HAY nieve fresca en la nevera
Para cenar
Hay nieve fresca
Y unas gotas de sangre
En la botella de cristal
Que antes era del aceite
De oliva
Hay nieve fresca para cenar
Y unos muslos fríos en la cama
Esperando
Esperando
[...]
Las palabras de Maite Dono te abordan acariciándote con la calidez de un aliento o de una brisa y, mientras tanto, recorren con su bisturí tu piel sin que lo notes. Y comienza a sangrar la herida abierta y recta. Es entonces cuando también sientes el frío.
Se trata de al menos dos voces ante las que sencillamente no se puede permanecer impasible. Te hablan en tonos diferentes, una suerte de Dr. Jekyll y Mr. Hyde que, juntos, consiguen transmitir todo el dolor y toda la belleza.
Mi padre sangraba como un jodido cerdo
Y mi madre gritaba como una jodida histérica
Y yo los miraba perdidos
Y nada podía hacer salvo masturbarme
Es brutal, una vez recorrida la senda que propone Maite Dono con su arte, uno no vuelve a ser el mismo... Muy bien descrito a través de la figura del bisturí.
ResponderEliminarGracias Mar.
Gracias a ti; es un libro muy bueno, de esos que al terminarlo quieres seguir leyendo algo más del mismo autor. Eso ocurre pocas veces y es genial.
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