Ubicar tu sitio exacto en el planeta cada mañana
bastaba para que yo deviniese heroína
—pasaba las horas flotando descalza
tejiendo un mapa estelar
de tus contradicciones y las mías—.
Nunca confesar secretos pero
he construido un arco perfecto de luces amarillas.
Acércate y deja que te susurre al oído
que la única forma de a-mar
es que no pongas nunca los pies en mi camino
y que no necesitas mis alas para volar.
Mi quinto elemento reta a un pulso al frío
y tú te preguntas
(¿para qué demonios me preguntas?)
los estigmas sólo toman forma, no se eligen:
despierto gritando cada noche
que sueño que ya no están.
Sus manos no van a salvarme
vuestras manos no ofrecen consuelo
las tuyas NO ESTABAN en ese jodido momento
eran tan solo las mías reflejadas frente a un espejo.
Afrodita mira al vacío con los ojos muy abiertos.
Las únicas manos que sujetaban los rayos
ya han muerto.
Del texto:
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2016
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