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viernes, 29 de enero de 2016

"Duermevela" - María Rodés


Este libro es una excusa perfecta para hablaros de sueños.

María Rodés presenta una recopilación con algunos de los suyos, ya que tiene la costumbre de anotarlos cada mañana al despertar, desde hace años. “Empecé a escribir mis sueños a raíz de una crisis creativa. Quería salir de mis temáticas habituales y buscar nuevas formas de expresarme que no pudieran ocurrírseme de manera consciente. Primero experimenté un poco con la escritura automática y una cosa llevó a la otra. Coloqué un cuaderno de color negro en mi mesita de noche y me propuse escribir lo que recordara de cada sueño todas las mañanas.” Definitivamente, el color de las tapas de ese cuaderno me parece clave. ¿De qué color habría de ser si no, un libro de ilusiones?


Pero existen muchos más, miles de textos maravillosos que han sido escritos en sueños, o volcados al papel ya en la vigilia, recordando algo soñado. También, multitud de películas y canciones en torno a la misma idea. Por ejemplo, el fantástico libro de Jacobo Siruela “El mundo bajo los párpados”, publicado por Atalanta en 2011. En él, se hace un repaso de los sueños que han marcado el devenir de la Historia. Se trata de una lectura inesperada, genial, que no se parece a nada. Un libro inclasificable y absolutamente delicioso.

Basada en el extrañísimo libro de Réjean Ducharme, “El valle de los avasallados” (2009), encontramos la última película que rodó Jean-Claude Lauzon antes de sufrir el accidente de aviación que le rrebató la vida. Se trata de la complejísima y sorprendente “Léolo”, procedente de 1992, que cuenta la historia del niño Léo Lauzon, o Léolo Lozone, como se autodenomina. También inclasificable, deja un extraño sabor de boca al espectador (profundamente agridulce), y de ella rescato la ya mítica frase "Porque sueño, no lo estoy. (Porque sueño, no estoy loco)”.


La escritora Isabel Bono reparte su actividad bloguera en varias bitácoras, una de ellas completamente dedicada a sus sueños, que transcribe con frecuencia desde 2008. Se llama “La espuma de las noches”, (en homenaje, supongo, a Boris Vian). Isabel tiene una facilidad especial para la delicadeza, por lo que es capaz de transmitir una gran cantidad de sensaciones con un puñado de frases.

Y, si pensamos en el autor de sueños más universal, inevitablemente pensamos en Freud. Padre de los famosos complejos de Edipo y Electra junto a Jung, ahora son muchos los que piensan que él fue el gran traumado por excelencia y que utilizaba sus investigaciones especialmente para entenderse a sí mismo, lo cual me parece muy loable de ser cierto. Sus obras más populares son los volúmenes de “La interpretación de los sueños”, en las que Freud analiza la utilidad de buscar en el subconsciente el origen de los traumas del paciente. A partir de ahí, dedicó al psicoanálisis su vida profesional.

Hay algo precioso, que me niego a obviar en esta lista: la Biblioteca de los Sueños que aparece en los cómics de la serie “Sandman” de Neil Gaiman. El Bibliotecario del Sueño, un personaje llamado Lucien, custodia una inmensa biblioteca compuesta por libros inconclusos en la realidad, que han sido imaginados o escritos en sueños. Por supuesto, esta biblioteca es infinitamente más voluminosa que cualquier otra que pueda imaginarse, y que exista en la realidad. Al parecer, este personaje no fue creado por Neil Gaiman, sino que pertenecía originalmente al cómic Tales of the Ghost House, de DC (años 70).

En cuanto a canciones, la lista también podría ser eterna, pero quiero dejar constancia aquí de dos debilidades personales: por un lado, “The dream song” de Joan Baez, una canción onírica, salvaje y preciosa en la que oigo, cuando la escucho, esa pequeña parte de mi historia que cuenta cómo una niña eterna, descalza, que no sé si es ella o soy yo, caprichosa me arrebata algo que en realidad nunca me perteneció. El otro tema es “Blue heart”, de Deine Lakaien, un tema que escuché de casualidad precisamente a los pocos días de haber tenido un sueño demasiado vívido, y al que por fin pude poner banda sonora. Pero sobre esa historia ya escribí por aquí hace tiempo.

Apenas he hablado de María Rodés, ya dije al principio que esta vez su libro sólo sería una excusa. Pero es interesante, de verdad. Junto a los textos, hay una serie de dibujos infantiles de la misma autora-niña que, si evidentemente no aportan una calidad artística visual arrebatadora, sí que añaden ternura e inciden sutilmente en la idea de cómo el subconsciente y nuestras primeras impresiones acerca del mundo, influyen tanto en nuestros sueños de cada noche como en nuestra vida diaria.

When I really woke I was frozen in between

I didn’t know who I was, it was a

dream inside a dream

Oh what a dream

*


miércoles, 16 de noviembre de 2011

"Cegador" - Mircea Cărtărescu


"Cegador" desprende la luz rara de lo grotesco, de las obsesiones, de los recuerdos umbríos y del inaprehensible mundo de los sueños. Es una historia deslumbrante, brillante (cegadora). Mircea Cărtărescu cuenta aquí su infancia ("Lulu", próxima lectura, recoge su adolescencia), con un inicio que sitúa al lector en uno de sus primeros recuerdos: el pequeño Mircea está dejando pasar el tiempo mirando Bucarest por la ventana de su habitación, un recuerdo objetivo y claro. Pero, poco a poco, de forma progresiva y muy sutil, aparecen escenas delirantes y brutalmente metafóricas que traen al presente sus recuerdos, escenas que proceden del mundo de los sueños y que retroceden a lo primitivo, a los miedos atávicos, llenas de situaciones y de personajes ancestrales. La maestría de Cărtărescu se demuestra cuando el lector percibe esos descensos al mundo de lo irreal sólo cuando ya ha llegado, ya que la línea se cruza con tanta naturalidad y fluidez que no es fácil percibir el cambio. Así, el mundo real y el imaginado que conforman la existencia de todo ser humano se mezclan en una suerte de danza antigua que Cărtărescu nos brinda con artes de prestidigitador.

En estas escenas oníricas y magistrales aparecen de forma recurrente las obsesiones que forman el mundo del escritor, como la composición del cuerpo humano o los insectos. Las mariposas, en concreto, protagonizan una de la escenas más inquietantes y destacables (pero hay tantas) de la narración: aquélla en la que una mujer permanece encerrada en la cabina de un ascensor junto con una mariposa gigante, disfrutando de una existencia desquiciante: este pasaje, en concreto, es demoledor y está maravillosamente bien escrito.



Me ha encantado leer a Cărtărescu y disfrutar de su literatura desgarrada, desnuda y absolutamente pura, así como de la continua conexión que establece con el mundo de lo primitivo que permanece encerrado en lo más profundo de nosotros mismos. Su prosa, de lenguaje preciso y delicado, es la de alguien culto, sensible y sin duda con buenas influencias literarias, todo lo cual invita a continuar buscando sus libros con ilusión y fe de acólito.

(...) En cuanto a lo que está fuera... ¿Pero qué hay, fuera? Sin los fotones que caen sobre los objetos y rebotan en el cristalino de mis ojos -esferas horribles plantadas en un hueso del cráneo-, el mundo sería un fango oscuro de reverberaciones, como el universo de las arañas, para las que sólo existe lo que hace vibrar su red irrisoria. Para mí, la imagen horrorosa de la muerte no es el no ser, es el ser sin ser, es la vida terrorífica de la larva, de la lombriz, de la concha en el fondo del abismo, es la carne viva e inconsciente con la que todos estamos remendados. Recibimos la luz por dos óvulos córneos llenos de gelatina, la convertimos en impulsos eléctricos y la trasladamos a un montón de mucílagos húmedos en una concha caliza. Jamás sabremos cómo una longitud de onda se convierte en una sensación subjetiva, cómo vemos ¿pero cómo vemos, Señor? un pétalo de diente de león. Jamás llegaremos a comprender cómo puede existir lo que en toda nuestra vida no vimos, oímos, probamos, olimos ni tocamos. Nuestra vida: limitada a nuestro universo enrollado sobre nuestro cadáver como una mortaja, como las cintas esteladas de las momias. Nuestro mundo: el campo de nuestras sensaciones. El moho tierno de la luz que nos cubre las pupilas, el fieltro sonoro que nos crece sobre los tímpanos.

jueves, 16 de junio de 2011

Poemas de la locura / El hombre elefante - Leopoldo Mª Panero

A la psiquiatría

A ti, castigo del espíritu
rindo este poema vencido ya
nada más nacer, como una espiga
para violar a una mujer -Faulkner-
¡oh! terror de la penitencia para rezar
una vez más de rodillas al espanto
como a un ser sin canto y sin espuma
cerca del lago en que como elefantes
beben los días
cerca del lago en que mueren los elefantes
sabiendo el secreto de su muerte
-un aviador irlandés prevé su muerte-
-Yeats lo dijo-
¡oh! turba philosophorum, alquimistas
que beben de mi orina y de mis ojos
¡oh! cruz, arquetipo del espanto
donde ya todos los terrores nombran mi frente.



I have a sin of fear-
JOHN DONNE

Mi único pecado es haber muerto
es estar toda mi vida pendiente de la oscuridad
del terrible sueño de la muerte
en donde vampiros picarán en mi frente
ya hecha para nada, perfecta culminación
de una situación sin piedad
de un reino sin espíritu
en donde escribo el poema moviendo mis faldas.



No estoy contento de mí mismo
he incumplido la tarea de ser yo
he faltado a las normas del colegio
y no besaré ya más el culo de un gato
andaré ahora entre monos
como en el Laoconte de los monos
belleza perfecta hecha para ser sólo
el novio único de la nada.

lunes, 17 de enero de 2011

"Guarida de un animal que no existe" - Leopoldo María Panero

Descubro la literatura de un escritor que no había leído nunca pese a conocer su nombre y haberlo asociado siempre a un buen poeta; escucho con asombro su historia (gracias) y leo su “Guarida de un animal que no existe”, donde me sorprenden poemas aparentemente surgidos del más profundo inconsciente, plagados de imágenes tremendas, duras y contundentes.

Esperaré por ti en el ojo del huracán

el Diablo, dios del Trueno y de la Lluvia,

dejará caer su odio.

Muere en la ausencia el ciervo

y su mirada queda vagando

carcomida por los dientes de la página.

La selva, atrapada en el ojo del tigre,

resplandece en la perfecta simetría del poema

–en el tigre de mis ojos

en el labio de la página

adonde llego demasiado tarde.


Me encanta.


Sigo con los "Poemas del manicomio de Mondragón", hay algo a lo largo del libro que sitúa a tus pies en el centro del patio de un manicomio. Éstos son poemas más antiguos, las palabras se enlazan con más coherencia (pero no sé si ésa es la palabra). Igualmente, son poemas realmente oscuros, mente atormentada... Transmite emociones que quiero sentir, destellos en los que me reconozco, sé que seguiré buscando sus libros.



Danza en la nieve

mujer maldita

danza hasta que tus pies

descalzos sangren,

el Sabbath ha empezado

y en las casas tranquilas

de los hombres

hay muchos más

lobos que aquí.

Luego de bailar toca

la nieve: verás que es buena.

y que no quema tus manos

como la hoguera

en que tanta belleza

arderá algún día.

Partiendo de los pies

hasta llegar al sexo

y arrasando los senos

y chamuscando el pelo

con un crujido como de

moscas al estallar en la

vela.


Así arderá tu cuerpo

y del Sabbath quedará

tan sólo una lágrima

y tu aullido.



"...quedará tan sólo una lágrima y tu aullido." ... ¿no es extraordinario?
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