domingo, 27 de noviembre de 2022

"84, Charing Cross Road" - Helene Hanff

 


Supongo que corría el año 2008 o 2009 cuando leí por primera vez “84, Charing Cross Road” porque hacía poco tiempo de mi estreno en la carrera de Biblioteconomía. Las lecturas que nos pautaban solían estar relacionadas con los libros, no exactamente metaliteratura sino más bien libros para bibliófilos. En general las recomendaciones eran muy buenas y esta fue una de las mejores. Hay libros que he leído que no recuerdo, pero este se quedó conmigo para siempre, contiene demasiados ingredientes maravillosos como para olvidarlo. Reviso ahora con benevolencia los títulos de los libros sobre los que escribía en los inicios de este blog, hace ya tantos años, y no encuentro a Helene Hanff, nunca es tarde.

Desde que mi querida amiga Ana me recomendó escuchar “Jardines en el bolsillo” no hay sábado que falle al desayuno con auriculares. Disfruto especialmente escuchando la sección de Elena Medel, siempre tan delicada, exacta y sabia. Hace un par de programas, Ana Rossetti, otra de las colaboradoras, recuperaba esta preciosa historia y me faltó tiempo para correr a la estantería en busca de este librito para releerlo estos días. Qué delicia me sigue pareciendo. 


Placa conmemorativa en 84, Charing Cross Rd., Londres


El título de este librito “84, Charing Cross Road” hace referencia a la ubicación que en Londres tenía una librería muy especial, Marks & Co. Hace años que cerró, pero existe una placa en la fachada que la recuerda (por si pasáis por allí y “queréis depositar un beso en mi nombre”). Asimismo, uno de los edificios de apartamentos donde Hanff vivió en Nueva York se renombró como Charing Cross House con su consiguiente placa, manteniendo unidos de algún modo esos dos puntitos del globo terráqueo, aunque su tiempo ya haya pasado. ¿La razón? Este libro es la colección de cartas que Hanff cruzó desde 1949 y durante unos veinte años con los libreros de Marks & Co., pidiéndoles que le consiguieran ejemplares de libros que para ella eran difíciles de encontrar. Esta correspondencia y la peculiar forma de ser de sus protagonistas, hizo que se forjara una bonita y también peculiar amistad entre ellos.

Tiene gracia que Rossetti hablase de este librito porque la Helene Hanff que se aprecia en las cartas tiene algunos paralelismos con su forma de ser, o eso me parece a mí. Las dos escriben, son muy cultas y tienen un arranque y una mala leche contenida que no podía dejar de remarcar, la imagino igual de exigente escribiendo a un librero del otro lado del charco, y también haciéndose amiga de él.


Placa conmemorativa en Charing Cross House, 305 East 72nd St., Nueva York


Ahora que ya no se escriben cartas, se llama poco por teléfono y lo que es peor, las formas y la educación están cayendo en el olvido, esta lectura acude en rescate de la nostalgia y nos trae de vuelta algunas cosas que en el pasado fueron mejores. Una historia que difícilmente podría repetirse hoy en día. Compramos por internet, en las librerías ya casi no quedan libreros, solo a veces es buena idea hacerse amiga de ellos.

Helene Hanff malvivió escribiendo por encargo, sus obras literarias nunca tuvieron éxito y con unos cincuenta años decidió recuperar aquella colección epistolar para intentar darle forma y convertirlo en una obra literaria, adivinando que contenía una historia que el público podría apreciar. En su mente no estaba la idea de publicar un epistolario sin más, pero así es como quiso publicarlas el editor a cuyas manos fueron a parar, y así es como han llegado hasta nosotros. El éxito inmediato hizo que por fin Hanff pudiese viajar hasta Londres, si bien la librería ya había cerrado y los libreros también poco a poco habían ido desapareciendo. Su ubicación, tan céntrica, por desgracia ha producido grandes cambios en los edificios y ya es imposible respirar aquel lugar de modo que nos haga soñar con aquel tiempo pasado, por muy sugestionada que una pasee por allí. Recuerdo lo frío e impersonal que me pareció aquel tramo de Charing Cross Rd. la primera vez que fui a Londres, por suerte hay otros miles de rincones por los que poder seguir rastros literarios, que es la mejor manera de viajar que se me puede ocurrir.

No tiene nada que ver con la navidad pero creo que es una historia muy navideña a su modo, por aquello de la ilusión, la ternura, los seres queridos en la distancia, el intercambio de paquetes, las extrañas coincidencias con otras personas, la magia de las historias reales…

11 abril 1969
Querida Katherine:

Interrumpo la tarea de limpiar mis estanterías y me siento en la alfombra, rodeada de libros por todas partes, para escribirte unas letras y desearos un buen viaje. Espero que tú y Brian lo paséis muy bien en Londres. El otro día me preguntó por teléfono: "¿Vendrías con nosotros si tuvieras dinero para el viaje?", y a mí se me saltaron las lágrimas.

Pero... no sé..., tal vez sea mejor que nunca haya estado allí. Soñé tanto con ello y durante tantísimos años... Solía ir a ver películas inglesas sólo para familiarizarme con las calles. Recuerdo que años atrás un muchacho al que conocía me dijo que las personas que viajaban a Inglaterra encontraban exactamente lo que buscaban. Yo le dije que buscaría la Inglaterra de la literatura inglesa, y él asintió y me dijo: "Está allí."

Tal vez sea cierto, o tal vez no. Porque ahora, al mirar a mi alrededor en la alfombra, siento una certeza: está aquí.

El hombre, ¡dios lo bendiga!, que me vendió todos mis libros murió hace pocos meses. Y el dueño de la tienda, el señor Marks, ha muerto también. Pero Marks & Co. sigue allí todavía. Si por casualidad pasas por el 84 de Charing Cross Road, ¿querrás depositar un beso en mi nombre? ¡Le debo tantísimo...!

Helene

Helene Hanff en 84 Charing Cross Road, en 1971 (1)

Helene Hanff en 84 Charing Cross Road, en 1971 (2)


Marks & Co. en la película de 1987 con Anne Bancroft como la escritora Helene Hanff y Anthony Hopkins como el librero Frank Doel



domingo, 30 de octubre de 2022

"Eros y otros trazos [Un ensayo lírico]" - Sílvia Ardévol

 



Descubrir el universo literario de Sílvia Ardévol es una de esas cosas bonitas que suceden a veces en las redes sociales. Creo que hará algo más de dos años que sigo esa mirada suya tan característica desde donde muestra sus lecturas junto al mar o los estantes abarrotados de su biblioteca. Me gusta su intensidad y su elegancia y por supuesto el tipo de lecturas que elige, cómo no también siempre intensas y elegantes. Suelen interesarme siempre los textos que subraya tan efusivamente y que luego fotografía para prender la mecha en alguien, siempre la llama surge aunque sea en el lugar más inesperado. 


Pág. 34 Hay veces que los libros que uno está leyendo vienen a salvarle la vida.

La intimidad de sus libros amontonados en precioso desorden, la naturaleza y los objetos artesanales, todo ese caos tan atractivo que conforma su mundo, vienen a convertirse o condensarse en este libro, que es mitad canto a la vida y mitad declaración de (literarias) intenciones.

Pág. 14 (…) el paseo propuesto a continuación lo planteo desde el compartir fragmentos de lecturas que me han regalado grandes dichas pero también grandes incomodidades. Trazos que me han seducido pero también otros que me han sobrepasado, que me han irritado, que me han hecho situarme al otro extremo de lo que venía pensando hasta entonces. Y son esos subrayados los que permanecen en conversación permanente con las supuestas convicciones. Sobre todo para desconvencerse, de una vez por todas, de la conveniencia de tenerlas.

Quizá por una especie de lírica simbiosis o porque los textos son verdaderamente hermosos, paso las primeras páginas de "Eros y otros trazos" y pronto echo en falta un lápiz con el que subrayar pasajes.

Inevitablemente marco algunos fragmentos sobre diferentes temas universales, que se ordenan en capítulos compuestos (sospecho) por las muchas notas de lectura tomadas al vuelo por Sílvia durante años de vivir entre libros, entreveradas de apreciaciones y reflexiones personales junto con alguna pequeña anécdota.

Pág. 42 Y la ventura exquisita de no intervenir en qué partes de lo leído deciden quedarse en nosotros para siempre (…)

Pienso en las amigas a las que recomendar esta lectura y creo que se trata de un libro del que disfrutar sin prisas (¿cuál lo es?), deleitándose y en ocasiones repasando más de una vez un mismo pasaje, a causa de esa intensidad que mencionaba antes. Las citas o parafraseos de los autores que admira se desdibujan con las palabras propias dando lugar a un texto tan especial como inclasificable. 

Pág. 54 Con lo bueno y bello que puede ser ir por ahí con un corazón que sepa latir éticamente, siendo contradictorios, incoherentes, humanos.

Los grandes temas universales se organizan en los bloques: identidad, libertad, eros, intelectualidad, espiritualidad y trascendencia, lenguaje y etiquetas y por último, verdad. Todo ello hilado por el concepto de “bienser” que no descifraré aquí para que quienes tengan curiosidad busquen entre las páginas de este libro. Quien busque respuestas quizá solo consiga plantearse más preguntas, pero es que de eso se trataba esto que llaman vivir.

Personalmente, no solo me ha hecho pasar horas de lectura muy agradables sino que la extensa bibliografía me ha dejado muchas y muy buenas recomendaciones para continuar leyendo libros que no conocía y otros que tenía pendientes y quizá ahora recupere, haciendo honor a esto que a veces se comenta y es que un buen libro te abre la puerta a otros muchos. Además por supuesto de hacerme reflexionar sobre estos grandes temas desde prismas nuevos y desde la mirada de otros, y esto siempre resulta enriquecedor. 

Más allá de la redundancia y obviedad de que se trata de un libro para lectores, creo que puede interesar a todas aquellas personas sensibles y cultas que disfruten de vivir poéticamente y hayan hecho un refugio literario donde resguardarse de las inclemencias del mundo real: en esos refugios algunos nos reconocemos a veces y el chispazo que brilla entonces es hermoso, aunque a veces duela.

Pág. 226 (…) lo cuenta poéticamente, que es como se tienen que contar las cosas cuando se las quiere abarcar al completo.


martes, 20 de septiembre de 2022

James Denham o lo que pudo ser y quizá fue


Cuando en 1989 Javier Marías inventó una biografía para su alter ego James Denham en “Cuentos únicos”, indicó que éste había escrito dos volúmenes de cuentos, una novela, un libro de semblanzas y un poemario. James Denham (o Jack o Jacobo o Jacques o Jaime o Yago Deza) habría escrito un libro de versos que llevaría por título “Vanishings” (desvanecimientos), un título quizá inspirado en aquella película de su idolatrado Hitchcock, “The Lady Vanishes”.

He de confesar que desde hace años pienso en el Javier Marías poeta; por qué no fantasear con una pieza más en el ya de por sí rico universo literario donde él tan a menudo desdibujaba la línea entre realidad y ficción. 

Solía imaginarlo escribiendo versos, por supuesto de noche, cómo no a la luz de las velas. Javier Marías era un gran lector de poemas y además tradujo la obra poética de autores como Faulkner, Navokov y algunos poemas de Yeats, contenidos en las “Mitologías”. El ritmo tan característicamente poético de su prosa también me hace pensar que Javier Marías podría haber flirteado con este género y que por algún motivo que desconozco nunca llegase a dar ni un solo verso a la imprenta.

Ahora camino en silencio por las noches atravesando la Plaza de la Villa y pensando en todo lo que pudo quedar en el cajón, abandonado o inconcluso; ahora que ya no está, sólo queda soñar en lo que pudo ser o ya fue, o quizá son nostalgias.






domingo, 18 de septiembre de 2022

Dos de noviembre


  No quiero

que mis muertos descansen en paz

tienen la obligación

de estar presentes

vivientes en cada flor que me robo

a escondidas

al filo de la medianoche

cuando los vivos al borde del insomnio

juegan a los dados

y enhebran su amargura


los conmino a estar presentes

en cada pensamiento que desvelo.


No quiero que los míos

se me olviden bajo tierra

los que allí se acostaron

no resolvieron la eternidad.


No quiero

que a mis muertos me los hundan

me los ignoren

me los hagan olvidar

aquí o allá

en cualquier hemisferio


los obligo a mis muertos

en su día.

Los descubro, los trasplanto

los desnudo

los llevo a la superficie

a flor de tierra

donde está esperándolos

el nido de la acústica.



 

"Los dones previsibles", Stella Díaz Varín. 
Editorial Cuarto Propio, 1992


lunes, 12 de septiembre de 2022

Javier Marías, 1951 - 2022

 


Cuando mueras yo te lloraré de veras. Yo me acercaré hasta tu rostro transfigurado para besarte con desesperación los labios en un último esfuerzo, lleno de presunción y de fe, para devolverte al mundo que te habrá relegado. Yo me sentiré herido en mi propia vida, y consideraré mi historia partida en dos por ese momento tuyo definitivo. Yo cerraré tus reacios y sorprendidos ojos con mano amiga, y velaré tu cadáver emblanquecido y mutante durante toda la noche y la inútil aurora que no te habrá conocido. Yo retiraré tu almohada, yo tus sábanas humedecidas. Yo, incapaz de concebir la existencia sin tu presencia diaria, querré seguir sin dilación tus pasos al contemplarte exánime. Yo iré a visitar tu tumba, y te hablaré sin testigos en lo alto del cementerio tras haber ascendido por la pendiente y haberte mirado con amor y fatiga a través de la piedra inscrita. Yo veré anticipada en la tuya mi propia muerte, yo veré mi retrato y entonces, al reconocerme en tus facciones rígidas, dejaré de creer en la autenticidad de tu expiración por dar ésta cuerpo y verosimilitud a la mía. Pues nadie está capacitado para imaginar la muerte propia.


Javier Marías, "El hombre sentimental"


Que la tierra te sea leve, maestro.

sábado, 16 de julio de 2022

“París. Un poema” – Hope Mirrlees

A finales de abril, Elena Medel publicó en su cuenta de Instagram una fotografía de este libro, que se acababa de publicar: automáticamente tuve un flechazo. Pasado un mes, tuve la suerte de recibirlo como regalo de cumpleaños y lo disfruté muchísimo.

Es un viaje al París intelectual de los años 1920 a través de la mirada y la pluma de Hope Mirrlees pero ese viaje viene acompañado además con las explicaciones y aclaraciones extremadamente prolijas y generosas de la traductora María Isabel Porcel García. De modo que una inicia el recorrido y la otra te acompaña guiándote de la mano por el mismo, poniendo el foco en todo aquello que no puedes perderte, haciendo que el viaje sea apasionante y precioso.

Esta mañana de insomnio, he tomado el café mientras me llevaba la grata sorpresa de que Elena Medel había llevado este libro a su sección poética en el programa de RNE “Jardines en el bolsillo”. Como siempre, ha sido un gusto escucharla hablar pero además esta vez me interesaba especialmente lo que tuviera que decir sobre este libro que ella misma me descubrió.

Junto a la excelente presentadora Pilar Martín, que ha dado pie a la idea de seguir el rastro de las grandes ciudades a través de los testimonios escritos, Elena se ha sumergido en este precioso librito (gigantesco en importancia pero breve en extensión, de ahí mi diminutivo: con sus 147 páginas de las cuales la mayor parte la componen las anotaciones de Porcel García). Hablaban de rastrear las grandes ciudades en la literatura porque Hope Mirrlees consigue unir Londres y París, como ahora veremos.

“París. Un poema” se publicó originalmente en 1919 en Hogarth Press, la editorial de Virginia y Leonard Woolf, anticipándose en su contenido a libros tan claves como “La tierra baldía” de T.S. Eliot o el “Ulises” de James Joyce. En cuanto a la unión de tertulias intelectuales de diferentes ciudades, Mirrlees es el puente que hermana el Bloomsbury londinense con la Rive Gauche parisina (de hecho, este libro fue originalmente escrito en inglés), mientras de fondo resuenan las voces de artistas de todas las nacionalidades, que se refugian en casas, bares y locales donde unos acogían a otros y el mundo parecía que aún podría convertirse en una cosa mucho más bonita de lo que, por desgracia, después fue.

“París. Un poema” no se parecía a nada de lo que se hubiera publicado hasta entonces. Mirrlees experimenta con imágenes e ideas que tienen ciertas similitudes con la poesía modernista en lengua inglesa que la había influido en aquellos tiempos. Sin embargo, el resultado es tremendamente innovador y enseguida se posiciona como un texto que va a inspirar a muchas otras plumas.

Hope Mirrlees nació en Inglaterra pero se educó en Escocia y en Sudáfrica, y su fascinación por África también la encontramos entre las páginas de este libro, que también tiene mucho de cinematográfico en su composición, con poderosas imágenes en rápido movimiento.

Resulta interesantísimo ahondar en la relación que existe entre París y la diosa egipcia Isis, y cómo la autora era consciente de ello y dejó mil pistas entre sus versos con solapadas cuestiones de género y referencias a su relación lésbica con su mentora y amante Jane Ellen Harrison. Da escalofríos pensar en monjes de la Edad Media adorando la figura negra de Isis amamantando a su hijo en el mismo lugar donde después se erigió Notre Dame… por favor investigad sobre ello.

Vais a disculpar que me auto-cite, pero ser consciente del contraste tan artificial del tratamiento del agua que se da en los aeropuertos, me descorazonó y me llevó a escribir esto en un viaje hace unos años, y mientras reflexionaba sobre estas antítesis lo he recordado: alane es un adjetivo en escocés, en inglés es muy similar alone, significa solo. Era uno de mis viajes en solitario a Escocia.

Siguiendo con las discordancias, paseamos por un París entre poderosas imágenes urbanas, carteles de anuncios, escaparates con maniquíes vestidos con trajes de comunión como pequeñas vírgenes niñas fabricadas en serie. El descarado expolio cristiano al paganismo es solo una de las tantas contraposiciones que podemos encontrar: lo industrial se mezcla con lo animal, el pasado camina junto al futuro. 

El juego de contrastes es constante. Lo tecnológico mira de frente a lo mitológico y el progreso resulta ser la decadencia contra-natura que tan magistralmente nos mostró Huysmans, autor del que también encontramos referencias. La bajada al metro como descenso alegórico al submundo de los muertos, al Hades y los misterios eleusinos.

 

(pág. 97)

 El Primero de Mayo

N

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l

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Hubo una lucha ritual por su dulce cuerpo

Entre dos vírgenes –María y la Luna

 

La malvada luna de abril.

 

El silencio de la grève

 

Lluvia

 

El Louvre se vislumbra entre la niebla

 

Pronto se volverá transparente

Y a través de él brillarán los misteriosos jardines como isletas de la Place du Carrousel

 

El Seine, viejo egoísta, serpentea, imperturbable, hacia el mar,

 

Rumiando sobre malezas y lluvia…

Si a través de su sueño acuoso y aletargado surgen sueños

Son los fantasmas azules de los reyes pescadores,

La torre Eiffel es bidimensional,

Dibujada en cartulina blanca.

 

Poilus con uniformes celestes con petates de color de Terre de Sienne acampados alrededor de la esfinge gris de las Tuileries. Parece como si un artista de guerra fuera a hacerles un esbozo a carboncillo, para “venderlo” en la Rue des Pyramides a 10 francs la copia.


 

miércoles, 6 de julio de 2022

"Recuerdo de un sueño" - Danila Stoyánova

 


Buscaba un libro muy especial: quería sorprender a alguien que lee mucho, agasajar a esa persona y también, por qué no, marcarme un tanto encontrando una joya inesperada. Lo que no estaba en el plan inicial es que la destinataria de ese regalo también sería yo misma. Pero tras unos momentos de desconcierto me alegré muchísimo, porque habría sido difícil desprenderse de Danila Stoyánova tras haber hecho una lectura tan rápida la tarde antes de viajar: así, tendría todo el tiempo del mundo para leerla con calma.

Danila Stoyánova nació en 1961 en Sofía, Bulgaria. Con trece años fue diagnosticada con una leucemia fatal y poco después, en 1984, murió con tan solo veintitrés años. A través de un par de pinceladas biográficas leo que creció en un ambiente culto y literario, lo que, independientemente de la enfermedad, habría fomentado igualmente sus escritos tan precoces. Quizá no los temas, un tanto oscuros para esa edad pero los caminos de la intensidad son inescrutables, sobre todo en la adolescencia. La conciencia de su propia mortalidad, tan precoz a la fuerza, sin duda influyó en sus reflexiones naturales y espirituales. Y en esa madurez prematura que subraya cada verso con una solemnidad para nada pretenciosa.

Hay una despersonificación latente en su mirada a lo largo de todas las páginas: la autora parece elevarse y flotar sobre todas las cosas mientras juega con la vida o la muerte de pequeños animales, se disocia de sí misma para devenir diosa y ver el mundo desde arriba. Observa el paso del tiempo y juega con él, contrayéndolo, expandiéndolo, mirándolo todo a su antojo, mirando todo lo que le han arrebatado.


(pág. 127) Pero al final me sentaré

a la orilla del mundo,

las pesadillas pasajeras

del pasado

diluiré con una ramita,

—como las irisaciones nocturnas de un río,

despacio—

en diminutas esquirlas sin sentido

con la mirada inerte

en una sonrisa.


La naturaleza tiene un fuerte impacto en sus estados de ánimo y forma parte del relato en casi todas las descripciones: como en un haiku, Stoyánova incorpora pinceladas referentes a las estaciones o al paisaje de modo que sirvan de marco y detalle de aquello de lo que se está hablando. A veces, la naturaleza lo invade todo de modo que cobra más protagonismo que el sentimiento al que aparentemente solo está dando color:


(pág. 157) Te anhelaba como la humedad,

como a los sonidos de la tormenta

que desatan el miedo

y barren el entumecimiento;

en el silencio —relámpago lejano

con el que penetran lluvia y fresco viento—

quisiera estar mojada, destrozada,

ser la fuerza de la armonía

y del caos.


Te mezclaste con las nubes suspendidas,

viniste

y pasaste tan sólo

con unas pesadas, grávidas gotas

que cayeron dispersas y

dejaron suspendidas la esperanza,

ahogaron el polvo y

levantaron ahogo;

de nuevo respiro agobio y sofocante calima,

tormenta sin descargar.


Los poemas vienen acompañados de los textos originales en alfabeto cirílico, por lo que soy incapaz de transcribirlos. Es la primera vez que la voz de esta poeta se traduce al castellano: aunque el libro es de 2019, lo estoy descubriendo ahora y ha resultado perfecto para estas extrañas vacaciones de verano, donde las manifestaciones naturales no han resultado tan protagonistas pero sí las voces, como en ecos, procedentes del pasado.


sábado, 11 de junio de 2022

"Acúfenos" - María Rosa Maldonado

 


Dicen de sí mismos Kriller 71 Ediciones: “Un gruñido casi inaudible entre lo que las voces cantantes proponen para la época.” Y simplemente con esa frase ya tiene sentido que hayan publicado “Acúfenos”. María Rosa Maldonado ya había publicado este libro en 2017 una editorial argentina, Zindo&Gafuri. 

Cuando descubrí este título pensé que se trataría de una palabra inventada, ya que no recordaba haberla oído nunca. Pero sí existe y todos sabemos qué es, aunque no sepamos nombrarlo con su término técnico o científico. Se trata de esos ruidos o zumbidos que parecen provenir del exterior pero que realmente se crean dentro de la propia cabeza (o son imaginaciones), sin que haya ninguna fuente externa que los produzca. Suelen ser pitidos más o menos agudos o zumbidos graves que habitualmente son ocasionales pero también se pueden producir de forma crónica.

El significado no es muy halagüeño pero el significante es hermoso. Solo por regodearnos un momento más en este sonido: busco el origen etimológico de este término y encuentro que la palabra acúfeno está formada con raíces griegas y significa "sensación de oír un sonido sin que exista un estímulo acústico procedente del exterior". Sus componentes léxicos son: akoyein (oír) y phanein (aparecer, hacerse visible), más el sufijo –o (agente, el que hace la acción).

Así pues, una excusa u objetivo de María Rosa Maldonado en este libro es transcribir a palabras todas aquellas percepciones que no provienen de algo tangible o que podamos denominar “real”, puesto que no lo vemos.

(pág. 9) Tenemos un caracol dentro del oído. Lo sabemos. Ese caracol sirve para escuchar el mundo y no caernos. A veces sirve para caernos e inventar sonidos.

Mi impresión durante la lectura es que este libro se trataba de una traducción de lo invisible (intuiciones, percepciones) en un acto rayano en la mediumnidad, arrojando luz sobre lo que se encontraba oscuro, mirando con el tercer ojo o mirando desde otro lugar. 

(pág. 37) artemia franciscana
hecha de agua y de cenizas
enamorada de la luz
siempre de espaldas a su propia sombra
la artemia franciscana duerme en cuna de sal
desde el triásico
cuando aún no había flores sino bosques de niebla
epífitas helechos coníferas gigantes
y la tierra era un solo continente

ninfa con dos ojos compuestos y
un tercero naupliar
para entrar en el reino para observar el resplandor del reino
su cara no ha cambiado ni su forma
de producir corrientes de agua con sus delicados filopodios

infiltrada de levedad
toda ella cristal de roja o verde transparencia

(pág. 36) artèmia franciscana
feta d’aigua i de cendres
enamorada de la llum
sempre d’esquenes a la seva propia ombra
l’artèmia franciscana dorm a bressol de sal
des del triàsic
quan encara no hi havia flors sinó boscos de boira
epífites falgueres coníferes gegants
i la terra era un sol continente

nimfa amb dos ulls descompostos i
un tercer naupliar
per entrar al regne per observar l’esplendor del regne
la seva cara no ha canviat ni la seva forma
de produir corrents d’aigua amb els seus delicats fil·lopodis

infiltrada de levitat
tota ella cristall de vermella o verda transparència

También me ha parecido que se trataba de una búsqueda de la identidad a través de la descomposición de su autora: ya que para aprender algo muchas veces debemos desaprender previamente lo que ya sabemos, liberarnos de nuestras certezas para cuestionarlo todo y construir de nuevo.

Que hay algo más allá de lo tangible, debería de resultarnos obvio. Cuando creemos que algo poco claro, irreal, onírico o confuso se ha tratado de una intuición, una coincidencia o una causalidad… probablemente se trate de algo real, pero real quizá en otro plano, apenas perceptible para la mayoría. Hasta las propias sectas religiosas (las que han capitalizado la espiritualidad y reniegan de todo lo que no les interesa para sus fines lucrativos o de control social) hablan del “creador de lo visible y lo invisible”. 

Un acierto en este libro es la mezcla de terminología arcana y evocadora, con otra científica y actual: ese contraste realza la fuerza de las imágenes que se proyectan desde los versos. La presentación bilingüe catalán/castellano también me ha parecido un acierto, que seguro me permitirá aprender un poquito más de la lengua de este lugar donde he ido a llegar, donde no se trata al idioma como arma arrojadiza con intereses políticos y que está resultando ser tan dulce y acogedora.

(pág. 95) en mí las brujas entran sin llamar
no siempre estuve aquí
antes hubo otras almas: la de los minerales
y antes aun la del hidrógeno

tan antigua como el mal como el cero

aún más que el reloj de lava ardiente de alfa de centauro

nací en aguas someras
y salté sigilosa de la nada a lo real
con la belleza del guepardo
la blancura de un lobo de las nieves
o un macizo de adelfas más peligroso que el asbesto

brujas buenas y malas entran en mi casa sin llamar:

tuve antes de ser cuerpo –hacerme cuerpo–
dentro de mi pecho imaginario
debajo del sagrado esternón una tibieza dolorosa:
suave ceniza de la estrella
y la serenidad prometida de la transmutación:

lo que tú llamas muerte

(pag. 94) en mi les bruixes entren sense trucar
no sempre vaig estar aquí
abans hi va a ver altres ànimes: la dels minerals
i abans encara la de l’hidrogen

tan antigua com el mal com el cero

encara més que el rellotge de lava ardent d’alfa del centaure

vaig néixer en aigües someres
i vaig saltar sigil·losa del no-res a allò real
amb la belleza del guepard
la blancor d’un llop de les neus
o un macís d’adèlfies més perillós que l’asbest

bruixes bones i dolentes entren a casa meva sense trucar:

vaig tenir abans de ser cos –fer-me cos–
dins del meu pit imaginari
sota del sagrat estèrnum una tebiesa dolorosa:
suau cendra de l’estrella
i la serenitat promesa de la transmutació:

el que tu anomenes mort


sábado, 19 de marzo de 2022

Algunos poemas de Diane di Prima

 

El 6 de marzo de 2008, Diane di Prima (1934-2020) protagonizó un encuentro literario en la Universidad de California en Berkeley. Este vídeo es solo un fragmento del vídeo original en el que di Prima realiza un largo recorrido a través de sus poemas.

Este pequeño vídeo corresponde a la lectura del poema 'Song for Baby-O, unborn' que a continuación transcribo, seguido de otros que también me han impactado.

Song for Baby-O, unborn
Sweetheart
when you break thru
you'll find
a poet here
not quite what one would choose,

I won't promise
you'll never go hungry
or that you won't be sad
on this gutted
breaking
globe

but I can show you
baby
enough to love
to break your heart
forever

Nana para un bebé, antes de nacer
Cielo
cuando te abras paso
encontrarás
una poeta
apenas la opción ideal.

No puedo prometerte
que nunca pasarás hambre
o que no estarás triste
en este mundo
descuartizado
y reducido a cenizas

pero puedo enseñarte
cielo
a amar tanto
que tu corazón se rompa
por siempre jamás

...


Poem of refusals
No strong men in shirtsleeves
striding thru
my kitchen: warm & obtuse.
No me curled-like-kitten around
a sleeping child & smiling
seductively.
No short skirts, no long
breaths; I will not
glance sidelong after reading a poem
to see
if you understood it.
No cozy patios, front yards
my cats
will never be fat. No one
will put me on a T-shirt;
I may never
learn to put on my own make-up.
Don' wanna sit
quiescent in the car while someone else
drives. No circles to go
around in. No checkerboard
linoleum. No.
No dishwasher; washing machine
unlikely. No flowers,
good legs, plaintive
poems about marriage. Wind
is what men are, & my poems
the sea. Children like grass
on the hills  they hang
in there. Or like a forest.
They don't come & go.
No rainbows. Only pelicans
flopping clumsy, hoping
for that one
Big Fish. You can bet
I won't be wistful, let it go by
wondering later what it could have been like.
My memories run together.
And I'm none too sure now
who did what to whom.
What we did wrong.
But I burned the script
where I meet your eyes & smile.

Poema de los rechazos
No habrá hombres robustos encamisados
dando zancadas a través de
mi cocina: cordiales y obtusos.
No habrá una versión de mí misma arrullando
un bebé adormecido y sonriendo
seductora.
No habrá faldas cortas, ni largos
suspiros; no
miraré de reojo después de leer un poema
para ver
si lo entendiste.
No habrá patios acogedores, ni jardines
mis gatos
nunca estarán gordos. Nadie
vestirá camisetas con mi rostro;
quizás nunca
aprenda a maquillarme sola.
No quiero sentarme
tranquilamente en el coche mientras otro
conduce. No habrá círculos
en los que dar vueltas. No habrá linóleo
a cuadros blancos y negros. No.
No habrá lavavajillas; lavadora
improbable. No habrá flores,
piernas atractivas, poemas
lastimosos sobre el matrimonio. Viento
es lo que son los hombres, y mis poemas
el mar. Las niñas y los niños como la hierba
sobre las colinas  lo resisten
todo. O como un bosque.
No vienen y se van.
No son arcoíris. Tan solo pelícanos
que aletean torpemente, esperando
atrapar ese único
Gran Pescado. Puedes estar seguro
de que no me pondré nostálgica, al dejarlo pasar
preguntándome luego por lo que podría haber sido.
Mis recuerdos se entremezclan.
Y ya ni siquiera estoy segura
de quién le hizo qué a quién.
En qué nos equivocamos.
Pero he quemado el guión
en el que nuestras miradas se cruzan y yo te sonrío.


...

No problem party poem
first glass broken on patio no problem
forgotten sour cream for vegetables no problem
Lewis MacAdam's tough lower jaw no problem
cops arriving to watch bellydancer no problem
plastic bags of melted ice no problem
wine on antique tablecloth no problem
scratchy stereo no problem
neghbor's dog no problem
interviewer from Berkeley Barb no problem
absence of more beer no problem
too little dope no problem
leering Naropans no problem
cigarette butts on the altars no problem
Marilyn vomiting in planter box no problem
Phoebe renouncing love no problem
Lewis renouncing Phoebe no problem
hungry ghosts no problem
absence of children no problem
heat no problem
dark no problem
arnica scattered in nylon rug no problem
ashes in bowl of bleached bone and juniper berries no problem
lost Satie tape no problem
loss of temper no problem
arrogance no problem
boxes of empty beer cans & wine bottles no problem
thousands of styrofoam cups no problem
Gregory Corso no problem
Allen Ginsberg no problem
Diane di Prima no problem
Anne Waldman's veins no problem
Dick Gallup's birthday no problem
Joanne Kyger's peyote & run no problem
wine no problem
coca-cola no problem
getting it on in the wet grass no problem
running out of toilet paper no problem
decimation of pennyroyal no problem
destruction of hair clasp no problem
paranoia no problem
claustrophobia no problem
growing up on Brooklyn streets no problem
growing up in Chicano Texas no problem
bellydancing certainly no problem
figuring it all out no problem
giving it all up no problem
giving it all away no problem
devouring everything in sight no problem
    what else in Allen's refrigerator?
    what else in Anne's cupboard?
    what do you know that you
        haven't told me yet?
no problem.    no problem.    no problem.

staying another day no problem
getting out of town no problem
telling the truth, almost no problem
        easy to stay awake
        easy to go to sleep
        easy to sing the blues
        easy to chant sutras
what's all the fuss about?

it decomposesno problem
we pack it in boxesno problem
we swallow it with water, lock it in the trunk,
    make a quick getaway.    NO PROBLEM.

No pasa nada, poema para una fiesta
el primer vaso roto en el patio no pasa nada
se olvidó la crema agria para las verduras no pasa nada
la mandíbula dura de Lewis MacAdam no pasa nada
llega la pasma para ver danza del vientre no pasa nada
bolsas de plástico de hielo derretido no pasa nada
vino sobre manteles antiguos no pasa nada
disco rayado no pasa nada
el perro del vecino no pasa nada
entrevistador de Berkeley Barb no pasa nada
no hay más cerveza no pasa nada
no hay más hierba no pasa nada
habitantes de Naropa que miran de soslayo no pasa nada
colillas sobre los altares no pasa nada
Marilyn vomitando en la maceta no pasa nada
Phoebe renunciando al amor no pasa nada
Lewis renunciando a Phoebe no pasa nada
fantasmas hambrientos no pasa nada
no hay niños no pasa nada
calor no pasa nada
oscuridad no pasa nada
árnica esparcida sobre la alfombra de nailon no pasa nada
cenizas en el bol de hueso blanqueado y enebrinas no pasa nada
perder el casete de Satie no pasa nada
perder la paciencia no pasa nada
arrogancia no pasa nada
cajas de latas de cerveza vacías y botellas de vino no pasa nada
miles de vasos de poliestireno no pasa nada
Gregory Corso no pasa nada
Allen Ginsberg no pasa nada
Diane di Prima no pasa nada
las venas de Anne Waldman no pasa nada
el aniversario de Dick Gallup no pasa nada
el peyote y el ron de Joanne Kyger no pasa nada
vino no pasa nada
coca-coa no pasa nada
la gente follando sobre el césped mojado no pasa nada
acabar el papel higiénico no pasa nada
fundirse la menta poleo no pasa nada
se rompe la horquilla no pasa nada
paranoia no pasa nada
claustrofobia no pasa nada
crecer en las calles de Brooklyn no pasa nada
crecer en el Tíbet no pasa nada
crecer en el Texas chicano no pasa nada
la danza del vientre definitivamente no pasa nada
comprenderlo todo no pasa nada
desprenderse de todo no pasa nada
regalarlo todo no pasa nada
devorar hasta donde alcance la vista no pasa nada
    ¿qué más hay en el refrigerador de Allen?
    ¿qué más hay en la despensa de Anne?
    ¿qué sabes tú que no me has contado todavía?
no pasa nada.    no pasa nada.    no pasa nada.

quedarse un día más no pasa nada
pirarse de la ciudad no pasa nada
decir la verdad, apenas pasa nada
        fácil mantenerse despierto
        fácil quedarse dormido
        fácil cantar blues
        fácil entonar los sutras
¿por qué tanto alboroto?

se pudreno pasa nada
lo metemos en cajasno pasa nada
lo tragamos con algo de agua, lo encerramos en el maletero,
    huimos con rapidez.    NO PASA NADA.


 
Todos los textos proceden de esta antología de poemas de Diane di Prima editada por Torremozas (2021): "Quita tu cuello degollado de mi cuchillo". De la maquetación, el diseño de cubierta y la traducción, ya hablamos otro día.


sábado, 19 de febrero de 2022

"Memorias de una beatnik" - Diane di Prima




Origen y contexto. Las mujeres beat

Resulta imprescindible conocer bien el contexto de este libro para leer a di Prima de una forma justa. 

"Memorias de una beatnik" recoge los años previos a la Generación Beat, que fue un movimiento contracultural en la costa oeste de Norteamérica definido por la libertad sexual, la experimentación con las drogas, una postura ideológica de izquierdas, filosóficamente existencialistas y musicalmente admiradores del jazz de Charlie "Bird" Parker y John Coltrane. Era una patada a la american way of life del Eisenhower al que votaban sus padres, a la vida ordenada de las sitcom televisivas. Un rechazo al belicismo en los comienzos de la guerra fría contra la amenaza comunista. La aventura del individualismo con libros escritos en primera persona (si no te pasa, lo provocas), un viaje al corazón de América en la carretera. Los artistas envueltos en este movimiento pueden considerarse herederos directos, con muchos paralelismos pero más radicales, a aquella "Generación Perdida" del París de entreguerras.

Hace unos años era casi anecdótico hablar de las mujeres de la Generación Beat. Teniendo en cuenta que el fenómeno beatnik surge en los 50, durante décadas los nombres que se han asociado al mismo han sido los que todas conocemos: Allen Ginsberg, Jack Kerouac y William S. Burroughs, principalmente. 

Los libros de ellos han sido editados de forma incansable, bien distribuidos y leídos por millones de personas. Tímidamente algunas antologías poéticas incluían también algunos nombres de mujer (que claro, siempre eran las novias, amigas o amantes de ellos). Nunca se trataba de autoras que brillaran con luz propia, si acaso y dando gracias rebotaba sobre ellas la luz de las verdaderas estrellas, que se consideraba que eran ellos.

En 2015 se publicó en España un libro que me sacudió y me emocionó profundamente, “Beat attitude” de Bartleby Editores. Para mí llegó en un momento perfecto porque entonces ya se editaban muchos ensayos feministas y era una temática de debate habitual en redes sociales (cuando todavía era un movimiento sin tantos forcejeos internos, me temo). Me fascinaron los poemas de Lenore Kandel, Elise Cowen, Diane di Prima o Mary Norbert Körte, según las anotaciones que hice en mi ejemplar, que por supuesto todavía conservo. Pero de todas ellas ya hablé en su momento.


Memorias de una beatnik

Diane di Prima se buscó la vida desde muy joven, siendo aún menor de edad. Durante un tiempo se ganaba la vida escribiendo escenas de sexo para novelas de otros autores. De hecho, así es como empezó a colaborar con el editor Maurice Girodias (cuya editorial Olympia Press publicó “Lolita” de Nabokov, para que os hagáis una idea). A veces Girodias adquiría novelas sosas e inocuas simplemente para aprovechar su trama básica y di Prima se encargaba de aderezarlas con escenas sexuales muy explícitas. Según sus palabras había que añadirles unos toques lascivos para aumentar su interés, como el orégano a una salsa de tomate. Girodias fue quien le encargó un libro de sus propias memorias y por cada tanda de páginas nuevas que di Prima le entregaba, él se las devolvía con la anotación “MÁS SEXO” bien visible y en la primera página.

Por eso este libro resulta un tanto extraño. Las dos primeras partes son una sucesión de amantes de cualquier género donde la relación espacio-tiempo se pierde entre fluidos y posturas imposibles. Claro, en el epílogo ella explica cómo durante el proceso de escritura pedía a las personas que vivían en su casa que se echaran y, vestidos y de forma amistosa probaban si ciertas contorsiones eran o no factibles. Y es que al principio apenas hay un argumento y no es hasta la tercera parte, aproximadamente, donde encontramos lo que realmente íbamos a buscar: sus vivencias como artista creadora en la incipiente escena beat. Es comprensible que muchos lectores, descontextualizados, apenas hayan llegado a la mitad del libro.


Por supuesto que hubo mujeres

En España hubo una edición de este libro a manos de la editorial Muchnik (1999) que se agotó rápido y que ya es casi inencontrable, o a precios desorbitados. Si echamos un vistazo a las opiniones de muchas personas que lo han leído en cualquier idioma, comprobamos que en general "Memorias de una beatnik" no goza de mucha popularidad. Esto es porque lo leyeron desconociendo su contexto que, como ya he comentado, resulta imprescindible antes de sumergirse en la lectura. 

La autora murió recientemente, en octubre de 2020 y curiosamente es ahora cuando podemos encontrar sus libros de forma cada vez más accesible.

Hay un pasaje hacia el final de este libro que me ha parecido emocionante y esclarecedor. En él, di Prima narra cómo fue el momento en que leyó "Aullido" por primera vez. 

Ese poemario (y en concreto el poema que le da título) fue uno de los detonantes de lo que hoy conocemos como Generación Beat y es profundamente representativo del mismo, pero hay que tener en cuenta que al principio no había una denominación de grupo ni una consciencia de que lo que hacían estaba dando lugar a una vanguardia, eso vendría después. Tampoco por sí solos "Aullido" o "En la carretera" habrían sido capaces de generar algo tan grande como lo que ha traspasado hasta nuestros días. Había una nueva forma de sentir y por tanto una nueva necesidad de expresar, y poco a poco estos artistas multidisciplinarios se fueron reconociendo entre ellos. También el público demandaba otro tipo de arte. Las cosas no surgen porque sí, quiero decir. Tampoco todo pasa a la historia aunque en su época sea popular. El fragmento al que me refería, es este:

" (…) me dio un librillo en blanco y negro, diciendo: “Creo que esto podría interesarte”. Lo cogí y lo abrí con desgana, pues estaba concentrada en el guiso (…). Me encontré en medio de Aullido, de Allen Ginsberg. Dejé el cucharón y abrí el libro por el principio. su poderoso comienzo me atrapó de inmediato: “He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura…”.

Estaba demasiado excitada para preocuparme del guiso. Lo dejé en manos de Beatrice y sin siquiera darle las gracias a Bradley salí por la puerta con su nuevo libro. Anduve unas cuantas manzanas hasta el muelle de la calle Sesenta y me senté frente al río Hudson para leer y asimilar lo que estaba ocurriendo. No se me iban de la cabeza las palabras “abriendo nuevos caminos”. Sabía que el tal Allen Ginsberg, quien quiera que fuese, nos había abierto nuevos caminos a todos nosotros por el mero hecho de publicar aquello. Todavía no sabía lo que significaba, ni hasta dónde nos llevaría.

El poema también me produjo cierta pesadumbre. Se suponía que, si había una persona como Allen, tenía que haber más aparte de mis colegas, otros que también escribían lo que oían, escribían como hablaban, que vivían ocultos y marginados, escondiéndose aquí y allá, y que ahora, de repente, estaban a punto de hablar en voz alta. Tenía la impresión de que Allen solo era, solo podía ser, la vanguardia de algo mucho más grande. (…) No muchos los escucharían, pero ellos por fin podrían escucharse los unos a los otros. Estaba a punto de encontrar a mis hermanos y hermanas.

Diane di Prima_Recital en el Gaslight Cafe, Nueva York, 1959



Web de la editorial


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