos
en los que dar vueltas. No habrá linóleo
a cuadros blancos y negros. No.
No habrá lavavajillas; lavadora
improbable. No habrá flores,
piernas atractivas, poemas
lastimosos sobre el matrimonio. Viento
es lo que son los hombres, y mis poemas
el mar. Las niñas y los niños como la hierba
sobre las colinas  lo resisten
todo. O como un bosque.
No vienen y se van.
No son arcoíris. Tan solo pelícanos
que aletean torpemente, esperando
atrapar ese único
Gran Pescado. Puedes estar seguro
de que no me pondré nostálgica, al dejarlo pasar
preguntándome luego por lo que podría haber sido.
Mis recuerdos se entremezclan.
Y ya ni siquiera estoy segura
de quién le hizo qué a quién.
En qué nos equivocamos.
Pero he quemado el guión
en el que nuestras miradas se cruzan y yo te sonrío.


...

No problem party poem
first glass broken on patio no problem
forgotten sour cream for vegetables no problem
Lewis MacAdam's tough lower jaw no problem
cops arriving to watch bellydancer no problem
plastic bags of melted ice no problem
wine on antique tablecloth no problem
scratchy stereo no problem
neghbor's dog no problem
interviewer from Berkeley Barb no problem
absence of more beer no problem
too little dope no problem
leering Naropans no problem
cigarette butts on the altars no problem
Marilyn vomiting in planter box no problem
Phoebe renouncing love no problem
Lewis renouncing Phoebe no problem
hungry ghosts no problem
absence of children no problem
heat no problem
dark no problem
arnica scattered in nylon rug no problem
ashes in bowl of bleached bone and juniper berries no problem
lost Satie tape no problem
loss of temper no problem
arrogance no problem
boxes of empty beer cans & wine bottles no problem
thousands of styrofoam cups no problem
Gregory Corso no problem
Allen Ginsberg no problem
Diane di Prima no problem
Anne Waldman's veins no problem
Dick Gallup's birthday no problem
Joanne Kyger's peyote & run no problem
wine no problem
coca-cola no problem
getting it on in the wet grass no problem
running out of toilet paper no problem
decimation of pennyroyal no problem
destruction of hair clasp no problem
paranoia no problem
claustrophobia no problem
growing up on Brooklyn streets no problem
growing up in Chicano Texas no problem
bellydancing certainly no problem
figuring it all out no problem
giving it all up no problem
giving it all away no problem
devouring everything in sight no problem
    what else in Allen's refrigerator?
    what else in Anne's cupboard?
    what do you know that you
        haven't told me yet?
no problem.    no problem.    no problem.

staying another day no problem
getting out of town no problem
telling the truth, almost no problem
        easy to stay awake
        easy to go to sleep
        easy to sing the blues
        easy to chant sutras
what's all the fuss about?

it decomposesno problem
we pack it in boxesno problem
we swallow it with water, lock it in the trunk,
    make a quick getaway.    NO PROBLEM.

No pasa nada, poema para una fiesta
el primer vaso roto en el patio no pasa nada
se olvidó la crema agria para las verduras no pasa nada
la mandíbula dura de Lewis MacAdam no pasa nada
llega la pasma para ver danza del vientre no pasa nada
bolsas de plástico de hielo derretido no pasa nada
vino sobre manteles antiguos no pasa nada
disco rayado no pasa nada
el perro del vecino no pasa nada
entrevistador de Berkeley Barb no pasa nada
no hay más cerveza no pasa nada
no hay más hierba no pasa nada
habitantes de Naropa que miran de soslayo no pasa nada
colillas sobre los altares no pasa nada
Marilyn vomitando en la maceta no pasa nada
Phoebe renunciando al amor no pasa nada
Lewis renunciando a Phoebe no pasa nada
fantasmas hambrientos no pasa nada
no hay niños no pasa nada
calor no pasa nada
oscuridad no pasa nada
árnica esparcida sobre la alfombra de nailon no pasa nada
cenizas en el bol de hueso blanqueado y enebrinas no pasa nada
perder el casete de Satie no pasa nada
perder la paciencia no pasa nada
arrogancia no pasa nada
cajas de latas de cerveza vacías y botellas de vino no pasa nada
miles de vasos de poliestireno no pasa nada
Gregory Corso no pasa nada
Allen Ginsberg no pasa nada
Diane di Prima no pasa nada
las venas de Anne Waldman no pasa nada
el aniversario de Dick Gallup no pasa nada
el peyote y el ron de Joanne Kyger no pasa nada
vino no pasa nada
coca-coa no pasa nada
la gente follando sobre el césped mojado no pasa nada
acabar el papel higiénico no pasa nada
fundirse la menta poleo no pasa nada
se rompe la horquilla no pasa nada
paranoia no pasa nada
claustrofobia no pasa nada
crecer en las calles de Brooklyn no pasa nada
crecer en el Tíbet no pasa nada
crecer en el Texas chicano no pasa nada
la danza del vientre definitivamente no pasa nada
comprenderlo todo no pasa nada
desprenderse de todo no pasa nada
regalarlo todo no pasa nada
devorar hasta donde alcance la vista no pasa nada
    ¿qué más hay en el refrigerador de Allen?
    ¿qué más hay en la despensa de Anne?
    ¿qué sabes tú que no me has contado todavía?
no pasa nada.    no pasa nada.    no pasa nada.

quedarse un día más no pasa nada
pirarse de la ciudad no pasa nada
decir la verdad, apenas pasa nada
        fácil mantenerse despierto
        fácil quedarse dormido
        fácil cantar blues
        fácil entonar los sutras
¿por qué tanto alboroto?

se pudreno pasa nada
lo metemos en cajasno pasa nada
lo tragamos con algo de agua, lo encerramos en el maletero,
    huimos con rapidez.    NO PASA NADA.


 
Todos los textos proceden de esta antología de poemas de Diane di Prima editada por Torremozas (2021): "Quita tu cuello degollado de mi cuchillo". De la maquetación, el diseño de cubierta y la traducción, ya hablamos otro día.


sábado, 19 de febrero de 2022

"Memorias de una beatnik" - Diane di Prima




Origen y contexto. Las mujeres beat

Resulta imprescindible conocer bien el contexto de este libro para leer a di Prima de una forma justa. 

"Memorias de una beatnik" recoge los años previos a la Generación Beat, que fue un movimiento contracultural en la costa oeste de Norteamérica definido por la libertad sexual, la experimentación con las drogas, una postura ideológica de izquierdas, filosóficamente existencialistas y musicalmente admiradores del jazz de Charlie "Bird" Parker y John Coltrane. Era una patada a la american way of life del Eisenhower al que votaban sus padres, a la vida ordenada de las sitcom televisivas. Un rechazo al belicismo en los comienzos de la guerra fría contra la amenaza comunista. La aventura del individualismo con libros escritos en primera persona (si no te pasa, lo provocas), un viaje al corazón de América en la carretera. Los artistas envueltos en este movimiento pueden considerarse herederos directos, con muchos paralelismos pero más radicales, a aquella "Generación Perdida" del París de entreguerras.

Hace unos años era casi anecdótico hablar de las mujeres de la Generación Beat. Teniendo en cuenta que el fenómeno beatnik surge en los 50, durante décadas los nombres que se han asociado al mismo han sido los que todas conocemos: Allen Ginsberg, Jack Kerouac y William S. Burroughs, principalmente. 

Los libros de ellos han sido editados de forma incansable, bien distribuidos y leídos por millones de personas. Tímidamente algunas antologías poéticas incluían también algunos nombres de mujer (que claro, siempre eran las novias, amigas o amantes de ellos). Nunca se trataba de autoras que brillaran con luz propia, si acaso y dando gracias rebotaba sobre ellas la luz de las verdaderas estrellas, que se consideraba que eran ellos.

En 2015 se publicó en España un libro que me sacudió y me emocionó profundamente, “Beat attitude” de Bartleby Editores. Para mí llegó en un momento perfecto porque entonces ya se editaban muchos ensayos feministas y era una temática de debate habitual en redes sociales (cuando todavía era un movimiento sin tantos forcejeos internos, me temo). Me fascinaron los poemas de Lenore Kandel, Elise Cowen, Diane di Prima o Mary Norbert Körte, según las anotaciones que hice en mi ejemplar, que por supuesto todavía conservo. Pero de todas ellas ya hablé en su momento.


Memorias de una beatnik

Diane di Prima se buscó la vida desde muy joven, siendo aún menor de edad. Durante un tiempo se ganaba la vida escribiendo escenas de sexo para novelas de otros autores. De hecho, así es como empezó a colaborar con el editor Maurice Girodias (cuya editorial Olympia Press publicó “Lolita” de Nabokov, para que os hagáis una idea). A veces Girodias adquiría novelas sosas e inocuas simplemente para aprovechar su trama básica y di Prima se encargaba de aderezarlas con escenas sexuales muy explícitas. Según sus palabras había que añadirles unos toques lascivos para aumentar su interés, como el orégano a una salsa de tomate. Girodias fue quien le encargó un libro de sus propias memorias y por cada tanda de páginas nuevas que di Prima le entregaba, él se las devolvía con la anotación “MÁS SEXO” bien visible y en la primera página.

Por eso este libro resulta un tanto extraño. Las dos primeras partes son una sucesión de amantes de cualquier género donde la relación espacio-tiempo se pierde entre fluidos y posturas imposibles. Claro, en el epílogo ella explica cómo durante el proceso de escritura pedía a las personas que vivían en su casa que se echaran y, vestidos y de forma amistosa probaban si ciertas contorsiones eran o no factibles. Y es que al principio apenas hay un argumento y no es hasta la tercera parte, aproximadamente, donde encontramos lo que realmente íbamos a buscar: sus vivencias como artista creadora en la incipiente escena beat. Es comprensible que muchos lectores, descontextualizados, apenas hayan llegado a la mitad del libro.


Por supuesto que hubo mujeres

En España hubo una edición de este libro a manos de la editorial Muchnik (1999) que se agotó rápido y que ya es casi inencontrable, o a precios desorbitados. Si echamos un vistazo a las opiniones de muchas personas que lo han leído en cualquier idioma, comprobamos que en general "Memorias de una beatnik" no goza de mucha popularidad. Esto es porque lo leyeron desconociendo su contexto que, como ya he comentado, resulta imprescindible antes de sumergirse en la lectura. 

La autora murió recientemente, en octubre de 2020 y curiosamente es ahora cuando podemos encontrar sus libros de forma cada vez más accesible.

Hay un pasaje hacia el final de este libro que me ha parecido emocionante y esclarecedor. En él, di Prima narra cómo fue el momento en que leyó "Aullido" por primera vez. 

Ese poemario (y en concreto el poema que le da título) fue uno de los detonantes de lo que hoy conocemos como Generación Beat y es profundamente representativo del mismo, pero hay que tener en cuenta que al principio no había una denominación de grupo ni una consciencia de que lo que hacían estaba dando lugar a una vanguardia, eso vendría después. Tampoco por sí solos "Aullido" o "En la carretera" habrían sido capaces de generar algo tan grande como lo que ha traspasado hasta nuestros días. Había una nueva forma de sentir y por tanto una nueva necesidad de expresar, y poco a poco estos artistas multidisciplinarios se fueron reconociendo entre ellos. También el público demandaba otro tipo de arte. Las cosas no surgen porque sí, quiero decir. Tampoco todo pasa a la historia aunque en su época sea popular. El fragmento al que me refería, es este:

" (…) me dio un librillo en blanco y negro, diciendo: “Creo que esto podría interesarte”. Lo cogí y lo abrí con desgana, pues estaba concentrada en el guiso (…). Me encontré en medio de Aullido, de Allen Ginsberg. Dejé el cucharón y abrí el libro por el principio. su poderoso comienzo me atrapó de inmediato: “He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura…”.

Estaba demasiado excitada para preocuparme del guiso. Lo dejé en manos de Beatrice y sin siquiera darle las gracias a Bradley salí por la puerta con su nuevo libro. Anduve unas cuantas manzanas hasta el muelle de la calle Sesenta y me senté frente al río Hudson para leer y asimilar lo que estaba ocurriendo. No se me iban de la cabeza las palabras “abriendo nuevos caminos”. Sabía que el tal Allen Ginsberg, quien quiera que fuese, nos había abierto nuevos caminos a todos nosotros por el mero hecho de publicar aquello. Todavía no sabía lo que significaba, ni hasta dónde nos llevaría.

El poema también me produjo cierta pesadumbre. Se suponía que, si había una persona como Allen, tenía que haber más aparte de mis colegas, otros que también escribían lo que oían, escribían como hablaban, que vivían ocultos y marginados, escondiéndose aquí y allá, y que ahora, de repente, estaban a punto de hablar en voz alta. Tenía la impresión de que Allen solo era, solo podía ser, la vanguardia de algo mucho más grande. (…) No muchos los escucharían, pero ellos por fin podrían escucharse los unos a los otros. Estaba a punto de encontrar a mis hermanos y hermanas.

Diane di Prima_Recital en el Gaslight Cafe, Nueva York, 1959



Web de la editorial


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...