jueves, 30 de diciembre de 2021
"Los papeles de Aspern" - Henry James
sábado, 6 de noviembre de 2021
Shirley Jackson, juegos de muerte y memoria selectiva
sábado, 7 de agosto de 2021
"El fantasma y la señora Muir" - R.A. Dick (Josephine Aimee Campbell Leslie)
Hay muchos fantasmas en este libro y en torno a él. Por dónde empezar.
Me apasiona esta historia y absolutamente todo lo que la rodea. Ha sido uno de los primeros libros que he leído tras pasar meses, casi un año, sin apenas leer y sin apenas ser yo (pero por un motivo feliz). Y ha sido un regalo.
"El fantasma y la señora Muir" no se había publicado nunca en castellano. Una búsqueda en la base de datos del ISBN me lo acaba de confirmar, además de sorprenderme al ver que lo han dado de alta con el título algo alterado "El fantasma y la Sra. Muir", ellos sabrán por qué. Esa errata impedirá que otras búsquedas encuentren el libro en esa bbdd si lo intentan, Dick es un apellido demasiado común y buscar truncando solo por él devuelve cientos de resultados.
Pero en realidad R.A. Dick es un pseudónimo, Josephine Aimee Campbell Leslie es el nombre real de la autora de esta hermosa novela. Nació el 8 de junio de 1898 en Wexford, Irlanda y murió el 28 de abril de 1979 (no he encontrado dónde, ni el lugar en el que se encuentra su sepultura). Por motivos machistas evidentes, publicó sus libros bajo un pseudónimo que ocultara su género femenino. Las siglas R.A. corresponden a Robert Abercromby, en homenaje a su padre el capitán irlandés Robert Abercromby Dick Rowley (1866-1898), hijo a su vez de un capitán de division, Robert Horseley Ricketts Rowley (1830-1903). Es invevitable pensar que Josephine se inspirase en las vidas de su padre y su abuelo para crear al Capitán Daniel Gregg, el inolvidable fantasma de la novela que hoy nos ocupa.Pero hay aun más fantasmas en torno a esta historia.
Esta novela se publicó originalmente en Londres en 1945 y fue la primera de un puñado de novelas de Josephine que siguieron a esta. Enseguida, la 20th Century Fox compró los derechos y en 1947 apareció la película basada en ella. Fue dirigida por Joseph L. Mankiewicz y protagonizada por Gene Tierney y Rex Harrison con guión de Philip Dunne. Fue rodada en California a pesar de que originalmente la acción se desarrolla en un pequeño pueblo costero del sur de Inglaterra, Whitecliff. Después, se hicieron programas de radio, musicales y otras adaptaciones. Pero si en España conocíamos la existencia de esta historia es en gran medida por la incansable insistencia de Javier Marías recomendándola desde hace décadas.Así pues, los fantasmas continúan.
"Vida del fantasma": detalle del interior |
Postales de Debolsillo de hace unos años. Gene Tierney en primer plano, preciosa. |
Marías ha hecho infinidad de menciones a "El fantasma y la señora Muir" a lo largo de su carrera, pero hay un artículo muy curioso de 2019, "La viuda del fantasma", donde explica cómo ha llegado a establecer una relación epistolar con Lady Mercia Harrison, la viuda de Rex Harrison, el actor que dio vida al Capitán Daniel Gregg.
Una multitud de fantasmas, ¿no es cierto?
Así que por fin he podido leer la novela que precedió a la película que tanto me gusta. He comprobado que se hacen justicia respectivamente. El libro es una delicia, la verdad, a pesar de que las ediciones de Impedimenta nunca me gustan por la fragilidad de los materiales que utilizan para sus cubiertas (la relación calidad-precio es muy mala y tienen una estética desfasada, ñoña y repetitiva que parece que se trate siempre del mismo libro de las insoportables hermanas Brontë), sin embargo en cuanto al contenido he de decir que solo he encontrado dos o tres erratas: con lo mal que se corrige en este país, ya es todo un hallazgo.
He disfrutado mucho reviviendo la historia de la encantadora Lucy Muir y el viejo cascarrabias Daniel Gregg, así como detectando los pequeños matices que se encuentran en la novela pero no en la película y viceversa. Se lee en unas pocas horas y es una delicia, si bien es cierto que para mí tiene un significado mucho más allá del argumento, como he ido desgranando fantasma a fantasma en esta reseña.
domingo, 11 de abril de 2021
"El mito de la belleza" - Naomi Wolf
pág.53 La discriminación por criterios de belleza se ha hecho necesaria no por considerar que las mujeres puedan no ser suficientemente aptas, sino por el hecho de que sean, como siempre han sido, doblemente aptas.
pág.75 Un empresario no puede demostrar la incompetencia de una empleada calificándola simplemente de incompetente. Pero como la «belleza» vive en lo más profundo de nuestra psique, ahí donde la sexualidad se combina con la autoestima, y puesto que se define, de forma útil, como algo que te otorgan desde fuera y que siempre te pueden arrebatar, decirle a una mujer que es fea puede hacer que se sienta fea, que actúe con fealdad, que sea fea en todos los sentidos, si sentirse bella es lo que hace que conserve su integridad.
domingo, 31 de enero de 2021
"Las inseparables" - Simone de Beauvoir
Hay veces en las que una evidencia médica certificando la causa de una muerte, no es suficiente. Para explicarse algunas pérdidas, muchas veces es necesario ir más allá y conocer el pasado de quien ha fallecido: no solo su historial médico, por supuesto, sino su recorrido emocional y vital.
Esto es lo que hace Simone de Beauvoir devolviendo a la vida por algunos instantes a su eterna amiga Élisabeth Lacoin, (Zaza) a través de “Las inseparables”. También lo hace en otras obras como “Cuando predomina lo espiritual”, “Los mandarines” o “Memorias de una joven formal”, de una forma más o menos extensa o evidente.
En “Las inseparables” todo gira en torno a la tierna amistad que unió a Simone con Zaza (Sylvie y Andrée en la ficción), aunque mejor cabría hablar de devoción, por parte de la primera. En un jovencísimo siglo XX, inmersa en una estructura social férreamente patriarcal y religiosa, la joven Simone ni siquiera cuenta con referentes que expliquen ese sentimiento que la inunda y que no encaja en la definición de amiga. Como un instinto muy fuerte que no sabe explicar y mucho menos manejar, Simone se conforma con tener a Zaza cerca y procurar que sea feliz.
Si leemos esta historia conociendo mínimamente el pensamiento de Simone, resulta aún más chocante ubicar a la Simone niña y adolescente dentro de un círculo donde la religión católica y, por tanto, la represión, era la norma imperante. Una niña como ella estaba destinada a renunciar a su integridad, personalidad y sus sueños a cambio de los deseos de su entorno: pasar desapercibida y casarse “bien”.
A este respecto, hay una frase que me ha dado que pensar.
“(…) todo habría sido más sencillo si, como yo, [Andrée] hubiera perdido la fe en cuanto su fe perdió el candor” (pág. 84)
La verdad es que resulta abrumadora la maestría con la que está escrita esta dulce y triste historia: es la marca de la casa de Simone de Beauvoir. El caso es, que todo habría sido muy diferente para la desdichada Zaza si la culpa, el pecado, el tormento, el infierno… y demás cuentos chinos que solo sirven para oprimir, no hubieran marcado su vida.
A los niños es sencillo engañarlos con cualquier cosa. Es lo que me transmite la frase de Beauvoir: también ella había sido estafada con el cuento religioso pero, por suerte, tuvo la suficiente claridad de pensamiento cuando, ya pre adolescente, alcanzó el uso de razón y abandonó de un plumazo todas esas imposiciones al darse cuenta del grave daño que provocaban.
Me gusta mucho, muchísimo, cómo está escrito. Quienes me conocen saben que el argumento me resulta secundario ante una redacción impecable. La narración deja a Simone en segundo plano y aunque habla de la amistad entre ambas, se centra sin rodeos en su adorada Zaza. Hay pasajes increíbles como este:
"¿Le habría dado pena a Andrée que nos impidieran vernos? Menos que a mí, seguramente. Nos llamaban «las dos inseparables» y ella me prefería a todas las demás compañeras. Pero me parecía que la adoración que sentía por su madre tenía que ir en menoscabo de sus otros sentimientos. Su familia era primordial para ella, se pasaba muchos ratos entreteniendo a las pequeñas, que eran mellizas, bañando y vistiendo a esas masas de carne inciertas; le hallaba sentido a todo cuanto balbucían y a sus muecas ambiguas; las mimaba amorosamente. Y además, estaba la música, que ocupaba un lugar importante en su vida. Cuando se sentaba al piano, cuando se colocaba el violín entre el cuello y el hombro y escuchaba con recogimiento la melodía que le brotaba de los dedos, yo tenía la impresión de oír cómo se hablaba a sí misma: comparadas con ese prolongado diálogo que seguía adelante en secreto con su corazón, nuestras conversaciones se me antojaban muy pueriles. A veces, la señora Gallard, que tocaba muy bien el piano, acompañaba la pieza que Andrée interpretaba al violín, y entonces yo me sentía completamente al margen. No, nuestra amistad no le importaba tanto a Andrée como a mí, pero yo la admiraba demasiado para sufrir por eso" (pág. 24)
Esta historia no deja de ser una reivindicación de la necesidad de enseñar la diversidad desde la infancia, así como la importancia de tener referentes. Si eres una mujer que se enamora de su amiga, ¿cómo no te va a volver loca no saber lo que sientes? Y, si acaso puedes barruntarlo, ¿quién te comprenderá y te tranquilizará porque no estás loca por estar sintiendo algo perfectamente natural? Por menos ha habido muertes.
Es más, no se trata solamente de la normalización del lesbianismo sino, también, de la bisexualidad: algo perfectamente normal que le sucede a la pequeña Simone es enamorarse de una amiga en un contexto donde se segregaba por géneros (colegios de monjas y demás) sino interesarse también por hombres cuando por fin tiene la ocasión de rodearse también de ellos. Algo que no invalida su atracción por las mujeres, dado que no se trata de dos orientaciones sexuales que pueden convivir, sino de una orientación como tal, la bisexualidad, que suele menospreciarse y relegarse a una fase y todo tipo de tópicos discriminatorios muy dañinos. Simone la defendió en su vida y en su obra con sabiduría y coherencia. Todo lo demás, son traumas.