Este libro es una joya, y no exagero si digo que es uno de los mejores libros de relatos que he leído en los últimos años. Ha sido publicado por la editorial Marbot, que ya tenía en su catálogo otras dos obras de Schnitzler ("La señora Berta Garlan" y "Doctor Graesler, médico de balneario"). Otro buen puñado de títulos del mismo autor se pueden encontrar en la editorial Acantilado, que también ha hecho un gran trabajo para dar a conocer su obra.
Para ubicarlo fugazmente, un dato interesante es que Schnitzler es el autor de "Relato soñado", la pequeña y deliciosa novela en la que se inspiró Stanley Kubrick para rodar "Eyes Wide Shut". Pertenece a la maravillosa generación de escritores de los últimos decenios del s. XIX y primeros del XX y se caracteriza por una escritura elegantísima y unas tramas casi siempre basadas en sucesos factibles en la vida real, en las que introduce algún elemento esquizoide. Analiza de una forma magistral las tribulaciones del alma humana: no en vano, fue pionero en utilizar el monólogo interior en lengua alemana. Yo diría que es el maestro de la desesperación y de la duda. Se desenvuelve en las tinieblas de la noche y en los brillos confusos de los amaneceres como pocos escritores saben hacerlo.
La mayoría de personajes de estos relatos tienen en común rasgos egoístas en su personalidad, también cierta facilidad para mentir y salir (no siempre) airosos, lo que no les convierte en las mejores personas pero sí en utensilios valiosísimos para que el escritor que les dio vida exprese a través de ellos la mediocridad que ocasionalmente se encuentra en el alma humana, o que quizá permanezca latente siempre.
Schnitzler era médico, y esto se refleja en algunos relatos, en los que describe con precisión, por ejemplo, el mal que ataca a las cuerdas vocales de una joven cantante, o la preparación de venenos químicos para cometer asesinatos. La muerte, utilizada como recurso constante en sus relatos, parece haber sido una de las obsesiones de este autor, mientras vivía.
Algo que destaca en esta colección de cuentos es la presentación formal de cada uno de ellos. Pues no todos siguen estructuras clásicas, "La comedieta", por ejemplo (uno de los mejores de todo el libro, pero hay tantos buenos) es una historia que se narra a través de las cartas que los dos protagonistas envían a sendos amigos de confianza y, a través de la lectura intercalada de las de uno y otro, el lector es capaz de atar cabos y tejer la trama.
Existen personajes de todo tipo y condición, pero abundan los artistas (escritores, bohemios...) y los jugadores empedernidos (ricos que casi siempre ganan y pobres que pierden lo poco que tenían tras apostarlo todo): son tipologías con las que Schnitzler compone tramas geniales.
Otro tipo de cuentos, que suelen ser mucho más cortos que el resto, son los que tienen finalidad moralizadora, y que plantean una situación que el autor lleva al extremo de una forma un tanto artificial para hacer hincapié en los aspectos que le interesa destacar. Por ejemplo, "La corbata verde" plantea en tan solo tres páginas las críticas feroces con las que la sociedad ataca el aspecto externo, de forma que, lleve uno lo que lleve, jamás lo llevará al gusto de todo el mundo.
Por último, tengo que destacar que las ediciones de las obras de Schnitzler son siempre un lujo: las publicadas por Acantilado debido a su elegancia y buen hacer habituales, y las de Marbot por la delicadeza de la tipografía y la pulcritud de la maquetación, especialmente: son libros en los que no es fácil detectar ninguna errata, se respetan los márgenes y se utilizan los guiones de la medida correcta en cada caso, un lujo, si nos fijamos en el poco cuidado que demuestran tener muchas editoriales actuales.
Hago esta recomendación con especial ahínco: este libro cuenta, por decirlo así, con la matrícula de honor del mar de letras.
Hola, cuando comentas que los guiones tienen la medida correcta en cada caso, ¿a qué te refieres? Está el que parte la palabra al final del renglón, y la raya del diálogo que también se utiliza en incisos. ¿Alguno más?
ResponderEliminarHola Nemo. El mundo de la ortotipografía es riquísimo, para unos pocos supone un campo de estudio casi obsesivo y para la mayoría permanece oculto.
ResponderEliminarExisten varios usos, sí: por un lado está la raya, que debe ocupar cuatro espacios, en tipografía se conoce como “guión largo” o “menos”. Se utiliza principalmente para incisos y diálogos, como bien dices, también en enumeraciones en forma de lista. Además, tiene su uso particular en diccionarios, y la puntuación que debe acompañarlo tiene cierta complejidad (puntuar antes o después según el caso).
Por otro lado, está el menos matemático, que en tipografía se denomina “semimenos”. Debe ocupar la longitud de dos espacios (la mitad que el guión largo, por tanto). Une palabras que podrían escribirse juntas o separadas (sustantivos, adjetivos, apellidos, prefijos, etc.) En todo caso, significa unión, al contrario que la barra inclinada, que significaría alternancia.
Por último esta el denominado “guión”, que es el más cortito y debe ocupar la longitud de un solo espacio: sirve para partir las palabras por sílabas al final de una línea.
Todo esto, hasta donde yo sé... Como curiosidad, en alguna ocasión, vendiendo libros, me topé con clientes (poquísimos, claro) que desecharon la compra de algún libro que en principio les interesaba porque al ojearlo detectaron un uso incorrecto de estos símbolos. Y puede parecer una "sobrada" gigantesca por parte del cliente (parece que nadie se fija nunca en estos detalles), pero siempre me pareció estupendo.
Saludos y gracias por comentar.