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sábado, 11 de junio de 2022

"Acúfenos" - María Rosa Maldonado

 


Dicen de sí mismos Kriller 71 Ediciones: “Un gruñido casi inaudible entre lo que las voces cantantes proponen para la época.” Y simplemente con esa frase ya tiene sentido que hayan publicado “Acúfenos”. María Rosa Maldonado ya había publicado este libro en 2017 una editorial argentina, Zindo&Gafuri. 

Cuando descubrí este título pensé que se trataría de una palabra inventada, ya que no recordaba haberla oído nunca. Pero sí existe y todos sabemos qué es, aunque no sepamos nombrarlo con su término técnico o científico. Se trata de esos ruidos o zumbidos que parecen provenir del exterior pero que realmente se crean dentro de la propia cabeza (o son imaginaciones), sin que haya ninguna fuente externa que los produzca. Suelen ser pitidos más o menos agudos o zumbidos graves que habitualmente son ocasionales pero también se pueden producir de forma crónica.

El significado no es muy halagüeño pero el significante es hermoso. Solo por regodearnos un momento más en este sonido: busco el origen etimológico de este término y encuentro que la palabra acúfeno está formada con raíces griegas y significa "sensación de oír un sonido sin que exista un estímulo acústico procedente del exterior". Sus componentes léxicos son: akoyein (oír) y phanein (aparecer, hacerse visible), más el sufijo –o (agente, el que hace la acción).

Así pues, una excusa u objetivo de María Rosa Maldonado en este libro es transcribir a palabras todas aquellas percepciones que no provienen de algo tangible o que podamos denominar “real”, puesto que no lo vemos.

(pág. 9) Tenemos un caracol dentro del oído. Lo sabemos. Ese caracol sirve para escuchar el mundo y no caernos. A veces sirve para caernos e inventar sonidos.

Mi impresión durante la lectura es que este libro se trataba de una traducción de lo invisible (intuiciones, percepciones) en un acto rayano en la mediumnidad, arrojando luz sobre lo que se encontraba oscuro, mirando con el tercer ojo o mirando desde otro lugar. 

(pág. 37) artemia franciscana
hecha de agua y de cenizas
enamorada de la luz
siempre de espaldas a su propia sombra
la artemia franciscana duerme en cuna de sal
desde el triásico
cuando aún no había flores sino bosques de niebla
epífitas helechos coníferas gigantes
y la tierra era un solo continente

ninfa con dos ojos compuestos y
un tercero naupliar
para entrar en el reino para observar el resplandor del reino
su cara no ha cambiado ni su forma
de producir corrientes de agua con sus delicados filopodios

infiltrada de levedad
toda ella cristal de roja o verde transparencia

(pág. 36) artèmia franciscana
feta d’aigua i de cendres
enamorada de la llum
sempre d’esquenes a la seva propia ombra
l’artèmia franciscana dorm a bressol de sal
des del triàsic
quan encara no hi havia flors sinó boscos de boira
epífites falgueres coníferes gegants
i la terra era un sol continente

nimfa amb dos ulls descompostos i
un tercer naupliar
per entrar al regne per observar l’esplendor del regne
la seva cara no ha canviat ni la seva forma
de produir corrents d’aigua amb els seus delicats fil·lopodis

infiltrada de levitat
tota ella cristall de vermella o verda transparència

También me ha parecido que se trataba de una búsqueda de la identidad a través de la descomposición de su autora: ya que para aprender algo muchas veces debemos desaprender previamente lo que ya sabemos, liberarnos de nuestras certezas para cuestionarlo todo y construir de nuevo.

Que hay algo más allá de lo tangible, debería de resultarnos obvio. Cuando creemos que algo poco claro, irreal, onírico o confuso se ha tratado de una intuición, una coincidencia o una causalidad… probablemente se trate de algo real, pero real quizá en otro plano, apenas perceptible para la mayoría. Hasta las propias sectas religiosas (las que han capitalizado la espiritualidad y reniegan de todo lo que no les interesa para sus fines lucrativos o de control social) hablan del “creador de lo visible y lo invisible”. 

Un acierto en este libro es la mezcla de terminología arcana y evocadora, con otra científica y actual: ese contraste realza la fuerza de las imágenes que se proyectan desde los versos. La presentación bilingüe catalán/castellano también me ha parecido un acierto, que seguro me permitirá aprender un poquito más de la lengua de este lugar donde he ido a llegar, donde no se trata al idioma como arma arrojadiza con intereses políticos y que está resultando ser tan dulce y acogedora.

(pág. 95) en mí las brujas entran sin llamar
no siempre estuve aquí
antes hubo otras almas: la de los minerales
y antes aun la del hidrógeno

tan antigua como el mal como el cero

aún más que el reloj de lava ardiente de alfa de centauro

nací en aguas someras
y salté sigilosa de la nada a lo real
con la belleza del guepardo
la blancura de un lobo de las nieves
o un macizo de adelfas más peligroso que el asbesto

brujas buenas y malas entran en mi casa sin llamar:

tuve antes de ser cuerpo –hacerme cuerpo–
dentro de mi pecho imaginario
debajo del sagrado esternón una tibieza dolorosa:
suave ceniza de la estrella
y la serenidad prometida de la transmutación:

lo que tú llamas muerte

(pag. 94) en mi les bruixes entren sense trucar
no sempre vaig estar aquí
abans hi va a ver altres ànimes: la dels minerals
i abans encara la de l’hidrogen

tan antigua com el mal com el cero

encara més que el rellotge de lava ardent d’alfa del centaure

vaig néixer en aigües someres
i vaig saltar sigil·losa del no-res a allò real
amb la belleza del guepard
la blancor d’un llop de les neus
o un macís d’adèlfies més perillós que l’asbest

bruixes bones i dolentes entren a casa meva sense trucar:

vaig tenir abans de ser cos –fer-me cos–
dins del meu pit imaginari
sota del sagrat estèrnum una tebiesa dolorosa:
suau cendra de l’estrella
i la serenitat promesa de la transmutació:

el que tu anomenes mort


domingo, 1 de diciembre de 2013

"Literatura y fantasma" - Javier Marías


"Vida del fantasma", "La canción de Lord Rendall", "Serán nostalgias", "El fantasma y la señora Muir", "Cuando fui mortal", "Campanadas y viento y fantasma y muertos", "Fantasmas leídos", "Literatura y fantasma"... títulos de libros, cuentos o artículos de Javier Marías que aluden a su predilección por estos personajes de ficción tan encantadores y aterradores al mismo tiempo, los fantasmas. Esta divertidísima afición suya resulta inspiradora, pero todo a su debido tiempo.

"Literatura y fantasma" es un libro que actualmente se encuentra disponible en reediciones, (incluso ampliadas), cuya edición inicial, publicada por la editorial Siruela en 1993 posee la cubierta con una de las mejores imágenes que he visto nunca. Se trata de un collage de rostros en el que parte del de Javier Marías ocupa el lugar central, respaldado por el medio rostro inclinado y semioculto de Robert Louis Stevenson; la casi totalidad del lado izquierdo del rostro de Marías es invadida por el de Vladimir Nabokov, mientras la mirada de soslayo de Juan Benet sirve de apoyo a los mentones de todos ellos.

Lo que contiene "Literatura y fantasma" son artículos, ponencias y prólogos recopilados, procedentes de otras publicaciones y conferencias. Tratan asuntos lingüísticos y literarios, pero no deben confundirse con esos otros textos en los que Javier Marías a veces reflexiona y nos ilustra sobre cuestiones gramaticales y ortográficas, que fueron recogidos y publicados en 2012 por Galaxia Gutemberg, y que constituyen una de las colecciones más divertidas y enriquecedoras de artículos de Javier Marías.

En "Literatura y fantasma" desvela algunos de los pormenores de su método de trabajo, explica por qué no utiliza esta o aquella herramienta y nos permite observar su obra como a través de rayos X (lo que ya de por sí resulta bastante fantasmagórico). En uno de los artículos, "La muerte de Manur: narración hipotética y presente de indicativo", explica cómo se las ingenió para introducir párrafos en presente de indicativo en una obra fundamentalmente narrada en pretérito indefinido e imperfecto, "El hombre sentimental", valiéndose de una transición que no diera como resultado un cambio de tiempo brusco. 

A veces uno lee y le parece que la redacción es tan perfecta y tan exacta que no sólo no podría haber sido de otra manera, sino que la pluma o el teclado del escritor se activaron solos y dieron lugar a un libro estupendo escrito aparentemente sin ningún esfuerzo. Y nada más lejos de la realidad.

Precisamente, en este mismo artículo Javier Marías lanza una pequeña crítica al "realismo sucio", un estilo procedente de la literatura estadounidense que se caracteriza fundamentalmente por redactarse en presente, utilizar frases muy cortas e inmediatas y también por su marcado carácter autobiográfico, aunque esa es otra cuestión. Esta fórmula es más fácil y requiere al escritor menos esfuerzos, también el lector tendrá que esmerarse menos: esta presentación recuerda a la inmediatez del teatro, a las conversaciones coloquiales... al lenguaje sin demasiados tratamiento y aderezo, en suma. Y por eso mismo, más caduco y pobre que otros textos pulidos y esmerados, como los que Javier Marías sí emplea en sus obras.

Escritores de calidad producen lectores de calidad, al igual que los restaurantes de comida rápida producen organismos enfermos y mal nutridos. Así, tanto en la literatura como en la gastronomía, cada uno elige lo que le alimenta, también en qué quiere convertirse. No es lo mismo leer "La montaña mágica" tomando un té con leche de soja y pastas caseras, que acompañar la lectura de las sombras de grey con picadillo de restos de algo parecido al pollo rebozados en no se sabe qué y fritos en aceite de mala calidad reutilizada. Tampoco creo que sean extremos opuestos: sinceramente, no sé si hay término medio.

Otro tema que aparece en "Literatura y fantasma" es el de la autobiografía, la biografía novelada o la inclusión de elementos biográficos en una obra de ficción. Javier Marías desvela de qué artimañas se vale para mezclar realidad y ficción en sus libros de forma que ambas convivan amigablemente. También reflexiona sobre cómo el lector tiende a desconfiar de los textos declaradamente biográficos por las posibles exageraciones o engaños; también, en el caso contrario, cómo el lector busca datos reconocibles de la vida del escritor en sus obras ficticias. Javier Marías cuenta sin tapujos, y cualquiera puede comprobarlo, cómo en su caso ha jugado a la ambigüedad (con gran acierto y mejor ejecución, por cierto) en casi todas sus novelas, y este es un rasgo que, entre otros muchos, le convierten en un escritor magistral. Y por estas perlas, lo amo:

"Rara es la ocasión en que se ve a alguien por la calle o en una playa leyendo un libro suyo, entre otras cosas porque ya casi nadie lleva libros por la calle y menos aún a la playa. Recuerdo la emoción que sentí cuando alguien caritativo y quizá embustero me contó que en un vuelo había visto a tres personas distintas (ya sé que tres personas son siempre distintas, el adjetivo sirve para subrayar que eran tres, como el famoso <<6 6="" toros="">>) leyendo una de mis novelas. Pensé: qué avión tan amable, qué vuelo tan distinguido."

En el apartado "Otras vanidades" de este mismo libro, (de donde también procede el párrafo citado), se incluye un artículo en el que da siete razones para no escribir novelas y una sola para hacerlo. Lejos de la intención de desvelar esta última, solo diré que es la misma por la que muchos leemos.

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