Con un grito terrible el Balrog se precipitó adelante; la sombra se hundió y desapareció. Pero aun mientras caía sacudió el látigo, y las colas azotaron y envolvieron las rodillas del mago, arrastrándolo al borde del precipicio. Gandalf se tambaleó y cayó al suelo, tratando vanamente de asirse a la piedra, deslizándose al abismo.
–¡Huid, insensatos! –gritó, y desapareció.
veinte años ya transitando cada año por la tierra media, gracias por recordar a un narrador que lo cambió todo, y que demostró que no hay nada más moderno y vanguardista que el pasado... ¿Cómo se revoluciona la prosa contemporánea aplicando el modo narrativo de la litreratura oral altomedieval?... Solamente el profesor Tolkien sabría eplicarlo, y nosotros, a través de esta obra inmortal, lo disfrutamos. Bien por el mar de letras.
ResponderEliminarAbrazo.
Esta cita en concreto, la tengo apuntada desde hace unos cuantos añitos: me gustó muchísimo leerla y me parece curioso que luego se haya hecho tan conocida. El Señor de los Anillos es una historia para recordar cada cierto tiempo, una obra maestra de la literatura. ;)
ResponderEliminarTolkien siempre será un maestro, que cambió la literatura de su tiempo. Y este momento en el libro es increíble, porque no puedes creer que ocurra...ay, y cómo hemos llorado todos... Los recordatorios a Tolkien siempre son grandes ideas.
ResponderEliminar