domingo, 4 de julio de 2010

"Tic tac toc toc" - Isabel García Mellado

Dice el prólogo, entre otras cosas, que Isabel es:

"un duendecillo de ojos grandes, vivos, bondadosos, con sombrero y zapatos puntiagudos. Uno de aquellos guardianes de los bosques que nos remontan a la edad media, entre los vikingos y los celtas. Aparece y desaparece dejando un solo rastro, el de la poesía hecha vida. Perteneciente a una tribu o pueblo desaparecido, la recuerdo cargando letras gigantes sobre su espalda, atravesando la frondosidad del bosque para construir la aldea de los sentimientos. Un lugar remoto al que muy poca gente tiene acceso. (...)"

Sus poemas son delicados como el pequeño instante que acontece cuando un pájaro se posa en una rama y termina echándose a volar porque ha advertido tu movimiento.

(...) sentirla resbalando piel abajo y mientras el resto del mundo piensa que se ha vuelto loca ella sabe que acaba de coger a la cordura por los cuernos y le ha plantao un beso de película

Y a través de ellos vas viendo pasar tu vida como en una película donde se incluyen también las escenas que guardaste en una caja sabiendo que no olvidarías por mucho que te esforzaras.

*
sentada en mi patio de atrás
oigo madrid pasar
sin que yo pueda tocarlo

Es necesario pulsar el botón de pausa ; tras leer varios poemas, aunque solo quieras darle al play 4 para seguir leyendo.


*
qué extraño está el salón
sin tus ojos de ciruela
espero que estés bien en tu burbuja
te tengo de heridita, ya lo sabes
y de asunto pendiente en todas mis listas

qué frío sería el mundo
si tú no lo habitaras
qué igual, qué reperfecto, qué asqueroso
te tengo clavadita en mi almohada
y es raro, porque nunca te lo cuento
ojalá pudiera conseguirte
todo lo que tú sientas que te falta
ojalá yo supiera redecorar cabezas
desmantelar entuertos
escanciar vidas

no sabes lo que te quiero
no sabes lo que me duelo
cuando comprendo, mamá
cuando comprendo
que eres así de buena
así de buena como esquiva
así de esquiva como fiera
así de fiera como niña

qué extraño está mi cuarto
sin tu voz en la nevera
sin sonar a tus tacones mi impaciencia

qué fría la distancia que me puso un stop
en los abrazos y en los te quieros
qué buenos los días que me lo salto
y te los dejo sobre el colchón
y me alejo en silencio
para que cuando despiertes
se te hayan quedao adentro


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