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sábado, 5 de octubre de 2019
sueño
La luz de aquella ciudad era blanca,
caminaba con esa sensación
de los primeros viajes,
cuando no hay quehaceres aún.
La mañana se deslizaba
ligera y fácil.
Entré en la catedral,
había allí una oscuridad silvestre,
húmeda y fresca,
olía a hojas mojadas,
se oía
un culebreo de animales
cálidos y pequeños.
Subí al altar, quité
la imagen de la virgen,
me puse yo, desnuda,
a mirar desde allí,
a la ciudad,
a la luz y a vosotros.
Los ojos ya
pura contemplación,
la mente poseía
la cadencia del mundo,
la de los pájaros
en el aire.
Y yo sólo miraba,
y era mamífera y era agua,
y era pequeña y era eterna.
Y detrás de la puerta, estaba el mar.
poema extraído del libro "Libérame Domine"
de Gracia Aguilar Almendros
Editorial Pre-Textos
2017
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miércoles, 17 de octubre de 2012
"Nostalgia" - Mircea Cărtărescu
Cuando sus lectores españoles ya sentíamos nostalgia de Cărtărescu, recibimos una nueva dosis de su brillante prosa cegadora. Los relatos largos o novelas cortas que componen “Nostalgia” discurren por la misma senda onírica y deslumbrante que los demás libros de Cărtărescu, un autor encaminado a erigirse junto a las más brillantes plumas de su tiempo: aporta el toque de distinción y originalidad que, junto a una técnica impecable le hacen digno merecedor del premio Nobel, sin lugar a dudas.
Impedimenta se decide por fin a publicar “Nostalgia” tal y como fue concebido en su idioma original, a saber: un extraño y delicioso libro compuesto por un prólogo que contiene el relato “El Ruletista”, otros tres cuentos centrales bajo el título genérico de “Nostalgia” (“El Mendébil”, “Los gemelos” y “REM”) y un epílogo con el cuento “El arquitecto”. Recordemos que la misma editorial ya había publicado hace dos años, huérfano, “El Ruletista” que, aunque dispone de autonomía por sí mismo, es innecesario aislar del resto de relatos tal y como fueron publicados originalmente.
La fase REM de la que no quieres despertar
En el sueño de los humanos existe una fase en la que los ojos se mueven a mayor velocidad y, según indican los estudios científicos, es aquélla en la que más sueños se producen. Son esos momentos los que Cărtărescu reproduce de forma magistral en este cuento, a base de círculos concéntricos formados por escenas que a su vez se componen de imágenes aisladas, retazos de vida real y fantasía entremezclados de los que surge una sinfonía perfecta que sólo puede contemplarse en su totalidad una vez se ha caminado por el borde de cada una de esas esferas perfectas situadas en algún lugar fuera del mundo.
Cada uno de los cuentos que dan forma y entidad a “Nostalgia” brillan con luz propia y pueden disfrutarse y entenderse perfectamente si se leen de forma aislada, pero sin duda es “REM” el relato que se impone sobre el resto, sonriendo pícaro y benevolente desde la perfección de su minúsculo título tan atrayente, con el brillo rojizo del ojo de la araña que observa a su presa desde el centro de su red recién tejida, como un canto de sirena.
“REM” es un relato cuya cadencia es capaz de usurpar el espíritu del lector y tomar las riendas de su voluntad, una habitación de espejos, un recorrido por la Vía Láctea dentro de una burbuja. Nadie como Cărtărescu hasta ahora había sido capaz de plasmar con tanto acierto las cotas de crueldad y de demencia que pueden alcanzar los juegos infantiles que, analizados bajo su particular mirada trastornan al lector consiguiendo que en ocasiones no sepa si está soñando, o si son los niños quienes sueñan.
Íntima nostalgia
La principal aportación de Cărtărescu a la literatura es su original manera de introducirse en el subconsciente, como nadie lo había hecho antes: plantea un mundo onírico y orgánico a partes iguales, desgarrador pero pulcramente detallado, con una precisión casi escatológica y la costumbre de no omitir el más mínimo detalle. Además de entremezclar como un hechicero lo onírico y lo orgánico, lo hace al igual con lo real y lo fantasioso pero también con los miedos atávicos y con los infantiles. Nada escapa a su magia. Se pasea como un vampiro funambulista entre los temas recurrentes que compactan y dan coherencia a su literatura: los recuerdos precisos de la infancia, del mundo del sueño, las prolija composición del cuerpo humano y de los animales, la sexualidad andrógina y la constante confusión y mutación de los seres vivos.
Tal y como ya habíamos leído en sus anteriores libros, en “Nostalgia” también asistimos al hecho de que en su infancia (o en la de alguno de sus poliédricos personajes) le vistieron con ropa típicamente femenina durante unos años, lo que derivó en una obsesión constante que le hizo ser más observador e inquisitivo en lo relacionado con el travestismo y la identidad sexual confusa, a pesar de preferir sexualmente a las mujeres. Otra de sus deliciosas obsesiones son los nacidos bajo el signo de géminis (Cărtărescu nació un 1 de junio). No en vano, algunos de sus personajes son gemelos, o seres que establecen extrañas alianzas a partir de afinidades imposibles, cuyas historias se desarrollan en mundos en los que todo vale, mundos en los que caben todos los mundos.
Cărtărescu envuelto para regalo
Esta recopilación de cuentos, publicada en Rumanía en 1993, fue la que catapultó a la fama definitivamente a Cărtărescu, aunque en España sus libros no se han publicado de forma ordenada, ni tampoco bajo los mismos sellos editoriales. Fue la editorial Funambulista quien comenzó con “Por qué nos gustan las mujeres” seguido de “Cegador”, hasta que le tomó el relevo la editorial Impedimenta, que se encarga de proporcionaros lentamente el resto de libros de Cărtărescu de los que aún no disponemos en castellano.
En el libro que nos ocupa, hay que destacar el brillante trabajo en la traducción, a cargo de Marian Ochoa de Eribe, quien también se encargó de la traducción de “Lulu” en la misma editorial, publicado en 2011.
Sin embargo, este libro podría haber sido editado sin la presencia implacable de una introducción a todas luces innecesaria: el libro ya tiene una estructura original con un cuento bajo el epígrafe de “prólogo”. Por otra parte, los relatos son lo suficientemente claros como para que nadie haya de presentárselos al lector. En las tapas del libro ya quedaba sobradamente presentado Cărtărescu como autor y era innecesario que Edmundo Paz Sodán, encargado de enmendar la plana al brillante literato rumano, firmase esta cuestionable introducción, encargándose de explicar además en ella, con todo detalle, el mismísimo orden del índice del libro que, como resulta obvio, ya es lo suficiente claro en sí mismo.
En cuanto al aspecto físico del libro, la camisa de papel y las tapas de cartón muy fino, todo ello sin plastificar, conforman un volumen exageradamente endeble que muchos pasan por alto debido a la esmerada presentación de colores e ilustraciones que son la marca de la casa de esta editorial.
Los relatos de este cuento, una vez despojados de todo lo que los envuelve, son increíblemente buenos, piezas de alta literatura. Se diría que es uno de los mejores libros de 2012... por qué no se lo iban a regalar ustedes.
sábado, 28 de enero de 2012
fragmento de "La Montaña Mágica" - Thomas Mann
-No es una ilusión. En invierno los días se alargan y cuando llega el más largo, el veintiuno de junio, a principios de verano, se vuelven a acortar, se van reduciendo mientras se avanza hacia el invierno. Te parece natural, pero si lo consideramos desde otro punto de vista, puede uno sentirse poseído de la angustia del momento y estar dispuesto a agarrarse a cualquier cosa. Es como si el bromista de Till Eulenspiegel dispusiera las cosas de este modo para que a principios del verano el otoño... Uno se siente arrastrado por un círculo con la esperanza de algo que es de nuevo un punto de inflexión. No se hace más que girar. Todos esos puntos de inflexión de que se compone el círculo no tienen extensión, el punto de inflexión no puede ser medido, no hay por tanto rumbo de continuidad, y la eternidad no es una "línea recta", sino un "carrusel".
-¡Basta!
-Fiesta de solsticio -dijo Hans Castorp-. ¡Solsticio de verano! Fiesta de San Juan, los corros, los bailes en torno a las hogueras. Nunca lo he visto, pero parece que es así como los hombres celebraban la primera noche de verano con que comienza el otoño, ese mediodía y esa cúspide anual que empieza luego inmediatamente a descender. Bailan y giran y están alegres. ¿De qué se alegran en su sencillez primitiva? ¿Puedes comprenderlo? ¿Por qué están tan contentos? ¿Porque ya se desciende hacia las tinieblas o porque se había ido subiendo hasta llegar al instante, al inevitable punto solsticial, la medianoche de verano, la cúspide melancólica en su presuntuoso exceso de fuerza? Lo digo tal como es, con las palabras que se me van ocurriendo. Es un orgullo melancólico y una melancolía orgullosa lo que les hace bailar, lo hacen positivamente por desesperación, si así puede decirse, en honor al movimiento circular y de repetición eterna sobre la línea de dirección en la que todo se repite.
-Yo no puedo decir eso -murmuró Joachim-, haz el favor de no suponer lo que pienso. Creo que te ocupas de cosas muy difusas cuando por las noches permaneces tendido en el balcón.
"La Montaña Mágica", Thomas Mann
Barcelona: Plaza & Janés, 2000.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
"Cegador" - Mircea Cărtărescu
"Cegador" desprende la luz rara de lo grotesco, de las obsesiones, de los recuerdos umbríos y del inaprehensible mundo de los sueños. Es una historia deslumbrante, brillante (cegadora). Mircea Cărtărescu cuenta aquí su infancia ("Lulu", próxima lectura, recoge su adolescencia), con un inicio que sitúa al lector en uno de sus primeros recuerdos: el pequeño Mircea está dejando pasar el tiempo mirando Bucarest por la ventana de su habitación, un recuerdo objetivo y claro. Pero, poco a poco, de forma progresiva y muy sutil, aparecen escenas delirantes y brutalmente metafóricas que traen al presente sus recuerdos, escenas que proceden del mundo de los sueños y que retroceden a lo primitivo, a los miedos atávicos, llenas de situaciones y de personajes ancestrales. La maestría de Cărtărescu se demuestra cuando el lector percibe esos descensos al mundo de lo irreal sólo cuando ya ha llegado, ya que la línea se cruza con tanta naturalidad y fluidez que no es fácil percibir el cambio. Así, el mundo real y el imaginado que conforman la existencia de todo ser humano se mezclan en una suerte de danza antigua que Cărtărescu nos brinda con artes de prestidigitador.
En estas escenas oníricas y magistrales aparecen de forma recurrente las obsesiones que forman el mundo del escritor, como la composición del cuerpo humano o los insectos. Las mariposas, en concreto, protagonizan una de la escenas más inquietantes y destacables (pero hay tantas) de la narración: aquélla en la que una mujer permanece encerrada en la cabina de un ascensor junto con una mariposa gigante, disfrutando de una existencia desquiciante: este pasaje, en concreto, es demoledor y está maravillosamente bien escrito.
Me ha encantado leer a Cărtărescu y disfrutar de su literatura desgarrada, desnuda y absolutamente pura, así como de la continua conexión que establece con el mundo de lo primitivo que permanece encerrado en lo más profundo de nosotros mismos. Su prosa, de lenguaje preciso y delicado, es la de alguien culto, sensible y sin duda con buenas influencias literarias, todo lo cual invita a continuar buscando sus libros con ilusión y fe de acólito.
(...) En cuanto a lo que está fuera... ¿Pero qué hay, fuera? Sin los fotones que caen sobre los objetos y rebotan en el cristalino de mis ojos -esferas horribles plantadas en un hueso del cráneo-, el mundo sería un fango oscuro de reverberaciones, como el universo de las arañas, para las que sólo existe lo que hace vibrar su red irrisoria. Para mí, la imagen horrorosa de la muerte no es el no ser, es el ser sin ser, es la vida terrorífica de la larva, de la lombriz, de la concha en el fondo del abismo, es la carne viva e inconsciente con la que todos estamos remendados. Recibimos la luz por dos óvulos córneos llenos de gelatina, la convertimos en impulsos eléctricos y la trasladamos a un montón de mucílagos húmedos en una concha caliza. Jamás sabremos cómo una longitud de onda se convierte en una sensación subjetiva, cómo vemos ¿pero cómo vemos, Señor? un pétalo de diente de león. Jamás llegaremos a comprender cómo puede existir lo que en toda nuestra vida no vimos, oímos, probamos, olimos ni tocamos. Nuestra vida: limitada a nuestro universo enrollado sobre nuestro cadáver como una mortaja, como las cintas esteladas de las momias. Nuestro mundo: el campo de nuestras sensaciones. El moho tierno de la luz que nos cubre las pupilas, el fieltro sonoro que nos crece sobre los tímpanos.
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viernes, 25 de marzo de 2011
"Stardust" - Neil Gaiman y Charles Vess

Stardust es una novela escrita por Neil Gaiman e ilustrada por Charles Vess en cuyas páginas habitan seres atemporales, envueltos por una capa de fantasía, magia, irrealidad y sueño. Se trata de una historia de amor con todos los componentes del cuento clásico pero dirigida al público adulto.

El universo de Gaiman es maravilloso y único, un mundo paralelo en el que a muchos nos gustaría habitar (por eso sus obras tienen ese componente evasor tan necesario en los tiempos que corren), situado entre el Reino de Faerie y la campiña inglesa, ambos divididos por un muro infranqueable que sólo permite el paso una vez cada nueve años; además, la narración es extraordinaria, la escritura de Gaiman posee un altísimo valor literario.
Las ilustraciones de Vess, por otra parte, son un complemento perfecto a la narración; se intercalan y se enlazan con el texto por lo que Stardust es, además, un gran trabajo de maquetación.

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jueves, 9 de diciembre de 2010

Es esa sensación de vacío, inmensidad, emoción y grandeza (inabarcabilidad) que te invade cuando el pie derecho sigue al izquierdo pero en realidad has avanzado mucho más que un paso.
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