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jueves, 16 de junio de 2011

Poemas de la locura / El hombre elefante - Leopoldo Mª Panero

A la psiquiatría

A ti, castigo del espíritu
rindo este poema vencido ya
nada más nacer, como una espiga
para violar a una mujer -Faulkner-
¡oh! terror de la penitencia para rezar
una vez más de rodillas al espanto
como a un ser sin canto y sin espuma
cerca del lago en que como elefantes
beben los días
cerca del lago en que mueren los elefantes
sabiendo el secreto de su muerte
-un aviador irlandés prevé su muerte-
-Yeats lo dijo-
¡oh! turba philosophorum, alquimistas
que beben de mi orina y de mis ojos
¡oh! cruz, arquetipo del espanto
donde ya todos los terrores nombran mi frente.



I have a sin of fear-
JOHN DONNE

Mi único pecado es haber muerto
es estar toda mi vida pendiente de la oscuridad
del terrible sueño de la muerte
en donde vampiros picarán en mi frente
ya hecha para nada, perfecta culminación
de una situación sin piedad
de un reino sin espíritu
en donde escribo el poema moviendo mis faldas.



No estoy contento de mí mismo
he incumplido la tarea de ser yo
he faltado a las normas del colegio
y no besaré ya más el culo de un gato
andaré ahora entre monos
como en el Laoconte de los monos
belleza perfecta hecha para ser sólo
el novio único de la nada.

jueves, 24 de febrero de 2011

"Doctor Pasavento" - Enrique Vila-Matas



"Doctor Pasavento" narra los pasos de un escritor obsesionado con la idea de la desaparición tras la figura, ya mítica, de Robert Walser, que le llevan a cambiar de residencia constantemente en su afán por no ser hallado (o de saberse al fin buscado por alguien) y a visitar los lugares por los que se sabe que Walser pasó algún día, como el manicomio donde vivió y el lugar exacto en el que cayó muerto en la nieve.
Aunque en el momento de su visita no hubiera nieve y un sencillo tiesto con flores hiciera las veces de conexión simbólica con el escritor muerto.

Cambiar la tinta por el lapicero, soplar sobre lo escrito para borrarlo, hacer de las letras sobre el papel sólo algo evanescente. Que ni siquiera permanezca el surco de la punta mal afilada; que no pueda leerse al trasluz tampoco; que no quede absolutamente nada.
Ir borrándose poco a poco y que el cuerpo pierda consistencia a los ojos de los demás. Pasar desapercibido y que al cruzarse te golpeen sin mirar. Ser inapreciable a solas o rodeado de una multitud, no ser nada.
(Me pregunto por qué no).
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