lunes, 29 de agosto de 2011
vacío
Dejar una vida. Dinamitar todo. No, no todo: dinamitar el metro cuadrado que uno ocupaba entre la gente. Más bien: dejar sillas vacías en las mesas que se compartían con las amistades, no a modo de metáfora, sino en verdad, dejar una silla, volverse un hueco para los amigos, permitir que el círculo de silencio en torno a uno se ensanche y se llene de especulaciones. Lo que pocos entienden es que uno deja una vida para empezar otra.
"Los ingrávidos", Valeria Luiselli
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"El libro del cementerio" - Neil Gaiman
Personalmente, me encanta la parte donde Neil cuenta cómo surgió la idea para este libro:
"(...) Fue mi hijo Michael quien me inspiró este libro. Comencé a pergeñarlo cuando él tenía dos años, viéndolo circular con su pequeño triciclo por entre las tumbas un día de verano. Luego sólo me ha llevado veintitantos años sentarme a escribirlo.
Una vez que me decidí (empecé por el capítulo 4), tan sólo la insistencia de mi hija Maddy, que quería saber qué más pasaba después, me empujó a continuar después de las primeras dos páginas."
Se rumorea que falta poco para que esté lista la película basada en el libro: mezclando la parte de acción que tienen muchas escenas junto con la maravillosa estética presente a lo largo de todo el libro y un guión escrito por Neil Gaiman, darían como resultado una película excelente.
Esperando con impaciencia.
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domingo, 7 de agosto de 2011
"Luciérnagas" - Ana María Matute
Resulta complicado reseñar a Ana María Matute porque se parte de la premisa de que es una escritora magistral, y el lector curioso que busque en este texto argumentos que le inviten a su lectura, eso ya lo sabe.
Siendo objetiva, hay que resaltar que la historia que aquí se cuenta es muy dramática, no en vano reproduce situaciones de la guerra que Ana María Matute (Barcelona, 1925) pudo sufrir en persona (de hecho, el personaje femenino principal tiene obvias referencias a sí misma): por ejemplo, describe escenas bélicas de gran violencia como bombardeos, disparos, registros o detenciones. Pero, por otra parte, la forma de narrarlo es tan elegante y delicada, posee tanta finura, que el libro se disfruta y engancha. Está plagado de frases extraordinarias que diseccionan de forma muy sutil el alma humana, así como los deseos y anhelos de los protagonistas, es extremadamente refinada y dulce.
El personaje más llamativo es la protagonista principal, llamada Sol (un nombre luminoso en contraposición al realmente suyo, más oscuro, Soledad), es una chica de una sensibilidad y fragilidad muy acusadas que realza aún más, si cabe, el horror de la guerra, por sufrirlo ella, debido a su carácter, de una forma más honda y dolorosa.
Es importante destacar que "Luciérnagas" no se podía encontrar desde hacía mucho tiempo en las librerías, desde que se agotara la antigua edición de Destino, de 1993. Además, es una novela que en realidad data de 1949, pero que fue censurada y se revisó y pubicó en 1955 bajo el título de "En esta tierra". Por eso, esta edición que ahora publica Austral es la única que se podrá encontrar en las librerías. Es una suerte para sus seguidores puesto que no es sencillo encontrar ejemplares de los primeros libros de Ana María Matute, y es una ocasión inmejorable para que quienes no estén familiarizados con su obra la descubran y disfruten con ella. Además, esta edición de Austral, a pesar de ser en formato bolsillo, es muy manejable y cómoda de leer, con un tipo de papel y encuadernación que personalmente, me han gustado mucho.
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lunes, 1 de agosto de 2011
"Muerte en Venecia" - Thomas Mann
"Muerte en Venecia" es una deliciosa novela corta que me ha maravillado y gracias a la cual ahora afronto con más ánimo y ganas -y prisa- la tarea de leer "La montaña mágica", del mismo autor.
Releí las primeras páginas hasta encontrar el pulso exacto al discurso del escritor que aparentemente es sencillo y llano pero que contiene gran cantidad de matices (si por algo se reconoce a los grandes literatos es por narrar de forma que la trama pase a un segundo plano). Abundan las descripciones magistralmente detalladas, posee una elegancia y una serenidad difíciles de describir.
El relato trata el encuentro casual entre dos desconocidos: un escritor anciano, viajero solitario, y un adolescente extremadamente bello, y del embelesamiento y fijación del primero hacia el joven, cuando lo descubre. Son especialmente magistrales las descripciones de Mann (1875-1955) acerca del adolescente: transmiten a la perfección su fisonomía y costumbres, que el viejo escritor observa incansable desde que le encuentra, casualmente, en el mismo hostal donde él se aloja.
La gran diferencia de edad entre ambos motiva las reflexiones del protagonista, que da por hecho que cualquier acercamiento a su objeto de deseo es inútil por culpa de su vejez. No obstante, la posibilidad de disimular los estragos del paso del tiempo (cuidados faciales, teñido de cabello, etc.) resaltan un fragmento especialmente bueno del inicio de la novela que en su momento pasa desapercibido por no influir en los acontecimientos del relato pero que ya hacia el final cobra mucho más sentido: es el espanto del protagonista tras observar a un señor mayor intentando aparentar menos años para mezclarse con un grupo de chicos mucho más jóvenes que él.
"Un grupo de jóvenes integraban el pasaje de primera (...): charlaban o reían, complaciéndose en su propia gesticulación, e inclinándose por la borda, lanzaban pullas y remoquetes a sus compañeros que, cartera bajo el brazo, discurrían afanosos por la calle del puerto y amenazaban con sus bastoncillos a los excursionistas. Uno de éstos, vestido con un traje estival de última moda, color amarillo claro, corbata roja y un panamá con el ala audazmente levantada, destacaba entre todos por su voz chillona y excelente humor. Pero en cuanto Aschenbach lo hubo observado con más detenimiento, se percató, no sin terror, de que se trataba de un falso joven. Era un hombre viejo, no cabía la menor duda. Hondas arrugas le cercaban ojos y boca. El opaco carmín de sus mejillas era maquillaje; el cabello castaño que asomaba por debajo del panamá con cinta de colores era una peluca; la piel del cuello le colgaba fláccida y tendinosa; el bigotito retorcido y la perilla se los había teñido; la dentadura amarillenta y completa, que enseñaba al reírse, era postiza, además de barata, y sus manos, cuyos índices lucían anillos con camafeos, eran manos de anciano. Aschenbach se estremeció viéndolo alternar con aquellos muchachos. ¿No sabían, no advertían acaso que era viejo y no tenía derecho a llevar su abigarrada indumentaria de dandy ni a hacerse pasar por uno de ellos? Pues lo cierto es que, con toda naturalidad y como por costumbre, según parecía, lo toleraban en su grupo y lo trataban como a un igual. ¿Cómo era posible algo así?"
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lunes, 25 de julio de 2011
viernes, 22 de julio de 2011
"La vida en llamas" - Luís Alberto de Cuenca
TERROR QUE SALVA
El terror está ahí fuera, donde comienza el mundo
y termina la paz augusta de los libros,
en las espesas sombras de las que se compone
la realidad. Y sólo podemos superarlo
por medio del terror fantástico, ese género
literario que sirve de refugio seguro
frente a las inclemencias del exterior, la llave
que nos abre la puerta del consuelo, la única
barricada posible contra el miedo de ahí fuera.
Y ese terror ficticio no nos atemoriza
ni nos llena de angustia, sino que nos defiende
del otro, del real -de la vida-, y nos salva.
BRUJAS SUICIDAS EN UN BAR
Las brujas. Sus escobas alineadas
en el aparcamiento intergaláctico.
No dejan de beber estas mujeres
torvas, estas mujeres innombrables.
Van cayendo las copas, las botellas,
hasta que al fin las brujas se desploman,
muertas, en el parqué, sin que se inmuten
los cantantes de jazz, los camareros
ni los libros de cócteles que abruman
la barra del local. Las brujas mueren,
entre estertores viles y grotescos,
y nadie se detiene ante sus cuerpos,
aunque sea tan sólo a vomitar
sobre ellos, o a rezar una plegaria
por su eterno descanso. Llega el día
a la luna mediana del planeta
que eligieron las brujas para hacerse
el haraquiri etílico. Las luces
del día, sanguinarias como espadas.
Luces que ciegan a las criaturas
de la noche y trastornan sus espíritus.
En cuanto a las escobas, nadie sabe
para qué sirven, ni le importa a nadie
qué ha sido de sus dueñas.
lunes, 4 de julio de 2011
Impotencia en la era digital.
Estoy harta de comprobar, a través de Histats, que mucha gente (y cada vez más) accede a este blog haciendo en Google búsquedas tipo: “Título / Autor – descargar gratis”. Es evidente que aquí no van a encontrar los archivos digitales que buscan y que si llegan hasta este rincón es por la coincidencia de mis comentarios con los libros que están buscando. Pero resulta descorazonador comprobar, de una forma tangible, como se está perdiendo el gusto por las buenas costumbres y que el placer por tener un libro entre las manos se trunca a la ligera por el de acceder al contenido del mismo de esa forma tan invasiva y fría. A esto hay que añadir el hecho de que no sólo se busca un archivo digital (llegados a este punto de pérdida general del buen gusto que nos rodea actualmente, extensible a todos los ámbitos) sino que se pretende no pagar por ello, adquirirlo gratuitamente: en este contexto, robarlo. Flaco favor para el mundo de la cultura. ¿No les parece suficiente el altísimo grado de analfabetismo e idiotez que asola nuestra sociedad? Para comprobarlo, hagan una prueba que sólo les llevará unos minutos (tantos como puedan soportarlo): enciendan el televisor.
¿Es que quieren ustedes (aquellos que se den por aludidos) terminar de una vez por todas con la industria editorial? Descargando libros en formato digital gratuitamente, se está abogando por el fin de la escritura. (Esto es extensible a la música, cuyo caso es más popular, pero en este blog es la literatura la que nos ocupa y personalmente, absorbe). Ya puede Vd. invertir su dinero en comprar ese horroroso aparato digital, soporte de libros electrónicos, que, si no invierte también en libros, llegará un momento en que sólo se publiquen como novedad los libros de aquellos escritores que quieran regalar su obra.
No acepto el argumento de que los libros son muy caros. Lo son porque desde que el escritor vuelca en ellos su trabajo hasta que el lector se los lleva a casa, hay muchos intermediarios. Pero los 10 euros que en la librería le parecen una exageración se cambian con gusto cada noche por una copa en muchos bares, por poner un ejemplo (cada uno revise su escala de prioridades). Y por suerte aún disponemos de muchas y buenas bibliotecas públicas sin coste añadido para el usuario.
Utilícenlas...
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jueves, 23 de junio de 2011
Es una tarde de primavera _ Anne Sexton
Todo aquí es amarillo y todo es verde.
Escucha su garganta, su piel de tierra,
la seca voz de todo lo que pía
vibrando como anuncios.
Las pequeñas criaturas del bosque
portan todas máscaras de muerte
a una cueva estrecha para el invierno.
El espantapájaros se ha secado
los ojos, dos diamantes,
y ha entrado en el pueblo.
El General y el cartero
han quitado sus bultos.
Todo esto ya pasó en otra ocasión
pero aquí no hay nada que esté obsoleto.
Aquí todo es posible.
Por esto
una joven ha dejado caer
sus vestidos de invierno y, de forma
natural, se ha tendido sobre la rama
que cuelga sobre el río en un remanso.
Ella ha sido vertida sobre el brazo,
cuelga sobre las casas de los peces
que entran, salen, nadando en su reflejo
y subiendo y bajando sus piernas de escalera.
Su cuerpo porta nubes hasta casa.
Ella entrevé su cara de agua
en el río donde hombres ciegos
acuden a bañarse a mediodía.
Por esto
la tierra, esa pesadilla de invierno,
ha curado sus llagas y ha explotado
con vitaminas y pájaros verdes.
Por esto
se retuercen los árboles en sus trincheras
levantando pequeñas copas de lluvia
con dedos sutiles.
Por esto
una mujer de pie junto a su horno
está cantando y cocinando flores.
Todo aquí es amarillo y todo es verde.
Seguramente la primavera permitirá
a una chica desnuda
girar con suavidad bajo su sol
sin que le tenga miedo a su cama.
Ha visto florecer siete
capullos en su verde espejo verde.
Dos ríos confluyen bajo ella.
La cara de la cría se arruga
en el agua y se marcha para siempre.
La mujer es lo único visible
en su belleza animal.
Su preciada y obstinada piel
yace profundamente bajo el árbol de agua.
Todo es, en su conjunto, posible
y también pueden ver los hombres ciegos.
IT IS A SPRING AFTERNOON
Everything here is yellow and green.
Listen to its throat, its earthskin,
the bone dry voices of the peepers
as they throb like advertisements.
The small animals of the woods
are carrying their deathmasks
into a narrow winter cave.
The scarecrow has plucked out
his two eyes like diamonds
and walked into the village.
The general and the postman
have taken off their packs.
This has all happened before
but nothing here is obsolete.
Everything here is possible.
Because of this
perhaps a young girl has laid down
her winter clothes and has casually
placed herself upon a tree limb
that hangs over a pool in the river.
She has been poured out onto the limb,
low above the houses of the fishes
as they swim in and out of her reflection
and up and down the stairs of her legs.
Her body carries clouds all the way home.
She is overlooking her watery face
in the river where blind men
come to bathe at midday.
Because of this
the ground, that winter nightmare,
has cured its sores and burst
with green birds and vitamins.
Because of this
the trees turn in their trenches
and hold up little rain cups
by their slender fingers.
Because of this
a woman stands by her stove
singing and cooking flowers.
Everything here is yellow and green.
Surely spring will allow
a girl without a stitch on
to turn softly in her sunlight
and not be afraid of her bed.
She has already counted seven
blossoms in her green green mirror.
Two rivers combine beneath her.
The face of the child wrinkles
in the water and is gone forever.
The woman is all that can be seen
in her animal loveliness.
Her cherished and obstinate skin
lies deeply under the watery tree.
Everything is altogether possible
and the blind men can also see.
miércoles, 22 de junio de 2011
viernes, 17 de junio de 2011
"La muerte de Bunny Munro" - Nick Cave
Ocurre con poca frecuencia pero, cuando sucede, es maravilloso: que leas algún libro de un escritor que desconocías, te encante y busques con interés e ilusión otros libros que haya publicado antes. Hace un tiempo tuve la suerte de toparme con uno de esas rarezas infrecuentes y geniales, titulada “Y el asno vio al ángel”, de Nick Cave. No hace falta decir que ahora acabo de leer “La muerte de Bunny Munro” porque la primera me pareció una obra maestra.
“La muerte...” es la historia de un tipo obsesionado con las mujeres, un vie-joven verde, alguien que sólo piensa en sexo, infiel a su mujer constantemente, capaz de encontrar la parte excitante incluso en el cadáver de ella cuando se suicida, un tipo que al quedarse viudo intenta desprenderse de su hijo, alguien totalmente deleznable del que sin embargo no quieres dejar de saber cosas, precisamente por la forma magistral con que está narrado este libro. Nick Cave posee un estilo brutal y único, sólo comparable a su voz y a las letras de sus canciones. Es despiadado y arrogante o eso parece querer aparentar, pero su escritura desprende veracidad y talento, y su pulso narrativo es impresionante.
Leer “La muerte...” sería comparable a ver una película americana, o por algún motivo a mí me ha recordado a eso, a pesar de que la acción transcurra en Inglaterra.
Es, para terminar, un libro que cuenta una historia desagradable que no puedes dejar de leer y que a pesar de ilustrar su cubierta con una fotografía horrible, tampoco puedes dejar de apreciar tener entre las manos, desde un punto de vista bibliófilo y literario.
Nota de la cuarta de cubierta: “Nick Cave vivirá sin duda eternamente porque tiene al diablo aterrorizado.” Rolling Stone.
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jueves, 16 de junio de 2011
Poemas de la locura / El hombre elefante - Leopoldo Mª Panero
A la psiquiatría
A ti, castigo del espíritu
rindo este poema vencido ya
nada más nacer, como una espiga
para violar a una mujer -Faulkner-
¡oh! terror de la penitencia para rezar
una vez más de rodillas al espanto
como a un ser sin canto y sin espuma
cerca del lago en que como elefantes
beben los días
cerca del lago en que mueren los elefantes
sabiendo el secreto de su muerte
-un aviador irlandés prevé su muerte-
-Yeats lo dijo-
¡oh! turba philosophorum, alquimistas
que beben de mi orina y de mis ojos
¡oh! cruz, arquetipo del espanto
donde ya todos los terrores nombran mi frente.
I have a sin of fear-
JOHN DONNE
Mi único pecado es haber muerto
es estar toda mi vida pendiente de la oscuridad
del terrible sueño de la muerte
en donde vampiros picarán en mi frente
ya hecha para nada, perfecta culminación
de una situación sin piedad
de un reino sin espíritu
en donde escribo el poema moviendo mis faldas.
No estoy contento de mí mismo
he incumplido la tarea de ser yo
he faltado a las normas del colegio
y no besaré ya más el culo de un gato
andaré ahora entre monos
como en el Laoconte de los monos
belleza perfecta hecha para ser sólo
el novio único de la nada.
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domingo, 29 de mayo de 2011
martes, 17 de mayo de 2011
Las letras se escapaban por las ventanas, las calles se inundaron de palabras que resquebrajaban el pavimento. La biblioteca había entrado en erupción.
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"Aranmanoth" - Ana María Matute
"Hijo mío, no ames como aman los humanos".
A veces es muy aconsejable (y a veces se hace imprescindible) dejarse llevar por la fantasía, abandonando los límites de la realidad y aceptando con naturalidad todo lo que nos encontremos más allá de esas fronteras.
Por eso, Aranmanoth es un oasis para refugiarse de la tonalidad gris y opresiva del mundo real, una historia fantástica para adultos a medio camino entre el cuento largo y la novela corta. Una delicia, en todo caso.
Ambientación medieval, un hada de agua, un caballero y un niño cuya existencia se encuentra dividida entre la naturaleza humana y la fantástica... ¿qué más se necesita para dejarse llevar?
No obstante, y a pesar de que en principio se trata de un cuento fantástico, es importante saber trasladar esta historia a nuestro mundo para constatar que en el fondo es una crítica social brutal que, envolviéndolo todo en ese halo fantástico, deja patente la injusticia que supone que la crueldad y la maldad sean más fuertes que la ilusión y la alegría de quienes no hacen daño a los demás y sólo quieren ser felices. En contraprestación, aquellos que se alimentan de dolor, jamás podrán tener la sensación de sentirse queridos, y ese (casi nada) es su castigo.
jueves, 5 de mayo de 2011
...nazgûl
(...) Y se vio entonces que era una criatura alada: un ave quizá, pero más grande que cualquier ave conocida; y parecía desnuda, pues no tenía plumas. Las alas enormes eran como membranas coriáceas entre dedos callosos; hedían. Una criatura acaso de un mundo ya extinguido, cuya especie, escondida en montañas olvidadas y frías bajo la luna, había sobrevivido incubando en algún nido horripilante esta progenie última y maligna. Y el Señor Oscuro la había adoptado, alimentándola con carnes putrefactas, hasta que fue mucho más grande que todas las otras criaturas aladas; y como cabalgadura la había entregado a su servidor. Descendió, descendió, y luego, replegando las palmas digitadas, lanzó un graznido ronco, y se posó de pronto sobre Crinblanca, y le hincó las garras encorvando el largo cuello implume.
El Señor de los Anillos: III El Retorno del Rey, J.R.R. Tolkien
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