lunes, 23 de junio de 2014

"El mundo bajo los párpados" - Jacobo Siruela


Jacobo Siruela se pregunta en este libro cómo sería una historia paralela de la humanidad que hubiera sido escrita no en base a los hechos sucedidos en el mundo exterior o consciente, sino basada en lo transcurrido bajo los párpados de la gente.

En este libro hay sueños, premoniciones, experimentos y pesadillas, pero ante todo es un libro de divulgación científica para profanos. Está Jung y está Freud, pero también Hinton y Dunne y muchos otros, y la posibilidad de que exista algo más de lo que nuestra mente en 3D puede explicar acerca del mundo que le rodea. Decía Roal Dahl que nunca encontrarían la magia quienes no creían en ella, pues bien, Jacobo Siruela explica científicamente que aún quedan muchas incógnitas por explicar científicamente. Un ejemplo básico y fulminante de esto es que la explicación de que el funcionamiento de las neuronas en nuestro cerebro produzca la conciencia, se basa en una hipótesis, y no en una certeza como mucha gente piensa. Es decir, que ni siquiera una mente racional puede explicarlo todo.

"Soñar es estar inmerso en un tiempo sin espacio, o en un espacio hecho de tiempo. Mientras el cuerpo duerme, la psique despierta en una dimensión inmaterial, cuyos territorios y circunstancias pertenecen enteramente a los reinos anímicos. En esa dimensión espacial metafórica, cada sueño es percibido en la mente como una secuencia de vida en la que todo se mueve, nada es estático, todo pasa y cambia, y ésta es una de las cualidades más notorias del tiempo."

"Es una verdadera lástima que no exista en el campo de las humanidades una exhaustiva y erudita Historia de la Pesadilla, para ver desfilar por ella toda la infinita variedad de miedos y ansiedades que han desgarrado el alma humana a lo largo de los siglos. Allí veríamos todo lo que hemos ido escondiendo; lo que cada siglo ha reprimido y ocultado de la vista del mundo."

Escrito con erudición, esmero y cuidado, la lectura de este libro es un placer para los sentidos, conscientes o inconscientes, reales e imaginados.

lunes, 16 de junio de 2014

Las ratas del Retiro


Termina un año más la FLM sin que esta vez haya tenido que trabajar en ella (nunca más, te lo prometo, nunca más, me repito como una letanía, una nana apaciguadora). El recuerdo del frío de la interminable edición de 2013 me hace temblar sólo un instante y olvido que la feria existe. Tuvo que llegar la promesa de las firmas de gigantes como Pilar Pedraza, Neil Gaiman, Javier Marías... y una compañía inmejorable para que cediera a abandonar mi refugio en el norte y poner rumbo a ese lugar de recuerdos y perdición, aparcar el corcel en la tantas veces atravesada puerta del parque frente a la boca del metro de Ibiza y... ratas.

Las mismas caras, los mismos estantes combados, el mismo mal olor, el mismo calor, los mismos libros en la mayoría de expositores, el mismo polvo de siglos sobre las cubiertas, el mismo sopor negro apagado y mate, las mismas actividades sin imaginación, algunos kilos de más y la sombra de unas ojeras que antes no estaban, o acaso es que el año pasado no las supimos ver.

Los busco, pero no encuentro ni un solo segundo de la vida que perdí entre esas paredes de contrachapado. El revuelo se centra como siempre en las casetas donde firman los que no saben hacer la o con un canuto. Concursantes de programas de televisión, presentadores trasnochados, farsantes disfrazados. 

Miro al pasar a los escritores desconocidos que esperan el primer libro para firmar: el brillo desesperado de sus ojos contrasta con su gesto despreocupado ensayado frente al espejo. Sigo caminando y veo también los rostros-máscara de los habituales del underground literario... y ratas por doquier.

Por suerte, un tic-tac, toc-toc de color rosa que ondea sujeto con pinzas, golpea suavemente en mi contradictoria cabeza, me despierta de la ensoñación y vuelvo a sonreír, esquivando curiosos y lectores.

Caminando de puntillas con cuidado... con brújula pero sin mapa conseguimos charlar con las chicas de las librerías feministas, aprendemos, intercambiamos direcciones de contacto, compartimos y llenamos la mochila de energía (cada día que pasa me reafirma más en que la vida es un maldito videojuego).

Mestre, mágico y multicolor
Las pinceladas de Juan Carlos Mestre se elevan y vuelan sobre los techos de las casetas y bañan el parque entero de destellos y luces multicolores; el increíble e inigualable Frank G. Rubio me consigue una camiseta de Valdemar mientras ante su regocijo prometo erigirle una estatua junto a la del Ángel Caído del Retiro; el barquillero grita; un niño deja caer para siempre la bola de su helado al suelo; alguien compra por casualidad un libro de Deleuze en Traficantes de Sueños sin saber que en ese instante algo enorme en su vida cambia; el cuarteto de cuerda interpreta Nothing else matters a la sombra; en Huerga y Fierro ya no hay latas de cola para Leopoldo María Panero (DEP, maestro de tinieblas); alguien sonríe de medio lado mientras lee un libro de Tiqqun apoyado contra un árbol; una historia antigua que habita dentro de un poema (como los fantasmas de Morey, lanzándose desde el futuro al pasado) me guiña al pasar un ojo; el gato de Gaiman sigue protegiendo el brazo de las cosas buenas; en el lago del Retiro un remo golpea una botella con un mensaje dentro... 

...y en ese mensaje...
Está escrito tu nombre.

Gracias, Frank.

sábado, 31 de mayo de 2014

"Spleen de París; Pequeños poemas en prosa" - Charles Baudelaire


Hay ritmo más allá de la rima, y hay Baudelaire más allá de "Las flores del mal". "Spleen de París" es una colección de cincuenta textos breves en prosa lírica, que es el resultado de privar de la rima y de métrica al poeta. Baudelaire, aunque no fue el precursor, sí tuvo el éxito necesario para poner de moda este estilo e influir en la obra de otros autores como Rimbaud, Artaud o Cortázar.

XXXVII - Los favores de la Luna

La Luna, encarnación del capricho, se asomó a tu ventana mientras dormías en la cuna y se dijo: "Esta niña me gusta".
Y bajó blandamente su escalera de nubes y atravesó sin hacer ruido los cristales. Luego se posó sobre ti con la tierna suavidad de una madre y derramó sus colores sobre tu rostro. Tornáronse entonces verdes tus pupilas y cobraron tus mejillas su palor extremo. Fue contemplando a esta singular visitante como tus ojos se agrandaron misteriosamente, y tan dulcemente apretó tu garganta que desde entonces y para siempre guardas deseos de llorar.
Entretanto la Luna, exaltante de júbilo, inundaba la estancia entera con una especie de atmósfera fosforescente, de luminosa ponzoña, y toda esa luz viviente pensaba y decía: "Por siempre te hallarás bajo el influjo de mi beso. Será bella a mi manera. Amarás cuanto yo amo y cuanto me ama a mí: el agua, las nubes, el silencio y la noche; el inmenso y verde mar, el agua informe y multiforme, el lugar en donde no estés, el amante que no conocerás, las flores monstruosas, los perfumes que llevan al delirio, los gatos que se arroban sobre los pianos y que gimen como mujeres, con voz rauca y dulce".
"Y te amarán mis amantes, te cortejarán mis cortesanos. Reinarás sobre los hombres de ojos verdes cuyas gargantas también apreté en mis caricias nocturas, sobre aquellos que aman el mar, el mar inmenso, tumultuoso y verde, el agua informe y multiforme, el lugar en donde no están, la mujer que no conocen, las flores siniestras, semejantes a incensarios de alguna religión ignota, los perfumes que nublan la voluntad y los animales salvajes y voluptuosos, emblemas de su locura."
Y por eso, maldita adorable niña mimada, estoy aquí postrado a tus pies, buscando en tu persona toda el reflejo de la terrible Deidad, de la fatídica madrina, de la nodriza que envenena a todos los lunáticos.


XXXIII - Embriagaos

Hay que estar siempre ebrio. Todo se reduce a eso, es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo, que os destroza los hombros doblegándolos hacia el suelo, debéis embriagaos sin cesar.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como os plazca. Pero embriagaos.
Y si alguna vez os despertáis en la escalinata de un palacio, tumbados sobre la verde hierba de una cuneta o en la lóbrega soledad de vuestro cuarto, menguada o disipada ya la embriaguez, preguntadle al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, canta o habla, preguntad qué hora es: y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj os contestarán: "¡Es hora de embriagarse!" Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, embriagaos; ¡embriagaos sin cesar! De vino, de poesía o de virtud, como os plazca.

martes, 13 de mayo de 2014

"Poemas y canciones" - José Antonio Labordeta


Abrió la puerta de su casa para regar las flores del jardín y luego, con aire fatigado, hundió el rostro entre las piedras y lloró amargamente como un niño, por el silencio de las ciudades en aquella hermosa mañana del fin del mundo.
Con pie claro y rostro alegre cavó su tumba y humildemente, sin alharacas, se enterró en ella.
Estaba al fin solo, para siempre.

Echo mucho de menos a José Antonio Labordeta (tras casi cuatro años de ausencia). Profundamente.

A veces la emoción me invade y al cerrar los ojos imagino vivir en un lugar gobernado por Labordeta, José Luis Sampedro y Javier Marías, y durante los breves instantes en los que en mi imaginación tal cosa es posible, soy profundamente feliz, y sonrío.

En estas tres figuras gigantescas y magistrales reconozco autoridad, me inclino, me quito el sombrero y aplaudo hasta que me duelan las manos.

Hoy ya marzo, otra vez, tanto tiempo te has ido
que recuerdo el dolor que te produjo
amar la libertad como la amaste.

José Antonio Labordeta era ante todo una persona buena. Sus poemas son transparentes y a través de ellos tan solo encontramos pureza. Rezuman humildad y nostalgia, sencillez y buenas intenciones. Huelen a lluvia y a tierra mojada.

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

Suelo pensar que a él no le gustaría comprobar el estado en el que se encuentra el mundo que abandonó y que ya apenas le recuerda. El refugio, como siempre, sigue estando en los libros.

viernes, 2 de mayo de 2014

Kirmen Uribe escribe así


Aquel día

Me dirás que no es cierto, pero de vez en cuando parece
que el mundo se detiene. Que ha dejado de girar y,
por una vez amable con nosotros y como avisándonos,
nos prolonga ese preciso momento, por siempre.

Me dirás que soy un exagerado,
que las cosas de las que te hablo no son tan importantes,
tan definitivas, comparadas con otras que pasaron.

Pero cuando aquella tarde de julio,
siendo aún joven, aún tímido,
vi a todos los de casa jugando al fútbol en aquel prado,
lo mismo la niña más pequeña que los más ancianos,
en aquel momento comprendí
que pronto algunos de nosotros,
y aquel lugar,
habrían desaparecido.

Aquel día no sucedió nada especial,
pero aquel momento,
aquel día de abejas de leche y prados de cera,
para mí será único siempre.


No puedo elegir

No puedo elegir
entre el Mar y la Tierra.
Vivo feliz en la línea que las une.
En esa cinta negra que mueve el viento.
En este largo cabello de un gigante desorientado.

Del Mar me gusta sobre todo su corazón de niño grande.
A veces rabioso, a veces capaz de dibujar
paisajes imposibles.
De la Tierra, sus manos.

No puedo elegir
entre el Mar y la Tierra.
Sé que mi lugar es un hilo fino,
pero en el Mar me perdería
y en la Tierra me ahogo.

No puedo elegir. Me quedo aquí.
Entre olas verdes y montañas azules.







Kirmen Uribe
Mientras tanto dame la mano
Traducción de Kirmen Uribe, Gerardo Markuleta y Ana Arregi
Editorial Visor, 2004

Epitafio

Apuesto a que nadie, nunca, ha escrito el nombre de John Keats en el agua.

miércoles, 26 de marzo de 2014

La traductora de incendios - Isabel García Mellado


No ha podido llegar esta mañana más a tiempo. Este amanecer.
Un nuevo libro de Isabel García Mellado.
Un enorme y precioso puñado de palabras DE VERDAD.

El libro, aquí


mira su mano y ve que le falta la lluvia

*

nunca sé dónde comienza el momento en que perdonar ya no sirve

*

quieres dejar de odiar a esa persona
con la ruta inventada en un billete falso
y se te olvida andar y andar descalzo
dejar a esa persona en la estación azul y desteñida
corrupta de viajes y luces amarillas polvorientas
bajarte luego tú en otro principio
donde van trenes rojos rodeados de un verde muy intenso
con mañanas enormes e instrucciones precisas
acerca de qué sol vale la pena

*

toda la humanidad en pie se interroga
porque un niño ha hecho una pregunta tan grande
que el sol no se atreve a salir
y han tenido que poner hilos de seda de edificio a edificio (...)

El lenguaje de los puños - David González



sábado, 22 de marzo de 2014

"Desnudez" - Giorgio Agamben


“Desnudez” es un libro que recopila diez textos de diferentes temáticas, escritos por Giorgio Agamben en el curso de sus investigaciones. Al igual que sucede en su libro “Profanaciones”, también publicado en España por Anagrama, Agamben reflexiona aquí sobre diferentes aspectos de la existencia humana, con su particular estilo y su punto de vista tan deudor de la escuela foucaltiana.

Giorgio Agamben (Roma, 1942) es ya un referente entre los filósofos contemporáneos. Se caracteriza por su particular forma de dirigirse al público (no precisamente mucho más sencillo de entender que otros, aunque no es particularmente denso). Imparte clases en el Instituto Universitario de Venecia y es el editor de las obra de Walter Benjamin en italiano. Fue alumno de Martín Heidegger y actualmente sigue la estela de las huellas de Gilles Deleuze, con quien comparte autoría en algunos ensayos.


Convivir con un espectro

Aunque el texto que da título a este libro es el de “Desnudez”, suponemos que por ser tan llamativo y capaz de captar la rápida atención de cualquier comprador potencial, el mejor título de estos breves ensayos es “De la utilidad y los inconvenientes de vivir entre espectros”, sin ninguna duda. En este texto Agamben reflexiona sobre el hecho de que la ciudad de Venecia es comparable a un muerto, al que se maquilla y expone para poder así seguir sacándole partido, o también, para que los que vienen de fuera e ignoran que ya murió, continúen en la creencia de que sigue viva y por tanto pueden seguir haciéndole visitas. Así pues, al continuar Venecia existiendo, (como de hecho lo hace, aún a pesar de haber muerto) sólo cabe pensar, concluye el autor, que se ha convertido en un espectro, puesto que de alguna tenebrosa manera vive, estando muerta.

En un pasaje especialmente inspirado, Agamben afirma que Venecia, al igual que otras ciudades, se parece a los sueños. Al igual que “en el sueño cada cosa le guiña el ojo a quien la sueña”, Venecia le guiña el ojo a sus visitantes, e intentar descifrarla es tarea inútil. Como todo el mundo sabe, guiñar el ojo a otros seres es un rasgo muy común entre los espectros, de esta forma camelan y pueden incluso inducir a pensar que siguen vivos. Agamben continúa reflexionando sobre la imposibilidad que experimentan los venecianos al intentar amar a su ciudad: no saben ni pueden hacerlo, puesto que “amar a una difunta es difícil”. 

Y sigue: “la espectralidad es una forma de vida, una vida póstuma o complementaria, que comienza sólo cuando todo ha terminado...” Afirma que existe otro tipo de  espectralidad que sucede ante la negación de lo que somos. Este pasaje es terriblemente cierto, y seamos conscientes o no, hay mucha gente que vive de esta espantosa manera. Sin recurrir a la magia o a la fantasía, no hace falta haber nacido igual que Frankenstein, pero puede que en algún momento a alguien le tocase morir y por alguna razón no lo hiciera, o que algo lo matase y aún así continuara vivo: ese ser, esa persona, es ya un espectro, y por eso mismo su forma de proceder será siempre distinta, porque, en realidad, todo lo humano, en cuanto vivo, le es ya ajeno.


Desnudez

Este ensayo trata sobre la extrañeza que causa al hombre toparse con otro cuerpo desnudo, y sobre sus porqués. Se han hecho multitud de experimentos al respecto y Agamben cita algunos, como por ejemplo, exposiciones en museos de cuerpos vivos desnudos (o cubiertos por trajes trasparentes) que los turistas y curiosos podían contemplar ataviados con sus ropas de calle y abrigos: miradas primero huidizas, casi de soslayo, luego más confiadas, curiosas e inquisitivas. 

“La desnudez es algo de lo que nos percatamos, mientras que la ausencia de vestidos pasa inadvertida”. Aunque no se cita aquí el maravilloso cuento del rey desnudo ¿?, es imposible evitar que acuda al pensamiento. La conclusión más sensata que se extrae aquí sobre la desnude y el pudor (aunque de ningún modo novedosa: es más bien ancestral, pero siempre es buen momento para recordarla) se basa en la desnudez infantil, que no es pudorosa por ser aún inocente, y que se transforma con la irrupción de la libido.

Este ensayo introduce ya bastantes ideas procedentes de la desnudez de Adán y Eva (debido, afirma el autor, a la herencia teológica tan pesada que arrastramos, nos guste o no) y esto continúa luego en el siguiente artículo, “El cuerpo glorioso”, donde el autor se centra en el estudio del cómo se resucita en la religión cristiana, y esto en realidad se hace bastante pesado, por lo absurdo. Multitud de teólogos gastan su tiempo en decidir o peor, dictaminar si al resucitar le crecen a uno o no las uñas, si se resucita con un minuto de vida si uno murió con un minuto de vida, etc. Este es quizá el ensayo más prescindible de todos.


Reflexiones

Otro de los minúsculos artículos o ensayos que resulta especialmente interesante es “¿Qué es lo contemporáneo?”, en el que Agamben afirma que “contemporáneo es aquel que mantiene su mirada fija en su tiempo, para percibir, no sus luces, sino su oscuridad” y profundiza tanto en este concepto que termina por concluir que contiene prácticamente su sentido justamente contrario, como si para poder observar el tiempo contemporáneo hubiese que posicionarse de algún modo lejos de él, es decir, antes o después, convirtiéndose por tanto en algo no contemporáneo (aún así, no es tan sencillo).

Algunas reflexiones aisladas pueden dar sentido a todo un libro; en este caso, en las primeras páginas de este libro, dentro del brevísimo ensayo “Creación y salvación”, Agamben recuerda una cita de Hölderlin que afirmaban que la filosofía era “un hospital donde el poeta desgraciado puede refugiarse con honor”. Y sólo por este pensamiento ya todo el libro merece la pena.

Dice Javier Marías, a través de un personaje homónimo, en su magistral obra “Los enamoramientos” que lo importante de las novelas no es la trama, no es lo que ellas nos cuenten, sino lo que a través de los sucesos y reflexiones que en ellas se narran nosotros reflexionemos, es decir, aquello que nos da qué pensar a través de lo leído, lo que extraemos, (esté esto en mayor o menor relación con lo leído). Con los libros de filosofía pasa lo mismo. Son los mecanismos que ponen en marcha, los pensamientos que nos sugieren, lo que realmente cuenta o nos enriquece tras la lectura.

Agamben plantea algunos temas y sus propias opiniones y conclusiones al respecto: lo que nosotros decidamos y opinemos a través de sus palabras, es ya sólo cosa nuestra. O de nuestras circunstancias.

domingo, 16 de marzo de 2014

tigres blancos


de pronto la lluvia
y recuerdas que el cielo es una fotografía
igual que tú estás lleno de niños por dentro
cuando los charcos crecen,
entre manchas de merienda
y una extraña sensación de eternidad fuimos creciendo
y hoy hay restos de trajes de damas por los rincones
y un señor muy serio anunciando corbatas sin piedad
nosotros sólo quisimos gritar fuerte y andar descalzos
porque nunca entendimos cómo eso
podía ser peor que los ojos en jaulas
tarde o temprano tuvimos que elegir
y todos preferimos quedarnos solos
para poder seguir chillando sin zapatos,
alguna vez nos encontramos unos con otros
y entonces sonreímos de un modo salvaje,
casi triste

isabel garcía mellado
*cómo liberar tigres blancos*
ed.YaLoDijoCasimiroParker
madrid2010

lunes, 17 de febrero de 2014

"La habitación oscura" - Isaac Rosa


Este no es el libro del año, ni Isaac Rosa el mejor escritor del mundo, pero en “La habitación oscura” trata una serie de cuestiones sobre las que conviene detenerse un poco.

¿De qué se alimenta el deseo? La excusa para iniciar esta locura de novela surge de un grupo de amigos que se quedan de repente a oscuras durante un apagón, y que comienzan a enrollarse entre ellos sin saber quién es quién. La experiencia les resulta tan sorprendentemente gratificante que deciden construir un cuarto oscuro privado en un local. Parejas y solteros, todos a ciegas participan y a pesar de la tiniebla nos van siendo presentados, sus rasgos definidos y sus miserias descubiertas. 

¿Por qué mirar a los ojos a la oscuridad? A tientas, sus historias encajan en la de seres infelices que utilizan ese espacio como refugio donde abstraerse del mundo que les es hostil, una vuelta al origen, al vientre materno, un lugar en el que quitarse la careta, donde no-ser.

¿Por qué buscar placer en lo desconocido? Un disfraz, un nick, una mentira detrás de otra... todas son excusas válidas para abstraerse de sí mismo y dar rienda suelta al instinto primitivo de conquista. Los personajes de Isaac Rosa son unos perdedores sin ambiciones, pero desprenderse de los prejuicios y buscar a tientas, con instinto animal, a alguien que anhele lo mismo, no tiene por qué surgir siempre de una cabeza mal amueblada. Cualquiera que comience a leer esta novela puede pensar que se trata de una propuesta atrevida que evolucionará de una forma feliz, y que nunca se convertirá en un nido de problemas, pero precisamente la reflexión estriba en el hecho de que cualquier experimento a este nivel, si está mal gestionado, puede resultar un fracaso. Del mismo modo que en manos de personas adultas y mentalmente sanas puede convertirse en un plan perfecto.

¿Cómo olvidar la mirada escrutadora de quien hasta ahora sólo te había visto a ciegas? Mientras sus vidas se desmoronan como un castillo de naipes, los miembros del grupo acuden al cuarto oscuro a lamerse las heridas. Así pues, un juego privado que surgió como fuente de diversión, placer y locura se convierte poco a poco en una evasión, la oscuridad como desconexión: cuando cualquiera de ellos traspasa la puerta, el mundo se apaga ahí fuera.

¿Por qué dejarse arrastrar por unos ojos de luz, unos ojos de mar? La rabia crece como una bola de nieve que rueda en el interior de cada uno de los miembros del grupo, alimentada por una serie de injusticias sociales que Isaac Rosa introduce (de una forma un tanto forzada, por cierto) como excusa para hacer una crítica feroz al sistema capitalista. Así, de ese pozo de tinieblas salen a la luz espionajes internautas (a nivel casero pero también político y empresarial), protestas callejeras, desahucios, bancarrotas y un largo etcétera de miserias que dejan al descubierto la parte más inhumana del ser humano. El libro, que data de 2013, gracias a esas pinceladas adquiere actualidad: lo que narra está sucediendo hoy mismo. Sin embargo, el hilo argumental en torno al cuarto oscuro podría ajustarse a cualquier época. De hecho, es inevitable no evocar la caverna de Platón cuando quienes desean permanecer en silencio y a solas se colocan contra la pared y quienes buscan sexo se sitúan en el centro mientras palpan torpes alrededor en busca de alguien con quien compartir ese deseo: así, ellos no ven sombras ni tampoco están atados, pero componen una escena de seres que se reúnen en torno a un fuego que no ilumina, pero que está ardiendo.   

¿Por qué no cometer una locura? Sólo disponemos de una vida y no podemos dejar de vivirla intensamente, parece querer decirnos cada uno de los personajes en un grito ahogado. La habitación oscura se transforma en un ente que es todos ellos en uno solo, que asume sus gritos y gemidos y los emite con una voz propia. Resulta aterrador mirar al vacío y que el vacío te devuelva la mirada, te absorba, te succione. En esta novela se nos da una única oportunidad de asomarnos y mirar, agarrados a una barandilla con las palmas de las manos humedecidas.

domingo, 2 de febrero de 2014

"Las afinidades electivas" - Johann Wolfgang von Goethe


“Las afinidades electivas” es uno de los títulos menos populares de Goethe, y sin embargo contiene unas enseñanzas muy valiosas que hacen que la trama, un tanto prescindible, pase a un segundo plano.

La parte más interesante se encuentra en las primeras páginas, donde Goethe hace hablar a sus personajes que, mediante diálogos, a la manera socrática, explican el concepto “afinidad electiva”, una idea que aúna la física y la química que hace que los materiales se unan o separen, y las mismas fuerzas naturales que provocan que los seres humanos se atraigan o se repelan independientemente de sus preferencias racionales.

Precisamente el término “afinidad” lo toma Goethe de la alquimia, y asegura que las pasiones pueden seguir las mismas leyes naturales que rigen a los materiales. Al igual que las afinidades, también aquí encuentran explicación las relaciones forzadas, o los sometimientos, tan habituales en grupos cerrados y endogámicos:

–Y sin embargo –respondió Eduard–, así como estos se pueden unir mediante costumbres y leyes, también hay en nuestro mundo químico unos miembros intermedios para unir lo que se rechaza mutuamente.
–Así unimos –intervino el capitán– el aceite con el agua mediante la sal alcalina.

También encuentran explicación física las relaciones a dos bandas, que son precisamente las que componen el argumento de la novela que sucede a estas reflexiones:

(…) conozco bastantes casos en que una unión de dos seres que parecía íntimamente indisoluble quedó suprimida por la asociación ocasional de una tercera persona, y uno de los que antes estaban tan hermosamente unidos quedó así expulsado.
–Entonces, los químicos son mucho más galantes –dijo Eduard–: añaden un cuarto elemento, para que no se produzca ningún vacío.
–¡Claro está! –respondió el capitán–. Por lo demás, los más importantes y notables son esos casos en que la atracción y la afinidad, y el abandono y la unión, se pueden representar realmente, por decirlo así, sobre una cruz, donde cuatro elementos, hasta entonces unidos de dos a dos, entran en contacto, dejando su anterior unión para unirse de otro modo. En este abandono y aferramiento, en esta huida y búsqueda, se cree ver realmente una determinación superior; se concede a tales elementos una especie de voluntad y elección, y se considera plenamente justificado el término técnico “afinidad electiva”.

domingo, 26 de enero de 2014

"El coleccionista apasionado" - Philipp Blom


Anagrama nos deleita una vez más con una deliciosa obra de lectura, consulta y referencia, esta vez sobre el arte del coleccionismo. Se trata de una obra un tanto arriesgada para este mundo virtual en el que todo está cambiando para poder ser representado por ceros y unos, y el único tacto al que se aspira es al de la pantalla, fría, indolente y manoseada.

El encargado de guiarnos entre estantes y expositores es Philipp Blom, historiador hamburgués que ya figuraba en los catálogos de Anagrama con los ensayos “Encyclopedie”, “Años de vértigo” y “Gente peligrosa”. ¿Quién no ha sentido alguna vez la pulsión de coleccionar y codiciar objetos de cualquier índole y condición?


Una pulsión innata

Todo comienza en la niñez, cuando el instinto natural de poseer y almacenar objetos inanimados se ve alimentado por el bombardeo de publicidad que provoca que el niño sienta deseo por determinados artículos y haga todo lo posible por conseguirlos.

Es así como se fabrica un nuevo consumidor en esta sociedad mercantilizada, desde la más tierna infancia: álbumes de cromos, muñecos con la etiqueta “coleccionable”, piedras, sellos, quizá pequeños insectos... todo vale. Según Philipp Blom (que observa el coleccionismo desde multitud de puntos de vista obteniendo una obra poliédrica y genial) se colecciona, entre otras cosas, para atesorar algo que permanezca, y vencer o ahuyentar así a la muerte, “para un más allá anticipado, como si la muerte no existiera, o quizá para convencerse de que no existe”. En este sentido, relata la historia personal de un bibliófilo empedernido que cuando se acercaba al límite de su esperanza de vida comenzó a desprenderse de sus libros, como técnica de preparación personal a su posible muerte inminente.

Volviendo a la idea del coleccionismo en este mundo actual tan lleno de interferencias, el simple gesto de romper y tirar el dispositivo informático personal, con todo su contenido, y tirarlo a la basura, serviría para desprenderse en un solo gesto de toda una vida de almacenaje de libros, discos, fotografías, cartas de amigos y amantes y cualquier cosa susceptible de ser almacenada en impulsos eléctricos (o en un sucedáneo de sí misma, por tanto): hasta este punto es práctico el humano moderno.

Philipp Blom afirma que coleccionar es también “llenar el vacío”: que ese vacío presione los límites del alma, el aire de una estantería o los circuitos de un disco duro, es otro asunto: cada uno sabe bien dónde le duele.


Grandes coleccionistas

“Toda colección es un teatro de recuerdos.” 

Esta historia del coleccionismo se articula siguiendo la estela de grandes coleccionistas reales, más y menos conocidos, como Walter Benjamín, filósofo y bibliófilo alemán cuyas reflexiones sobre el orden y el caos aplicadas al coleccionismo ilustran algunas de las mejores citas de esta obra; la colección de curiosidades, obras pictóricas, medallas, plantas y libros de Sir Thomas Browne, que incluía libros sobre el arte del coleccionismo; William Randolph Hearst, estadounidense magnate de la prensa y caprichosísimo coleccionista y que inspiró a Orson Wells el personaje protagonista de “Ciudadano Kane”, atesoraba miles de objetos de los que apenas disfrutaba; el botánico Carl von Linneo implantó la organización sistemática en su clasificación vegetal, y gran parte de esa colección de plantas aún permanece en un sótano fortificado de Burlington House, Picadilly.

Y así, miles de coleccionistas a lo largo del mundo satisfaciendo sus deseos adquisitivos en la medida de sus posibilidades, o de la incontinencia de sus propios impulsos.

También se habla aquí de los falsificadores, que habitan en una cercanía incómoda con los coleccionistas. De la pérdida repentina de interés al conseguir el objeto de deseo. De que el objeto más importante de una colección es siempre el siguiente. Lo que hace Philipp Blom, a fin de cuentas, es sacar a la luz los trapos sucios de la intimidad del ser humano, de ahí el subtítulo del libro. Las colecciones son una extensión del coleccionista, que deposita en ella sus miedos, sus deseos, sus pasiones, sus instintos y su más meticuloso cuidado.


El coleccionismo como excusa

Philipp Blom expresa una idea que flota como una sombra a lo largo de todo el libro: la del coleccionista que ve cumplido en el desarrollo de su tarea el deseo de permanecer en soledad. Así, el coleccionismo es observado desde otra perspectiva, más psicológica y en la que podremos vernos más o menos reflejados.

Hay pocas personas inmunes al culto a los antepasados y a la magia de la proximidad física  a lo largo del tiempo: tener una moneda romana en la mano mientras nos preguntamos qué habría podido comprarse con ella; visitar lugares históricos; ver el violín de Mozart, un manuscrito de Beethoven, un poema manuscrito de Shelley, las pantuflas de Churchill, una pelota de béisbol con el autógrafo de Babe Ruth o una carta escrita por un gran hombre sobre cuestiones superficiales e íntimas. Estos objetos parecen contener el pasado, son testigos mudos de la historia, y llevan con ellos la inmediatez del tacto preservada a lo largo de los años y siglos.

Son estas reflexiones tan literarias y humanas las que hacen de este libro algo más que una simple historia del coleccionismo: un libro magnífico al que no se le puede sacar ninguna pega.

lunes, 20 de enero de 2014

"Librerías" - Jorge Carrión


“Librerías” es algo más que un ensayo sobre la evolución de las librerías y las características que las identifican según el lugar en el que se encuentren situadas: es también, y sobre todo, un libro de viajes (temática que ya ha trabajado este autor en otras publicaciones) en el que Jorge Carrión ha ordenado sus librerías favoritas geográficamente. ¿Quién puede resistirse a acompañarle a visitarlas?

Publicado hace tan solo unos meses, “Librerías” fue finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2013, resultando ganador “Naturaleza de la novela” de Luis Goytisolo. Carrión ha publicado en algunas de las editoriales punteras como “Teleshakespeare” en Errata Naturae, “Los muertos” en Mondadori, “Australia: un viaje” en Berenice, etc. También, se han publicado traducciones suyas en DVD y Proa y colabora en otro buen puñado de libros como editor y prologuista.

Libros around the world

Para aquellos que desconfíen de la calidad u oportunidad de los libros premiados, aclaro que leí “Librerías” con cierta desconfianza inicial: pensaba que quizá fuera un libro oportunista enfocado a aquellos lectores que gustan de leer metaliteratura para regodearse en la creencia de que forman parte del minúsculo grupo selecto de gente que lee. Nada más lejos.

Jorge Carrión ha tenido el interés de buscar la documentación sobre librerías que sostiene el hilo argumentativo de este libro. Pero además, y esto es lo realmente envidiable, ha tenido la oportunidad de viajar a multitud de lugares del planeta y visitar en persona estos templos del conocimiento. Desde esta perspectiva tan rica en matices ofrece sus impresiones dividiendo este ensayo en base a la geografía terrestre: de forma muy acertada, comienza su exposición en la cuna del conocimiento: Atenas y las librerías más antiguas del mundo. Es ya en estos primeros capítulos donde advertimos el lujo de detalles ricamente documentados que contiene y comenzamos a disfrutar de anécdotas del mundo del libro más y menos conocidas.

En ellas [las librerías] percibimos restos de los dioses culturales que suplantaron a los religiosos, porque desde el Romanticismo hasta ahora las librerías, como los cementerios, como las ruinas arqueológicas, como ciertos cafés y tantas bibliotecas, como más tarde los cines y los museos de arte contemporáneo, han sido y siguen siendo espacios rituales (…)

El viaje continúa con una detallada visita a la ya mítica Shakeaspeare & Companies y sus posteriores réplicas, un capítulo con multitud de datos y curiosidades acerca de las reuniones de personalidades de la cultura beat que albergaron estos locales.

Libros impresos en grafías indescifrables abarrotan los estantes de los viejos locales de oriente, Jorge Carrión relata sus hallazgos y sus regateos en estos lugares remotos.

Más tarde, América es recorrida de norte a sur y de este a oeste en busca de tesoros bibliográficos y de pasillos abarrotados de anaqueles entre los cuales buscar refugio. Las imágenes de las tarjetas de visita que forman parte de la colección personal del autor se alternan con numerosas reflexiones tan subrayables, que no pueden sino ser fruto de un auténtico bibliófilo.

El imaginario de la librería anticuaria como depósito de extrañezas bascula entre los referentes reales y los escenarios de la imaginación, como todo lo que afecta a ese impulso humano que llamamos ficción. La librería Flourish & Blotts, en el callejón Diagon, de acceso secreto y justo detrás de la londinense Charing Cross Road, es uno de los establecimientos donde Harry Potter y el resto de estudiantes para mago acuden a surtirse de material escolar al inicio de cada curso. Para el rodaje de la versión cinematográfica se utilizó como escenario la Livraria Lello & Irmão de Oporto.

Las librerías del resto de España quedan un tanto empequeñecidas ante la especial mención de las librerías catalanas (algo comprensible si nos atenemos a la procedencia del autor), además, creemos que la selección de locales madrileños, que por aquí conocemos un poco mejor, podría estar infinitamente mejor realizada, puesto que acudir a lugares comunes no suele dar nunca los mejores resultados: pero para gustos los colores.

Entre el libro y el lector

Además de un lugar físico que propicie el encuentro, entre el libro a la venta y el lector potencial ha de existir un librero que sirva como guía para localizar los títulos que el cliente necesite en ese momento. Según Carrión, la relación “artesanal” entre librero y cliente pasa a un segundo plano desde que el librero es tan solo el dependiente con chaleco de serie que suministra títulos de forma automática, modelo de profesional que las grandes cadenas imponen.

Bien es verdad que uno comienza ilusionado a vender libros en lugares como Fnac y enseguida es reprendido por recomendar títulos en lugar de ofrecer la tarjeta de cliente, que es de pago y reporta mayores beneficios que la venta de libros. A esto se suma el hecho de que es ya un tema tan manido que tras un chaleco se parapeta un ignorante que por tanto cualquiera así ataviado es tratado como tal. Luego uno visita otras cadenas como La Central y aprecia que los dependientes en su mayoría exhiben indumentaria de una nueva tribu urbana con pitillo remangado y gafas de pasta. Entonces es comprensible que el cliente más serio se vuelva suspicaz al respecto.

Es complicado. Según Carrión, las librerías son escenario habitual de felices encuentros que han dado como resultado brillantes relaciones de todo tipo. Pero el lector optimista que encuentra en el librero un confidente suele percatarse al final de que lo que parecía una relación de amistad sigue siendo una relación comercial, cuando descubre que lo ignora absolutamente todo sobre la vida privada de su librero de cabecera. Afirma Carrión que “la librería, pese a las apariencias, nunca ha tenido claro sus propios límites”, y es que además de vender libros en todo tipo de formatos, cd’s, dvd’s y artículos de merchandising, son lugares de tertulia, intercambio de favores disfrazados de amistad entre editories, escritores, distribuidores y libreros, lugar de préstamo, escenarios de nuevos lanzamientos, firmas de ejemplares e incluso puntos secretos de comercio de publicaciones prohibidas.

“Librerías” puede usarse como obra de consulta y referencia, como obra literaria al igual que un libro de viajes y, lo que desde luego ha conseguido, es asegurarse un lugar privilegiado en los estantes de novedades y libros destacados en la multitud de librerías que cita, la mayoría de grandísima importancia. Pese a la reticencia inicial este libro me ha conquistado por sus propios méritos, y confío en que será un éxito de ventas tanto por la calidad de sus contenidos como por la publicidad que, ufanas, le deberían dedicar todas las librerías que aparecen citadas en él.


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