La editorial Visor ha recopilado estos textos escogidos de Charles Bukowski que parecen ir dirigidos a dos grupos de lectores en potencia: los amantes de los gatos y los incondicionales del viejo Hank. Se trata de un libro agradable y tierno, que aporta una visión más hogareña y tierna de Bukowski de la que desprende el conjunto de su obra.
Así pues, no se trata de un libro que Bukowski diera a la imprenta como tal, sino que apareció por primera vez en 2015 a cargo de su viuda Linda Lee Bukowski a través de Harper Collins. Su relación con los gatos se intensificó en los últimos años de su vida y sobre todo a partir de empezar a convivir con Linda Lee, cuando poco a poco fue observando las costumbres de los felinos y abstrayéndose en su contemplación.
¿Una fama merecida?
A Charles Bukowski se le recuerda como el viejo verde de la historia de la literatura, ya que se esforzó en granjearse el apodo escribiendo una obra bastante prolija cargada de bajos fondos, prostitutas, lujuria, drogas, etc., con un tono descarnado y directo del que se dice que es precursor, aunque ya había sido utilizado antes por otros autores.
De lo que no cabe la menor duda es que Bukowski es un autor clave en el crecimiento como lectores de los más jóvenes, que leen sus novelas debatiéndose entre el escándalo y el regocijo. Sin embargo, además de ese gusto y facilidad para describir lo descarnado, la obra de este autor es tan sencilla y, en el fondo, tan vacía, que estancarse en ella y considerarla cumbre es un error: lo interesante es leerla en la adolescencia con un buen respaldo de lecturas a la espalda y un camino inmenso y cargado de bifurcaciones literarias por delante.
Esta selección es también un pequeño resumen de la obra de Bukowski: tenemos cerveza, mujeres y su particular visión de la vida fumando desde el sofá. Un puñado de metáforas sencillas pero efectistas y la evaluación de todo un mundo sin salir de casa; poemas que lo son por estar ordenadas las palabras formando una columna, pero en los que la poesía no se asoma ni siquiera a distancia, ni siquiera por curiosidad.
Gatos, ¿algo más?
Siendo coherente con la personalidad que trasciende de sus obras, Bukowski transmite una especial predilección por los gatos callejeros, a los que siempre terminaba por abrir la puerta de su casa si ellos así lo solicitaban, incapaz de darles la espalda si necesitaban sus cuidados o su ayuda. Es algo que le honra y que se repite a lo largo de este libro, en anécdotas y descripciones de la historia de cada uno de los gatos que lo acompañaron en los últimos años de su vida.
El gato es un diablo hermoso (…)
Poco a poco se fue sintiendo más identificado con ellos y le divertían sus travesuras: nunca los personaliza ni los trata con condescendencia, y esto le honra, puesto que estos errores suelen ser bastante comunes en quienes conviven con gatos creyendo ser sus dueños, padres, etc.
No busques espíritus ni dioses en los gatos, Shed. Un gato representa la maquinaria eterna, como el mar. No se acaricia el mar aunque sea bonito; si acariciamos los gatos es porque se dejan. Los gatos no tienen miedo, acaban entre el oleaje y las rocas e incluso durante una lucha mortal no piensan en nada salvo en la majestuosidad de la oscuridad.
Este libro es perfecto para engrosar la colección de lectores caprichosos, aliados de los gatos y amantes de su independencia. Quizá no aporta nada nuevo como tal, pero es una visión más, grata, particular e intransferible, de un ser humano aprendiendo a interpretar la sabiduría felina y a distinguir las personalidades y características de los gatos que le rodean.
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