Javier Marías. "El suplemento de miedo", El Semanal, 3 de septiembre de 1995; recogido en Mano de sombra, Alfaguara, Madrid, 2001.
jueves, 29 de abril de 2010
XIX
(...) si uno se fija en las crónicas de sucesos, verá que lo más frecuente en los asesinatos y homicidios es que un hombre mate a otro; luego, que un hombre mate a una mujer; después, y ya muy raro, que una mujer mate a otra. Esto lleva indefectiblemente a pensar que en un mundo regido por mujeres apenas si habría violencia. Lo malo de este pensamiento es que las escasas mujeres que han tenido poder decisorio se han conducido casi siempre como si no lo fueran: la única guerra de Gran Bretaña desde 1945 la declaró Margaret Thatcher con alegría, y uno de los periodos más sanguinarios de la historia de Rumanía fueron los años cuarenta y tantos, que tuvieron como Secretaria General del Partido Comunista a la cruel Anna Pauker. Así que, como en la política, lo menos malo será que ningún género ejerza el poder absoluto y que ambos se contrarresten, se vigilen y se amortigüen. Aunque los muelles para frenar al hombre hayan de ser aún incomparablemente más resistentes.
Bueno, habría que decirle al tal Marías -ya sabes que no es santo de mi devoción- que esas mujeres políticas de las que habla reproducían unos roles masculinos de alta virilidad. Es decir, que para llegar al puesto al que llegaron necesitaron ser más duras que sus propios compañeros varones.
ResponderEliminarA cada ejemplo que él tiene de mujer de rol machista que no duda en emplear la violencia política, yo le puedo sacar tres o cuatro de mujeres que han logrado estabilidad en gobiernos frágiles. Por ejemplo, Ellen Johnson-Sirleaf, en Liberia. Un, dos, tres, responda otra vez ;)
En realidad la parte de las mujeres políticas no me interesaba tanto (es sólo un ejemplo pequeño en relación con el resto de mujeres) en este texto sino que mi intención era compartir su visión sobre la violencia. Últimamente no hago más que darle vueltas a ese tema.
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