Me niego rotundamente
a negar mi voz
mi sangre y mi piel
y me niego rotundamente
a dejar de ser yo
a dejar de sentirme bien
cuando miro mi rostro en el espejo
con mi boca
rotundamente grande
y mi nariz
rotundamente hermosa
y mis dientes
rotundamente blancos
y mi piel
valientemente negra.
Y me niego categóricamente
a dejar de hablar
mi lengua, mi acento y mi historia
y me niego absolutamente
a ser de las que se callan
de las que temen
de las que lloran
porque
me acepto
rotundamente libre
rotundamente negra
rotundamente hermosa.
Rotundamente negra y otros poemas
Shirley Campbell Barr
Colección Torremozas
Ediciones Torremozas
Qué bello poema. Gracias por traerlo.
ResponderEliminarTen un buen fin de semana.
Nos seguimos leyendo.