Mostrando entradas con la etiqueta igualdad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta igualdad. Mostrar todas las entradas

martes, 18 de agosto de 2015

"Ser grieta" - Sor Kampana


Madrid, agosto, un verano agridulce; y solo han pasado unas semanas desde que la Editorial Alba me arrebatara de golpe las ganas de v̶i̶v̶i̶r̶ leer (ya os hablaré sobre ello).
El azar me lleva de la mano hasta una biblioteca pública y me quita la venda de los ojos delante del típico expositor de libros recomendados.
Entre otros libros anodinos que no sacuden mi abulia veraniega, enseguida me sorprende "Ser grieta" con un diseño b/n bastante sofisticado, una presentación editorial que promete al menos cierta calidad de contenido, y sigo detectando señales...: Sor Kampana, no me suena nada, pero esa K junto a esas connotaciones religiosas me está indicando protesta, lucha activa, insumisión, me gusta; las campanas me evocan rápidamente ese aviso al que se refería mi admirado David González en el vídeo promocional de su poemario "Campanas de Etiopía": La poesía es como una campana. Y yo soy el que la toco. Avisando del peligro. No me equivoco en absoluto. Por otro lado, al coger el libro había pensado que el pseudónimo correspondía a una escritora, por aquello de estar en femenino, y cuando lo abrí me di cuenta de que el autor era un tipo, un valenciano nacido en el 63, y entonces me gustó aún más. ¡Qué cañero!, pensé (y qué atrevido), y tampoco me equivocaba.

¿Dónde he estado encerrada para no haber conocido hasta ahora a este autor? Me pregunto. Nadie lo sabe. Lo importante es que ya lo conocí y que se encuentra a salvo y en remojo en este mar de letras saladas.

Dice el prólogo de David Trashumante, entre otras verdades:

Y es que ser grieta es luchar por recuperar la vida libre de convencionalismos sociales, escapar de la retórica rutina del engranaje y posicionarse del lado de los desheredados, de los inadaptados y los declarados dementes por el sistema uniformizador capitalista. Es posicionarse del lado de Los Despojos del Espectáculo y con ellos, El Alimaña, Alex Badal y cía..., hacer la gira más larga y patética de la historia de las promociones editoriales. Como recién cagaditos de Guy Debord, hijos bastardos de La Sociedad del Espectáculo que ya treinta y tantos años antes vaticinaba que nos íbamos a dar la gran hostia como especie. 

Pienso en el gesto bobino que recibo cada vez que recomiendo a Guy Debord a gente que lee mal o que no lee nada, pienso en el escalofrío que me recorre el espinazo tras darme de bruces contra un muro de cemento una vez más por haberlo intentado..., y cierro los ojos mientras exhalo el aire despacio por haber encontrado, una vez más, alguien con quien entenderme eso sí (cómo no), entre las páginas.

Sor Kampana, a quien da vida Antonio Belarte Aliaga, es creador de poesía social de buena calidad. No tiene nada que ver con los poetas a los que admiran últimamente las adolescentes, y que tras versos coquetos que aluden directamente a la emoción facilona y rápida, no transmiten nada. Al menos nada que sea cierto.

Aquí encuentro versos que me gustan mucho, de esos cargados de contenido, que no desperdician ni una sola de las sílabas de los que están compuestos, y que siguen transmitiendo más mensajes agazapados cuando el lector se toma un momento para leer entre líneas.

Ser grieta es ser el objeto punzante que rasga el muro de lo impuesto, ser el primer pinchazo que inicia la fisura, o ser uno más en un montón de granos de arena, ser uno de esos pececitos enanos que un buen día se agrupa con el resto y todos juntos se comen al pez grande; es atreverse y gritar hasta hacer desaparecer la injusticia, es no permitir que los convencionalismos tradicionalistas sigan provocando ni un segundo más de dolor a los más débiles.

(...) no les miréis a los ojos,
podríais veros reflejados
y morir de culpa o de asco.

Leo como un sediento emocionado, encontrando entre las páginas aquello que quiero leer |*que me lea por dentro, y así es como llega sin avisar EL poema (que me destroza).

Si caes destrozado junto a un portal
y el horizonte es un adoquín;
si el pavimento te parte la cara
y los sueños reptan
buscando sumideros
en los que gotear su desencanto;
si el cielo es una pálida utopía,
desgarrada,
y el amor pasa de largo
y escupe al espantajo desparramado;
entonces,
y sólo entonces,
eres el poema,
un sucio poema
a punto de manchar el asfalto
y salpicar a los viandantes.

La cursiva, la negrita y las cicatrices, son mías.

Los versos de Sor Kampana han sido musicalizados por Extremoduro, Kutxi Romero, Marea y otros muchos. Comenzó su andadura en plena década ochentera valenciana y al parecer tiene un largo historial de literatura de combate que estoy deseando investigar en breve. Los aires punk, la pérdida de modales causada por el hartazgo, la protesta sin ambages contra la injusticia... me recuerdan al canal de YouTube de Koala Rabioso y por afinidad al grupo de punk-rock Penadas por la Ley; a las granadinas A.C.A.B.A.D.A.S. y a todos esos agitadores culturales de conciencias que cada día luchan, en fin, para abrirnos los ojos a todos.

(...) Mañana volveré a salir de mi infierno
para perturbar vuestra paz,
y os recuerdo que también caeréis,
ahogados en vuestro propio caos,
que la suerte se acaba,
que no espero permiso ni perdón,
que no pienso parar,
que nadie me detendrá.

Este libro es capaz de traerme incluso fantasmas como el de Percy Shelley y los tatuajes de botellas con mensaje dentro, a través de este poema (maldita sea) intergaláctico.

Toma unos poemas incendiarios,
introduce tus entrañas en una botella,
ponle una mecha de voz
y ya tienes dispuesto tu particular cóctel molotov;
sal recitando a la calle sin pasamontañas,
vuelca vehículos de prestigiosa estupidez
y levanta barricadas de desnudez,
enciende tu artefacto poético
y que arda el desamparo en los autobuses
y la soledad en cada esquina,
y que ardan los contenedores
de basura emocional.

Que resplandezca en las calles
al fin
la conciencia de saberse vivo,
las implicaciones del colapso necesario
y la risa
rebosando sumideros,
para que la empatía sustente nuestras vidas
y guíe nuestros actos
más allá de los sueños.

Este magnífico poemario está dividido en tres secciones, a saber: "Desde mundos resquebrajados", "Fisura a fisura" y "Abriendo grietas en el muro". Es en este último apartado donde el autor definitivamente se deja llevar y es más directo, artístico y cargado de contenido. De verdad que me entusiasma, podría seguir copiando poemas y poemas hasta transcribirlo entero; sólo unos versos más (a favor de los derechos LGTB), y adiós.

(...) Desde su cielo paternal
un ojo viril nos mira,
abrasador,
horrorizado,
beligerante;
y maldicen nuestros cuerpos desnudos,
y aborrecen los sexos indefinidos,
y condenan los roles descarriados,
somos y seremos humanos libres
gozando
las grandezas del instinto.


P.D.: La cursiva, la negrita y el escalofrío emocionado, una vez más, son míos.

domingo, 19 de enero de 2014

"Vindicación de los derechos de la mujer" - Mary Wollstonecraft


“Espero que mi propio sexo me disculpe si trato a las mujeres como criaturas racionales en vez de halagar sus encantos fascinantes y considerarlas como si estuvieran en un estado de eterna infancia, incapaces de valerse por sí mismas. Deseo de veras mostrar en qué consiste la verdadera dignidad y la felicidad humana. Deseo persuadir a las mujeres para que intenten adquirir fortaleza, tanto de mente como de cuerpo, y convencerlas de que las frases suaves, la sensibilidad de corazón, la delicadeza de sentimientos y el gusto refinado son casi sinónimos de epítetos de la debilidad, y que aquellos seres que son sólo objetos de piedad, y de esa clase de amor que ha sido denominada como su hermana, pronto se convertirán en objetos de desprecio.”

Existen muchos motivos para descubrir y admirarse con el pensamiento de esta gran mujer, si uno todavía no tiene la suerte de conocerla. No sólo fue una luchadora por la igualdad de géneros, sino que lo fue en una época absolutamente aciaga: nació en 1759 y murió en 1797. 

Se trata por tanto de una de las pioneras del movimiento feminista, que escribió una serie de textos exponiendo sus opiniones sobre este tema de la forma más honesta y sencilla que uno pueda imaginarse, argumentando con sinceridad y muy buen tino cada una de sus posturas. 

“Deseo persuadir por la fuerza de mis argumentos en vez de deslumbrar por la elegancia de mi lenguaje.”

Su método consiste en elaborar sus teorías girando en torno a aquellas otras con las que está en desacuerdo, y así, da al traste con multitud de afirmaciones de autores a los que había leído y que a lo largo del tiempo se habían esforzado en explicar por qué la mujer era naturalmente inferior al hombre y debía servirle siempre.

"Se me puede acusar de arrogante, pero, pese a ello, debo declarar que estoy firmemente convencida de que todos los escritores que han abordado el tema de la educación y la conducta femeninas, desde Rousseau hasta el doctor Gregory, han contribuido a hacer de las mujeres los caracteres más débiles y artificiales que existen y, como consecuencia, los miembros más inútiles de la sociedad. Podría haber expresado esta convicción en un tono más comedido, pero me temo que habría parecido un fingido lloriqueo, no la ferviente expresión de mis sentimientos, extraídos del resultado evidente de la experiencia y la reflexión.”

Wollstonecraft establece que el gravísimo problema de desigualdad entre géneros radica en la base, que es la educación, puesto que desde que nacen, las niñas (o mejor: las bio-mujeres, como diría Beatriz Preciado) son tratadas como seres débiles y frágiles, y en ellas se suelen acentuar supuestas virtudes (que para Wollstonecraft son defectos) como la delicadeza y el postureo, haciendo de ellas seres dóciles e inútiles, enseñados desde el principio a situarse por debajo del yugo masculino: por ello crecen precisamente de ese modo: no han nacido así, han sido enseñadas. Hay que destacar que estas ideas proceden del siglo XVIII, y que después de doscientos años seguimos igual, si no peor.

Sin ir más lejos, sigo soportando a diario que a la feliz pareja que espera un retoño del género femenino, su círculo bombardea con exclamaciones del tipo: “Oh, qué bien, una princesita, para peinarla y ponerle vestiditos”; “Id comprando ropita rosa”; “Os regalaremos muñequitas para que juegue”. O la resignación de mujeres adultas que, conviviendo con un hombre, buscan pequeños refugios de ocio en los momentos en que él está trabajando, o ha hecho planes previamente por su cuenta. Así, hay millones de ejemplos a cual más estúpido y deshonroso para con el género femenino.

De este modo jamás se conseguirá la igualdad, mientras la mayoría de mujeres vivan cómodas en su aceptada inferioridad. Siendo mujer menor de 30 años, aún no me he acostumbrado (y me temo que ya nunca lo haré) a los comentarios extrañados de quienes se asombran de que me guste vivir libre e independiente. Incluso he tenido que soportar el juicio de bio-mujeres pseudo-feministas que decían valorar la valentía de las luchadoras pero se escudaban en su debilidad para evitar volar del nido, aún teniendo medios para poder permitirse escapar y vivir su propia vida; o, teniendo la posibilidad de trabajar y vivir por su propia cuenta, escudarse asimismo en su debilidad o en mil otras excusas y permanecer viviendo mantenidas.

Mary Wollstonecraft era una mujer sabia, y entre otras muchas cosas dejó escrito que a las niñas se les debe decir siempre la verdad, puesto que las eternas mentiras disfrazadas de recato o de mentiras piadosas son mucho más dañinas siempre: es una lástima que sus dos hijas no fueran educadas bajo su filosofía, ya que murió tras el segundo parto y fue el padre de las niñas quien se encargó de su educación, bajo otros métodos. 

Sobre la mentira, enfocada en este caso a la traición de pareja, opinaba lo siguiente: “Las artes que debe practicar para engañarlo la convertirán en el más despreciable de los seres humanos; y, en cualquier caso, las estratagemas necesarias para preservar las apariencias mantendrán su mente en aquel trajín infantil o vicioso que destruye toda su energía”. Luego queda claro que la mentira queda erradicada de la personalidad de quien queramos educar, siguiendo sus pautas.

Mary Wollstonecraft
Su redacción es impecable y clara, y despojada de todo adorno, como ella misma aclara al principio del texto. Sin embargo, en unos pocos fragmentos nos podemos topar con tesoros como este: “Pero me he adentrado desprevenida en tierra de hadas, sintiendo la brisa perfumada de la primavera acariciándome sigilosamente, aunque noviembre frunce el entrecejo.”

Este libro está enriquecido con multitud de citas extraídas de obras de Shakespeare; además, captada al azar, una frase del capítulo en que censura a los escritores que han hecho de las mujeres objetos de piedad, sienta la base fundamental sobre la que varias decenas de años después Guy Debord nos deslumbrara con sus teorías sobre “La sociedad del espectáculo”, y que otros pocos años después Vargas Llosa plagió descaradamente en “La civilización del espectáculo”. El fragmento en cuestión comienza a lo Ginsberg y termina, como decíamos, a lo Debord:

“Veo a los hijos y a las hijas de los hombres persiguiendo sombras y gastando ansiosamente sus poderes para alimentar las pasiones que no tienen adecuado objeto –si el mismo exceso de estos impulsos ciegos, mimados por esta mentirosa pero constantemente confiada guía, la imaginación, no hiciera, preparándoles para otro estado, a los miopes mortales más sabios sin su propia concurrencia, o, lo que viene a ser lo mismo, cuando estaban persiguiendo algún imaginario bien presente.
Tras ver los objetos bajo esta luz, no sería muy caprichoso imaginar que este mundo era un escenario en el que se representa cada día una pantomima para el entretenimiento de seres superiores. Cómo se distraerían al ver al hombre ambicioso consumirse a sí mismo persiguiendo a un fantasma y “buscando la engañosa reputación en la boca del cañón que le iba a reducir a la nada”: pues cuando la conciencia se pierde, no importa si montamos en un torbellino de aire o descendemos en la lluvia.”

La idea del mundo como escenario procede de “As You Like It” (“Como gustéis”), de Shakespeare, autor a quien Wollstonecraft cita a menudo de una forma muy inteligente y apropiada a cada ocasión.

Una de las primeras ideas que se expone en este libro es la de que las mujeres procedentes de círculos enriquecidos son educadas con mayores dificultades, lo cual en principio sorprende puesto que debería ser al contrario, ya que, se da por hecho, cuentan con los medios materiales para proporcionarse educación de calidad, si así lo desean. Pues bien, precisamente al proceder de familias acomodadas, han sido criadas con todos los lujos y están corrompidas por la riqueza, los títulos y la propiedad, por lo que ya no se encuentran en un estado natural que facilite una educación basada en unos pilares básicos de humildad y humanidad.

Hay que tener en cuenta que cuando uno lee a Wollstonecraft hay muchos años de tiempo entre medias, por lo que es necesario evadirse a pesar de que se trate de un texto excepcionalmente actual (precisamente porque en este ámbito no se ha evolucionado apenas nada) y con un lenguaje perfectamente comprensible hoy día: pero, por ejemplo, recomendaría obviar las referencias al catolicismo a los lectores ateos, tal y como yo he hecho (y no por ello he disfrutado menos del texto, lo aseguro), o, sobre todo, establecer en aquellos lugares donde sea necesario el término “sexo”, que ella sin distinción utiliza, por “género”, muchas veces más preciso y adecuado.

Por todo esto y por todo lo demás que queda a la espera en las páginas del libro para quienes deseen saber más, pienso y afirmo que, sin lugar a dudas, Mary Wollstonecraft es rock’n’roll, auténtico y genuino.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...