Delicioso cuento, primera incursión en la literatura infantil de Javier Marías.
lunes, 25 de julio de 2011
viernes, 22 de julio de 2011
"La vida en llamas" - Luís Alberto de Cuenca
TERROR QUE SALVA
El terror está ahí fuera, donde comienza el mundo
y termina la paz augusta de los libros,
en las espesas sombras de las que se compone
la realidad. Y sólo podemos superarlo
por medio del terror fantástico, ese género
literario que sirve de refugio seguro
frente a las inclemencias del exterior, la llave
que nos abre la puerta del consuelo, la única
barricada posible contra el miedo de ahí fuera.
Y ese terror ficticio no nos atemoriza
ni nos llena de angustia, sino que nos defiende
del otro, del real -de la vida-, y nos salva.
BRUJAS SUICIDAS EN UN BAR
Las brujas. Sus escobas alineadas
en el aparcamiento intergaláctico.
No dejan de beber estas mujeres
torvas, estas mujeres innombrables.
Van cayendo las copas, las botellas,
hasta que al fin las brujas se desploman,
muertas, en el parqué, sin que se inmuten
los cantantes de jazz, los camareros
ni los libros de cócteles que abruman
la barra del local. Las brujas mueren,
entre estertores viles y grotescos,
y nadie se detiene ante sus cuerpos,
aunque sea tan sólo a vomitar
sobre ellos, o a rezar una plegaria
por su eterno descanso. Llega el día
a la luna mediana del planeta
que eligieron las brujas para hacerse
el haraquiri etílico. Las luces
del día, sanguinarias como espadas.
Luces que ciegan a las criaturas
de la noche y trastornan sus espíritus.
En cuanto a las escobas, nadie sabe
para qué sirven, ni le importa a nadie
qué ha sido de sus dueñas.
lunes, 4 de julio de 2011
Impotencia en la era digital.
Estoy harta de comprobar, a través de Histats, que mucha gente (y cada vez más) accede a este blog haciendo en Google búsquedas tipo: “Título / Autor – descargar gratis”. Es evidente que aquí no van a encontrar los archivos digitales que buscan y que si llegan hasta este rincón es por la coincidencia de mis comentarios con los libros que están buscando. Pero resulta descorazonador comprobar, de una forma tangible, como se está perdiendo el gusto por las buenas costumbres y que el placer por tener un libro entre las manos se trunca a la ligera por el de acceder al contenido del mismo de esa forma tan invasiva y fría. A esto hay que añadir el hecho de que no sólo se busca un archivo digital (llegados a este punto de pérdida general del buen gusto que nos rodea actualmente, extensible a todos los ámbitos) sino que se pretende no pagar por ello, adquirirlo gratuitamente: en este contexto, robarlo. Flaco favor para el mundo de la cultura. ¿No les parece suficiente el altísimo grado de analfabetismo e idiotez que asola nuestra sociedad? Para comprobarlo, hagan una prueba que sólo les llevará unos minutos (tantos como puedan soportarlo): enciendan el televisor.
¿Es que quieren ustedes (aquellos que se den por aludidos) terminar de una vez por todas con la industria editorial? Descargando libros en formato digital gratuitamente, se está abogando por el fin de la escritura. (Esto es extensible a la música, cuyo caso es más popular, pero en este blog es la literatura la que nos ocupa y personalmente, absorbe). Ya puede Vd. invertir su dinero en comprar ese horroroso aparato digital, soporte de libros electrónicos, que, si no invierte también en libros, llegará un momento en que sólo se publiquen como novedad los libros de aquellos escritores que quieran regalar su obra.
No acepto el argumento de que los libros son muy caros. Lo son porque desde que el escritor vuelca en ellos su trabajo hasta que el lector se los lleva a casa, hay muchos intermediarios. Pero los 10 euros que en la librería le parecen una exageración se cambian con gusto cada noche por una copa en muchos bares, por poner un ejemplo (cada uno revise su escala de prioridades). Y por suerte aún disponemos de muchas y buenas bibliotecas públicas sin coste añadido para el usuario.
Utilícenlas...