domingo, 31 de enero de 2016

La necesidad del ateísmo - P.B. Shelley


¿Quiénes eran los románticos  ingleses? ¿Hacían algo más aparte de abstraerse en la poesía y vivir apresuradamente? ¿Establecían cátedra sobre algún asunto, se implicaban en los problemas de la sociedad? Percy Bysshe Shelley fue uno de los autores destacados de este movimiento, quizá ligeramente ensombrecido por la fama de su inseparable amigo el poeta Lord Byron. En este volumen encontramos una gran cantidad de datos sobre su biografía y mucho más acerca de sus artículos y escritos en prosa, más desconocidos y un tanto olvidados.

La editorial Pepitas de Calabaza, (cuyo nombre, a modo de curiosidad, procede de la película “Amanece que no es poco”) comenzó su andadura en 1998, y desde entonces ha iluminado el panorama editorial español con grandes aportaciones y estupendos rescates literarios, como podemos comprobar visitando su catálogo. Este libro es un punto de partida perfecto para sumergirse en su valioso y heterogéneo catálogo.



Romanticismo inglés y otros excesos

Si algo aprendemos con la lectura de “La necesidad del ateísmo” es a ubicar a P.B. Shelley dentro de su época y contexto. Su espíritu libre y profundamente justo no pudo soportar la desigualdad imperante en todos los aspectos de la sociedad, y se rebeló contra las instituciones y contra todo aquello que estuviera socialmente establecido, viviendo de una forma coherente a su pensamiento a una velocidad tan vertiginosa que le conminó a morir a la edad de treinta años.

Algunos de los principales poetas románticos ingleses son William Wordsworth, Samuel Taylor Coleridge, Lord Byron, Percy Bysshe Shelley y John Keats, precedidos por William Blake. Si bien las relaciones entre todos ellos fueron confusas y no siempre fáciles, sus libros han llegado hasta nosotros y han establecido las pautas acerca de una nueva forma de escribir y vivir la poesía que fue muy novedosa y radical en su momento.

El movimiento surge a finales del s. XVIII a partir de las tensiones producidas por las revoluciones francesa e industrial. Se parte de un profundo rechazo a todos esos cambios, y los poetas se basan en la antigüedad clásica para extraer de ella los temas y los motivos de sus obras.

Pero volviendo a Shelley, en los textos introductorios de este magnífico libro encontraremos toda la información relativa a su biografía, y aprenderemos, con todo lujo de detalles, cómo formó su personalidad rebelde y libre en la prestigiosa escuela de Eton y en la universidad de Oxford (de donde sería expulsado por sus escritos revolucionarios), leyendo filosofía y literatura clásica, experimentando con la electricidad, estudiando a los antiguos alquimistas y entusiasmándose con la literatura gótica.


Shelley y las religiones

¿Por qué rechazaba Shelley las religiones? Porque había invertido mucho tiempo en leer, aprender y establecer sus propias deducciones al respecto. Y se basaba en grandes autores para afirmar brillantes sentencias como la siguiente: “La religión significa intolerancia en sí misma. Las diferentes sectas solo toleran sus propios dogmas (…) Saben que les temes; pero si te mantienes de pie al margen, entonces ellos te temen a ti”.

Shelley fue el primer defensor público del ateísmo en Inglaterra, con todo lo que ello supone. La firme creencia en sus propias ideas le llevó a verse expulsado de la universidad y a ser desheredado por parte de su familia, que gozaba de una posición muy privilegiada (su padre era miembro del Parlamento y él iba a heredar el título de barón). Podría haber evitado esta exclusión social simplemente retrayéndose de sus afirmaciones, pero fue coherente y prefirió vivir una vida difícil pero auténtica, al margen de todo lo que despreciaba.

En este libro encontramos textos relacionados con muchos otros temas que le interesaban y preocupaban además de la religión: la injusticia social, la precariedad laboral, los abusos del poder, la teoría poética, el anarquismo, la república, la traición, la pena de muerte, la dieta libre de carne animal y muchos otros. Todos ellos son textos breves, de unas pocas páginas, de gran interés y magistralmente redactados y traducidos, que se leen rápidamente y aportan una gran luz a estos temas y a la persona de Shelley como pensador y creador. Los editores nos brindan además una cronología resumida y muy completa para localizar con facilidad los grandes hitos de la vida de este infatigable autor.

“La necesidad del ateísmo”, que da título al libro, es un texto breve que escribió junto a su compañero inseparable de Oxford, Thomas Hogg. En él se declaran ateos por falta de pruebas y aportan decenas de argumentos basados en la ciencia y en la observación, que dificultan la creencia en la existencia de ninguna deidad. Entienden que cualquier dios es una mera hipótesis creada por el hombre, y plantean la sospecha de que ninguna religión acepta que se pongan en tela de juicio sus dogmas, sino que estos deben admitirse y darse por válidos. Pero hay muchas otras razones, y todas ellas están contenidas en este libro.


Mensajes en botellas

El pensamiento de Shelley se vio fuertemente influenciado por William Godwin y Mary Woldstonecraft, padres de Mary Shelley (autora del mundialmente conocido “Frankenstein”). Mary W., precursora del feminismo mundial, fue clave en la reafirmación del pensamiento igualitario que Shelley había defendido de una forma natural desde siempre.

El libro imprescindible de Mary W. es “Vindicación de los derechos de la mujer”, un ensayo atrevido y brillante y de rabiosa actualidad sobre la igualdad entre hombres y mujeres. Pero si leemos otro de sus libros, “La educación de las hijas”, encontraremos grandes incoherencias en su pensamiento, quizá influenciadas por la presión social machista de su época, que impedían a la mujer revelarse contra las costumbres establecidas.

En cuanto a Shelley, su difícil relación con el matrimonio se justifica precisamente en la creencia de que los condicionamientos sociales perturbaban el amor en las relaciones entre personas. Por ello, defendía el amor libre y las relaciones abiertas. No obstante, y aún en contra del matrimonio, se casó dos veces a lo largo de su corta vida, y defendía  su forma de actuar basándose en unos fundamentos teóricos.

Pero sus  razones no impidieron que su primera mujer, Harriet Westbrook, se suicidara cuando Shelley la abandonó por Mary Shelley, recordándole los principios de amor libre en los que creía. Y es que en el siglo XVIII o en cualquier otro, un abandono repentino a favor de un nuevo amor, nunca ha sido fácil de gestionar. La literatura mundial está llena de grandes ejemplos al respecto.

Shelley hacía copias de sus escritos y las repartía manualmente. También lanzaba botellas al mar tras rellenarlas con sus escritos revolucionarios, entre otras acciones de propaganda. Quién sabe si no sería posible encontrar algún día, en cualquier orilla del planeta, una de estas botellas con mensaje dentro y recibir directamente de manos de Shelley su testigo. Mientras tanto, en este magnífico libro encontraremos material suficiente para compartir con él una hermosa travesía.

viernes, 29 de enero de 2016

"Duermevela" - María Rodés


Este libro es una excusa perfecta para hablaros de sueños.

María Rodés presenta una recopilación con algunos de los suyos, ya que tiene la costumbre de anotarlos cada mañana al despertar, desde hace años. “Empecé a escribir mis sueños a raíz de una crisis creativa. Quería salir de mis temáticas habituales y buscar nuevas formas de expresarme que no pudieran ocurrírseme de manera consciente. Primero experimenté un poco con la escritura automática y una cosa llevó a la otra. Coloqué un cuaderno de color negro en mi mesita de noche y me propuse escribir lo que recordara de cada sueño todas las mañanas.” Definitivamente, el color de las tapas de ese cuaderno me parece clave. ¿De qué color habría de ser si no, un libro de ilusiones?


Pero existen muchos más, miles de textos maravillosos que han sido escritos en sueños, o volcados al papel ya en la vigilia, recordando algo soñado. También, multitud de películas y canciones en torno a la misma idea. Por ejemplo, el fantástico libro de Jacobo Siruela “El mundo bajo los párpados”, publicado por Atalanta en 2011. En él, se hace un repaso de los sueños que han marcado el devenir de la Historia. Se trata de una lectura inesperada, genial, que no se parece a nada. Un libro inclasificable y absolutamente delicioso.

Basada en el extrañísimo libro de Réjean Ducharme, “El valle de los avasallados” (2009), encontramos la última película que rodó Jean-Claude Lauzon antes de sufrir el accidente de aviación que le rrebató la vida. Se trata de la complejísima y sorprendente “Léolo”, procedente de 1992, que cuenta la historia del niño Léo Lauzon, o Léolo Lozone, como se autodenomina. También inclasificable, deja un extraño sabor de boca al espectador (profundamente agridulce), y de ella rescato la ya mítica frase "Porque sueño, no lo estoy. (Porque sueño, no estoy loco)”.


La escritora Isabel Bono reparte su actividad bloguera en varias bitácoras, una de ellas completamente dedicada a sus sueños, que transcribe con frecuencia desde 2008. Se llama “La espuma de las noches”, (en homenaje, supongo, a Boris Vian). Isabel tiene una facilidad especial para la delicadeza, por lo que es capaz de transmitir una gran cantidad de sensaciones con un puñado de frases.

Y, si pensamos en el autor de sueños más universal, inevitablemente pensamos en Freud. Padre de los famosos complejos de Edipo y Electra junto a Jung, ahora son muchos los que piensan que él fue el gran traumado por excelencia y que utilizaba sus investigaciones especialmente para entenderse a sí mismo, lo cual me parece muy loable de ser cierto. Sus obras más populares son los volúmenes de “La interpretación de los sueños”, en las que Freud analiza la utilidad de buscar en el subconsciente el origen de los traumas del paciente. A partir de ahí, dedicó al psicoanálisis su vida profesional.

Hay algo precioso, que me niego a obviar en esta lista: la Biblioteca de los Sueños que aparece en los cómics de la serie “Sandman” de Neil Gaiman. El Bibliotecario del Sueño, un personaje llamado Lucien, custodia una inmensa biblioteca compuesta por libros inconclusos en la realidad, que han sido imaginados o escritos en sueños. Por supuesto, esta biblioteca es infinitamente más voluminosa que cualquier otra que pueda imaginarse, y que exista en la realidad. Al parecer, este personaje no fue creado por Neil Gaiman, sino que pertenecía originalmente al cómic Tales of the Ghost House, de DC (años 70).

En cuanto a canciones, la lista también podría ser eterna, pero quiero dejar constancia aquí de dos debilidades personales: por un lado, “The dream song” de Joan Baez, una canción onírica, salvaje y preciosa en la que oigo, cuando la escucho, esa pequeña parte de mi historia que cuenta cómo una niña eterna, descalza, que no sé si es ella o soy yo, caprichosa me arrebata algo que en realidad nunca me perteneció. El otro tema es “Blue heart”, de Deine Lakaien, un tema que escuché de casualidad precisamente a los pocos días de haber tenido un sueño demasiado vívido, y al que por fin pude poner banda sonora. Pero sobre esa historia ya escribí por aquí hace tiempo.

Apenas he hablado de María Rodés, ya dije al principio que esta vez su libro sólo sería una excusa. Pero es interesante, de verdad. Junto a los textos, hay una serie de dibujos infantiles de la misma autora-niña que, si evidentemente no aportan una calidad artística visual arrebatadora, sí que añaden ternura e inciden sutilmente en la idea de cómo el subconsciente y nuestras primeras impresiones acerca del mundo, influyen tanto en nuestros sueños de cada noche como en nuestra vida diaria.

When I really woke I was frozen in between

I didn’t know who I was, it was a

dream inside a dream

Oh what a dream

*


miércoles, 27 de enero de 2016

Echar de menos duele


Rápidamente se escapa el tiempo, sádicamente inclemente, terriblemente inaprensible, y al mismo ritmo se van acumulando ausencias.

Quién te lo iba a decir a ti, ¿verdad? Y sin embargo ahora ahí estás, sintiendo la sangre circular suicida en dirección contraria, el nudo férreo invadiendo la garganta, la emoción a flor de piel a cada instante. “Te echo de menos” es solo un mensaje de whatsapp entre millones, mil otros lo conminarán al olvido digital en breve, y sin embargo…

Sin embargo ahí está, brillando incansable entre tus ojos mucho después de apagar la pantalla. Obligándote a repetirlo en bucle hasta alcanzar el insomnio.

And here it comes again

¿Será te echo de menos y nada más?¿Te echo de menos y también hay algunas cosas que no fui capaz de decirte? ¿Te echo de menos porque es lo que se espera que digas en esas ocasiones? Pero siempre te ha dado igual lo políticamente correcto, y entonces piensas que quizá es un te echo de menos y la sangre ha decidido circular en dirección contraria, igual que la tuya, y que quizá no hayamos sabido gestionar convenientemente nuestro tiempo, y ahora ya se ha acabado.

I miss you like a phantom limb

Decides que no te puedes quedar ahí, al fin y al cabo no hay mucho que puedas hacer, o eso crees, y ya aprendiste por la vía áspera que vale más cortarse un brazo a tiempo y huir, que perder la vida intentando abrazar lo inaprensible.

I don’t need you but I’m still craving

Echar de menos duele más aún cuando todos los presagios indicaban lo contrario y tú juzgaste inútil rescatar la vieja coraza azul que, al fin y al cabo, tampoco obraba milagros.

Milenrama, eucalipto, pasiflora, ruda. Un puñado de noches después.

I needed more, I had to go

Del texto:
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2016

miércoles, 20 de enero de 2016

"¿De qué se ríe la Gioconda? O por qué la vida de las mujeres no está en el arte" - Clara Obligado


Clara Obligado (1950) ha fijado su atención, desde hace mucho tiempo, en el desprecio hacia la mujer que existe en esta sociedad patriarcal y machista, y esto se ha visto reflejado en su obra, tanto ensayística como de creación literaria. “De qué se ríe la Gioconda” es un libro que escapa a la clasificación rápida, se diría que se trata de un ensayo artístico y literario de enfoque feminista, pero yo prefiero pensar que es una pequeña autobiografía, o el diario de una mujer intelectual que reflexiona sobre las carencias igualitarias que observa en la sociedad.

Se trata de una lectura sencilla que se basa en la revisión de ciertos tópicos que en una u otra medida todos arrastramos debido a la educación, al bombardeo publicitario, a las costumbres de las generaciones que nos han precedido, etc. 

Así, hace un recorrido a través de sus hitos literarios personales, revisando con nuevos ojos aquellas obras que en su día admiró y en las que ahora advierte terribles carencias. Por ejemplo, se pregunta por qué no hay mujeres protagonistas, por qué si aparecen siempre cumplen papeles secundarios, infantilizados o de servidumbre… en las obras de Freud, Conan Doyle, Tolkien, Clarín y muchos más. De paso, establece conexiones con las etapas de su vida que estos autores han marcado, y nos cuenta desde una perspectiva feminista las dudas, contradicciones e inseguridades que ha atravesado en su relación con los hombres, su juventud, su madurez, su divorcio, etc., todo esto en breves pinceladas que sirven para esbozar una pequeña biografía de la autora. 

Es decir, parece haber reflexionado acerca de las carencias femeninas que ahora advierte en las obras literarias, para establecer paralelismos con su vida y hacer, de una vez por todas, un necesario repaso de sus éxitos y fracasos, con perspectiva de pasado; a veces una explicación tardía es preferible a una eternidad de incertidumbre.

El hecho de que todos estos autores fueran machistas y/o misóginos queda a la elección de cada uno: Clara Obligado presenta sus pruebas al respecto. En todo caso, lo que está fuera de toda duda es que ellos reflejaron la realidad de su tiempo y del lugar que les tocó vivir, siendo o no conscientes de que estaban alimentando una inercia realmente dañina para quienes tenían la suerte, o la desgracia, de nacer con sexo femenino.

En el caso de algunos autores, se reflexiona acerca de sus carencias afectivas, posibles traumas infantiles, etc., que quizá fueran el punto de partida que les llevó a crear historias donde la mujer cumplía únicamente papeles maternales y derivados. Por ejemplo, es el caso de James Barrie, que creció bajo la sombra de su hermano mayor muerto por accidente; su madre dejó de cuidar del resto de sus hijos debido a la depresión en la que se hundió. Así, Barrie refleja la crueldad que se esconde en el mundo infantil en autobiografías y en obras como Peter Pan. Un libro clave en el imaginario de cualquiera hoy día, y que quizá no se habría llegado a escribir si no fuera por los anhelos de Barrie de llegar a ocupar el lugar de ese hermano muerto en el que sus padres habían depositado todas sus ilusiones.

Una de las partes más divertidas es precisamente la que da título al libro: están recogidas las impresiones y teorías de diferentes pensadores en torno a la enigmática sonrisa, y es curioso porque se puede observar que cada uno de ellos explica la sonrisa de la Gioconda en base a sus propias obsesiones y frustraciones.

Los análisis no son en ningún caso muy profundos, ni Clara Obligado parece tener la pretensión de crear una obra de mayor trasfondo filosófico, feminista o social; incluso habría cabida para muchísimos más autores con sus correspondientes obras machistas y misóginas, pero los que están son lo suficientemente conocidos como para que el lector identifique rápidamente los puntos clave detectados por Clara Obligado y su objetivo a nivel global (que me parece de lo más loable), y haga a su vez la introspección sobre sus hitos culturales, sus incertidumbres, sus certezas… en materia de género y también sobre su papel en la sociedad.



La Gioconda, diferentes perspectivas. Fuente Cultura Inquieta

martes, 12 de enero de 2016

"El rumbo de los días" - Waldo Leyva



RETRATO DE LA EXTRAÑA

(óleo sobre tela)

Sentada, con un vestido negro
que le cubre
desde el cuello a los pies,
está la niña.
La escalera de piedra
va subiendo
de su cuerpo a la puerta
y a unas flores delante
del cristal de la ventana.
El rostro está de frente
pero la niña mira
hacia otra parte.
No es de tristeza el gesto
ni hay rastro de humedad
en las pupilas.
Acaba de llorar,
o está llorando aún, por dentro.
Hay un hueco
en el pecho de la niña
que se puede tocar.


*


COMO UNA SOMBRA MÁS

Todos piensan en su palabra amordazada,
en sus ojos huérfanos
y la quietud inexplicable de su rostro.
Para nadie resulta sospechoso
que recorras sola la ciudad
buscándote a ti misma,
o que el amanecer te sorprenda,
sin rumbo, frente al mar,
frente al espejo solo de tu cuarto,
frente a tu piel desnuda y quebradiza.
Tus ojos también pueden secarse.
Lo curioso, lo que no me explico,
es que prefieras seguir pasando al fondo.
Sus ojos huérfanos, lo sabes como yo,
con su mejor disfraz para salir al mundo
para que todos crean en su palabra amordazada.
En realidad, lo sabemos tú y yo,
desde hace mucho tiempo sólo le quedan gestos
con los que finge pequeñas y falsas muertes cotidianas.
Algunas veces sospecho de tu renuncia.
¿No puedes prescindir de ese juego de ausencias?
De tanto borrar tu imagen, en el espejo
hay solo una sombra desnuda y quebradiza.

sábado, 9 de enero de 2016

"La viajera incandescente" - Ana Cerezuela


Ana Cerezuela es una niña-estrella que viene a reavivar los brillos de la poesía joven en España con un soplo de versos incendiados. Tiene la capacidad de alargar las sonrisas más tenues y de devolver la ilusión, a través de poemas breves que no vienen a descubrirnos nada, sino a describir todo aquello hacia lo que muchas veces no miramos.

Ana, mucho más conocida como Terafobia en las redes sociales, tiene un pequeña legión de seguidores en su canal de YouTube, una plataforma que no es precisamente famosa por albergar verdadero talento: he aquí una preciosa excepción. Sus vídeos son los de una chica muy madura para su edad que nos deleita con su literatura o con reflexiones sobre asuntos que le preocupan o le interesan: vídeos en los que siempre aprendemos algo.


La incandescencia como forma de vida

¿De qué sirve un corazón si no arde? Eso es lo que viene a decirnos Ana en sus poemas, que son un precioso canto a la vitalidad (a recorrer a toda velocidad las noches bajo la luna llena, a vivir estando siempre dispuesto a arder).

La cotidianidad y el mundo gris pueden hacernos caer en una suerte de apatía, y poemarios como este son la chispa adecuada para despertar y de pronto ser consciente de que se ha instalado un velo de suciedad entre la realidad y tú, y que debes atravesarlo de nuevo para vivir intensamente (pues de ninguna otra forma merecerá la pena).

Este sentimiento se refleja a la perfección en la preciosa ilustración de cubierta, a cargo de Xuri Fenton, que representa como en un cuento infantil a la protagonista atravesando un bosque iluminado por miles de pequeñas luces titilantes.

Este poemario es el producto de años de creación literaria, y el resultado es una pequeña selección de textos muy escogidos que se puede comprar en esta web (con envíos a todo el mundo) y que harían sonrojar a muchos editores renombrados; porque este libro está autoeditado. Ahora hablaré sobre ello.


Creación y autoedición, ¿la convivencia es posible?

A quién no le han abordado en un bar, poetas o narradores a los que ninguna editorial les da una oportunidad y deciden probar suerte por libre intentando venderte un ejemplar en persona. No suele salir bien. La figura del editor es importante, y aunque se publiquen muchísimos libros de dudosa calidad hoy en día, siempre se ha tomado como argumento válido que “alguien debía realizar la criba”.

Pues bien, aquí tenemos la prueba de que, cuando se tiene talento y se está dispuesto a trabajar duro, uno puede saltarse las normas. Ana Cerezuela disponía de un material de calidad, que se convirtió en un muy buen libro tras contar con ayuda para resolver los trámites administrativos y legales, y para realizar la maquetación y el diseño artístico.

A lo largo de todas las páginas encontrarán una fina línea continua, que se convierte en un dibujo distinto cada vez que comienza un nuevo capítulo. Es un detalle precioso y original, realizado por Juan Bermúdez, muy difícil de encontrar incluso en colecciones de editoriales independientes con presentaciones artísticas innovadoras y muy cuidadas. También hay que destacar que a lo largo del libro no encontramos ni una sola errata, algo casi imposible aún en las editoriales más grandes, donde siempre se cuelan algunas (o demasiadas) y donde brilla por su ausencia la figura del corrector. Este detalle, de veras, es clave.

Todo este despliegue de talento gráfico y literario lo convierten, en fin, en un libro-regalo para los sentidos, que se disfruta desde la primera a la última página.


Lo que sólo pasa en tu cabeza también es verdad

Quiero terminar con una reflexión que ya se apunta en el prólogo y que de alguna manera se mantiene a lo largo de todo el libro, como esa línea interminable que recorre las páginas.

Se trata de la eterna escisión entre realidad y fantasía: lo que sólo pensamos o imaginamos no puede ser verdad, porque no sucede en el mundo real, sólo dentro de nuestras cabezas. Bien, entonces, ¿por qué la evocación de “ese” recuerdo es capaz de hacernos temblar, emocionarnos, llorar…? El resultado es que esas lágrimas o esos vellos erizados sí son reales. ¿Entonces...?

A través de poemas narrativos y de versos libres, Ana Cerezuela describe un millón de sensaciones que le han hecho temblar a lo largo de su vida, real o figuradamente. Son poemas que deben leerse varias veces, con el objeto de extraer sus múltiples matices y significados. Nunca sabemos cuándo sus palabras evocan un recuerdo real o sólo imaginado, pero tenemos la certeza de que será cierto en ambos casos: y eso es lo que identifica a la buena literatura.

La grandeza de estos poemas reside en su aparente facilidad para leernos por dentro, enfrentándonos a sensaciones que todos podemos reconocer de una forma u otra. Así, como decía al principio, nos obliga a mirar de frente tanto a nuestros miedos como a nuestros anhelos, que muchas veces van de la mano, y que son, en todo caso, compañeros de viaje un tanto incómodos a veces.

Recomiendo especialmente este libro porque es una lección de vida y un despliegue de talento, muy apto tanto para adolescentes como para adultos exigentes. Me ha encantado acompañar durante un trayecto en su camino a la viajera incandescente, una chica con chispas en los dedos que es capaz de hacer magia con las palabras y que, definitivamente, ha perdido el miedo a arder.

Mis fantasmas
Cien mil incertidumbres
y una sola certeza: vosotros,
mis fantasmas, mis desarmas
de destrucción narrativa.
El día del alto al fuego
de mis temblores, vosotros
me arrebataréis el alma;
me devolveréis la vida.

                      *

La bailarina ha salido al balcón y llora
con los labios temblando y el alma encogida.
Prepara a oscuras la función de su vida
y lanza un grito de guerra al cielo
y vuelve despacio a su puesto,
a la cama equivocada.
Abraza a la persona errónea
y se abre el telón.

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