lunes, 19 de febrero de 2018

Bienvenidos al Sabbath. Antología de relatos de satanismo y brujería


“Bienvenidos al Sabbath” es una recopilación de relatos cortos cuya temática gira en torno a la filosofía oculta. Desde H.P. Lovecraft hasta Pilar Pedraza, pasando por Joris-Karl Huysmans, tenemos representaciones del Maligno en sus diferentes formas a través de los tiempos.

Los relatos están organizados en subdivisiones: “Brujas”, “Sabbath”, “Pacto satánico”, “El diablo” y “Otros ritos”, y todos ellos poseen las características idóneas para crear el ambiente de horror, bruma y misterio que tan felices nos hacen a los amantes de lo oculto. El hecho de que se agrupen por temáticas concretas, resta un poco de la magia de lo inesperado: si bien es evidente que en todos los relatos vamos a encontrar elementos demoníacos, esta organización rompe el factor sorpresa de en qué forma exacta van a aparecer. Sin embargo, al mismo tiempo, esta decisión editorial dota a la antología de un orden y una rigurosidad que resultan tranquilizadoras.

Llegué a este libro porque recibí un hilo de Twitter donde una lectora contaba una anécdota: mientras iba leyendo un ejemplar de “Bienvenidos al Sabbath” en el transporte público, dos monjas se escandalizaron al descubrir el título y comenzaron a persignarse compulsivamente. ¡Tengo que leerlo!, pensé. Y no me defraudó.

La recopilación incluye un texto de J.K. Huysmans, cuya novela “A contrapelo” es una de mis favoritas de todos los tiempos. Descubrir que le citaban en el relato “El Santuario” de E.F. Benson me entusiasmó, y más adelante darme cuenta de que también se incluía un de sus relatos, “Cena en casa del campanero”, me hizo una ilusión tremenda (quería dejarme sorprender así que no había curioseado el índice de autores antes de zambullirme en la lectura).

Uno de los cuentos más brillantes es “El diablillo de la botella”, del mundialmente conocido R.L. Stevenson. Tiene añadido el componente de la vertiginosidad, que lo hace especialmente brillante: trata de una botella encantada que pasa de mano en mano concediendo cualquier deseo a su poseedor, pero en contra de todo pronóstico, nadie se la quiere quedar mucho tiempo. Para pasar a otras manos, es necesario que el dueño legítimo la venda por menos valor del que pagó por ella, de modo que los últimos precios posibles son tan solo módicos hasta llegar a un céntimo (momento en el que no se podrá volver a vender). Debido a la naturaleza de la botella, sobre ella pesa una maldición, y los personajes tendrán que hacer gala de todo su ingenio para quedar libres de ella. Oscuro y divertido, un diez.

Otra de las piezas, “El relato de Nectario”, de Anatole France, tiene connotaciones mitológicas, si bien la mayoría de cuentos que aquí se incluyen se enmarcan en la tradición oral derivada del diablo cristiano y su folklore popular propio del siglo XVI en adelante, cuando la histeria colectiva derivó en la detención y ejecución pública de miles de mujeres acusadas de brujería. Por este motivo, poseen elementos que de uno u otro modo todos conocemos, incluso quienes no hayan frecuentado la literatura gótica pero hayan prestado un mínimo de atención a los cuentos populares (los cuentos que aprendemos de niños son un buen ejemplo de esto).

Tenemos casas encantadas, utensilios diabólicos, personajes poseídos que no están ni vivos ni muertos, paisajes inquietantes, todo lo necesario, en fin, para disfrutar de la lectura con luz de vela mientras miramos de soslayo a nuestro alrededor para comprobar que estamos a salvo.


También hay lugar para un cuento, “Las conjuraciones irrespetuosas”, de Edward Gorey, que se desmarca del resto porque está narrado íntegramente a través de una serie de 14 viñetas, cada una acompañada de un par de frases cortas.

Pero hay más lugares para la ilustración, cada uno de los bloques de cuentos se inicia con una hermosa página ilustrada, y al final de cada uno de los relatos nos encontramos con una pequeña ilustración inquietante. La edición, de pequeño formato y tapas duras, con guardas escarlata, terminan de hacer un libro que, como objeto, es delicioso. Hace perfecto honor a la cuidadosa presentación que siempre acompaña a los volúmenes de Valdemar, que nunca defraudan.


Este volumen de cuentos es perfecto para aprendices de filosofía oculta que quieran entretenerse unas horas con buena literatura sin alejarse demasiado del objeto de su estudio, pero también para cualquier lector que quiera empaparse de literatura de calidad y no tenga miedo de la oscuridad.

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