sábado, 25 de abril de 2009

"Usos amorosos de la postguerra española" - Carmen Martín Gaite

Esta tesis doctoral convertida luego en un éxito de ventas, centra su punto de mira en las costumbres de los jóvenes de los años 40 y 50.

Para haber sido escrita en los 80, ya me parece lo bastante reivindicativa con las costumbres que narra: es una obra fundamentalmente crítica. Desde el punto de vista actual, los jóvenes de aquella época se presentan rematadamente ñoños. Las mujeres: soñadoras, pacientes, calladas, profundamente vigiladas y totalmente desinformadas acerca de todo lo relativo al sexo opuesto; los hombres: frívolos y despreocupados, con libertad para tontear con chicas antes de tener novia formal, casarse y formar una familia al uso. Supongo (y espero) que hubiera de todo, en ambos casos. Que esta visión de Carmen M. G. solo sea una generalización. Porque el resultado general que se desprende es bastante desalentador. Qué no podrá surgir de esa generación de jóvenes reprimidos. Desde luego, con el paso de los años, la sociedad de desenfreno en la que nos encontramos.

Sin embargo en el fondo la idea de lo que el hombre y la mujer representan parece no haber cambiado tanto, aun tiene que avanzarse mucho en eso. Por suerte son ya muchas chicas las que estudian todo tipo de carreras, ocupan puestos importantes en las empresas y asumen un rol en las mismas condiciones que los chicos dentro del hogar.

En cuanto a los usos amorosos, que yo sepa, ha dejado de estar mal visto que sea la mujer la que se lance y dé el primer paso para empezar una relación, decidir poner fin a la misma o incluso pedir el matrimonio.

Sinceramente, no me imagino estar encerrada en una sociedad a la que le parece mal que te quedes en casa estudiando, leyendo, antes que salir de fiesta para "coquetear en un guateque" o que todo lo que aspirase aprender en un aula fueran las 4 reglas, coser, cocinar, rezar y poco más. Dan escalofríos.

Como muestra, un romántico fragmento situado en un marco inmejorable:

"(...) Por ejemplo, en la Plaza Mayor de Salamanca, las chicas paseaban en el sentido de las manecillas del reloj, mientras que los chicos lo hacían en el sentido contrario. Como quiera que el ritmo del paso fuera más o menos el mismo en ellos y en ellas, generalmente lento, ya se sabía que por cada vuelta completa a la Plaza se iba a tener ocasión de ver dos veces a la persona con quien interesaba intercambiar la mirada, y hasta se podía calcular con cierta exactitud en qué punto se produciría el fugaz encuentro. "Me toca por el Ayuntamiento -se iban diciendo para sí el paseante o la paseante ilusionados- y luego por el café Novelty." Con lo cual daba tiempo a preparar la mirada o la sonrisa de adiós, cuando se trataba ya de un conocido. Los chicos que se acercaban a un grupo de amigas para "acompañar" a alguna de ellas, lo hacían cambiando de dirección e incorporándose al sentido de las manecillas del reloj, nunca sacándolas a ellas de su rumbo para meterlas en el contrario. Por eso, si un muchacho por el que estábamos interesadas no aparecía en el lugar calculado, podía ser porque se hubiera ido ya, porque se hubiera metido en un café, o porque en aquel trecho hubiera decidido cambiar de sentido para acompañar a otra chica más afortunada."

lunes, 13 de abril de 2009

"Wilt" - Tom Sharpe


Wilt es un hombre casado harto de su esposa: tanto, que planea asesinarla. Cuando está haciendo pruebas para llevar a cabo su objetivde una forma rápida y sencilla, que no levante ninguna sospecha, le pillan.

Aplicar la lógica resulta inútil en esta historia. Siempre hay un giro que no esperabas, y las reacciones de los personaje son imprevisibles.

Dentro de su "locura", el personaje de Wilt es el que resulta más interesante. En el fondo no es más que un hombre hastiado, y es normal, dado que no tiene amigos, su mujer le da asco y no puede esperar nada de su trabajo.Está claro que, a pesar de todo, tampoco tendría por qué matar a su mujer, pero si se piensa un poco,se le puede llegar a comprender.

En este libro se demuestra que la realidad puede llegar a ser muy cómica, porque nada de lo que se cuenta es imposible que suceda. Hace reír y, de paso, critica todo un poco: el matrimonio, las clases sociales... y las escenas finales en las que aparece un cura, no tienen desperdicio.

VIII "Tengo una pistola" - Enrique Rubio Palazón

viernes, 20 de marzo de 2009

"Diario" - Ana Frank

Un grupo de judíos huye de su casa ante la amenaza nazi. Se esconden y pasan años de su vida sin salir a la calle. Horrible.

Llevaba un puñado de años con este título apuntado en la lista de libros pendientes, hasta que una visita breve y reciente a Berlín hizo que me entrasen ganas de investigar más acerca del holocausto, ya que allí hay muchas (quizá demasiadas) cosas que lo recuerdan por todas partes.

Bueno, el diario de una niña nunca puede ser muy interesante, lo cierto es que el de Ana Frank destaca por las descripciones del refugio y la forma de vida de los escondidos. Y sobre todo, que ya sabe uno el final, que por lo demás no aparece en el libro (como nota añadida sí, pero la niña, claro, no lo pudo contar). Aun así todo (conociendo cómo va a terminar la historia) el diario termina demasiado pronto, de forma muy tajante. Da la impresión de que la niña te ha abandonado de repente, por lo que resulta muy triste…








jueves, 19 de marzo de 2009

"El planeta americano" - Vicente Verdú


Cifras, cifras y más cifras. ¡No hay comentario que no se ilustre con un número! Hectáreas, dinero, restaurantes de comida rápida, gente por razas, embarazos no deseados... También, en ocasiones, las apreciaciones se repiten un poco.

Pero me gusta averiguar más sobre los EE.UU., aunque las cosas que de allí se cuentan son siempre las mismas y ya se han convertido en tópicos (véase las hamburguesas, la falta de comunicación en las familias, la tenencia de armas por población civil, la obesidad y un largo etcétera).

Vicente Verdú prefiere España, eso queda claro. O cualquier país europeo, antes que EE.UU. No mira con alegría los cambios que se van produciendo desde hace años en la sociedad europea (y, por extensión, en todo el mundo, con las consabidas diferencias entre países): el mundo se está americanizando. El problema es que no todas las costumbres americanas son saludables.

La población se caracteriza, cada vez más, por un comportamiento marcadamente infantil. Pero eso se aprecia en España, también.

Uno de los capítulos más interesantes es, probablemente, "El odio a los intelectuales". En él, se dan muchas pistas acerca de la forma que tienen de entender el mundo de los americanos y, en consecuencia, de actuar en él. "...aman la sencillez y los discursos que van directo al grano". Y, hasta el tema más sensible ha de ser tratado con una pizca de humor. "En las conferencias universitarias, en los diarios, en los reportajes televisivos, en los juicios, en los discursos políticos o en las alocuciones religiosas existe al menos un momento en el que la concurrencia se ríe".

Es posible que de esta forma de ver las cosas, se derive el comportamiento tan infantil del que hablaba antes. En cualquier caso, esto me parece peligroso, ya que con esa forma de actuar se consigue que la gente no piense, con lo que esto conlleva; además, y aunque ya de por sí no se tengan ideas "profundas" propias, la sociedad no deja que se puedan ni siquiera llegar a desarrollarse. Un ejemplo: en la Universidad, se satura a los estudiantes de trabajo, de una forma ni siquiera comparable a lo que ocurre en España. Y esa sociedad es muy competitiva, por lo que el personal se obceca de tal forma en sobresalir que muchas veces al final explota: la tenencia de armas facilita que el resultado de esas "explosiones" salgan tan a menudo por tv (homicidios, suicidios, masacres en las escuelas). Este no es, desde luego, un buen dato y, por desgracia, se está extendiendo.

Si es verdad que el mundo se americaniza cada día más, solo espero que no todo lo que exporten sea malo. Se supone que uno solo copia lo que admira...

jueves, 12 de marzo de 2009

"La hierba amarga" - Marga Minco

Es la triste historia de una judía que sobrevivió a la persecución nazi en Holanda pero perdió a toda su familia en esos mismos años. El libro se compone de varias escenas muy breves pero identificativas para resumirlo todo. De hecho, al terminar (enseguida) la lectura, queda esa sensación de haberse perdido algo, como si no hubiera contado muchas cosas que es obvio que sabe, pero por algún motivo no quiere contar: es el vacío. El mismo que le quedó a la autora tras la guerra.

Cuenta las cosas como si fueran tan lejanas como para no poder recordar más datos pero, a la vez, recuerda detalles nimios (haber visto un guante abandonado en una escalera, por ejemplo, tras la huída de la casa de sus habitantes judíos) que son los que van transmitiendo esa sensación de vacío y desesperanza.

Adoro las historias cortas porque suelen tener mayor calidad, queda todo reducido a lo esencial y no incluyen ningún párrafo prescindible. Hay excepciones, claro. En este caso, el libro podría haber tenido cientos de páginas llenas de detalles morbosos que darían mayor idea del horror de aquella época, pero tal y como es, breve, es más que suficiente.

sábado, 7 de febrero de 2009

Saga Crepúsculo - Stephenie Meyer


Hubiera sido delicioso leer esto con diez años menos, pero dicen que nunca es tarde... Desde luego no se trata de libros maravillosos desde el punto de vista literario, son repetitivos y simples. Pero la trama engancha como la que más, poderosamente.

Veo en el metro a diaro a gente leer, y nunca dejan de sorprenderme, en concreto, las señoras que llevan uno de estos entre las manos. Son muchas. ¿No son libros para adolescentes? Prefiero pensar que los libros no tienen edad, simplemente han de llegar a las manos del lector en el momento adecuado.

No me gustaría desvelar apenas nada sobre la trama, puesto que han bombardeado tanto con la publicidad que en este momento todo el mundo tiene que saber que es una historia de amor con vampiros de por medio... ¡pero mejor no vean la película! Creo que ni una sola vez he preferido la película al libro en el que el que se basaba: pues en este caso ocurre más de lo mismo.

Lean la saga, engánchese y regresen a esos años por unas horas.

"Jardín de cemento" - Ian McEwan

McEwan no siempre utiliza personajes infantiles, ¿no? Tendré que averiguarlo. En este caso se trata de unos infantes bien macabros, un grupo de cuatro hermanos que en poco tiempo se convierten en huérfanos de padre y madre.

No puedo evitar recordar el originalísimo "La niña que amaba a las cerillas" de Soucy (nada que ver con el tan conocido de Larsson y cuyo título se asemeja tanto a éste). Como decía, tanto McEwan como Soucy, en las novelas citadas, recurren a personajes infantiles que viven de una forma diferente al resto de niños, porque en sus casas ocurren tragedias. En ambos casos, también, el hecho principal que envueve al lector de principio a fin, por su singularidad, es el enterramiento de humanos dentro de la vivienda familiar, con todos los problemas y situaciones que este hecho acarrea.

Para los niños es algo natural, aunque se dan cuenta de que algo ocurre pero no pueden alcanzar a discernir qué. Serán personajes ajenos a su pequeño círculo, o las autoridades, quienes impongan de nuevo la cordura, lo socialmente correcto y la manera en que los niños tienen que vivir de acuerdo a la legislación vigente (llamémoslo orfanato). Pero esa nueva vida ya no aparece en la novela, lo que interesa desde el punto de vista literario es la situación descontrolada y atípica antes de que se vuelva a imponer el orden.

martes, 3 de febrero de 2009

"After dark" - Haruki Murakami

"After dark" es algo así como un guión cinematográfico en el que realmente "no pasa nada", solo unos pocos personajes desfilan ante el lector, que puede conocerlos a través de lo que hacen en una sola noche. No puede decirse que tenga un inicio, un nudo y un desenlace (de ahí lo de "no pasa nada"). Solo son escenas en las que esos personajes se entrecruzan entre sí a lo largo de toda la noche, quizá por primera y última vez.

Como muestra, un pasaje emotivo: se trata de una escena que recuerda una de las protagonistas, en la que aparece su hermana, de quien se siente totalmente distanciada.

(...) "Cuando iba al parvulario, un día Eri y yo nos quedamos atrapadas dentro del ascensor de casa. Creo que fue por culpa de un terremoto. A medio camino, el ascensor sufrió una fuerte sacudida y se detuvo. Al mismo tiempo, se apagaron las luces y nos quedamos completamente a oscuras. Del todo. En serio. Ni siquiera podía verme la mano. (...) A causa del pánico, yo me quedé paralizada. Como si me hubiera convertido en un fósil vivo. No podía mover un solo dedo. Me costaba respirar, no podía emitir ningún sonido. Eri me llamaba, pero yo me sentía incapaz de responderle. (...) A mí me pareció terriblemente largo, pero es posible que no lo fuera tanto. Pero ya fueran cinco o veinte minutos, la duración del tiempo en sí misma no cuenta. Lo que importa es que Eri me estuvo abrazando todo el rato en medio de la oscuridad. Además, el suyo no era un abrazo normal. Era tan estrecho, tan fuerte, que parecía que nos fuéramos a fundir las dos en un solo cuerpo. Ella no aflojó la presión ni un momento. Como si pensara que, en cuanto nos separáramos, ya no podrímos volver a reecontrarnos jamás en este mundo."

sábado, 10 de enero de 2009

VI



4 relatos del nuevo volumen "Los objetos nos llaman", de Millás. No sé cuál me ha gustado más.

miércoles, 7 de enero de 2009

"Primer amor" - Iván S. Turguenev

"Primer amor" es una novela corta sobre el manido tema que el propio título indica. La trama se desarrolla en la Rusia de principios del siglo XIX y en el círculo de una familia rica, por lo que los sentimientos son los mismos (en el sentido de universales) pero están sometidos a las restricciones que les impone el entorno.

La historia en sí es curiosa, y tiene un final interesante que aporta mucha luz a la trama y matices a los personajes. Estos son, sin duda, lo más interesante del libro. Porque la historia en sí es la habitual (un chico conoce a una chica, se enamora, lo intenta todo para estar con ella y gustarle, etc.) pero los personajes están muy bien definidos, de una forma muy sutil, muy precisa, sus descripciones son muy breves pero muy reveladoras: es decir, con pocas palabras, Turgueniev es capaz de definir personalidades de forma que el lector se haga enseguida una idea de quiénes están protagonizando la historia que tiene entre las manos.

En este sentido, uno de los mejores personajes es el padre del chico (del protagonista, el enamorado): además, resulta ser decisivo hacia el final de la trama. El fragmento, que transcribo, es éste:

"A veces [mi padre] estaba de buen humor y entonces era capaz de jugar y hacer travesuras conmigo, como si fuese un niño (le gustaba cualquier movimiento corporal que exigiese esfuerzo). Una vez (¡una sola vez!) me acarició con tanta ternura, que faltó poco para que llorase..., pero su buen humor, junto con su ternura, desaparecieron sin dejar rastro y lo que ocurrió entre nosotros no me dio esperanza alguna para el futuro, como si todo hubiera sido un sueño. Me ponía a veces a contemplar su rostro inteligente, diáfano, de bellas facciones... y mi corazón empezaba a temblar. Todo mi ser se dirigía hacia él..., parecía que él comprendía lo que estaba pasando en mí. Entonces me acariciaba la mejilla y luego o se marchaba, o empezaba a ocuparse de otra cosa, o de repente adoptaba una actitud fría, como sólo él sabía hacerlo. En ese instante yo me quedaba helado y me replegaba sobre mí mismo."

Por lo visto, hay mucho de autobiográfico en el libro, no tanto en lo relativo al enamoramiento (que también) sino en la relación del autor con su propio padre, quien comparte muchas características personales (físicas) y biográficas con el padre del protagonista de "Primer amor". Una vez más, nos encontramos ante un libro escrito probablemente como un desahogo de su autor, o quizás solamente es que lo difícil es escribir sobre lo que no se ha vivido y que, por lo tanto, no se conoce.

lunes, 5 de enero de 2009

"El asombroso viaje de Pomponio Flato" - Eduardo Mendoza

Una sátira de los géneros histórico y policíaco: la trama se desarrolla en Nazaret, en el hogar de José el carpintero, su mujer María y su hijo Jesús. José ha sido acusado de asesinato y Pomponio aparece en el momento justo para tratar de impedir que sea ejecutado. Sus problemas intestinales nos empujan a dudar desde el principio si lo conseguirá. Independientemente del resultado, el caso es que la historia tiene momentos muy divertidos y abundan las referencias a las citadas complicaciones intestinales de Pomponio (sí, la elección del apellido no es atribuíble al azar).

En la cuarta de cubierta de "El asombroso..." se hace una referencia a "El Quijote" puesto que guarda relación con esta novela en el hecho de ser una parodia, pero no coinciden en el género y en todo caso parece más una operación de marketing que ninguna otra cosa, y además exagerado.

Yo prefiero ver en esta novela, más que parodia, una intención de rehacer la historia por parte del autor, y desmitificar de alguna manera a la familia de Jesús, María y José (en este sentido, cabe citar "El Evangelio según Jesucristo" de José Saramago, por cierto, genial novela) a pesar de las vueltas que ya se le ha dado a esa familia que está ya tan lejos en el tiempo (si es que realmente alguna vez estuvieron).

martes, 30 de diciembre de 2008

"Estampas bostonianas y otros viajes" - Rosa Montero

Pero el recorrido no comienza en Boston, sino en Irak. Y de ahí se pasará (esta vez sí) a Boston, para seguir por Australia, luego a la ciudad de Iqaluit, donde se visitará a los esquimales; después será el desierto del Sahara, más tarde China y, finalmente, una breve visita a Alaska como colofón a este recorrido inmenso e inquietante.

Uno vive en su burbuja y se siente un completo analfabeto en todo lo referente a otras culturas después de leer estas brevísimas y sabrosas pinceladas que le abren los ojos ante lugares y gentes que parecen tan lejanas pero que están ahí, en alguna parte. Y aparece la ilusión por conocer algún día todo lo que se ha leído. Porque estos artículos, escritos tras visitar físicamente todos los lugares mencionados más arriba, tienen la facultad de transmitir la historia, las costumbres y también ricas descripciones de las personas que R. M. encontró en esos lugares y todas ellas en un breve librito de menos de 200 pp.

De todos y cada uno de estos artículos hay párrafos muy esclarecedores y llamativos. Pero, como muestra, transcribo un fragmento del relativo a Boston, lugar donde la autora ha vivido y conoce bien:

"(...) El domingo de Resurrección asisto a misa en una iglesia episcopaliana de Boston, porque tengo curiosidad por conocer los oficios protestantes. La iglesia está adornada con guirnaldas y colgaduras, muy bonita. Unos acomodadores te sientan en tu sitio y te ofrecen el programa del acto que vas a ver, o sea, la misa.

(...) Comienza al fin la cosa y hay primero un desfile festivo con niños y adultos disfrazados: conejitos de Pascua, animales de fieltro y una bailarina envuelta en gasas a lo Isadora Duncan que cierra la procesión dando airosos y volanderos saltos (el nombre de todos ellos consta en el programa, por supuesto). Después, un cachito de misa propiamente dicha, o de liturgia. Luego un trompetista de jazz interpreta un solo. Más misa. Cantos corales. La homilía, llena de chistes y anécdotas, en un perfecto estilo de entertainment a lo Johnny Carson. Un magnífico concierto de Bach, con toda una orquesta instalada en los escalones del altar. Final de la función, grandes aplausos. A la salida, los acomodadores reparten flores a los asistentes. Ha sido un bonito espectáculo, de eso no hay duda: los norteamericanos dominan ese negocio como nadie. O sea, que Hollywood ha dejado su impronta también en los registros religiosos. Pero no se me malinterprete: puestos a elegir, prefiero mil veces este sentido alegre y juguetón de lo divino que la liturgia tradicional católica (espectáculo también, pero en antiguo), llena de llanto y de crujir de dientes, de miedo, de penumbra y sacrificio.

Me parece uno de los párrafos más significativos porque así es el libro, o así lo he entendido yo: sabiamente, R.M. no se limita a asombrarse ante todo lo que va encontrando, lo que le resulte novedoso o chocante, no. Además, compara todo eso con la cultura española (o con otras culturas, en otros casos) de forma que establece unas relaciones de las que se desprenden los motivos por los que en cada lugar se hacen las cosas de una manera, esto es, un breve estudio sociológico de la influencia que la historia (sobre todo) y con ella, las costumbres, han tenido sobre cada población para que actualmente se comporten como lo hacen; nada es fortuito, nada surge de la nada. Las nuevas generaciones solo van modificando las costumbres de sus antepasados de forma que las adapten a los nuevos tiempos, pero en esencia todo les ha sido transmitido. Así y todo, le da a uno la sensación de que la globalización impera, y en muchos casos parece estar ganando la batalla.

domingo, 28 de diciembre de 2008

"No he venido aquí a hacer amigos: Desventuras de un consultor IT" - Jaime Miranda

"No he venido..." es una divertida sátira sobre el trabajo de los oficinistas modernos. Tecnología, despachos, portátiles, impresoras, café de máquina, material de oficina, reuniones de trabajo... todo ese universo se mezcla con la muerte del jefe y el suicidio de un compañero, para dar lugar, en contra de lo que pudiera parecer a simple vista, a una historia fresca que hace sonreír en más de una y de dos ocasiones.

Lo cierto es que el día a día en la oficina está muy bien reflejado y, como muestra, un fragmento:

"(...) Cuando entré tenía ganas de hacer cosas nuevas. Cuando llevaba un año las había perdido para siempre. Ahora me siento en el sitio y hay días en los que no hago nada, y nadie parece darse cuenta, supongo que porque ellos están también disimulando."

A raíz de los trágicos sucesos que le ocurren al jefe y al compañero, se da lugar a un derroche de imaginación y fantasía con los que la historia toma un rumbo inesperado. Se convierte así en una aventura, sin caer en el error de la monotonía de un oficinista hastiado que sólo relatara su malestar y sus quejas.

Además, la realidad se encuentra reflejada con acierto, en temas como la dificultad de los jóvenes en la búsqueda de empleo, en lo raro que resulta trabajar en algo relacionado con los estudios realizados... Cuando termina la carrera uno cree encontrarse en la cumbre (¡licenciado!) y no es más que el último eslabón de la cadena cuando se incorpora a un trabajo: hay que empezar otra vez desde cero. El caso del protagonista es también habitual: seleccionado para un trabajo del que ni siquiera sabía su existencia; obligado a acompañar a su jefe en uno de sus primeros días haciéndose pasar por un profesional en... lo que no es, etc., etc. La realidad siempre supera a la ficción. Pasen y vean.
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