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sábado, 19 de febrero de 2022

"Memorias de una beatnik" - Diane di Prima




Origen y contexto. Las mujeres beat

Resulta imprescindible conocer bien el contexto de este libro para leer a di Prima de una forma justa. 

"Memorias de una beatnik" recoge los años previos a la Generación Beat, que fue un movimiento contracultural en la costa oeste de Norteamérica definido por la libertad sexual, la experimentación con las drogas, una postura ideológica de izquierdas, filosóficamente existencialistas y musicalmente admiradores del jazz de Charlie "Bird" Parker y John Coltrane. Era una patada a la american way of life del Eisenhower al que votaban sus padres, a la vida ordenada de las sitcom televisivas. Un rechazo al belicismo en los comienzos de la guerra fría contra la amenaza comunista. La aventura del individualismo con libros escritos en primera persona (si no te pasa, lo provocas), un viaje al corazón de América en la carretera. Los artistas envueltos en este movimiento pueden considerarse herederos directos, con muchos paralelismos pero más radicales, a aquella "Generación Perdida" del París de entreguerras.

Hace unos años era casi anecdótico hablar de las mujeres de la Generación Beat. Teniendo en cuenta que el fenómeno beatnik surge en los 50, durante décadas los nombres que se han asociado al mismo han sido los que todas conocemos: Allen Ginsberg, Jack Kerouac y William S. Burroughs, principalmente. 

Los libros de ellos han sido editados de forma incansable, bien distribuidos y leídos por millones de personas. Tímidamente algunas antologías poéticas incluían también algunos nombres de mujer (que claro, siempre eran las novias, amigas o amantes de ellos). Nunca se trataba de autoras que brillaran con luz propia, si acaso y dando gracias rebotaba sobre ellas la luz de las verdaderas estrellas, que se consideraba que eran ellos.

En 2015 se publicó en España un libro que me sacudió y me emocionó profundamente, “Beat attitude” de Bartleby Editores. Para mí llegó en un momento perfecto porque entonces ya se editaban muchos ensayos feministas y era una temática de debate habitual en redes sociales (cuando todavía era un movimiento sin tantos forcejeos internos, me temo). Me fascinaron los poemas de Lenore Kandel, Elise Cowen, Diane di Prima o Mary Norbert Körte, según las anotaciones que hice en mi ejemplar, que por supuesto todavía conservo. Pero de todas ellas ya hablé en su momento.


Memorias de una beatnik

Diane di Prima se buscó la vida desde muy joven, siendo aún menor de edad. Durante un tiempo se ganaba la vida escribiendo escenas de sexo para novelas de otros autores. De hecho, así es como empezó a colaborar con el editor Maurice Girodias (cuya editorial Olympia Press publicó “Lolita” de Nabokov, para que os hagáis una idea). A veces Girodias adquiría novelas sosas e inocuas simplemente para aprovechar su trama básica y di Prima se encargaba de aderezarlas con escenas sexuales muy explícitas. Según sus palabras había que añadirles unos toques lascivos para aumentar su interés, como el orégano a una salsa de tomate. Girodias fue quien le encargó un libro de sus propias memorias y por cada tanda de páginas nuevas que di Prima le entregaba, él se las devolvía con la anotación “MÁS SEXO” bien visible y en la primera página.

Por eso este libro resulta un tanto extraño. Las dos primeras partes son una sucesión de amantes de cualquier género donde la relación espacio-tiempo se pierde entre fluidos y posturas imposibles. Claro, en el epílogo ella explica cómo durante el proceso de escritura pedía a las personas que vivían en su casa que se echaran y, vestidos y de forma amistosa probaban si ciertas contorsiones eran o no factibles. Y es que al principio apenas hay un argumento y no es hasta la tercera parte, aproximadamente, donde encontramos lo que realmente íbamos a buscar: sus vivencias como artista creadora en la incipiente escena beat. Es comprensible que muchos lectores, descontextualizados, apenas hayan llegado a la mitad del libro.


Por supuesto que hubo mujeres

En España hubo una edición de este libro a manos de la editorial Muchnik (1999) que se agotó rápido y que ya es casi inencontrable, o a precios desorbitados. Si echamos un vistazo a las opiniones de muchas personas que lo han leído en cualquier idioma, comprobamos que en general "Memorias de una beatnik" no goza de mucha popularidad. Esto es porque lo leyeron desconociendo su contexto que, como ya he comentado, resulta imprescindible antes de sumergirse en la lectura. 

La autora murió recientemente, en octubre de 2020 y curiosamente es ahora cuando podemos encontrar sus libros de forma cada vez más accesible.

Hay un pasaje hacia el final de este libro que me ha parecido emocionante y esclarecedor. En él, di Prima narra cómo fue el momento en que leyó "Aullido" por primera vez. 

Ese poemario (y en concreto el poema que le da título) fue uno de los detonantes de lo que hoy conocemos como Generación Beat y es profundamente representativo del mismo, pero hay que tener en cuenta que al principio no había una denominación de grupo ni una consciencia de que lo que hacían estaba dando lugar a una vanguardia, eso vendría después. Tampoco por sí solos "Aullido" o "En la carretera" habrían sido capaces de generar algo tan grande como lo que ha traspasado hasta nuestros días. Había una nueva forma de sentir y por tanto una nueva necesidad de expresar, y poco a poco estos artistas multidisciplinarios se fueron reconociendo entre ellos. También el público demandaba otro tipo de arte. Las cosas no surgen porque sí, quiero decir. Tampoco todo pasa a la historia aunque en su época sea popular. El fragmento al que me refería, es este:

" (…) me dio un librillo en blanco y negro, diciendo: “Creo que esto podría interesarte”. Lo cogí y lo abrí con desgana, pues estaba concentrada en el guiso (…). Me encontré en medio de Aullido, de Allen Ginsberg. Dejé el cucharón y abrí el libro por el principio. su poderoso comienzo me atrapó de inmediato: “He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura…”.

Estaba demasiado excitada para preocuparme del guiso. Lo dejé en manos de Beatrice y sin siquiera darle las gracias a Bradley salí por la puerta con su nuevo libro. Anduve unas cuantas manzanas hasta el muelle de la calle Sesenta y me senté frente al río Hudson para leer y asimilar lo que estaba ocurriendo. No se me iban de la cabeza las palabras “abriendo nuevos caminos”. Sabía que el tal Allen Ginsberg, quien quiera que fuese, nos había abierto nuevos caminos a todos nosotros por el mero hecho de publicar aquello. Todavía no sabía lo que significaba, ni hasta dónde nos llevaría.

El poema también me produjo cierta pesadumbre. Se suponía que, si había una persona como Allen, tenía que haber más aparte de mis colegas, otros que también escribían lo que oían, escribían como hablaban, que vivían ocultos y marginados, escondiéndose aquí y allá, y que ahora, de repente, estaban a punto de hablar en voz alta. Tenía la impresión de que Allen solo era, solo podía ser, la vanguardia de algo mucho más grande. (…) No muchos los escucharían, pero ellos por fin podrían escucharse los unos a los otros. Estaba a punto de encontrar a mis hermanos y hermanas.

Diane di Prima_Recital en el Gaslight Cafe, Nueva York, 1959



Web de la editorial


sábado, 7 de agosto de 2021

"El fantasma y la señora Muir" - R.A. Dick (Josephine Aimee Campbell Leslie)

 


Hay muchos fantasmas en este libro y en torno a él. Por dónde empezar.

Me apasiona esta historia y absolutamente todo lo que la rodea. Ha sido uno de los primeros libros que he leído tras pasar meses, casi un año, sin apenas leer y sin apenas ser yo (pero por un motivo feliz). Y ha sido un regalo.

"El fantasma y la señora Muir" no se había publicado nunca en castellano. Una búsqueda en la base de datos del ISBN me lo acaba de confirmar, además de sorprenderme al ver que lo han dado de alta con el título algo alterado "El fantasma y la Sra. Muir", ellos sabrán por qué. Esa errata impedirá que otras búsquedas encuentren el libro en esa bbdd si lo intentan, Dick es un apellido demasiado común y buscar truncando solo por él devuelve cientos de resultados. 


Josephine A.C.L.
Pero en realidad R.A. Dick es un pseudónimo, Josephine Aimee Campbell Leslie es el nombre real de la autora de esta hermosa novela. Nació el 8 de junio de 1898 en Wexford, Irlanda y murió el 28 de abril de 1979 (no he encontrado dónde, ni el lugar en el que se encuentra su sepultura). Por motivos machistas evidentes, publicó sus libros bajo un pseudónimo que ocultara su género femenino. Las siglas R.A. corresponden a Robert Abercromby, en homenaje a su padre el capitán irlandés Robert Abercromby Dick Rowley (1866-1898), hijo a su vez de un capitán de division, Robert Horseley Ricketts Rowley (1830-1903). Es invevitable pensar que Josephine se inspirase en las vidas de su padre y su abuelo para crear al Capitán Daniel Gregg, el inolvidable fantasma de la novela que hoy nos ocupa.

Pero hay aun más fantasmas en torno a esta historia.

Esta novela se publicó originalmente en Londres en 1945 y fue la primera de un puñado de novelas de Josephine que siguieron a esta. Enseguida, la 20th Century Fox compró los derechos y en 1947 apareció la película basada en ella. Fue dirigida por Joseph L. Mankiewicz y protagonizada por Gene Tierney y Rex Harrison con guión de Philip Dunne. Fue rodada en California a pesar de que originalmente la acción se desarrolla en un pequeño pueblo costero del sur de Inglaterra, Whitecliff. Después, se hicieron programas de radio, musicales y otras adaptaciones. Pero si en España conocíamos la existencia de esta historia es en gran medida por la incansable insistencia de Javier Marías recomendándola desde hace décadas.

Así pues, los fantasmas continúan.

El fantasma como personaje literario es una mina de oro inagotable. Y es una de las figuras predilectas de Javier Marías. En 1995 escribió un largo artículo sobre la película para el libro "Écrire le cinéma" (Éditions Cahiers du Cinéma) y ese mismo año apareció en la antología "Vida del fantasma" publicada por El País Aguilar. Una edición preciosa y muy desconocida (supongo que ya difícil de encontrar) con unos grandes márgenes en todas las páginas donde se incluyen pequeños fragmentos procedentes de manuscritos de su autor. Creo que es mi libro de J. Marías más preciado y además contiene una dedicatoria que le debí pedir, no sé, allá por 2014 supongo, cuando Marías aún molaba.

"Vida del fantasma": detalle del interior

Sin embargo, este artículo se popularizó cuando se incluyó en otra antología en 2005, "Donde todo ha sucedido", un precioso libro publicado por Galaxia Gutenberg que recopilaba los artículos más importantes de Javier Marías relacionados con el cine. Durante unas 12 páginas, reflexiona sobre multitud de aspectos de la película, incitando al lector a buscarla irremediablemente: su entusiasmo era contagioso. Otro dato curioso es que la fotografía de cubierta de esta edición se trata precisamente de Gene Tierney en "El fantasma y la señora Muir". Fue incluida en una ristra de postales que regalaron con alguna edición de Debolsillo hace años.


Postales de Debolsillo de hace unos años. Gene Tierney en primer plano, preciosa.


Otro dato curioso es que la recopilación de cuentos "Cuando fui mortal" incluye un cuento final, "No más amores", basado en la historia de Lucy Muir y el fantasma del Capitán Daniel Gregg, los entrañables e inolvidables protagonistas de "El fantasma y la señora Muir". En su cuento, Marías sitúa la acción en Rye, una localidad del sur de Inglaterra no demasiado lejos de Whitecliff, en un claro guiño a la procedencia de su inspiración. La protagonista es la anciana Molly Morgan Muir (la asociación ya es evidente) que también tiene un curioso encuentro con un fantasma, pero no os cuento más, buscadlo y no os defraudará. Es uno de mis cuentos favoritos. Mi gato se apellidaba Morgan Muir por ella. Pero sigamos con las referencias.

Marías ha hecho infinidad de menciones a "El fantasma y la señora Muir" a lo largo de su carrera, pero hay un artículo muy curioso de 2019, "La viuda del fantasma", donde explica cómo ha llegado a establecer una relación epistolar con Lady Mercia Harrison, la viuda de Rex Harrison, el actor que dio vida al Capitán Daniel Gregg.

Una multitud de fantasmas, ¿no es cierto?

Así que por fin he podido leer la novela que precedió a la película que tanto me gusta. He comprobado que se hacen justicia respectivamente. El libro es una delicia, la verdad, a pesar de que las ediciones de Impedimenta nunca me gustan por la fragilidad de los materiales que utilizan para sus cubiertas (la relación calidad-precio es muy mala y tienen una estética desfasada, ñoña y repetitiva que parece que se trate siempre del mismo libro de las insoportables hermanas Brontë), sin embargo en cuanto al contenido he de decir que solo he encontrado dos o tres erratas: con lo mal que se corrige en este país, ya es todo un hallazgo.

He disfrutado mucho reviviendo la historia de la encantadora Lucy Muir y el viejo cascarrabias Daniel Gregg, así como detectando los pequeños matices que se encuentran en la novela pero no en la película y viceversa. Se lee en unas pocas horas y es una delicia, si bien es cierto que para mí tiene un significado mucho más allá del argumento, como he ido desgranando fantasma a fantasma en esta reseña.








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