jueves, 26 de abril de 2012

Socorro, socorro


Socorro, siento que la vida se acerca.
Cuando lo único que quiero 
es morir.
Grito
empezaste y terminaste en el aire
pero ¿qué hubo en medio?

Marilyn Monroe, 1961

domingo, 8 de abril de 2012

T.M.I.


A menudo sucede que la impotencia me invade. Ganarse la vida en uno de esos trabajos de cara al público da lugar a multitud de situaciones incómodas que comienzan cuando el cliente decide aportar más información de la necesaria y ya no terminan nunca. Es enriquecedor y muy agradable intercambiar impresiones acerca de un escritor o una película cuando el cliente decide que tu opinión le interesa y esto es recíproco: pero lo único que realmente necesita el dependiente es que cada cliente exprese de una forma cortés, directa y breve lo que necesita, para atenderle satisfactoriamente en el menor espacio de tiempo posible.

Parece simple, parece obvio, pero desgraciadamente no suele ser así. Nada más lejos de la realidad: a menudo sucede que los clientes se extralimitan, se contradicen, se equivocan, se olvidan. Así, puede ocurrir que a la petición final de la necesidad le anteceda una interminable introducción absolutamente innecesaria del tipo: “Es que como su compañera de clase no se lo puede prestar vengo de la Casa del Libro porque allí es más barato pero ya se les había agotado y he tenido que volver porque se puso a llover y no tenía paraguas y al salir del metro me encontré con una tienda de saldos pero con tan mala suerte que tampoco lo tenían y la dependienta, que sería así de la misma edad que tú me ha dicho que por qué no os preguntaba a vosotros y me ha mandado aquí: quiero La Celestina en la edición de Cátedra”.

Pero puede ser mucho peor. Puede que la información innecesaria sea breve y no reste más de unos segundos de tu preciado tiempo (siempre hay mucho trabajo esperando en el almacén) y sin embargo se trate de una frase lapidaria que haga que hasta el final del día tu rostro exprese el Grito de Munch: “¿Me lo puedes ir buscando mientras voy un momentito al baño? Es que no puedo más”. Lo peor, sin lugar a dudas, es la coletilla: “Es que no puedo más”. Too Much Information.

Los ejemplos al respecto son infinitos. ¿De veras todo esto es necesario? ¿Dónde quedaron la seriedad, la educación y el saber estar de la sociedad que me rodea? ¿Acaso es esto lo que les enseñan ahora a los niños en el tiempo libre que les resta de sus huelgas de deberes?

Del texto:
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2012

sábado, 7 de abril de 2012

"El origen del mundo" - Pierre Michon


“El origen del mundo” es una pequeña novela que destaca por su originalidad, ya que su propuesta es muy valiente y arriesgada. Este tipo de literatura, que se caracteriza por el lirismo presente en todas y cada una de las palabras que utiliza, no es la habitual en los estantes de las librerías más comerciales, y por eso me resulta llamativo y fabuloso que Pierre Michon sea un escritor tan conocido y admirado (no tanto en España pero sí, y mucho, en Francia, su país de nacimiento). 

El libro llama la atención del lector en un primer momento por lo sugerente que resulta la imagen de cubierta (un atractivo cuerpo de mujer a la que no se le ve el rostro) y por el título, que a mí, personalmente, me evoca el vientre materno. Huelga decir que la edición de Anagrama, como siempre, también en este caso es impecable.

La sensación mientras se recorren las páginas de este libro es la de estar leyendo un poema, aunque se trate de una novela en prosa, porque las frases son delicadas y bellas y aparecen en ellas, de repente, imágenes que evocan varios significados concentrados en un pequeño puñado de palabras. A medida que el texto avanza, esas imágenes son más frecuentes, y mucho más oníricas y evocadoras. A pesar de ese lirismo y esas escenas en ocasiones un poco confusas o veladas, el texto se lee de una forma muy fluida, ya que también posee un ritmo preciso y musical que facilita la lectura.

Me han gustado especialmente las descripciones de las dos mujeres que protagonizan las fantasías del protagonista, un jovencísimo profesor, aún casi niño: la posadera de la pensión donde se aloja y la mujer que regenta el estanco, madre soltera de uno de sus pequeños alumnos, a quien descubre de casualidad y que ya no puede alejar de sus pensamientos. El fragmento que reproduce este encuentro es probablemente el más hermoso de todo el libro: en él, el protagonista admite que nunca le han convencido esas bellezas que se van revelando poco a poco, y que sólo cree en las apariciones, por lo que conocer a la mujer del estanco supone para él un flechazo, un amor a primera vista que le sacude con fuerza y le desarma.

“El origen del mundo” me ha recordado a dos novelas sumamente líricas y bellas e igualmente magistrales: “Butes”, de Pascal Quignard, y “El valle de los avasallados”, de Réjean Ducharme: tienen muchas características en común. Quizá no sean superventas, pero las tres merecen sin duda una lectura y que prestemos también atención a un tipo de literatura diferente y probablemente mucho más enriquecedora que una de esas novelas que se leen para pasar el rato, en las que en vez del cuidado en la calidad literaria prima el único interés por saber quién es al final el asesino... Estos libros representan para mí la literatura y la novela en su estado más puro y, aunque hasta ahora no conocía la escritura de Michon, a partir de la grata experiencia leyendo “El origen del mundo” buscaré sin duda otros títulos suyos más antiguos.

martes, 3 de abril de 2012

"El Sunset Limited" - Cormac McCarthy


Leí “The Sunset Limited” teniendo muy presente desde el comienzo la novela “The Road”, del mismo autor, que es un libro sencillamente magistral, y he de decir que esta breve obra de teatro está sobradamente a su altura y mi consideración sobre McCarthy como uno de los mejores escritores que he leído, sigue intacta.

“The Sunset Limited” es un diálogo entre un hombre blanco que acaba de intentar arrojarse a las vías de un tren y uno negro que le ha salvado de la muerte en el último momento. El hombre blanco es un profesor de cierto prestigio con formación y cultura, goza de una buena posición social pero a pesar de todo no encuentra sentido a la vida (carece de la fantasía necesaria en el día a día para seguir adelante, como comenta en una ocasión a lo largo del diálogo). Su único deseo es lograr la oscuridad y el silencio absolutos, el reposo eterno que es su idea de la muerte, sólo así encontrará la paz necesaria. 

Por otro lado, el hombre negro arrastra un pasado lleno de dolor y malvive pobremente, incluso ha estado en la cárcel durante un tiempo. A diario acoge en su casa a otros seres olvidados (delincuentes, drogadictos) y su fe religiosa mantiene intacta su ilusión por la vida, pese a su presente gris. 

Así pues, su conversación enfrenta dos posturas contrarias ante la vida. El hombre negro intenta convencer al otro de que no se quite la vida, con frases cargadas de giros, sabiduría y buena cantidad de ironía. Mientras, el hombre blanco permanece firme en sus convicciones y continuamente se muestra deseoso de abandonar el piso y la conversación, para ir de nuevo al andén y volver a intentar llevar a cabo su suicidio. Son las dos voces de ángel y diablo que todos escuchamos a menudo hablándonos al oído: ninguna de las decisiones que tomamos se libra de pasar antes por el tamiz de la valoración de los pros y de los contras, ninguna valoración acerca de cualquier cosa se escapa tampoco. Por tanto, este diálogo se me antoja el monólogo interior contradictorio que podría perfectamente suceder dentro de la cabeza de cualquier suicida, cuyo discurso previo a la muerte será siempre confuso: la desesperación y las ganas de poner fin a su triste existencia lucharán y se antepondrán al miedo a la desconocida muerte, al dolor, a las consecuencias que de su acto se deriven, etc. El discurso que más pese será el que al final dará lugar bien a suicidarse o bien a continuar con vida.

Sin llegar al extremo del suicidio, el mismo diálogo que nos presenta McCarthy es también similar al monólogo interno de cualquiera de nosotros cuando pensamos acerca de nuestras propias convicciones. Por ejemplo, en la conversación de “The Sunset Limited” se habla en repetidas ocasiones sobre la fe. Pues bien, estoy convencida de que los no creyentes conservan, aunque sólo sea en lo más profundo de sí mismos, un resquicio de duda acerca de la existencia de algo divino que esté por encima de su entendimiento. Igualmente, quienes sí tienen fe mantendrán también en algún lugar la incertidumbre con respecto a si su creencia no es más que una ilusión vacía, puesto que carecen de pruebas que se la puedan confirmar.

La escritura de McCarthy es precisa, sublime, oscura, descarnada y genial. Es, junto con William Gaddis y, también a veces, Joyce Carol Oates, el último representante del gótico sureño. 

Esta pequeña pero brillante obra de teatro plantea muchas preguntas acerca de nuestra existencia y, más concretamente, sobre nuestro grado de satisfacción ante la vida. Y los libros que nos hacen pensar son los únicos que merecen la pena. Éste, en concreto, es mucho más que recomendable y volveré a leerlo en breve, sin lugar a dudas. Espero de veras que ustedes también lo disfruten.

viernes, 30 de marzo de 2012

"No hay tiempo para libros: Nadie a salvo" - David González


David González no necesita presentación: ni prólogos, ni introducciones. Sus poemas son siempre mucho más claros y directos de lo que ningún texto con ese propósito pueda serlo jamás: son directos, crudos, desnudos, feroces, crueles cuando es necesario, tiernos en ocasiones, técnicamente encomiables, limpios. Sinceros.

El poeta asturiano utiliza la poesía como género para expresar su verdad, a través de vivencias y pensamientos. Muchos podrán imitarle pero su estilo fresco y puro es muy difícil de lograr. Ocurre que David tiene una personalidad propia, que resulta obvio que no es sólo fachada: no imita a nadie, no necesita eso para crearse un personaje a través del cual dar una imagen falsa, como le ocurre a muchos otros. Su estilo llega al lector de esa forma tan poderosa precisamente porque es auténtico y puro.

Este poemario analiza los mismos temas que aparecen sin cesar a lo largo de toda la obra poética de David: los mismos temas que han marcado su vida. A saber: la violencia, la calle, las drogas, la cárcel, la pobreza, la humildad y la propia poesía como vía de escape a todo eso.

Por último, hay otra cosa que me hace pensar que este libro es brillante y redondo: al final de cada poema, hay una frase, una cita siempre muy breve, procedente de otros libros y canciones, que de alguna manera continúan el poema al tratar el mismo tema que éste: estas citas nos dan también pistas acerca de las influencias externas del poeta, ofrecen una vuelta más de tuerca a la idea inicial del poema y resultan enormemente enriquecedoras.


el salto

en saltar de un tejado

a otro:

en eso consistía la apuesta:

en saltar de un tejado

a otro:

del tejado podre de una fábrica
de escamas y esqueletos de pez al

tejado impecable del mesón del chino:

era un tejado a dos vertientes:
sobre el caballete, en fila india:
alfonso, el hijo del de la imprenta:
pedro, el de la calle atocha:
rufino, el hermano del rata:
horacio, en el saliente:
y yo: el más pequeño de todos:

era un salto gutural: generacional:
desde una altura considerable además:
suficiente como para romperse la crisma
y dejar la vida contra los cristales de botellas ro
tas:
clavos con tétanos: y astillas de las tablas
que medraban, como la mala hierba,
en los adoquines del callejón que discurría
entre la fábrica y el mesón:
alfonso y pedro se echaron atrás:
dicho de otro modo: les entró la cagalera:

horacio, rufino y yo saltamos:

alfonso tiene mujer y dos hijos:
pedro también: mujer y dos hijos:

horacio saltó del caballete

al caballo

y la palmó de sobredosis hace siglos:
cuando yo apenas empezaba a drogarme:

luego de pegarle el tirón al bolso,
rufino saltó por encima de la anciana,
a la que hizo caer por las escaleras:
el ataúd ya la esperaba abajo: en el portal:

la última vez que coincidí con él,
en la segunda galería de la cárcel provincial,
hace de esto veintitrés, veinticuatro años,
aún estaba pagando por aquella muerte:

lo que trato de explicarte es lo siguiente:

aunque entonces no fuésemos conscientes de ello:
horacio, rufino y yo: los tres que saltamos,
calculamos mal la distancia y nos precipitamos
al vacío:



la caída libre
es caer, pero al menos es libre:
margaret atwood



sal

Musa pone copas
7 días a la semana
en la sal:
desde las 02.00 h
hasta el cierre:
a eso de las 12.00 h:

y no tiene nada:

david escribe poemas
7 días a la semana
en su escritorio:
desde las 06.00 h
hasta el cierre:
a eso de las 21.00 h:

y no tiene nada tampoco:

aparte de deudas:
Musa & david
no tienen nada de nada:

ni casa propia:
ni coche:
ni hijos:
ni tarjetas de crédito:
ni vacaciones:

en realidad:
y esto es lo más jodido:
Musa & david
ni tan siquiera
se tienen ya

el uno

al otro:


¿acaso nos figurábamos hace años que
nos convertiríamos en esto:
djuna barnes

jueves, 22 de marzo de 2012

Madrid, viernes, 23 de marzo.


A las 20.00h en el Vota Café, al lado de la parada de metro de Alonso Martinez.
Con la presencia de los autores de los libros, no se lo pierdan.

lunes, 19 de marzo de 2012

AGUA


De frente, una inmensidad de agua inabarcable. Al fondo, sólo oscuridad, cielo y mar unidos, sin estrellas. La luna dirigiendo la marea. Las olas, salvajes, estallan en las rocas, se convierten en espuma blanca. Ese sonido.
Llueve, agua desde el cielo.
Agua también entre los labios.


Agua en los pulmones.
(gracias),
MAR.

jueves, 8 de marzo de 2012

SOLSTICIO DE INVIERNO


Mi ropa irradia
un resplandor azul.
Solsticio de invierno.
Tintineantes panderetas de hielo.
Cierro los ojos.
Hay un mundo sordo,
hay una grieta
por la que los muertos
traspasan la frontera.

"El cielo a medio hacer", Tomas Tranströmer
Nórdica, 2010




lunes, 5 de marzo de 2012

"La invención de Hugo Cabret" - Brian Selznick


"La invención de Hugo Cabret" es una novela juvenil con una presentación formal muy original y llamativa. Ante todo, es una novela que homenajea al cine, en concreto a uno de los primeros cineastas, Georges Mèliés, quien desde el principio se enamoró del cinematógrafo creado por los hermanos Lumière. Construyó su propia cámara y lo dejó todo para hacer pruebas con ella. Realizó cientos de películas y creó la técnica de intercalar fotogramas para dar la misma impresión que los trucos de magia realizados en directo. Pintaba a mano los rollos de película para proyectar imágenes en color, y protagonizó escenas cargadas de fantasía que ya forman parte del imaginario mundial.


En la película de Scorsese que se basa en esta historia, "La invención de Hugo", son preciosas las imágenes en las que recrean esas escenas fantásticas y delirantes de las películas de Mèliés, en una vuelta de tuerca cinematográfica divertida y tierna. Sirven para ilustrar los métodos caseros y toscos (pero efectivos) que se utilizaban para crear las ilusiones en la pantalla grande, cuando todavía no existían ninguno de los mecanismos actuales.

El libro es una mezcla de novela juvenil clásica y novela gráfica, puesto que el texto intercala multitud de imágenes (dibujos hechos a lápiz, obra del propio Brian Selznick) que en algunos momentos sustituyen al texto, creando secuencias de imágenes que son escenas completas sin texto. También aparecen entre las páginas escenas reales de películas clásicas. Por todo ello, parece que el libro fue escrito con la esperanza, o con el sueño, de ser filmado alguna vez. Al menos, ese formato, añadido a la historia que cuenta, favorece aún más la idea de homenaje al cine que comentaba al principio.


Al pasar las páginas, las imágenes se ponen en movimiento, y las escenas se imaginan con efectos especiales. No es de extrañar que Scorsese haya querido cambiar tan bruscamente de registro para homenajear a su medio de una forma tan bonita: ya desde las primeras páginas del libro el lector se sitúa dentro de la sala oscura de un cine, sentado en la butaca y con el proyector empezando a funcionar: es una historia perfecta para mostrar al público su profundo amor hacia el cine.

La película tiene una estética ligeramente steam-punk, debido a la época en la que se ambienta y la profusión de escenas con relojes, maquinaria y engranajes. En relación al libro, como siempre hay ligeros cambios, pero nada desconcierta y la película fluye a la perfección. Por ejemplo, hay algunos personajes más desarrollados que en el libro, algunas escenas no están basadas en él y otras que en el libro me parecieron absolutamente visuales e imprescindibles, no aparecen. Destaca la primera escena, en la que unos engranajes que giran suavemente se convierten, como por arte de magia, en las calles de París nocturna e iluminada. También son inolvidables las panorámicas de la ciudad que se ven desde lo alto de la torre del reloj de la estación de ferrocarril, donde el niño protagonista lleva a su amiga. Los tejados, las calles, el cielo, parecen pintados, irreales. En cuanto a los actores, para mi gusto el niño protagonista pasa sorprendentemente desapercibido (la niña sin embargo actúa mucho mejor, y también posee mucho más encanto). El actor que interpreta a Georges Mèliés está muy bien (y posee un increíble parecido con el cineasta). Pero lo que me encantó fue ver a Jude Law interpretando al padre del niño, a pesar de ser un papel corto y, por supuesto, la aparición estelar de Christopher Lee como librero, nada menos. 

No lo sabía y me sorprendió y me encantó a partes iguales. A pesar de ser ya nonagenario, posee una presencia impresionante ante la cámara y en el papel de librero antiguo sigue pareciendo un mago, sentado en  un escritorio elevado que se me antoja un trono. El hecho de que ayude a los niños a desvelar el misterio en torno al cual gira la trama, diciéndoles en qué lugar exacto de la biblioteca pueden encontrar el libro que les dará la clave, hace que se incremente todavía más la magia que envuelve a esta preciosa historia. 


miércoles, 22 de febrero de 2012

Lección pasada de moda - Javier Marías


Leer el nuevo libro de Javier Marías supone un verdadero placer. "Lección pasada de moda: Letras de lengua" (Galaxia Gutenberg) recopila un total de cuarenta y nueve artículos de opinión, ya publicados en otros medios, cuyo nexo común es el tema que tratan, a saber: la preocupación de Marías sobre las incorrecciones lingüísticas. He de reconocer que estos artículos son de mis favoritos. No sólo se aprende leyéndolos -por ejemplo, los usos correctos de algunas expresiones, el significado exacto de algunas palabras maltratadas, las traducciones correctas de falsos amigos ya adoptados por los hablantes descuidados, etc.- sino que se disfrutan por la forma que tiene Marías de usar la ironía en ellos, o de mostrarse abiertamente hastiado de soportar incorrecciones continuamente, en muchos casos. Es realmente divertido leer con qué soltura y sabiduría responde a las cartas que recibe de lectores ofendidos por sus artículos, en las que le acusan de cometer, a su vez, incorrecciones:

A usted le parece "insoportable" mi "loísmo". Está en su derecho,  pero antes de calificarlo de "defecto lingüístico", cerciórese de que lleva razón. Señalar como defecto lo que precisamente es correcto sí que me resulta a mí insoportable.
"Bachillerato con adultos", pág. 41.


Una buena cantidad de artículos tratan el tema de la ya cansina corrección política del lenguaje. Marías señala multitud de ejemplos, provenientes del mundo de la política muchas veces pero también de colectivos de todo tipo, que solicitan sin cesar que se incluyan en el DRAE los términos y expresiones que ellos usan tal y como ellos los usan, sin detenerse primero a valorar, como bien explica Marías sin descanso, que el lenguaje está en continua evolución y que la RAE no obliga ni impone su uso correcto, solamente aconseja acerca de él. Además, la inclusión de nuevos términos o de nuevos significados para los ya existentes no implica ni asegura en ningún caso que los hablantes vayan a utilizar en su día a día esos nuevos usos. Son precisamente los hablantes quienes hacen que la lengua evolucione, y así éstos se vaya reflejando, sin mayores aspavientos, en el DRAE. No obstante, y pese a pertenecer a la RAE, Marías critica en más de una ocasión sus decisiones, que realmente resultan grotescas y absurdas en algunos casos (personalmente, no entiendo la famosa decisión de suprimir las tildes, ¿se imaginan el caos?)

Siguiendo con lo políticamente correcto, Marías insiste sin cesar en lo absurdo de empezar a utilizar términos como "jueza" cuando los dentistas varones jamás han sentido la necesidad de algo como "dentisto" para identificarse, por poner sólo un ejemplo. Pero son cientos, la sociedad está idiotizada. 

Lo más importante, sin embargo, es la reflexión que aparece al menos en dos ocasiones y que aporta una luz aún mayor a la cuestión lingüística que todos estos pequeños ejemplos tan aburridos. Y es que controlando desde arriba nuestro idioma, nuestros usos y costumbres, señalando como incorrecto lo que políticamente no interesa en su momento... consiguen controlar el instrumento -el habla- con el que pensamos y, de esta manera, conseguirán controlar también nuestro pensamiento. NO lo permitan, se lo ruego: el idioma es una de las pocas cosas, aunque muy poderosa, que tenemos para defendernos. Si también consiguen arrebatárnoslo, estamos acabados. Lean, escriban y hablen, y esfuércense siempre en hacerlo mejor, es importante.

sábado, 4 de febrero de 2012

EN EL DELTA DEL NILO


La joven esposa lloró sobre su comida,
en el hotel, después de un día en la ciudad,
donde vio a los enfermos que se arrastraban y yacían
y niños que debían morir fatalmente.


Ella y el marido subieron a su cuarto
donde esparcieron agua para ocultar la roña.
Se fueron a sus camas sin muchas palabras.
Ella cayó en un sueño pesado. Él se quedó despierto.


Fuera, en la oscuridad, pasó un gran ruido.
Murmullos, pasos, gritos, vagones, cantos.
Andaban necesitados. No cesaban nunca.
Y él se durmió enredado en un no.


Llegó un sueño. Él viajaba por mar.
En el agua gris hubo un movimiento
y una voz dijo: "Hay uno que es bueno.
Hay uno que puede verlo todo sin odiar".


"Deshielo a mediodía", Tomas Trasntrömer
Nórdica, 2011

sábado, 28 de enero de 2012

fragmento de "La Montaña Mágica" - Thomas Mann


-No es una ilusión. En invierno los días se alargan y cuando llega el más largo, el veintiuno de junio, a principios de verano, se vuelven a acortar, se van reduciendo mientras se avanza hacia el invierno. Te parece natural, pero si lo consideramos desde otro punto de vista, puede uno sentirse poseído de la angustia del momento y estar dispuesto a agarrarse a cualquier cosa. Es como si el bromista de Till Eulenspiegel dispusiera las cosas de este modo para que a principios del verano el otoño... Uno se siente arrastrado por un círculo con la esperanza de algo que es de nuevo un punto de inflexión. No se hace más que girar. Todos esos puntos de inflexión de que se compone el círculo no tienen extensión, el punto de inflexión no puede ser medido, no hay por tanto rumbo de continuidad, y la eternidad no es una "línea recta", sino un "carrusel".
-¡Basta!
-Fiesta de solsticio -dijo Hans Castorp-. ¡Solsticio de verano! Fiesta de San Juan, los corros, los bailes en torno a las hogueras. Nunca lo he visto, pero parece que es así como los hombres celebraban la primera noche de verano con que comienza el otoño, ese mediodía y esa cúspide anual que empieza luego inmediatamente a descender. Bailan y giran y están alegres. ¿De qué se alegran en su sencillez primitiva? ¿Puedes comprenderlo? ¿Por qué están tan contentos? ¿Porque ya se desciende hacia las tinieblas o porque  se había ido subiendo hasta llegar al instante, al inevitable punto solsticial, la medianoche de verano, la cúspide melancólica en su presuntuoso exceso de fuerza? Lo digo tal como es, con las palabras que se me van ocurriendo. Es un orgullo melancólico y una melancolía orgullosa lo que les hace bailar, lo hacen positivamente por desesperación, si así puede decirse, en honor al movimiento circular y de repetición eterna sobre la línea de dirección en la que todo se repite.
-Yo no puedo decir eso -murmuró Joachim-, haz el favor de no suponer lo que pienso. Creo que te ocupas de cosas muy difusas cuando por las noches permaneces tendido en el balcón.

"La Montaña Mágica", Thomas Mann
Barcelona: Plaza & Janés, 2000.

viernes, 27 de enero de 2012

Eclipse con Rimbaud


He pasado la mitad de mi vida en la oscuridad.
He descargado camiones de oscuridad.
He bebido toda la oscuridad.
He dormido con la oscuridad.
He amado la oscuridad y me he acostado con ella.
He tocado las piedras de la oscuridad hasta herirme las manos.
He repetido tu nombre en la oscuridad.

Los pescadores cantan en la niebla de la oscuridad.
Los jóvenes sin vida están despiertos en la oscuridad.
Los músicos y las rameras guardan su corazón en la oscuridad.

He soñado con la oscuridad la mitad de mi vida.
He hospedado mi juventud en el cáñamo de la oscuridad.
He desnudado a la oscuridad y gozado con ella.
He acariciado con dedos de pastor el sexo de la oscuridad.

La oscuridad es la oración de los acordeones nublados.
La oscuridad vive en las palabras que descifran la muerte.
La oscuridad habita los suburbios de la belleza.

Dad de ladrar al perro de la oscuridad.
Oíd la lepra sagrada de la oscuridad.


"La casa roja" - Juan Carlos Mestre
Calambur: Madrid, 2008.

domingo, 22 de enero de 2012

Lección pasada de moda: Letras de lengua (nuevo libro de Javier Marías)


Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores
Barcelona: Enero, 2012


El medio centenar de textos que compone el presente volumen (cuarenta y nueve, seamos exactos) fueron publicados por vez primera en periódicos, en forma de columnas semanales en todos los casos salvo cuatro. Es precisamente como se ha ido gestando y ha ido adquiriendo relieve este libro, porque a lo largo de los años se ha perfilado muy claramente la preocupación de Javier Marías por el idioma español, tanto el escrito como el hablado; y llegó el momento cuando pareció preciso reunir estos textos en un libro que permitiera no sólo dibujarse con nitidez esa inquietud por el empleo del castellano contemporáneo sino, asimismo y sobre todo, contribuir a orientar a los hablantes del español y salirles del nuevo al paso a todos quienes lo están maltratando y menoscabando.

lunes, 9 de enero de 2012

"Esquizofrénicas o La balada de la lámpara azul" - Leopoldo María Panero


Aquí estoy yo, Leopoldo María Panero

hijo de padre borracho

y hermano de un suicida

perseguido por los pájaros y los recuerdos

que me acechan cada mañana

escondidos en matorrales

gritando por que termine la memoria

y el recuerdo se vuelva azul, y gima

rezándole a la nada porque muera.

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