sábado, 24 de diciembre de 2011

"Los enamoramientos", de Javier Marías, mejor libro del año 2011 según Babelia.


Que Babelia decida ahora que "Los enamoramientos" es la mejor novela del año 2011 no quiere decir que no haya otras mejores o que hayan cosechado más éxitos de ventas y de críticas. Habrá tantas listas como lectores; se alegrarán sus incondicionales (nos alegramos, de hecho) y se tirarán de los pelos sus detractores (algunos aliviarán su enfado y perderán su valioso tiempo en insultar por este reconocimiento a Marías bajo un nick, como ya ha sucedido, qué pena). Para la gran mayoría de la población que, como ya sabemos, no lee mucho, esta noticia será ignorada. 


Pero que a tu escritor favorito le obsequien con un reconocimiento público, o le otorguen un premio, por menos relevantes que éste sea, hace que uno se sienta en parte ganador: como cuando se disputa un partido y gana tu equipo (supongo); o como cuando vence tu canción favorita en Eurovisión (valga como ejemplo frívolo); o como cuando un amigo o una persona muy querida (como es el caso) obtiene una recompensa por un trabajo bien hecho. Cada vez que aparece la noticia de un nuevo premio para Marías, en parte me siento también victoriosa, y comparto a distancia su alegría.

Comparada con el resto de la obra de Marías, quizá "Los enamoramientos" no sea su mejor libro (sin menospreciarlo de ningún modo, me parece un libro fantástico, pero no hay que olvidar "Tu rostro mañana", "Corazón tan blanco", "Mañana en la batalla piensa en mí", "Los dominios del lobo" y un largo etcétera, libros con los que Marías se puso a sí mismo el listón muy alto). Supongo que quizá haya cosechado mucho éxito de lectores y críticos por ser una novela muy asequible (sin esas habituales y difíciles "regresiones" suyas, como escuché el otro día por ahí a alguien...) y técnicamente impecable (como siempre).

Feliz de seguir recomendando a Marías sin descanso. Mi enhorabuena, Majestad.

sábado, 3 de diciembre de 2011

"La jaula" - Javier Serrano


“La jaula” es una novela magistral, intemporal, redonda, metafórica y absolutamente envolvente. La historia parte de un hecho insólito y dramático: Bastián Bastián, humilde pasante de notaría, despierta de un letargo y se sorprende encadenado y rodeado de presos dentro de un furgón que les abandona en una extraña prisión sin puertas de la que sin embargo no es sencillo escapar. La prisión, de arquitectura circular, evoca la Utopía de Platón, apresando en su interior una sociedad extraña compuesta por reos que cada día realizan maquinalmente las mismas tareas grises y desprovistas del más mínimo ápice de humanidad o calidez.

Su única función es fabricar muñecas artesanales y burdas, a cambio de las cuales consiguen la comida que les mantiene vivos. La prisión circular está rodeada de un vasto paraje absolutamente desértico sin rastros de civilización o vida animal. Viven aislados, balanceándose en un limbo fuera del tiempo y del espacio. Estos matices inquietantes y la permanente sensación de agobio recuerdan (y hacen que este texto esté a la misma altura) a novelas tales como “El país de los ciegos” de H.G. Wells o “El desierto de los Tártaros” de Dino Buzzati.

Es una historia opresiva y brutal, una suerte de distopía circular en la que, aunque sus personajes intenten con todas sus fuerzas y recursos escapar a su destino gris, una y otra vez vuelven, sin remedio, al punto de partida inicial. Esta trama es la metáfora perfecta de un sentimiento de impotencia aplicable a muchos ámbitos y situaciones de la existencia humana. La imagen del hombre como jaula de sí mismo planea como un ave al acecho a lo largo de toda la narración.



Imagen: "Blancanieves" (Edelvives). Por Benjamin Lacombe

domingo, 20 de noviembre de 2011

"Lulu" - Mircea Cărtărescu


Hace unos días afirmaba que "Cegador" desprendía la luz rara de lo grotesco. “Lulu”, libro en el que Cărtărescu explora las claves de su adolescencia, también encaja bajo esa definición: el texto comienza de una forma más objetiva y lineal pero, a medida que avanza, se sumerge igualmente en las aguas de lo soñado.

“Lulu”  es un experimento: supone un punto y aparte en la carrera literaria de Mircea Cărtărescu. Hasta el comienzo de la redacción de “Lulu”, había tenido mucho éxito, sobre todo con sus relatos, y adquirido reconocimiento mundial. Pero hay algo en su interior, una puerta que permanece cerrada desde hace muchos años, que le impide seguir adelante con normalidad, por eso se retira para escribir el texto que le eliminará de todas formas: si no consigue abrir esa puerta a golpe de pluma, morirá ahogado por su propia angustia y le encontrarán, ya descomponiéndose, volcado sobre el texto, fundiéndose con él.

(...) Mi sangre debe de haberse mezclado con remolinos de aire y debe de haberse cargado de islas de cuajo. Envejecido por filones de linfa, saliva, bilis y esperma, mi sistema arterial ha reventado como los viejos conductos de gas y, sin embargo, tengo que dominar los locos latidos de mi corazón, las dilataciones y contracciones de mi cerebro, que bombean adrenalina, tengo que permanecer lúcido hasta el final. Hay que mirar al drama cara a cara, aunque sea solo por un instante. Luego la hemorragia puede irrumpir en los subterráneos de la mente, puede rebosar por las encías y la nariz y caer sobre estas hojas, empaparlas y transformarse en el quinto humor, el jugo azul de la tinta. Me encontrarán como siempre he querido: putrefacto desde tiempo atrás, con la cabeza derrumbada sobre mi manuscrito, pegado a él, uno con él... Él, carne de mi carne; yo, texto de su texto...

Si, por el contrario, consigue abrirla y arrojar luz sobre ese recuerdo oscuro, una parte de él también habrá muerto, pero esa muerte supondrá desprenderse del peso que le atenaza y adquirir alas para comenzar a volar, de una vez por todas libre.

Por eso, “Lulu” es un viaje mágico a las profundidades de la mente. Cărtărescu recorre los lugares más oscuros de su conciencia, a través de recuerdos más o menos vagos, infectados de sus obsesiones y repletos de las mismas imágenes que ya se esbozaban en “Cegador” y que constituyen sus filias y fobias más recurrentes, esforzándose en todo momento (dejándose la piel) por desentrañar las oscuridades de cada instante de su pasado. El lector hace con él el descenso y camina pesadamente por estancias cubiertas de lodo, de mariposas devoradas por horribles arañas, repentinas luces cegadoras, miedos atávicos y sonidos orgánicos de procedencia desconocida. Impresionante y magistral, “Lulu”.

(...) Cuando metían goles aullaban todos al unísono, los gritos de las chicas tapaban entonces los trinos y el susurro de los árboles. ¿Con qué podía enfrentarme a ellos? ¿Con mis miserables versos? ¿Con mi camisa de nylon? ¿Con mis ojos, que no podían fijarse en ningún objeto porque ningún objeto de este mundo les interesaba?

miércoles, 16 de noviembre de 2011

"Cegador" - Mircea Cărtărescu


"Cegador" desprende la luz rara de lo grotesco, de las obsesiones, de los recuerdos umbríos y del inaprehensible mundo de los sueños. Es una historia deslumbrante, brillante (cegadora). Mircea Cărtărescu cuenta aquí su infancia ("Lulu", próxima lectura, recoge su adolescencia), con un inicio que sitúa al lector en uno de sus primeros recuerdos: el pequeño Mircea está dejando pasar el tiempo mirando Bucarest por la ventana de su habitación, un recuerdo objetivo y claro. Pero, poco a poco, de forma progresiva y muy sutil, aparecen escenas delirantes y brutalmente metafóricas que traen al presente sus recuerdos, escenas que proceden del mundo de los sueños y que retroceden a lo primitivo, a los miedos atávicos, llenas de situaciones y de personajes ancestrales. La maestría de Cărtărescu se demuestra cuando el lector percibe esos descensos al mundo de lo irreal sólo cuando ya ha llegado, ya que la línea se cruza con tanta naturalidad y fluidez que no es fácil percibir el cambio. Así, el mundo real y el imaginado que conforman la existencia de todo ser humano se mezclan en una suerte de danza antigua que Cărtărescu nos brinda con artes de prestidigitador.

En estas escenas oníricas y magistrales aparecen de forma recurrente las obsesiones que forman el mundo del escritor, como la composición del cuerpo humano o los insectos. Las mariposas, en concreto, protagonizan una de la escenas más inquietantes y destacables (pero hay tantas) de la narración: aquélla en la que una mujer permanece encerrada en la cabina de un ascensor junto con una mariposa gigante, disfrutando de una existencia desquiciante: este pasaje, en concreto, es demoledor y está maravillosamente bien escrito.



Me ha encantado leer a Cărtărescu y disfrutar de su literatura desgarrada, desnuda y absolutamente pura, así como de la continua conexión que establece con el mundo de lo primitivo que permanece encerrado en lo más profundo de nosotros mismos. Su prosa, de lenguaje preciso y delicado, es la de alguien culto, sensible y sin duda con buenas influencias literarias, todo lo cual invita a continuar buscando sus libros con ilusión y fe de acólito.

(...) En cuanto a lo que está fuera... ¿Pero qué hay, fuera? Sin los fotones que caen sobre los objetos y rebotan en el cristalino de mis ojos -esferas horribles plantadas en un hueso del cráneo-, el mundo sería un fango oscuro de reverberaciones, como el universo de las arañas, para las que sólo existe lo que hace vibrar su red irrisoria. Para mí, la imagen horrorosa de la muerte no es el no ser, es el ser sin ser, es la vida terrorífica de la larva, de la lombriz, de la concha en el fondo del abismo, es la carne viva e inconsciente con la que todos estamos remendados. Recibimos la luz por dos óvulos córneos llenos de gelatina, la convertimos en impulsos eléctricos y la trasladamos a un montón de mucílagos húmedos en una concha caliza. Jamás sabremos cómo una longitud de onda se convierte en una sensación subjetiva, cómo vemos ¿pero cómo vemos, Señor? un pétalo de diente de león. Jamás llegaremos a comprender cómo puede existir lo que en toda nuestra vida no vimos, oímos, probamos, olimos ni tocamos. Nuestra vida: limitada a nuestro universo enrollado sobre nuestro cadáver como una mortaja, como las cintas esteladas de las momias. Nuestro mundo: el campo de nuestras sensaciones. El moho tierno de la luz que nos cubre las pupilas, el fieltro sonoro que nos crece sobre los tímpanos.

domingo, 6 de noviembre de 2011

"El viajero más lento" - Enrique Vila-Matas


Este libro de artículos es una reedición del mismo título publicado en la colección Argumentos de la editorial Anagrama, en 1992. Recoge una serie de textos aparecidos en diversos medios entre 1968 y 1992 en los que se hace un repaso por la obra de grandes escritores que han influido en la literatura de Vila-Matas como son: Adolfo Bioy-Casares, Céline, Conrad, Kafka, Pessoa, Melville o Robert Walser, a los que se añaden dos textos inéditos.

Me ha encantado leer este libro de artículos en esta nueva edición de Seix Barral, porque suponen una curiosidad, al editarse de nuevo ahora, tanto para los seguidores habituales de Vila-Matas como para quienes se acercan por primera vez a la obra de este autor. En “El viajero más lento” se condensa muy bien la esencia de la escritura de Vila-Matas, y muchos de los artículos son el primer esbozo de lo que luego fueron capítulos, tramas y personajes de sus libros posteriores.

Una de las características principales en la obra de Vila-Matas es el continuo homenaje a sus escritores favoritos, a la alta literatura. Esto significa por un lado que no esconde sus influencias y que ama de verdad la literatura y por otro lado, que el hecho de leer sus libros nos va a abrir nuevos caminos hacia otras obras y otros escritores que no conocíamos. Eso es estupendo.

Además de los artículos que son homenajes a escritores, me quedo con un artículo genial sobre la importancia de los nombres donde se hace un extenso e interesantísimo recorrido por los nombres reales y los apodos de muchos escritores que nos resultan familiares, como Flann O´Brien, Bernardo Atxaga o Joseph Conrad.

También es muy interesante, y divertido, el titulado “Lo que Brando decía”, una entrevista a Marlon Brando tan entretenida como falsa que en 1970 encargaron traducir a Vila-Matas: como no sabía hacerlo, y para no perder el trabajo, se la inventó, y el texto pasó como verdadero durante mucho tiempo. Diez años más tarde, según confiesa Vila-Matas en este libro, cuando desveló el fraude, volvió a publicar ese texto en otra revista, con tan mala suerte que no encontró a tiempo el texto original y tuvo que volver a inventarse la entrevista a Marlon Brando. Todo esto supuso que otra entrevista, esta vez verdadera, a Dalí, no se la creyera nunca nadie. Es una anécdota que representa muy bien la personalidad y la literatura de este escritor: delirante y genial.


viernes, 21 de octubre de 2011

"Sueños de bolsillo" - Francesco Spinoglio



“Sueños de bolsillo” es un libro estupendo, honesto y bien escrito. Se trata de una autobiografía, por lo que partimos de ese pacto tácito y casi espiritual entre escritor y lector, en el que el primero expone los hechos de forma que el segundo ha de dar por sentado que son ciertos. En este caso Francesco utiliza la primera persona del singular pero nos habla a través de su alter ego Tommaso, quién sabe si para variar igualmente el resto de nombres de los personajes y no exponer al público la privacidad del resto, o si es para estar más cómodo a la hora de matizar los hechos y contarlos no de la forma en que sucedieron, sino en la que a él le habría gustado que lo hicieran. Qué importa. El resultado es un libro que engancha al lector desde la primera línea, que es directa y ya nos advierte tanto del tono sin afeites de la narración como de la imaginación sin límite del protagonista: “La cosa empezó así: quería ser un zorro. Rojo, a ser posible.”

El carácter soñador y el espíritu de superación del protagonista destacan en algunos de los pasajes más interesantes del libro como por ejemplo, en el que describe los meses en los que aprendió un nuevo idioma y trabajó mientras estudiaba para ahorrar y volver al lugar de vacaciones familiares para seducir a una chica de la que se había enamorado. Este viaje repleto de tintes mágicos finaliza con una noche en la misma habitación de hotel de Staufen donde, según cuenta la leyenda, Fausto vendió su alma al diablo, y sólo por este pasaje el libro ya merece ser leído. Es inolvidable el ambiente glorioso que se crea en torno a la noche, el aullido del viento y las gárgolas de la catedral que el protagonista ve desde la ventana: el lector, por unos instantes al menos, respira la misma niebla.

A todo esto hay que añadir que la edición física del libro es maravillosa: el texto no tiene ni una sola falta o errata, el tamaño y la fuente son los adecuados y el diseño de la cubierta es sobre todo elegante; se incluyen además estupendas ilustraciones en las hojas previas al texto. Eutelequia es una editorial joven que ha empezado pisando muy fuerte y ya se está haciendo un hueco muy importante en el mundo del libro: no le pierdan la pista.

domingo, 2 de octubre de 2011

Sobre la magia de la música.


La melodía continúa, cambia, se transforma, Krito revive las consecuencias  de aquello, la maldición interior pesando en su vida, la destrucción para siempre de su capacidad de amar, y recordándolo abre los ojos, se contempla con realismo implacable, se abraza a sí mismo donde está, se acepta reconciliado... Porque es tocando fondo, aunque sea en la amargura y la degradación, donde uno llega a saber quién es, y donde entonces empieza a pisar firme. Y desde lo alto, desde la noche transfigurada por la música, llega al fondo del pozo el bálsamo del arte, despierta la sensatez de la sabiduría, y Krito empieza al fin a estar en paz... Desde ese momento sólo es oído y sentimiento, olvido de los demás, envuelto en música, inundado de música, apacentado en música. Es pájaro, caballo, navegante, planeta. Es corazón latiendo.


Tarda en darse cuenta de que la música ha cesado, de que abajo no hay apenas ruido. Oye crujir la vieja escalera de madera por las cautas pisadas de una muchacha y las más fuertes del tardío cliente que la sigue hasta la yacija. Oye una voz reclamando agua. La vida le envuelve de nuevo y ve al aulista, soltándose la cinta que mantenía los tubos contra su boca.
-Amigo, amigo -le dice suavemente-. ¿Qué haces con el viento en esos tubos? ¿Cómo lo alargas, lo trenzas, lo frenas, lo aceleras, lo haces saltar o doblegar?
El aulista sonríe y tantea hasta encontrar el jarro del que bebe un trago.
-Esta noche te confesaré mi secreto... No soy yo quien lo hace; es el mismo viento que está vivo y ama los tubos estrechos con las repentinas portezuelas que se abren y cierran. Sí, te diré mi secreto. Cuando nací, en Tracia, mi madrina fue una maga de hierbas, como llamamos allá a las mujeres con poderes ocultos, y no me regaló nada. Mis padres se enfadaron, pues habían esperado que me diese la vista sin la que nací, pero ella sabía que aún no era el momento. Fue más tarde, cuando ya me apuntaba la barba. Un día se me acercó en el monte y sopló tres veces en mis dedos. Por eso el viento los reconoce y ellos a él; por eso ellos le llaman y él les obedece.
-Comprendo -dice Krito, mientras piensa de qué triste o alegre historia personal será transmutación defensiva esta leyenda.
-No, no comprendes -continúa Yarko, cambiando su tono ligero en otro melancólico-, porque aún no he terminado. Después de soplar en mis dedos la maga tocó mi corazón con su mano izquierda y me dejó una cicatriz para siempre. Por eso el viento y mis dedos sólo saben tocar como has oído.
Y ahora Krito sí comprende que en la vida de Yarko hubo otra Kalidea. Se acerca al aulista y abraza a su hermano en lo irremediable.


José Luís Sampedro
"La vieja sirena"
Ediciones Destino, 2006

viernes, 16 de septiembre de 2011

"Caribou Island" - David Vann


Caribou Island” es la nueva novela de David Vann, quien el año pasado nos sorprendió con “Sukkwan Island”, una novela en la que un padre y su hijo adolescente, cuya relación está bastante deteriorada, deciden pasar un año viviendo juntos en una cabaña alejada de la civilización. La lucha contra la naturaleza y su propia lucha interna terminan en un desenlace... léanlo. Pues bien. Ahora, en “Caribou Island”, Vann retoma el tema del aislamiento de la civilización y las relaciones interpersonales tormentosas, solo que ahora se centra en el tema de las parejas. En ese tipo de parejas que, en realidad, no se quieren, y que conviven haciéndose daño día tras día.

Retrata a la perfección la desagradable situación de tener una pareja que no te valora ni te quiere de la misma forma, así como el día a día ocultando sentimientos para no empeorar la situación y la sensación de vacío y angustia cuando sabes que el lugar que ocupas en su vida es secundario. Vivir, a sabiendas o con la sospecha de que existe en la vida de tu pareja otra persona que ocupa el lugar que tú deberías llenar. Desde fuera parece fácil decidir que hay que huir, escapar de esa situación, abandonarla. Pero a veces no se tiene otro lugar al que regresar, y entonces uno se queda, sabiendo que la vida siempre será un poco peor. Es una historia devastadora. “Sukkwan Island” también relataba una historia dramática y dolorosa pero, al lado de “Caribou Island”, sería como comparar un suicidio (Sukkwan) a una muerte lenta y dolorosa (Caribou), según mi forma de verlo.

No obstante, es una novela que se sufre disfrutando, o que se disfruta sufriendo, porque propone unas situaciones realmente angustiosas pero está maravillosamente bien escrita. Las novelas de David Vann se han comparado con “The road” de Cormac McCarthy, y aunque parezca exagerado, porque McCarthy es muy bueno, yo estoy de acuerdo, y recomiendo esta novela brutal a todo aquél que se arriesgue a leerla. Espero opiniones.


martes, 13 de septiembre de 2011

"Deseo de ser punk" - Belén Gopegui


Leer "Deseo de ser punk" es una experiencia similar a escuchar una de esas canciones inmortales, desgarradas, salvajes, de las que "no suenan sino que te atraviesan por dentro". Con los ojos cerrados y el volumen muy alto.

Es la voz de una adolescente que no se centra exclusivamente en la revolución hormonal propia de la edad, en los chicos, cotilleos, amigas-barbie y centros comerciales, como es la tónica habitual en las secciones de libro juvenil actual (por no hablar de los elfos-fantasma que luego resultan ser vampiros). Al contrario; recrea a la perfección los pensamientos que todos hemos tenido al atravesar esa etapa de nuestra vida, cuando se buscan con anhelo aquellas cosas que te reflejen e identifiquen: amigos con gustos similares, la ropa, sobre todo la música y la literatura... o lo que es lo mismo, la búsqueda de un código, como lo define Gopegui a lo largo de toda la novela. Teniendo la música rock (referencias continuas a letras de canciones y temas míticos) muy presente en todo momento.

Me ha encantado que el libro me absorbiera ya en las primeras páginas con frases increíblemente bien escritas y cargadas de significado. Luego, cada personaje que aparece es memorable y brillante, si fueran actores en una película diría que todos, sin excepción, han estado tremendos.

Es un libro muy recomendable para adultos porque verán reflejada parte de su propia adolescencia y disfrutarán de literatura de buena calidad, pero también para niños que empiezan a interesarse por novelas que se encuentran a medio camino entre "juvenil" y "adulto", porque a esas edades es muy importante que no estropeen una etapa crucial en sus vidas leyendo textos de más que dudosa calidad como las "Canciones para Paula" por citar sólo un ejemplo, porque habrán errado el camino. Y una pequeña piedra en ese tramo puede suponer el abandono.

Sublime y sorprendente, en definitiva. Seguiré buscando a Gopegui en los estantes. Siguiendo una recomendación altamente fiable, el próximo será "El lado frío de la almohada".


Creo que el rock me está gustando porque vive con la muerte, la sabe.




jueves, 8 de septiembre de 2011

"Una novela francesa" - Frédéric Beigbeder



Frédéric Beigbeder me impresionó con “Windows on the World” y si he de recomendar un libro suyo por supuesto que ese sería el primero, pero también es cierto que “Una novela francesa” me ha parecido un libro bastante bueno y que también recomendaré sin ninguna duda (en segundo lugar, eso sí, detrás de “Windows...”).


En “Una novela francesa”, Beigbeder parte de un hecho reciente y traumático: una detención por consumir droga en la calle. Pasar varias noches encarcelado en celdas que describe como inhumanas le hizo pensar, recordar y recapacitar acerca de su pasado y de ahí surge esta colección de retazos de infancia y anécdotas curiosas. Es llamativo el hecho de que desde las primeras páginas reconoce no recordar apenas nada de su pasado, pero afirma que el hecho de ponerse a escribir sobre ello desencadena de forma mágica su memoria. También, a raíz de esta confesión, se pone en marcha ese pacto entre escritor y lector que siempre existe en los libros pero que se hace más palpable en las autobiografías, algo así como: Voy a contarte mi pasado, pero no será absolutamente verídico, ni completo... tú tampoco podrías recordar a la perfección el tuyo. A la hora de relatar estos fragmentos de su pasado, en ocasiones hace breves referencias literarias y cinematográficas muy interesantes que, para mí, aportan calidad al texto.


Me gusta la escritura de este tipo porque es fresca pero a la vez pausada y elegante, en general tiene mucha empatía con el gran público. Su literatura entretiene y se comprende con facilidad, pero además se disfruta en cada línea de cómo está escrito, y eso para mí, como lectora, cada vez es más importante.


Chloë no ríe cuando le hacen cosquillas en la planta de los pies o en las axilas. Sólo funciona el truco del “bicho que sube y sube”. Mi mano comienza su recorrido en el ombligo y avanza hacia el cuello sobre la punta de los dedos. Cuando se acerca, mi hijita intenta resistirse, se contrae, se retuerce en todas direcciones, aunque no demasiado enérgicamente, dado que espera aquello que teme, desea la tortura que no quiere, y el bichito formado por mis dos dedos continúa trepando hacia su largo cuello de cisne, y pronto llegará a la barbilla... En ese momento, es imposible no derretirse: su risa en cascada es mi medicina, debería grabarla para poderla escuchar una vez tras otra durante la noches de depresión. Si hubiera que definir la alegría de vivir, la felicidad de existir, sería esa explosión de risa, una apoteosis, mi recompensa bendecida, un bálsamo caído del cielo.


La amnesia es una mentira por omisión. El tiempo es una cámara, el tiempo hace desfilar fotografías. El único modo de saber lo que pasó en mi vida entre el 21 de septiembre de 1965 y el 21 de septiembre de 1980 es inventarlo. Es posible que me haya creído amnésico cuando simplemente era un perezoso sin imaginación. Nabokov y Borges vienen a decir más o menos lo mismo: la imaginación es una forma de la memoria.

lunes, 29 de agosto de 2011

vacío


Dejar una vida. Dinamitar todo. No, no todo: dinamitar el metro cuadrado que uno ocupaba entre la gente. Más bien: dejar sillas vacías en las mesas que se compartían con las amistades, no a modo de metáfora, sino en verdad, dejar una silla, volverse un hueco para los amigos, permitir que el círculo de silencio en torno a uno se ensanche y se llene de especulaciones. Lo que pocos entienden es que uno deja una vida para empezar otra.


"Los ingrávidos", Valeria Luiselli

"El libro del cementerio" - Neil Gaiman

         
Desde hace tiempo, en este blog se venera al escritor inglés Neil Gaiman. A partir de leer "Sandman", "Stardust" y "American Gods", y una vez superada la sorpresa inicial, le admiro de forma que en todo momento busco leer todo lo que de él pueda conseguir, sabiendo de antemano que será una maravilla. "El libro del cementerio" se engloba bajo esa definición: sabía que me iba a gustar y por eso tiene más valor que aún así me haya sorprendido tanto. 
Personalmente, me encanta la parte donde Neil cuenta cómo surgió la idea para este libro: 

"(...) Fue mi hijo Michael quien me inspiró este libro. Comencé a pergeñarlo cuando él tenía dos años, viéndolo circular con su pequeño triciclo por entre las tumbas un día de verano. Luego sólo me ha llevado veintitantos años sentarme a escribirlo.
Una vez que me decidí (empecé por el capítulo 4), tan sólo la insistencia de mi hija Maddy, que quería saber qué más pasaba después, me empujó a continuar después de las primeras dos páginas."

El niño protagonista de la novela, Nadie (Nobody) Owens, vive por azares del destino dentro de un cementerio. Son los muertos (y los no-muertos, fabulosos personajes) quienes cuidan de él, por lo que crece aprendiendo los modales y costumbres de épocas pasadas (un aspecto precioso del libro). Su "familia" se compone de personajes muy dispares, originarios de diferentes momentos del pasado, existiendo tanta variedad de personalidades como en el mundo de los vivos, a diferencia de los cuales, los muertos ya no tienen la posibilidad de cambiar nada en sus vidas ya pasadas por lo que, entre otras cosas estupendas, "El libro del cementerio" es un hermoso canto a la vida, una llamada desde el mundo de las sombras, la decadencia, la magia y el olvido a las ganas de seguir aprendiendo, de viajar, soñar, descubrir, investigar, amar... de vivir, en definitiva, apasionadamente.

Se rumorea que falta poco para que esté lista la película basada en el libro: mezclando la parte de acción que tienen muchas escenas junto con la maravillosa estética presente a lo largo de todo el libro y un guión escrito por Neil Gaiman, darían como resultado una película excelente.
Esperando con impaciencia.


domingo, 7 de agosto de 2011

"Luciérnagas" - Ana María Matute


Resulta complicado reseñar a Ana María Matute porque se parte de la premisa de que es una escritora magistral, y el lector curioso que busque en este texto argumentos que le inviten a su lectura, eso ya lo sabe.

Siendo objetiva, hay que resaltar que la historia que aquí se cuenta es muy dramática, no en vano reproduce situaciones de la guerra que Ana María Matute (Barcelona, 1925) pudo sufrir en persona (de hecho, el personaje femenino principal tiene obvias referencias a sí misma): por ejemplo, describe escenas bélicas de gran violencia como bombardeos, disparos, registros o detenciones. Pero, por otra parte, la forma de narrarlo es tan elegante y delicada, posee tanta finura, que el libro se disfruta y engancha. Está plagado de frases extraordinarias que diseccionan de forma muy sutil el alma humana, así como los deseos y anhelos de los protagonistas, es extremadamente refinada y dulce.

El personaje más llamativo es la protagonista principal, llamada Sol (un nombre luminoso en contraposición al realmente suyo, más oscuro, Soledad), es una chica de una sensibilidad y fragilidad muy acusadas que realza aún más, si cabe, el horror de la guerra, por sufrirlo ella, debido a su carácter, de una forma más honda y dolorosa.

Es importante destacar que "Luciérnagas" no se podía encontrar desde hacía mucho tiempo en las librerías, desde que se agotara la antigua edición de Destino, de 1993. Además, es una novela que en realidad data de 1949, pero que fue censurada y se revisó y pubicó en 1955 bajo el título de "En esta tierra". Por eso, esta edición que ahora publica Austral es la única que se podrá encontrar en las librerías. Es una suerte para sus seguidores puesto que no es sencillo encontrar ejemplares de los primeros libros de Ana María Matute, y es una ocasión inmejorable para que quienes no estén familiarizados con su obra la descubran y disfruten con ella. Además, esta edición de Austral, a pesar de ser en formato bolsillo, es muy manejable y cómoda de leer, con un tipo de papel y encuadernación que personalmente, me han gustado mucho.



lunes, 1 de agosto de 2011

"Muerte en Venecia" - Thomas Mann


"Muerte en Venecia" es una deliciosa novela corta que me ha maravillado y gracias a la cual ahora afronto con más ánimo y ganas -y prisa- la tarea de leer "La montaña mágica", del mismo autor.

Releí las primeras páginas hasta encontrar el pulso exacto al discurso del escritor que aparentemente es sencillo y llano pero que contiene gran cantidad de matices (si por algo se reconoce a los grandes literatos es por narrar de forma que la trama pase a un segundo plano). Abundan las descripciones magistralmente detalladas, posee una elegancia y una serenidad difíciles de describir.

El relato trata el encuentro casual entre dos desconocidos: un escritor anciano, viajero solitario, y un adolescente extremadamente bello, y del embelesamiento y fijación del primero hacia el joven, cuando lo descubre. Son especialmente magistrales las descripciones de Mann (1875-1955) acerca del adolescente: transmiten a la perfección su fisonomía y costumbres, que el viejo escritor observa incansable desde que le encuentra, casualmente, en el mismo hostal donde él se aloja.

La gran diferencia de edad entre ambos motiva las reflexiones del protagonista, que da por hecho que cualquier acercamiento a su objeto de deseo es inútil por culpa de su vejez. No obstante, la posibilidad de disimular los estragos del paso del tiempo (cuidados faciales, teñido de cabello, etc.) resaltan un fragmento especialmente bueno del inicio de la novela que en su momento pasa desapercibido por no influir en los acontecimientos del relato pero que ya hacia el final cobra mucho más sentido: es el espanto del protagonista tras observar a un señor mayor intentando aparentar menos años para mezclarse con un grupo de chicos mucho más jóvenes que él.

"Un grupo de jóvenes integraban el pasaje de primera (...): charlaban o reían, complaciéndose en su propia gesticulación, e inclinándose por la borda, lanzaban pullas y remoquetes a sus compañeros que, cartera bajo el brazo, discurrían afanosos por la calle del puerto y amenazaban con sus bastoncillos a los excursionistas. Uno de éstos, vestido con un traje estival de última moda, color amarillo claro, corbata roja y un panamá con el ala audazmente levantada, destacaba entre todos por su voz chillona y excelente humor. Pero en cuanto Aschenbach lo hubo observado con más detenimiento, se percató, no sin terror, de que se trataba de un falso joven. Era un hombre viejo, no cabía la menor duda. Hondas arrugas le cercaban ojos y boca. El opaco carmín de sus mejillas era maquillaje; el cabello castaño que asomaba por debajo del panamá con cinta de colores era una peluca; la piel del cuello le colgaba fláccida y tendinosa; el bigotito retorcido y la perilla se los había teñido; la dentadura amarillenta y completa, que enseñaba al reírse, era postiza, además de barata, y sus manos, cuyos índices lucían anillos con camafeos, eran manos de anciano. Aschenbach se estremeció viéndolo alternar con aquellos muchachos. ¿No sabían, no advertían acaso que era viejo y no tenía derecho a llevar su abigarrada indumentaria de dandy ni a hacerse pasar por uno de ellos? Pues lo cierto es que, con toda naturalidad y como por costumbre, según parecía, lo toleraban en su grupo y lo trataban como a un igual. ¿Cómo era posible algo así?"

lunes, 25 de julio de 2011

"Ven a buscarme" - Javier Marías


Delicioso cuento, primera incursión en la literatura infantil de Javier Marías.







Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...