lunes, 23 de agosto de 2010

"Bartleby el escribiente" - Herman Melville

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Sí, Bartleby, quédate ahí, detrás del biombo, pensé; no te perseguiré más; eres inofensivo y silencioso como una de esas viejas sillas; en una palabra, nunca me he sentido en mayor intimidad que sabiendo que estabas ahí."

"Bartleby..." es una historia deliciosa. Pero no quiero escribir sobre ella, sino a partir de ella, es decir, no voy a cambiar mis costumbres ahora.

"
-Preferiría no hacerlo.
-¿No quiere ir?
-Lo preferiría así."

Preferir es una gran palabra, sin duda. El día discurre mientras nosotros tomamos una decisión tras otra, mientras cada decisión implica tomar la siguiente, que es distinta a la que habría sido caso de haberse preferido una cosa diferente en la disyuntiva anterior. También discurre el día mientras, sin ser conscientes del todo acaso, cambiamos sin parar las cosas de lugar. Vivir es algo así como un no parar de cambiar todo de sitio. Piénsenlo. Pero esa es otra historia.

¿Por qué la actitud de Bartleby nos resulta tan escandalosa? Es cierto que en el comienzo parece tratarse tan solo de una anécdota, una historia simplemente curiosa, pero sigue y sigue hasta tomar tintes un tanto dramáticos. Pero nos ceñiremos al comienzo, a las negativas de Bartleby ante su jefe.

¿Por qué se nos antoja Bartleby tan osado, altanero, atrevido, temerario, loco, disparatado, PROVOCADOR? ¿Por qué nadie o casi nadie nos hemos negado en alguna ocasión ante las peticiones de nuestros jefes, por muy disparatadas y alejadas de nuestras tareas asignadas que éstas fueran? ¿Por qué lo habitual es achantarse, agachar las orejas, tragar con todo, renunciar a los principios de uno mismo? [Por miedo... hay que conservar el trabajo, están las cosas tan malas. Por caer bien... y tampoco cuesta tanto ser un poco servicial, de vez en cuando. Por...]
¿Y por qué nos negamos muchas veces, sin embargo, cuando nos pide algo disparatado (y ni tan siquiera) alguien cercano, querido, y en quien no obstante vomitamos toda nuestra ira, cólera, irritación... sin tener casi siempre ni siquiera motivos? [Por la confianza, sí. Por no pensar en el daño que podemos causar, también. Por...]

Pero, ¿no deberíamos estar ya por encima de todo esto? ¿Es que no hemos aprendido nada?
De la edición ilustrada de Nórdica Libros.


Definitivamente, es una gran frase. Pero utilícenla con moderación. Nunca se sabe.

2 comentarios:

  1. Un genial libro de un genial autor. Billy Budd, marinero y Benito Cereno son estupendas también. A ver si un día me pongo con mi estupendo ejemplar de Moby Dick.

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  2. Los prismáticos en una mano, el arpón en la otra y... a por ella!!

    [un arpón literario, claro, no le vayas a hacer daño!]

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