Tengo entre manos uno de esos casos en los que la influencia de los clásicos marca la diferencia. Descubro al poeta FrédéricBoyer a través de la cuidada traducción de Ernesto Kavi en edición bilingüe, y asisto a una muestra de verdadero talento, con una pieza poética única, que lejos de hacerse larga y repetitiva, resulta inspiradora y me cautiva. “En mi pradera” es el primero de sus libros que se traduce al español, y sinceramente espero que sea el primero de muchos.
Sigo impresionada con la altísima calidad de las apuestas poéticas del catálogo de Sexto Piso. Por primera vez se arriesgan con FrédéricBoyer (Francia, 1961), un novelista, ensayista, poeta, dramaturgo y traductor, que también ha impartido clases de literatura en la universidad y que actualmente es editor jefe de Humanidades en el Grupo Bayar.
La influencia de la literatura clásica
Según leo en la biografía de Boyer, ha dirigido una nueva traducción de la Biblia en el Grupo Bayard, y también traduce textos antiguos de forma paralela a su trabajo como editor y escritor. Hasta ahora se ha encargado de traducir obras como las “Confesiones de San Agustín”, “Fedra” y el “Cantar de Roldán”.
Este gusto por la literatura clásica y antigua nos da una clara idea de sus influencias. Si bien su estilo al escribir es actual, sí observamos un especial cuidado en la ejecución: simetría, repeticiones muy medidas y espaciadas, meticulosidad y orden, atemporalidad, etc. Los temas que trata son ancestrales (el propio yo, la búsqueda de un refugio, la añoranza, el desamparo, etc.)
También observamos que su dominio del lenguaje es total, y que sin duda se enriquece aún más gracias al amplio abanico de idiomas que conoce. Pongamos un ejemplo.
“Por la noche mi pradera duerme bajo la bóveda celeste como si los ojos la miraran fijamente y cuidaran de ella” / “La nuit ma prairie dort sous une voûte étoilée comme si des yeux la fixaient et veillaient sur elle”
Quizá parezca un texto muy simple, pero creo que realmente es una pequeña virguería literaria que evoca de forma sutil una imagen sin nombrarla directamente: es decir, en ningún momento incluye la palabra “estrellas”.
También he querido ver referencias literarias actuales bastante evidentes, a Guy Debord y a Cormac McCarthy, en versos como: “No es un espectáculo mi pradera. No es un país para viejos. Ni monumentos por contemplar ni calles que atravesar. Sino la cabellera de un guerrero. Sino la piel tatuada de una mujer. Oh mi pradera, ¿dónde estás?”
¿Qué es la pradera?
La pradera es un término que se repite a menudo a lo largo de todo el poema, además de ser el que da título al libro. No debemos asimilarlo de forma literal, porque de ese modo perderíamos todos los matices y significados añadidos que Boyer consigue otorgarle.
Como bien indica la nota editorial en la solapa trasera del libro, «”En mi pradera” es un amuleto, una canción, una fórmula mágica que nos mantendrá a salvo, cada vez que lo leamos, de las ruinas del mundo que caen sobre nosotros».
No podría definirlo mejor. Efectivamente, en este largo poema se hace especial hincapié en la evocación de todo aquello que el autor añora en el mundo que conoce y le rodea, y que debe existir en ese otro universo paralelo donde aspira habitar.
En el fondo, y pese a la apariencia delicada y preciosista, este poema es un grito de socorro, la necesidad de respirar aire puro, debido a la angustia de vivir aquí: y es sorprendente la maestría que aplica para conseguir hacerlo tan fácil, tan hermoso: tan relajante y sugerente.
Podemos empezar a leer las primeras páginas del libro en este enlace.
Volver a casa
“La pradera” podría definirse también como el deseo del regreso a los orígenes; la necesidad de rodearnos solamente de aquello que nos identifica. Muchos artistas a lo largo de la Historia se han visto atormentados por esta necesidad imperiosa de un regreso que parece no llegar nunca, por la imposibilidad de recorrer un camino que no saben dónde empieza, si es que existe.
También, y quizá sea este el caso de Boyer, muchos autores han tenido la fuerte sensación de no pertenecer al siglo en el que han nacido, y ese sentimiento de desapego les ha llevado a clamar por un viaje imposible, que siempre es el de ir atrás en el tiempo. En literatura, este sentimiento de nostalgia lo han plasmado en sus obras autores como Lord Byron, Joris-Karl Huysmans, Walter Scott, Marcel Proust, Virginia Wolf, Borges u Oscar Wilde.
Quizá la respuesta sea esta: que libros exquisitos como “La pradera” sean el comienzo de ese camino, y que estos magníficos autores nos acompañen a recorrerlo para llegar a ese lugar que todos, aunque nos lo neguemos, echamos de menos.
Conclusiones...
Poesía culta de alta calidad, con ricas influencias literarias clásicas y tratamiento de la nostalgia como tema principal.
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