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lunes, 16 de octubre de 2017

Los sentidos del sujeto_Judith Butler


"Los sentidos del sujeto" (Herder: Barcelona, 2016), es una colección de ensayos cortos que giran en torno a la función de las pasiones en la formación del sujeto desde un punto de vista fundamentalmente filosófico. Se trata de siete textos escritos entre 1993 y 2012 (bastante desactualizados por tanto, en la introducción se indica que la autora ha modificado, para esta edición, aquellas partes en las que actualmente ya no estaba de acuerdo con lo que había expresado) en los que Judith Butler (Cleveland, EEUU, 1956) critica los aspectos de varios autores con los que no está de acuerdo (Descartes, Marleau-Ponty, Spinoza, etc.), pero va más allá y también hace críticas de otras críticas (de Irigaray sobre Marleau-Ponty, de Kierkegaard contra Hegel, etc.). Entretenido, cuanto menos. No es una lectura fácil (a lo largo de párrafos y párrafos le da vueltas y más vueltas a conceptos muy concretos aportando pequeños cambios de puntos de vista y el lenguaje es muy académico) pero resulta enriquecedora y nos invita a pensar hasta qué punto el exterior afecta en la formación del sujeto, que es impresionable y vulnerable.

Judith Butler es autora de referencia en estudios de género, estableció las bases en sus libros más conocidos como "El género en disputa" (Paidós, 2001), "Cuerpos que importan" (Paidós, 2008), "Cuerpos aliados y lucha política" (Paidós, 2017) ó "Deshacer el género" (Paidós, 2008), pocos ensayos feministas actuales no la citan en algún momento. Algunos fragmentos brillantes de "Los sentidos del sujeto":

p.88 (...) los más variados actos de aparente autodestrucción tienen algo de persistente y de potencial autoafirmador de vida.

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p.99 Mientras que el duelo parece versar sobre la pérdida de un objeto —la pérdida consciente de un objeto—, los melancólicos no saben qué lamentan. Y en algún punto se resisten a reconocer esta pérdida. Como resultado, padecen la pérdida como una pérdida de conciencia, es decir, de un yo cognoscente. Si este conocimiento es el que afianza al yo, este yo también se pierde, y la melancolía se convierte en un lento desfallecimiento, un deterioro potencialmente suicida. Este deterioro tiene lugar por medio del autorreproche y la autocrítica, y puede tomar la forma del suicidio, es decir, del intento de anular la propia vida debido al desprecio que se siente por esta.

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p.161 Nos podríamos preguntar si no hay más alternativa que la fe o la desesperación. Según Kierkegaard, así es. La mayoría de los seres humanos viven en la desesperación, y ni siquiera saben que están desesperados. En realidad, el hecho de ignorar la propia desesperación es un síntoma de desesperación. La persona que ignora que tiene ante sí una tarea, que debe librar una batalla por afirmar su yo de este modo tan paradójico, se basa en una serie de suposiciones sobre la solidez de su propia existencia que permanecen sin cuestionar y, por lo tanto, al margen de la dificultad de la fe. Así que parece que existe otro camino hacia la fe que no es el de la desesperación. Pero para Kierkegaard, la fe no provee una solución a la paradoja del yo. De hecho, no hay nada que pueda proporcionar tal solución. El yo es una alteración, un constante ir de aquí para allí, una paradoja viva, y la fe no detiene ni resuelve esa alteración convirtiéndola en un todo armónico o sintético. Al contrario, la fe es precisamente la afirmación de que no puede haber solución. Y puesto que la "síntesis" representa la solución racional de la paradoja, y esta no se puede resolver, de ahí se sigue que la fe emerge precisamente en el momento en que la "síntesis" se demuestra una solución engañosa. Digamos que esta sería la última de las burlas de Kierkegaard a costa de Hegel.

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p.193 ¿Y cómo funciona en la relación ética entre los sexos que Irigaray imagina y promueve y que entiende como el eje del proyecto de la filosofía feminista? Recordemos que, según ella, universalizar una norma, o sustituir una por otra, serían ejemplos de un procedimiento ético que presupone una posición simétrica de hombres y mujeres en el lenguaje. De hecho, si las mujeres y los hombres se ubicaran simétrica o recíprocamente en el lenguaje, entonces la reflexión ética consistiría en imaginarse a uno mismo en el lugar del otro y en extraer un conjunto de reglas o prácticas a partir de esa sustitución imaginada o imaginable. Pero en el caso de que hombres y mujeres se ubiquen asimétricamente, el acto de un hombre de sustituirse por una mujer en un esfuerzo por lograr una igualdad imaginada se convierte en un acto por el cual el hombre extrapola su propia experiencia a expensas de la propia de cada mujer. En este escenario, según Irigaray, el acto por el cual un hombre se sustituye por una mujer se convierte en un acto de apropiación y borrado; el procedimiento ético de la sustitución, pues, queda reducido, paradójicamente, a un acto de dominación. Por otro lado, si una mujer, desde su posición subordinada en el lenguaje, se sustituye por un hombre, esta se imagina a sí misma en una posición dominante y sacrifica su sentido de la diferencia respecto a la norma. En tal caso, el acto de sustitución se convierte en un acto de autoborradura o autosacrificio.
Podríamos concluir que, para Irigaray, dada su perspectiva, según la cual hombres y mujeres ocupan una posición asimétrica en el lenguaje, no puede haber relación ética.

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p. 246 El "tú´" es anterior al nosotros, anterior al vosotros y anterior al ellos. Es sintomático que el "tú" sea un término que no encuentre un lugar en los desarrollos modernos y contemporáneos de la ética y la política. Las doctrinas individualistas ignoran al "tú", porque están demasiado preocupadas por enaltecer los derechos del yo, y el tú queda oculto en una forma de ética kantiana que solo es capaz de poner en escena un yo que se dirige a sí mismo como un "tú" conocido. El "tú" tampoco encuentra su lugar en las escuelas de pensamiento a las que se opone el individualismo, escuelas que, en su mayor parte, se ven afectadas por un vicio moral, que, para evitar caer en la decadencia del yo, evita la contigüidad del tú, y privilegia lo colectivo, los pronombres en plural. De hecho, muchos movimientos revolucionarios (que van del comunismo tradicional al feminismo de la sororidad) parecen compartir este curioso código lingüístico basado en una moralidad intrínseca de los pronombres. El nosotros siempre es positivo, el vosotros es un posible aliado, el ellos muestra el rostro del enemigo, el yo es indecoroso, y el tú, por supuesto, es superfluo.


domingo, 10 de noviembre de 2013

"América y otros relatos" - Arthur Schnitzler


Este libro es una joya, y no exagero si digo que es uno de los mejores libros de relatos que he leído en los últimos años. Ha sido publicado por la editorial Marbot, que ya tenía en su catálogo otras dos obras de Schnitzler ("La señora Berta Garlan" y "Doctor Graesler, médico de balneario"). Otro buen puñado de títulos del mismo autor se pueden encontrar en la editorial Acantilado, que también ha hecho un gran trabajo para dar a conocer su obra. 

Para ubicarlo fugazmente, un dato interesante es que Schnitzler es el autor de "Relato soñado", la pequeña y deliciosa novela en la que se inspiró Stanley Kubrick para rodar "Eyes Wide Shut". Pertenece a la maravillosa generación de escritores de los últimos decenios del s. XIX y primeros del XX y se caracteriza por una escritura elegantísima y unas tramas casi siempre basadas en sucesos factibles en la vida real, en las que introduce algún elemento esquizoide. Analiza de una forma magistral las tribulaciones del alma humana: no en vano, fue pionero en utilizar el monólogo interior en lengua alemana. Yo diría que es el maestro de la desesperación y de la duda. Se desenvuelve en las tinieblas de la noche y en los brillos confusos de los amaneceres como pocos escritores saben hacerlo.

La mayoría de personajes de estos relatos tienen en común rasgos egoístas en su personalidad, también cierta facilidad para mentir y salir (no siempre) airosos, lo que no les convierte en las mejores personas pero sí en utensilios valiosísimos para que el escritor que les dio vida exprese a través de ellos la mediocridad que ocasionalmente se encuentra en el alma humana, o que quizá permanezca latente siempre.

Schnitzler era médico, y esto se refleja en algunos relatos, en los que describe con precisión, por ejemplo, el mal que ataca a las cuerdas vocales de una joven cantante, o la preparación de venenos químicos para cometer asesinatos. La muerte, utilizada como recurso constante en sus relatos, parece haber sido una de las obsesiones de este autor, mientras vivía.

Algo que destaca en esta colección de cuentos es la presentación formal de cada uno de ellos. Pues no todos siguen estructuras clásicas, "La comedieta", por ejemplo (uno de los mejores de todo el libro, pero hay tantos buenos) es una historia que se narra a través de las cartas que los dos protagonistas envían a sendos amigos de confianza y, a través de la lectura intercalada de las de uno y otro, el lector es capaz de atar cabos y tejer la trama.

Existen personajes de todo tipo y condición, pero abundan los artistas (escritores, bohemios...) y los jugadores empedernidos (ricos que casi siempre ganan y pobres que pierden lo poco que tenían tras apostarlo todo): son tipologías con las que Schnitzler compone tramas geniales.

Otro tipo de cuentos, que suelen ser mucho más cortos que el resto, son los que tienen finalidad moralizadora, y que plantean una situación que el autor lleva al extremo de una forma un tanto artificial para hacer hincapié en los aspectos que le interesa destacar. Por ejemplo, "La corbata verde" plantea en tan solo tres páginas las críticas feroces con las que la sociedad ataca el aspecto externo, de forma que, lleve uno lo que lleve, jamás lo llevará al gusto de todo el mundo.

Por último, tengo que destacar que las ediciones de las obras de Schnitzler son siempre un lujo: las publicadas por Acantilado debido a su elegancia y buen hacer habituales, y las de Marbot por la delicadeza de la tipografía y la pulcritud de la maquetación, especialmente: son libros en los que no es fácil detectar ninguna errata, se respetan los márgenes y se utilizan los guiones de la medida correcta en cada caso, un lujo, si nos fijamos en el poco cuidado que demuestran tener muchas editoriales actuales.

Hago esta recomendación con especial ahínco: este libro cuenta, por decirlo así, con la matrícula de honor del mar de letras.

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