domingo, 20 de octubre de 2024

"Dejadme salir, dejadme entrar" - Elise Cowen

 


"

Death, I`m coming

wait for me.

I know you’ll be

at  the subway station

loaded with galoshes, raincoat, umbrella, babushka

and your single simple answer

                to every meaning.

Incorruptible institution,

Thoughtful killjoy of fingerprints

Listen to what she said

<<There’s a passage through the white cabbages.>>

 *

Muerte, ya llego

espérame.

Sé que estarás

en la estación de metro

con tus botas, gabardina, paraguas, pañuelo en la cabeza

y tu única respuesta simple

                a cualquier significado.

Institución incorruptible,

Atenta aguafiestas de huellas dactilares

Escucha lo que ella dijo

<<Hay un pasadizo entre las coles blancas>>.


Elise Cowen nació en 1933 en Nueva York, formó parte del grupo cultural literario Beat, publicó un pequeño puñado de poemas en algunas revistas y se suicidó a los 28 años saltando por una ventana de un séptimo piso: la casa de sus padres. Su familia destruyó su obra por considerarla obscena ya que hacía referencia a drogas y experiencias lésbicas, por lo que en la actualidad solamente se dispone de un cuaderno de poemas que uno de sus amigos conservó (al parecer, tras robarlo a escondidas de casa de los padres de Elise cuando fue a darles el pésame tras el suicidio) y que se publicó muchos años después de la muerte de su autora: son estos poemas los que se recogen en este libro con título enigmático.

La poesía de Cowen camina por lugares liminales, en una constante ambivalencia entre el deseo y la insatisfacción. Estos poemas transmiten una dicotomía: la poeta se siente atrapada pero al mismo tiempo busca acceder a un espacio prohibido o inaccesible.


"

Dear God of the bent trees of Fifth Avenue

Only pour my willful dust up your veins

And I’ll pound through your belly-flat worlds

In praise of small agonies

Suck sea monsters off Tierra del Fuego

Fuck your only begotten cobalt dream

To filter golden pleasure through your apple-glutted heaven

Filter through the uncircumcized sin of my heart.

 *

Querido Dios de los árboles inclinados de la Quinta Avenida

Tan solo vierte mi polvo obstinado hasta saciar tus venas

Y yo apisonaré tus mundos de vientre plano

Alabando pequeñas agonías

Succiona monstruos marinos de la Tierra del Fuego

Jode tu único sueño de cobalto engendrado

Para que se filtre placer dorado por el cielo ahíto de manzana

Que se filtre a través del pecado sin circuncidar de mi corazón. 


Podemos sentir cómo se debate entre el vacío existencial y la búsqueda desesperada de un significado al que agarrarse para sentir que la vida vale la pena. Hay una lucha personal por ser vista, comprendida, aceptada: ¿el hecho de que nos haya llegado una producción mucho menor de textos de chicas Beat que de chicos de su misma generación, quizá tiene algo que ver con esta invisibilización que ella sufría?

Desea ser invitada a la vida de los demás pero también siente un deseo de liberación personal.

Siente/pero no puede expresar. Lo que está atrapado dentro de ella/pero la sociedad no permite.

Los poemas de Cowen cruzan umbrales solo para descubrir que no hay un lugar de descanso verdadero ni satisfacción completa. Como los gatos atrapados en una constante ambivalencia entre querer salir y buscar libertad y luego querer volver a la seguridad del interior. Deseo profundo y contradictorio.

Cowen parece querer salir de algo que la confina y entrar en algo nuevo. El límite se convierte en un espacio cargado de significado. Pero nunca estará satisfecha en ninguno de los lados a causa de su lucha interna, fragmentando su identidad.


"

(…) And practice falling

That’s my pleasure.

No people for it to fallo n

It is difficult to say more about

How the snow falls

*

(…) Y practicando el caer

Ese es mi placer.

No hay personas sobre las que caer

Es difícil decir más sobre

Cómo cae la nieve


En la tradición literaria gótica se establecen algunas normas que rigen la conducta de la figura del vampiro. Una de estas normas establece que los vampiros no pueden entrar en una casa sin ser invitados. Esto genera un poderoso y peligroso juego de roles y abuso de poder, vulnerabilidad y normas sociales.

El espacio liminal, el umbral en este caso simboliza la barrera entre lo civilizado y lo salvaje (incontrolable, sobrenatural). La fractura de esta barrera permitirá que el caos y la muerte entren en la vida cotidiana: esto es lo que se utilizaba tradicionalmente como metáfora al relatar cuentos didácticos y moralizantes, utilizando la figura del vampiro como el Mal y explicando que no puede entrar a nuestras vidas a menos que, de alguna manera, lo permitamos (conscientemente o no). Permitirlo dictará nuestra sentencia ya que, al invitarlo, hemos sellado nuestro destino, como lo hizo Mina, como lo hice yo.

Cowen se sitúa en una posición de vulnerabilidad cuando necesita ser invitada, algo que se refuerza con ese doloroso por favor que añade a su petición:

 

Dejadme salir –

–Por favor, dejadme entrar

 

Al igual que invitar al vampiro a entrar es una forma simbólica de caer en la tentación, también podríamos entenderlo como una metáfora de consentimiento sexual.

La invitación, sea como sea, es crucial para que ocurra la transformación: un cruce de límites que puede traer tanto liberación como destrucción. Nunca sabremos exactamente qué umbrales atravesó Cowen para sellar de forma definitiva su destino de una forma tan trágica siendo tan joven, o cuáles no le permitieron atravesar, si fue ese el caso.

“No le importaba ser guapa. Era brillante y excéntrica. Seguía yendo a terapeutas, pero ellos la ‘despedían’, diciendo que no la podían ayudar. […] Estaba realmente fuera de –no en la época adecuada. […] ¡Ay!, si Elise hubiera nacido diez años más tarde habría sido totalmente distinto. El mundo la trató cruelmente porque era tan diferente.

Siempre que hablo de mujeres Beat me vuelvo a referir a ese libro fundacional y exquisito que en 2015 publicó acertadamente muchos de los mejores poemas de todas ellas, “Beat Attitude” traducido, seleccionado y prologado maravillosamente por Annalisa Marí Pegrum.

Hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, sus familias las encerraron en manicomios, se les sometía a tratamientos por electrochoque. En los años 50 si eras hombre podías ser un rebelde, pero si eras una mujer tu familia te encerraba. Hubo casos, yo las conocí. Algún día alguien escribirá sobre ellas.


jueves, 11 de julio de 2024

Un poema de "La cierva implacable", de Ana Castro


PRIMERA CONVERSACIÓN CON LOKI


No puedo volver, ¿verdad? A mi línea temporal.

Me temo que yo tampoco, aunque a veces
[desearía saber
si algo podría haber sido diferente en la
[que era mi casa.

No disfruto haciendo daño. No disfruto.

Tampoco yo.
Esto no es venganza o redención.

Lo hago porque tengo que hacerlo. Tuve que hacerlo.

Escribo para recordar, como Kate Millet.
Lo escribo porque sucedió.
Tuve que alejarme de lo que me dañaba.

Es el truco elaborado y cruel conjurado por los débiles para infundir miedo.

Es lo que hacemos para sobrevivir:
cargamos todo el dolor dentro
y seguimos.

Un villano.

Una cierva,
superviviente implacable.

 
"La cierva implacable", Ana Castro. Editorial Almuzara, 2023


lunes, 3 de junio de 2024

"Lecciones de química" - Bonnie Garmus

 



Me resulta incomprensible que no se esté hablando mucho más de este libro: en España se publicó en febrero de2023 y siento que llego tardísimo leyéndolo a finales de mayo de 2024. Cada vez es más evidente que los libros que más se venden generalmente son aquellos en los que la editorial ha puesto pasta para promoción por amarillismo y/o porque trata del tema mamarracho de moda. Si no te publicitas, no existes. Y una buena promoción respaldada por dinero, mueve montañas. 

En “Lecciones de química” sobre todo encontramos un buen puñado de lecciones de feminismo a ritmo de novela, con una trama ambientada en la California de los años 50, con las amas de casa como símbolo y estandarte del núcleo familiar ideal, donde la televisión todavía era un invento reciente, los automóviles se empezaban a convertir en un símbolo de libertad y estatus social, los electrodomésticos empezaban a llegar a los hogares a ritmo de rock and roll con Elvis Presley sonando en todas las radios y, si eras mujer, perdías tu identidad, es decir tu apellido, cuando te casabas con un hombre. Bueno, parece que muchas cosas no han cambiado tanto.

Nunca he entendido que en este país las mujeres casadas tengan que renunciar a sus apellidos y abandonarlos como si fueran coches usados, como si su identidad anterior no hubiera sido más que un rótulo y no llegaran a ser personas de verdad hasta haberse casado.

Generalmente no pienso en el pasado pero a veces recuerdo aquel momento en el que tuve la oportunidad de ser una señora de y dedicarme a mis labores y creo que en esos momentos reproduzco en el presente la misma cara de estupor que se me debió de quedar entonces. Yo era demasiado joven pero instantáneamente escogí ser libre. No existe nada que me compense perder mi independencia, que lo es todo en mi vida: mis decisiones sin dar explicaciones, mi carrera, mis viajes, mi estupendo trabajo donde se me valora como una buena compañera y una gran profesional y, por supuesto, mi preciosa casa sin hipoteca junto al mar. 

Elizabeth se quedó cavilando. No, no sabía cómo eran los hombres. Con excepción de Calvin, de su difunto hermano, John, del doctor Mason y quizá de Walter Pine, siempre parecía haber sacado lo peor de los hombres. O bien querían controlarla, tocarla, dominarla, acallarla, corregirla o decirle lo que tenía que hacer. No comprendía por qué no podían tratarla simplemente como a un ser humano, como a una colega, una amiga, una igual o siquiera como a una extraña que pasa por la calle, alguien con quien uno se muestra naturalmente respetuoso hasta que descubre los cadáveres que tiene enterrados en el jardín.

Esta novela tiene principalmente dos cosas a su favor: que está muy bien construida y que tiene una protagonista a la que resulta muy fácil querer desde el principio. Si bien no es una virguería en cuanto a redacción literaria se refiere, nadie diría que es una ópera prima y tanto la trama como los personajes son sólidos y están muy bien resueltos. Buscando algunos datos técnicos para escribir esta reseña no me ha sorprendido leer la noticia de que se espera el lanzamiento de una serie de televisión basada en esta novela para octubre de este año.

¿Y de qué trata? De la vida de Elizabeth Zott, una mujer química de profesión, superviviente por obligación, que tras sufrir demasiados episodios de violencia familiar y muchos abusos por parte de hombres recibe un día, sin buscarlo, la oferta de presentar un programa de televisión culinario, donde saltándose el guión convertirá las clases de cocina en lecciones de química porque en realidad, como ella bien dice, cocina y química son lo mismo.

Hay un fragmento de la novela donde inevitablemente he recordado la película “La delicadeza” (tan increíble como inmerecidamente desconocida) protagonizada por Audrey Tautou, donde da vida a Nathalie Kerr, una ejecutiva que también sufre abusos y sexismo en su trabajo, una discriminación no siempre tan sutil por el hecho de ser una mujer además de una gran profesional y una presión desmesurada para demostrar competencia y habilidades que a los hombres simplemente se les dan por hecho (aunque muchas veces sean unos inútiles). Pero el episodio concreto que me conectó directamente con esta película no lo desvelaré. Si leéis el libro y veis la película sabréis enseguida a qué me refiero.

—El problema, Calvin —afirmó con firmeza Elizabeth—, es que se está desperdiciando a la mitad de la población. No se trata sólo de que yo no pueda acceder al material que necesito para llevar a cabo mi trabajo, sino de que las mujeres no puedan acceder a la educación que necesitan para llevar a cabo sus aspiraciones.

Elizabeth se toma muy en serio a las mujeres y cree firmemente en su capacidad para transformarse y luchar contra un sistema patriarcal que las prefiere calladas, esclavas y sumisas. La confianza que tiene en sí misma la transmite de una forma muy natural y casi sin querer, por lo que pronto se convierte en un referente maravilloso para muchas mujeres que se sienten inspiradas por su mensaje y se ponen en marcha para, empezando desde el principio y dando los primeros pasos, terminar por conseguir sus objetivos. El personaje de Elizabeth representa, por tanto, a un referente real, que no vende una historia adaptada a las sensibilidades del momento para dar lástima ni necesita inventarse una vida postiza, sino que lanza un mensaje realista que tiene muy en cuenta las desigualdades sociales y que por lo tanto no se basa en la meritocracia como quieren hacernos creer muchos ídolos de barro con disfraz de mamarracha que andan por ahí sueltos. Haceos un favor, hacednos un favor a todas y dejad de hacerles caso.

—Cuando pierdan la confianza en sí mismas —dijo volviéndose de nuevo al público—, cuando sientan miedo, recuerden que la valentía es la raíz del cambio, y que los seres humanos estamos diseñados químicamente para el cambio. Así que cuando se levanten mañana, háganse esa promesa. Basta de contenerse. Basta de suscribir opiniones ajenas sobre lo que pueden o no pueden lograr. Y basta de aceptar encasillamientos en categorías inútiles de sexo, raza, estatus económico o religión. No dejen que su talento permanezca latente, queridas espectadoras. Creen su propio futuro. Cuando regresen a casa hoy, pregúntense qué van a cambiar. Y luego pongan manos a la obra. (…) Válganse de las leyes de la química y cambien el statu quo.

Claro, un movimiento social no se da de la noche a la mañana, pero la realidad es que esas mujeres (nuestras predecesoras) lo lograron, gracias a que unas pocas empezaron a no tragarse el cuento machista, se unieron y propagaron sus ideas como un virus. Y gracias a ellas las siguientes generaciones siguieron luchando. Si tenemos en cuenta el contexto de la novela, muchas mujeres se habían incorporado al mercado laboral a causa de la carencia de mano de obra masculina tras la Segunda Guerra Mundial y se esperaba que muchas renunciaran a su empleo y regresaran a encargarse de las tareas domésticas cuando los hombres volvían del servicio militar. Sin embargo, esto generó un sentimiento de insatisfacción en muchas de ellas y esta fue una de las semillas que contribuyeron a la creación de la conciencia sobre las desigualdades de género en la década de los 40. Más adelante, Betty Friedan publicaba “La mística de la feminidad” en 1963 como resultado de la organización y asociaciones entre mujeres que habían surgido tímidamente durante la década de los 50, cuestionando el papel de las mujeres en la sociedad y ayudando a catalizar el movimiento feminista de los EEUU. Todo ello sentó las bases para el florecimiento del feminismo en las décadas siguientes, con su explosión entre los años 60 y 70 con la llegada de la maravillosa Segunda Ola, que, sin ser perfecta, desde luego fue esencial para que el movimiento continuase y siguiese avanzando.

Es cierto que la trama se toma algunas licencias para mi gusto un poco cogidas con pinzas (un perro quizá demasiado inteligente, o muy humanizado; una niña también demasiado superdotada, si eso tiene sentido, etc.) pero al fin y al cabo es una novela, no un tratado sobre feminismo muy técnico con palabras difíciles de entender, de esos que mucha gente lee y no entiende pero dicen que han leído y entendido para estar en la onda y quedar bien.

Personalmente me quedo con que es una lectura que nutre, entretiene, reconforta, es apta para casi cualquier tipo de público y contiene un montón de verdades que siempre está bien recordar de vez en cuando.


domingo, 12 de mayo de 2024

"Antología de poesía queer" - Ángelo Néstore (ed.)

 


Tengo un recuerdo muy bonito esperando sentada en unas escaleras de la estación de Atocha con un libro de Ángelo Néstore en las manos, era "Actos impuros" si no recuerdo mal. Después le perdí un poco la pista y ha sido a través de Txus García como he conocido la noticia de la publicación de este libro. “Antología de poesía queer” es un poemario que nace con el deseo de ser el referente literario que no tuvieron las personas que participan en él. 

En el prólogo, el antologador Ángelo Néstore nos habla de la horrible sensación de no sentir como un hogar el lugar donde naces y creces, ya que existir de una forma distinta a la que tu familia esperaba, muchas veces genera un repudio más o menos evidente y más o menos violento pero siempre terrible, que abre una herida con la que convivirás el resto de tu vida. Cualquier existencia que no se ajuste a los límites que marca la hetero norma dificulta mucho sobrevivir en esta sociedad, de ahí la importancia de contar con referentes. Porque quienes participan en este libro no encontraban personajes queer en los libros que había por su casa o en la televisión de aquella época. O bien eran demasiado escasos y presentados como freaks o personas "de mal vivir".

Los poemas que se recogen en esta antología nacen con una intención abiertamente queer (lgtb, marica, disidente) y nos hacen reflexionar sobre muchos aspectos de la vida en una minoría discriminada por el resto de la sociedad. Este tipo de antologías son perfectas para conocer textos de poetas que no conocías antes, o nombres que te sonaban pero de quienes nunca habías leído nada. Una de mis sorpresas han sido algunos de los poemas de Pol Guasch, de quien me quedo con este:

Cruzada que se cruza
Breve duelo, la épica de los cuerpos:
geometrías, cartografías, mapas y satélites //
las colonizaciones del propio cuerpo
son las cruzadas más perversas:
como quemar la hoja donde escribes
cuál es el camino para volver a casa.

*

Croada creuada
breu dol, l’èpica dels cossos:
geometries, cartografies, mapes i satèl·lits //
les colonitzacions del propi cos
són les croades més perverses:
com cremar el full on escrius
quin és el camí per tornar a casa.


O este poema de Laia López Manrique:

Nora Flood y Robin Vote
Perdonadme, pero tengo que irme.
DJUNA BARNES

La risa de una mujer puede ser el infierno. La/la risa/
risa de /de dos/dos mujeres/mujeres juntas/juntas
puede/puede ser/ser la/la puerta/puerta vacilante/
vacilante de/de un/un refugio/refugio entreabierto/
abierto antesala/antesala de/de un/un rictus/rictus
cautivo/cautivo. La risa de dos mujeres separadas-
roto el lazo- cubierta la mandíbula de hierba y blancas
floraciones- es igual al llanto.


El inicio de uno de los poemas de Roberta Marrero me ha hecho reflexionar. El poema Proletariado del Amor (pensando en S.) empieza diciendo: “Cada una tiene el amor que se puede permitir” y bueno, lo cierto es que hay mucha gente que incluso en el amor vive por encima de sus posibilidades, me temo. Pidiendo préstamos que no va a poder devolver, viviendo al día por no saber gestionar la responsabilidad afectiva y por darse demasiados caprichos, invirtiendo de forma infantil y no reflexiva, engañando en el CV, pidiendo mucho y no ofreciendo nada y muchas veces, también, robando a los demás: dinero, energía, algunos libros, demasiado tiempo y un par de camisetas. Personalmente me sigo quedando con una reflexión similar que aborda esta misma cuestión pero desde otra perspectiva: “Aceptamos el amor que creemos merecer”, una frase de “Las ventajas de ser un marginado”; incluso aunque nos podemos permitir mucho más a veces y a pesar de que esto no aplique para todas las personas.

Y bueno, como lo mejor hay que dejarlo siempre para el final, vamos con los poemas de mi querido Txus García que, si bien algunos ya los conocía, siempre es un placer reencontrarse con su musicalidad y con la rabia, el desgarro y la verdad que desprende siempre todo lo que escribe (…tu hijo te ha salido trovador). Sinceramente, los transcribiría todos aquí pero me voy a quedar solo con uno. Me tienta compartir “Panspermia” porque inicia con una cita de Space Oddity de David Bowie y bueno, yo contra eso no me puedo defender, me derrito inmediatamente y además el poema me ha encantado. Pero me decanto por compartir por aquí “Poeto”, que le va como anillo al dedo a algunos personajes del mundillo literario que sobreviven a base de engañar a sus lectores y siendo terriblemente ridículos, no me pidáis nombres porque no los daré.


Poeto

La poesía no quiere adeptos, quiere amantes.
Federico García Lorca

La mujer que escribe poesía es una poeta el
hombre que escribe poesía, como muchísimo,
es un poeto.
Gloria Fuertes


Intento respetable de aedo burgués,
pertrechado con viejuno chaleco de lana
y gafas bien espesas de la experiencia,
mudas en calcomanía de maestros tuyos:
esos papanatas gagá de la poesía
que aún presentan en literarios círculos.

Desde tu rancia habitación de solterona
urdes sin mesura magnos libros de poética,
poblando el pastel editorial de opiniones doctas,
de ridículos letrazos autopublicados,
clonando estrofas para algún premio local.
Manejas afectados vocabularios
midiendo rimas con escuadra y cartabón.

Tu reino sí es de este mundo.
Truhán, señor jocoso y respetable ponente,
sustentado en vino, festivalillos, palabros.
Jamás mancharte las manos de tierra o mierda*,
necio acallas armas cargadas de futuro**.

Denostas a vivos y muertos que osan escribirse,
achicas este literario espacio para sólo caber tú.
Entregas avaro pero complacido tu verso,
recitándole encima a bajita voz monocorde y seductriz:
tanto talento tuyo tampoco lo captará la turba,
y las titis te esperan luego en el bar.

Tu alimento es el pellejo arrancado de tus amigos,
los versos de algún aspirante más joven,
y, por supuesto, las carnes de poetisas incautas
o de cualquier gañán que no genuflexiona
ante tu copón bendito de santa sangre magistral.

Pero hoy un niño dijo: «¡Pero si va desnudo!».

Y es que cada vez que abres el verso,
precioso poeto mío,
allá en el medioevo muere un trovador.

*«Allí donde huele a mierda / huele a ser», Antonin Artaud.
*«Maldigo la poesía concebida como un lujo / cultural por los neutrales / que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. / Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse», Gabriel Celaya.


Esta agradable antología incluye además algunas sorpresas al final. Hay algunas páginas dedicadas a recoger el detalle de la procedencia de los poemas, semblanzas de les autores y una última sección llamada "Nuestra biblioteca abierta y extraña" donde todes les participantes de la antología recomiendan algunas de sus lecturas de cabecera. Algunos de los libros ya los conozco y de otros he tomado nota para leerlos porque me parece una selección muy buena. Con esto se cumple la máxima de que unos libros llevan a otros: en este caso no solo podemos saltar a otros libros de les participantes sino que también podemos dejarnos llevar por algunos de sus libros favoritos, y conocer los referentes literarios de aquellas personas cuya pluma admiras (¡en todos los sentidos, por supuesto!), siempre es un regalo.

Por favor asomaos a esta recopilación de poemas queer, su lectura es tan reconfortante y gratificante, entre líneas se desprende tanta verdad, lucha y ternura que, si el objetivo era construir entre todas un hogar y que este libro fuese un refugio, en mi caso desde luego lo han conseguido porque estas lecturas realmente son un poco como volver a casa.

A los cinco días de publicar esta reseña, Roberta Marrero decidió irse dejando tras de sí un mensaje de amor que nos debe recordar que la lucha por los derechos lgtbiq+ sigue siendo necesaria. Y por supuesto, “¿Por qué ser una sola cosa cuando puedes ser miles?” Que la tierra te sea leve, Roberta. 



viernes, 10 de mayo de 2024

"Melancolía americana" - Joyce Carol Oates (dos poemas)

 



LA TORMENTA QUE VIENE

El olvido era un cielo azul y familiar, hace tiempo.

Y el lago, también, familiar aunque ahora vuelto tinta.


¡Esa frontera de marismas refulgentes!

Un resplandor solar entre la oscuridad como

un ojo demoníaco.


Si es 1859, probablemente creas

en el alma radiante. Esa única vela blanca

en la proa del olvido.

¿O eres tú, un hombre en mangas de camisa,

ese solitario remero

en una barca invisible? Esforzándote en los remos

y sin tocar tierra jamás.

Como por un pulso avivado el final de las cosas

sopla desde el mítico Noroeste.


¡Ah, olvido! Ese sabor nudoso a alquitrán.

Ese olor a humedad en el aire.

No tendrás tiempo ni siquiera para una plegaria.


¿O te has vuelto un recorte de papel con camisa roja,

chaleco beige, sombrero de paja, una figura

sentada confiadamente

al filo del lago de pesadilla?

¿Un pescador? ¿Es eso lo que eres?

¿Y tu perrito?

¿Y el filo del abismo?

Ah, ¿dónde están los adultos que te amaban,

y hacían guardia?


*


THE COMING STORM

Oblivion was a familiar blue sky, once.

And the lake, too, familiar though now turned to ink.


That border of marshgrass luridly bright!

Sun-glaring mid darkness

as a demon eye.


If it's 1859 you believe, probably,

in the radiant soul. That single white sail

at the prow of oblivion.

Or are you, a man in shirtsleeves,

that solitary rower

in an invisible boat? Straining at the oars

and never to reach shore.

As by quickened pulsebeat the end-of-

things blows out of the fabled Northeast.


Oh, oblivion! That gnarly tarry taste.

That smell of airborne wet.

You won't have time even for prayer.


Or have you become a paper cutout in red shirt,

Beige vest, straw hat, a figure

jauntily seated

at the edge of the nightmare lake?

A fisherman? That's what you are?

And your little dog?

At the edge of the pit?

Oh, where are the adults who once loved you,

and stood guard?



(Martin Johnson Heade, The Coming Storm, 1859)



ESO OTRO

Se reían, pero no. Tú

no te acuerdas de eso.


Lo que crees recordar

no fue eso.


Sí, te acuerdas

de algunas cosas. Y

algunas cosas sí

ocurrieron. Pero no de esa forma.


Y de todos modos, no

a ti.


*


THAT OTHER

They laughed, but no. You

don't remember that.


What you think you remember— it

wasn't that.


Yes— you remember

some things. And

some things did

happen. Except not

that way.


And anyway, not

to you.


miércoles, 1 de mayo de 2024

"El último ramo de flores y otras historias" - Marjorie Bowen

 


Nunca había oído hablar de la escritora Marjorie Bowen, como tampoco de otras autoras oscuras de los siglos XIX – XX como Sophie Wnzell Ellis o Marie Corelli, hasta que Impedimenta recogió algunos de sus mejores relatos en una antología hace unos años.

Y por supuesto tampoco había oído antes los nombres de Joseph Shearing, George R. Preedy, John Winch o Robert Paye, que son algunos de los nombres de señor que Marjorie Bowen tuvo que adoptar como pseudónimos para poder publicar su obra en la opresiva sociedad eduardiana.

Marjorie Bowen nació en el sur de Inglaterra, en una pequeña isla de Hampshire al este de Portsmouth en 1885. Sus novelas históricas de misterio fueron pioneras en un mercado literario que cada vez demandaba más cantidad y variedad de relatos. Aunque sus libros de terror gótico son hoy muy buscados en todo el mundo, por el momento en España no nos resulta fácil acceder a sus obras traducidas al castellano, por lo que he podido comprobar. Así pues, celebro que se haya traducido al castellano esta pequeña colección de cuentos, a cargo de Shaila Correa y de la mano de la editorial La biblioteca de Carfax.

En estos cuentos encontramos elementos de terror sobrenatural pero también otros donde lo terrible proviene de lo más oscuro y profundo del alma humana, sin que el misterio finalmente tenga nada que ver en la trama. Una sucesión de atmósferas inquietantes, personajes oscuros y giros inesperados narrados con la delicadeza y el gusto por el detalle propios de su tiempo. Hay quienes han querido o han sabido ver entre líneas una fascinación de Bowen por el ocultismo y la magia oscura, detectando pistas que hacen pensar que quizá estaba interesada por el misticismo y lo desconocido más allá de utilizarlo como un juego literario o un ingrediente clave para añadir a sus historias y que estas se vendieran bien.

Como decía al principio, el hecho de que Marjorie Bowen fuera una mujer en una época en la que predominaba la misoginia y el sexismo en la industria editorial (tampoco hemos avanzado demasiado, en cualquier industria), hizo que tuviera que recurrir a escribir bajo pseudónimos masculinos para poder publicar con éxito y ser tomada en serio, algo que era una práctica común para muchas autoras de su tiempo. Como la mayoría del público lector es femenino y actualmente existe una conciencia generalizada de haber sido educadas, literariamente hablando, a través de la obra de señores en un desmesurado porcentaje, hay una tendencia a rechazar las obras de autores masculinos y elegir, esta vez sí libremente, fundamentalmente obras de mujeres. Esto hace que las editoriales hayan empezado poco a poco a priorizar la publicación de obras firmadas por mujeres y que unos pocos señores oportunistas hayan adoptado pseudónimos femeninos para firmar sus libros. Pero no os dejéis engañar por señores disfrazados. La experiencia de nacer y crecer como mujer en un mundo misógino y patriarcal no nos la van a venir a explicar quienes lo han tenido todo a su favor naciendo y creciendo como hombres en un mundo que les favorecía desde el principio en todos los aspectos. Eso sí que es sobrenatural. Y terrorífico.