miércoles, 29 de diciembre de 2010

2010. Las mejores lecturas.

Hago este repaso ahora aunque a pesar de las fechas nada en realidad termine ni comience nada, el calendario también se lo inventaron los hombres. Pero la tradición se impone y mientras da la casualidad (pero no hay casualidades) de que en las últimas semanas todo se equilibra en mi balanza, pienso en las lecturas que este año marcaron en rojo algunos días de mi calendario o que, incluso, cambiaron mi forma de ver y también (y cómo) de vivir mi vida.
Como el año pasado, no seguiré un orden cronológico ni cualitativo pero tampoco, una vez más, será aleatorio.
Pocos días después de mi cumpleaños, seleccionar un número entre tres supuso, entre otras cosas, que se desplegara un abanico de lecturas, que unos autores llevaran rápidamente a otros, que se tendieran puentes maravillosos entre vida y libros, música y personas, encuentros y conexiones.

Leí "Tic tac, toc toc" de Isabel García Mellado (Peque Nyita) que me atrapó con un prólogo sorprendente y con tesoros como éste:

ella es redonda
como la curva de su cuerpo
y tranquila como el agua
porque ella es agua
que te observa como el tiempo
porque es redonda
de minutos que recogen el silencio
para nombrarla princesa del misterio
sólo en los ojos que aprendieron a mirarla
porque ella es agua
y como el agua va pasando
o como el tiempo que se desliza por tu espalda
y es tan redonda
y es tan perfecta como una duda
tan dolorosa por sincera
que nadie más que un niño podría contestarla
y es cuerpo es suave es tibia es agua es tiempo es duda
y es una playa que se ocupa del invierno
y es tan redonda como todo lo que abarca
sin darse cuenta
y es tan perfecta como esa duda
que nunca he visto en otra gente
y tan redonda como todo lo que falta
porque ella es agua
porque es tiempo
porque es duda que me aclara las heridas cuando sangran
y es tan redonda y es tan perfecta y es tan exacta
que nunca encuentro una manera de contarla


Y, poco después de ponerse a la venta, devoré "Cómo liberar tigres blancos" la confirmación de una poeta buenísima, brutal, sincera y poderosa, que fue capaz de tenerme en vilo desde el primer hasta el último poema.

Hace dos o tres meses me reencontré con "La niña que amaba las cerillas", de Gaétan Soucy, una extraña narración desde la locura de la que surge un texto onírico y hermoso aunque, dejando a un lado lo formal, cuente una historia dramática repleta de imágenes grotescas y monstruosas. Es, sencillamente, una joya (que me persigue y a la que al final siempre regreso).

También fue muy especial conocer a Tarjei Vesaas y su "Palacio de hielo", la historia de una amistad juvenil rota entre la nieve y el frío, con una forma de narrar tan buena que consigue que deje de importarte, por momentos, la historia que te cuenta. Se disfruta en cada frase del orden y de la elección de las palabras, de su cadencia. (Pero eso, también ocurre en todos y cada uno de los libros de los que he hablado antes: por eso son tan especiales).

Nieva sin cesar
sobre puentes silenciosos.
Puentes que nadie conoce.


Hacía tiempo que quería leer "Circus girl" de Maite Dono, poeta y cantante (una voz realmente extraordinaria). En los poemas lo vuelca todo, sin pudor: como te encandila, te horroriza. Como más o menos ya expliqué en su día, sientes el filo helado de su cuchillo mientras te acaricia. Hace poco tuve la suerte de escucharla en directo y realmente fue un placer.

Uniendo otra vez literatura y voz, no podría excluir "Y el asno vio al ángel", de Nick Cave, tremendo en las dos vertientes... Si se escucha con atención "Into my arms" o, es igual, cualquiera de sus canciones, no es difícil imaginar cómo será su literatura: salvaje, demoledora, brutal... y apabullantemente buena. Supe que, además (entre otros...) lo recomendaba Javier Marías (tenía que nombrarlo) y tuve que hacerme con un ejemplar enseguida. El comienzo, fabuloso:

Tres grasientos hermanos cuervos giran, picos arriba, cortando una circunferencia en el cielo magullado y revuelto, trazando órbitas rápidas y oscuras a través de las espesas hinchazones de humo.
Durante mucho tiempo la tapadera del valle estuvo clara y azul, pero, ahora, por Dios que ruge. Desde donde estoy tumbado las nubes parecen prehistóricas y vomitan enormes bestias sin rostro que se enroscan y mueren, así, sin más, allá arriba.
Y los cuervos: siguen aleteando, siguen girando, sólo que ahora más cerca... más cerca... más cerca de mí.
Estos astutos cuervuchos son pájaros de muerte. Me han estado haciendo sombra toda la vida. Sólo ahora puedo cobrarlos. Con los ojos.

Finalmente (y no añadiré más títulos, ha de ser una lista muy especial) "Reencuentro" de Fred Uhlman me pareció una nouvelle muy buena, tanto en la narración, muy delicada, como en la historia en sí, llamativa y diferente a las novelas ambientadas en la Alemania nazi habituales.


Feliz lectura (hasta el año que viene, un placer, etc., etc., etc...).

martes, 28 de diciembre de 2010


Imagínate que viajamos en el mismo tren y no nos vemos, no nos vemos.

jueves, 9 de diciembre de 2010

"Circus girl" - Maite Dono

HAY nieve fresca en la nevera
Para cenar
Hay nieve fresca
Y unas gotas de sangre
En la botella de cristal
Que antes era del aceite
De oliva
Hay nieve fresca para cenar
Y unos muslos fríos en la cama
Esperando
Esperando

[...]

Las palabras de Maite Dono te abordan acariciándote con la calidez de un aliento o de una brisa y, mientras tanto, recorren con su bisturí tu piel sin que lo notes. Y comienza a sangrar la herida abierta y recta. Es entonces cuando también sientes el frío.

Se trata de al menos dos voces ante las que sencillamente no se puede permanecer impasible. Te hablan en tonos diferentes, una suerte de Dr. Jekyll y Mr. Hyde que, juntos, consiguen transmitir todo el dolor y toda la belleza.

Mi padre sangraba como un jodido cerdo

Y mi madre gritaba como una jodida histérica

Y yo los miraba perdidos

Y nada podía hacer salvo masturbarme

SIGUE

Sigue
anda calle arriba y sigue
y abandónate a la lluvia
que cae y limpia los malos recuerdos
que diluye los malos tragos
con los puños cerrados dentro de los bolsillos
y los labios apretados por la rabia
pero sigue.
Sigue
aunque la perra vida te deje marcasplas heridas cicatrizan
y sigue con tu paso rápido
tanteando a la gente que viene en sentido contrario.
Sigue
aunque duela sigue
aunque no tenga que ver con la cordura
pero sigue y mira.
Sigue
porque sabes que merece la pena
porque todo a su tiempo
todo en su lugar
y tú en el centro de todo.
Sigue
que en tus pulmones hay aire
y en tus venas vida.
Y sigue
la calle se abre ante ti
nada puede alterar este estado de poder absoluto
y miras las marcas
tus antiguas heridas
y lo comprendes
en el fondo, y siempre,
fueron pocos y cobardes.
Sigue
cada vez aligerando más tu paso
y en un momento
en una décima de segundo
te detienes
miras al cielo y extiendes tus brazos
abres enteramente tus manos
y tu boca crea la profunda línea de una gran sonrisa.
Sigue.
Y sonríe
porque sabes que en una sonrisa
aunque breve como una gota de lluvia
está toda la belleza del mundo.

Otras vanidades. Dani Sanguino: Endymion, 2008.



Es esa sensación de vacío, inmensidad, emoción y grandeza (inabarcabilidad) que te invade cuando el pie derecho sigue al izquierdo pero en realidad has avanzado mucho más que un paso.