lunes, 24 de octubre de 2016

Diccionario Sampedro



Se cumplen ya tres años de la irreparable pérdida de José Luis Sampedro (1917-2013), literato, docente, economista y miembro de la Real Academia Española que legó una obra prolija y multidisciplinar en la que su preocupación por el ser humano se aprecia desde una perspectiva múltiple.

Sus herederos han seleccionado una recopilación de textos que definen de forma resumida algunos de los conceptos clave de su obra. Así, un paseo por este “diccionario” sería algo similar a coger al azar sus obras y curiosear entre aquellos fragmentos que otros han subrayado durante su lectura.

Sampedro comprimido
Este volumen encierra las claves principales de la obra del maestro Sampedro, y se presenta bajo una sucesión de 50 términos ordenados alfabéticamente (Agua, Alma, Amistad, Amor, Androginia… y así sucesivamente, hasta llegar al último, Violencia). En cada uno de los apartados, encontramos una selección de citas bibliográficas donde se desarrolla cada uno de los términos en cuestión, de una forma más o menos directa. Los textos proceden tanto de sus novelas como de sus ensayos económicos, charlas y conferencias transcritas, etc.

Así pues, este libro es adecuado para quienes quieran adentrarse de una forma suave en el pensamiento de Sampedro, pero también para sus lectores más incondicionales, puesto que también ellos encontrarán  algunos textos de origen más inaccesible que a lo mejor no conocían. En cualquier caso, es uno de esos libros que conviene tener cerca para poder consultar en un momento dado la opinión de un hombre sabio sobre algún aspecto que nos preocupe o nos interese.

Lucidez y sabiduría
Tal y como se nos indica en este libro, la figura de Sampedro es una de las más respetadas y queridas de la historia reciente de España; y no es para menos. Ha quedado plasmado en su obra y lo transmitía cada vez que hablaba: no sólo se trataba de una persona extremadamente inteligente, formada y muy culta, sino que (y esto es lo que hace que definitivamente brille) era un hombre profundamente bueno. El cariño y la empatía que emanaban de su mirada, son difíciles de explicar con palabras.

Muchos de los términos que aparecen en este “diccionario” se centran en la preocupación de Sampedro por la igualdad, por la importancia de ser quien cada uno realmente es, sin importar las convenciones sociales de cada entorno. Por ejemplo, fue el creador de un término, “Ipsoterapia”, sobre el que merece la pena detenerse: significa ayudar a cada cual a vivir de acuerdo con su ser auténtico y su derecho a realizarse, sin más restricciones que el respeto a los demás.

Sampedro sostenía que los prejuicios y el entorno entorpecían el desarrollo personal de los individuos, y que por eso en muchas ocasiones se complica vivir una vida satisfactoria y plena. También señalaba a las imposiciones morales y religiosas como piedras represoras en el camino de las personas, ya que no sólo entorpecen el progreso, sino también la libre elección de los límites de forma personal por cada individuo, dando por hecho que no se pueden contemplar como aberrantes hechos que existen y se dan en la naturaleza, y que lo que insisten en llamar pecados no es más que la vida misma.

En este sentido, novelas inolvidables como “La vieja sirena” y “El amante lesbiano” son grandes cantos a la libertad individual transgrediendo todos los límites y derribando todas las barreras que la sociedad impone, y viviendo plenamente con el único precepto de no hacer jamás daño a nadie. Leerlos, sin ninguna duda, ayuda a respirar mucho más profundo.

Cuando decimos que “el tiempo es oro”, que es como decir “el dinero es la medida de todas las cosas”, estamos reduciendo todo a lo que da el oro, al dinero, a términos económicos. El tiempo no es oro, el tiempo es vida. Y reducir el tiempo a dinero, es reducir vida a dinero. Equivale a decir “lo que no da el dinero, lo que no vale dinero, no importa, no es vida”, lo cual es un reduccionismo economicista absolutamente aberrante; es confundir una economía de mercado con una sociedad de mercado. Vivimos en una sociedad que da valor a lo que tiene precio en el mercado y no valora lo que no lo tiene.
No soy enemigo del mercado, soy enemigo de que se mercantilice toda la vida humana.
José Luis Sampedro, maestro.

sábado, 22 de octubre de 2016

Un mal sueño recurrente


Instantes en los que la realidad
     | se paraliza |
resulta imposible reaccionar
regresan, como un mal sueño recurrente
como un mantra repetido
desde la noche de los tiempos
como un soplo de aire ártico en Svalbart
como una noche en la isla de magia negra de Ambrym

Así es como el corazón
que latía a ritmo de poema
se convierte en uno más
dibuja sus condolencias
con un rastro sucio
de hojarasca y lluvia seca

El desasosiego amenaza a dentelladas
me alejo acunando una piraña entre mis brazos
apaciguando a la tormenta que vendrá
mordiendo lágrimas con sabor a hierro
y maldiciendo porque otra vez
hace un frío horrible
en ese punto exacto del estómago

Qué pudo salir mal si caminaba
con una ofrenda de pan entre mis manos
pronunciando una por una las palabras adecuadas
no hice preguntas, acaté las normas que regían
prendí risas infantiles como abalorios por el pelo

Pero algo cayó desde muy alto
y nadie pudo oír cómo se rompía
no explicaron nunca qué pasó
no sé si fui culpable
desde entonces siempre sueño que resbalo




Del texto y la fotografía: 
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2016 

miércoles, 5 de octubre de 2016

Cómeme - Agnès Desarthe



La obra de Agnès Desarthe se encuentra muy dispersa entre varias editoriales en España: desde el año 2000, sellos como Random, Luis Vives o Corimbo han publicado algunos de sus títulos traducidos. En esta ocasión, Baile del Sol se suma a esta estela para darnos a conocer este título que vio la luz por primera vez en su idioma original en 2006. La obra de Desarthe está dirigida principalmente al público infantil, también traduce libros de otros autores y de forma más puntual también ha experimentado con el género ensayístico.

“Cómeme” es un sugerente título que hace referencia a la etiqueta de los famosos pastelillos con grosella de la Alicia de Lewis Carrol, una referencia literaria que en esta novela se utiliza para narrar el sentimiento humano de sentirte demasiado grande o demasiado pequeño frente a las situaciones del día a día. Además, la protagonista da un gran paso en su vida abriendo un restaurante, por lo que las alusiones gastronómicas del título, metafóricas y literales, son múltiples y resulta divertido advertirlas.

Myriam o cómo sacar fuerzas de flaqueza
Agnès Desarthe tiene un don. Esta novela es una minuciosa exploración de la personalidad caótica y compleja de Myriam, una mujer de mediana edad que es la personificación de la resiliencia, una superviviente a la que su pasado le persigue de cerca cada mañana para clavarle los colmillos del recuerdo.

Myriam nos es presentada en el momento en el que parece que ya no le queda nada que perder y quizá por ello decide hacer una locura para que su vida recobre el sentido: falsifica la documentación necesaria para que le concedan un crédito con el que iniciar su propio negocio, y este valiente y divertido gesto ya nos coloca ante un personaje cargado de recursos para burlar las cuchilladas del capitalismo, una mujer que sobrevive con lo puesto y que parece necesitar sólo el aire justo en los pulmones para tomar impulso y tirarse de cabeza hacia su futuro.

Por todo esto, las peripecias de Myriam suponen un ejemplo para los lectores que se acerquen hasta sus páginas. Además, la traducción de Iballa López Hernández es impecable, y hace posible que “Cómeme” se lea con una fluidez y una delicadeza que son el marco perfecto para una historia tan lírica, estimulante y agridulce como ésta.

Bébeme, rezaba la etiqueta del frasco de Alicia. La niña bebió y, como un telescopio que se repliega, notó que encogía. Cómeme, ponía en la galleta, Alicia comió y se estiró hasta alcanzar el tamaño de un abedul. Demasiado pequeña o demasiado grande, mi vida no guarda la proporción debida y nunca estoy a la altura de lo que decido hacer. Cuánto me gustaría recobrar mi tamaño original, el tamaño que me permitiría meterme en el guante del día y no sentir que me está grande ni estrecho.

Indigestión, ¿qué es eso?
Una crítica al respecto de “Cómeme” afirmaba que era un bocado tan delicioso como indigesto, esto aparece en la faja publicitaria de libro y creo que la editorial se ha hecho un flaco favor eligiendo ese fragmento que no es totalmente positivo, es contradictorio y además no estoy de acuerdo con el término “indigesto”: para nada se sentirá mal el lector que se acerque hasta estas páginas.

Hay libros que tienen la capacidad de revolver los estómagos más delicados e incluso algunos recios, se me ocurren “Carmilla” de Le Fanu o “Y el asno vio al ángel” de Nick Cave, entre tantos otros. Pero “Cómeme” precisamente tiene la facultad de dibujar sonrisas en la cara de quienes lo leen, es extraordinariamente sencillo empatizar con su protagonista desde el primer instante, admirar su fuerza y lamentar sus pesadillas, alegrarse por sus logros, etc.

Existen otros personajes en la novela, un pequeño puñado de preciosas personas que aparecen como salidos de la nada para acompañar a Myriam en el tramo de camino del que somos espectadores. Aunque sus personalidades no están en absoluto tan desarrolladas como la de la protagonista (a la que Desarthe se ha esmerado en dibujar para nosotros con todo lujo de detalles), sí resultan muy interesantes porque se trata ante todo de personas buenas, con sus propias circunstancias pero siempre con rasgos que los excluyen de alguna manera del grueso de la sociedad.

¿Acaso no ve la marca en mi frente, el estigma de la mujer con un corazón de piedra?

Los fantasmas pisándote los talones
Asistimos al momento en que Myriam se reinventa a sí misma sacando fuerzas de flaqueza, como ya he explicado. Pero no sabemos hasta más tarde de qué recuerdos huye, qué fantasmas la persiguen. No sabemos si es algo a lo que podrá sobreponerse, si se trata de una situación solucionable, si es quizá Myriam una delincuente, si es inocente o es culpable.

¿Qué pasó? Eso es algo que tendrá que descubrir cada lector: mientras avanza la trama, se van dando pequeñas pistas. De este modo, Agnès Desarthe teje sabiamente los hilos: por un lado, el presente que poco a poco avanza, por otro el pasado que al mismo tiempo se desvela. Se trata de una solución técnicamente muy inteligente para contar la historia, que mantiene aún más atrapado al lector que una narración lineal convencional.

Se atreve además a explorar un tema controvertido cuando detalla lo que sucedió hace años, algo que pondrá al lector contra las cuerdas de su propia ética y le hará situarse a favor o en contra de todos los personajes implicados. Finalmente, regala un final quizá un tanto previsible y esperado, pero igualmente emocionante.

Su inteligencia me fascina tanto como la ausencia de ruido en el cosmos.

Myriam resulta ser una mujer alocada pero llena de vida y energía, una de esas personas que resultan encantadoras por su forma original de apreciar los pequeños detalles, alguien que de forma innata sabe elegir el marco perfecto para cada foto, o decir la palabra exacta para conseguir que te sientas a su lado como en casa.

“Cómeme” es tan humano que devorarlo es casi un acto de canibalismo, un hallazgo que brilla con luz propia y que resulta una lectura perfecta para hincarle el diente incluso sin necesidad sin tener hambre.