Es la triste historia de una judía que sobrevivió a la persecución nazi en Holanda pero perdió a toda su familia en esos mismos años. El libro se compone de varias escenas muy breves pero identificativas para resumirlo todo. De hecho, al terminar (enseguida) la lectura, queda esa sensación de haberse perdido algo, como si no hubiera contado muchas cosas que es obvio que sabe, pero por algún motivo no quiere contar: es el vacío. El mismo que le quedó a la autora tras la guerra.
Cuenta las cosas como si fueran tan lejanas como para no poder recordar más datos pero, a la vez, recuerda detalles nimios (haber visto un guante abandonado en una escalera, por ejemplo, tras la huída de la casa de sus habitantes judíos) que son los que van transmitiendo esa sensación de vacío y desesperanza.
Adoro las historias cortas porque suelen tener mayor calidad, queda todo reducido a lo esencial y no incluyen ningún párrafo prescindible. Hay excepciones, claro. En este caso, el libro podría haber tenido cientos de páginas llenas de detalles morbosos que darían mayor idea del horror de aquella época, pero tal y como es, breve, es más que suficiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario