"El mundo de Sofía", de Jostein Gardner; "Más Platón y menos Prozac", de Lou Marinoff; "Encyclopédie", de Philipp Blom... todos ellos intentos fallidos de acercarme a la filosofía. Tenía que ser el padre del genial Javier, como un soplo de aire fresco quien, con su "Breve tratado de la ilusión" diera por satisfecha con creces mi intención de disfrutar con un texto filosófico.
Por un lado, más que filosófico es ante todo filológico, al menos se parte de esa base, pero además de ser un estudio sobre el origen, formas y significados de la palabra "ilusión", existe todo un conjunto de pensamientos sobre la implicación que dicha palabra ha tenido en la sociedad y, como reflejo de ésta, en la literatura.
En tiempos de prisas e imprecisión, sorprende muy gratamente la calidad de la escritura de Julián Marías, en la que cada frase está hecha a base de palabras insustituibles, sabiamente seleccionadas y aun mejor ordenadas. Como muestra, algunos fragmentos:
"¿Cómo se pasa del sentido etimológico, originario, presente en todas las lenguas, de engaño (o esclarecimiento), a este otro nuevo, próximo a la esperanza y el entusiasmo, pero distinto de ellos, por el cual se desliza una nueva manera de sentirse en la vida?"
"Me pregunto si los pueblos que no poseen la palabra ilusión más que en acepción negativa son capaces de ilusión en la misma medida que los que hablan español, desde hace siglo y medio."
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