Qué puedo decir sobre Chéri. Es definitivamente el libro más hermoso que he leído en 2018. Delicado, elegantísimo, tierno y cruel a partes iguales. Es la elegancia en forma de novela. Entre las páginas de Chéri se puede acariciar la textura de las telas, el olor de las flores y adivinar los colores del cielo. Chéri es tremendamente francesa. Es belleza, lirismo. Muy francesa.
"Chéri negó con la cabeza. Silbaba mientras se colocaba frente al espejo alargado, justo a su altura, como solía hacer en el que había entre las ventanas del dormitorio de Léa. Pronto, en el otro espejo, un macizo marco dorado encuadraría, con las luminosas paredes rosas de fondo, el reflejo de su cuerpo desnudo o drapeado de seda vaporosa, el fastuoso reflejo de un joven apuesto, amado, mimado, feliz, jugando con los collares y las sortijas de su amante… «¿Quién sabe? Puede que el reflejo del muchacho ya esté allí, en el espejo de Léa…». Este pensamiento irrumpió en su ensoñación con tanta fuerza que, confundido, creyó haberlo oído realmente.
Trata sobre la relación que mantiene una pareja con una gran diferencia de edad entre ambos. Capta perfectamente la inmadurez de una vida de ricos despreocupados en una zona cara del París de los felices años 20. Una relación caprichosa y atípica que avanza a trompicones y a destiempo.
"En cuanto volvió a ser dueña de sí misma, se sentó, se secó la cara y volvió a encender la lámpara. «Bueno ―se dijo―, ya sé qué me pasa». Tomó un termómetro que había en la mesa de noche y se lo puso bajo la axila. «Treinta y siete. O sea que no es físico. Es tristeza. Algo habrá que hacer».
Chéri es ese frasquito de perfume que tu abuela ha guardado en el fondo de una vitrina durante décadas. Chéri es el momento exacto en que lo encuentras.
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