martes, 23 de octubre de 2012

"Dibujos y fragmentos póstumos" - Charles Baudelaire


En esta recopilación se reúnen bocetos y notas realizados por Charles Baudelaire que permanecían inéditos en España hasta el momento: así, el legado del ilustre escritor francés se completa y por ello estamos de enhorabuena. Mundialmente conocido como poeta a pesar de haber publicado sólo un poemario (“Las Flores del Mal”), Charles Baudelaire, gran amante y conocedor del arte en todas sus formas, es una figura clave en la historia cultural francesa, acaso universal.

El material aquí recogido procede de ediciones francesas y de colecciones privadas: los cuadernos de Charles Baudelaire pasaron a manos de sus amigos en el momento de su muerte, y ellos se encargaron de reunirlos para publicar su contenido, aunque algunos se perdieron o desordenaron sin remedio. En ocasiones, eran también sus amigos quienes se afanaban en apuntar sus aforismos para que no se perdieran en el olvido. Gracias a estos esfuerzos, podemos tenerlos todos juntos ahora entre las manos.


Dibujos

Aparecen al comienzo del libro y son un total de 39 láminas con bocetos, retratos y letra manuscrita, de gran interés documental e, incluso, grafológico. Hay una serie de autorretratos que captan a la perfección los rasgos nobles del escritor, que ya conocíamos gracias a las fotografías que se conservan (una de las más bonitas, que presenta a un Baudelaire bastante joven a gran tamaño, es la encargada de abrir este volumen), pero también rostros de mujeres y de otros personajes, con diferente grado de detalle. 

Era un enamorado del arte en todas sus expresiones, y no sólo se dedicó a plasmar sus ideas a través de palabras, sino que también acostumbraba a realizar dibujos que, lamentablemente, nunca vio publicados en vida y que sólo han visto la luz gracias a estos cuadernos recuperados y a colecciones privadas que han cedido parte de su material para su publicación póstuma.

La imagen en Baudelaire es imprescindible, tanto en su vida como en su obra. Nombre inevitable en el listado de celebridades adscritas al movimiento –categoría- dandi. Incluso en sus últimos años, arruinado ya y hastiado, cuidaba su atuendo hasta el detalle, aún sin disponer de recursos económicos. Vestía de forma impecable y, se dice, olía siempre maravillosamente.


Fragmentos

Quizá sea este apartado el más interesante del libro, por resultar más esclarecedor en lo concerniente a sus opiniones sobre muchos temas y sobre algunos personajes de su tiempo. Pero no sólo tenemos una colección impecable de aforismos: entre los textos más interesantes encontramos los ensayos de redacción de un posible prefacio a “Flores del mal” que finalmente nunca vio la luz: en ellos (hay varios intentos, similares pero con algunas diferencias). En ellos, él mismo explica la intención primigenia que derivó en la escritura del famoso poemario, unas claves que resuenan en nuestros oídos como voces de ultratumba, como un secreto a través del tiempo con el que ya nadie contaba. Como un regalo inesperado.

Otro texto delicioso es aquél en el que resume en unos pocos puntos principales los hitos que marcaron su vida y que no tienen desperdicio. Comienza con “Infancia: viejo mobiliario, Luis XVI, Antiguos, Consulado, Pasteles. Sociedad siglo XVIII” y termina con la pretensión de escribir sobre la influencia de la literatura en su vida: “Prosa y en la Poesía. ¿Qué es la Poesía? ¿Qué es la Prosa? De la relación perpetua, simultanea, del ideal con la vida.”

De estos fragmentos se desprende una de las claves más importantes del escritor, y es que dedicaba muchas horas del día a la escritura, lo que no es tan habitual entre quienes se dedican a la literatura como cabría esperar. Baudelaire tenía oficio: no sólo era un genio con multitud de ideas brillantes sino que dedicaba todo su esfuerzo a darles forma, como un artesano, y ése es el motivo de que obtuviese unos resultados tan magníficos, como poeta pero también como ensayista, crítico y traductor, facetas menos conocidas pero no por ello menos importantes (desde aquí recomendamos la lectura de sus ensayos dedicados a la obra de Edgar Allan Poe, así como las traducciones de sus relatos).


Intimidad

Es inevitable cuestionarse el derecho a la intimidad de Baudelaire tras leer de reojo, asomándonos disimuladamente, estas notas y bocetos que, recordemos, su autor nunca realizó con la intención de ser publicados. Por más que adoremos conocer más datos sobre su obra y poder completar así su imaginario, ya tan lejano, si nos situamos en su pellejo nos asalta la duda sobre la cuestionable moralidad de curiosear entre sus “chuletas” o anotaciones privadas. ¿Acaso el pudor se pierde cuando uno muere? 

Los grandes artistas que se convierten en mitos acaban siendo investigados en todos los aspectos de su paso por el mundo: cada ínfimo detalle de sus vidas es relevante para sus seguidores, y reconstruir con fidelidad su paso por el mundo es el reto al que se enfrentan los biógrafos. 

Entre los fragmentos más pudorosos encontramos anotaciones en pequeños textos del tipo “fundirlo, quizá, con antiguas notas”: apuntes que cualquiera de nosotros hacemos en un momento dado pero que leídos en estas circunstancias provocan ternura. En este sentido, también son interesantísimos los largos listados de posibles títulos para nuevas novelas, cuentos y obras de teatro que estaban en preparación.

Edición de lujo en todos los sentidos y con un contenido como caído del cielo: tras la apertura de una introducción informativa y esclarecedora de Ernesto Kavi, tenemos una prolija colección de material inédito. Un libro, como su autor, completamente impecable, que recomiendo sin ningún género de duda.



Charles Baudelaire


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