jueves, 30 de octubre de 2008

"Veo una voz: Viaje al mundo de los sordos" - Oliver Sacks


Un recorrido por el mundo de los sordos, con multitud de curiosidades y anécdotas, pero sobre todo mucha información acerca de las características de los lenguajes gestuales que emplean. Porque, en contra de lo que pueda creerse, existen al menos tantos como lenguajes hablados.

Está claro que la sordera es una putada. Porque hay tantas cosas buenas que pueden ser escuchadas, y tanto por expresar. Pero, ¿quién no ha deseado alguna vez ser sordo, en alguna situación concreta? ¿Qué hay de los molestos ruidos urbanos (los coches, los vecinos, la música impuesta, mil cosas), de las tonterías que se oyen a todas horas y por todas partes, de...? Ya me entienden. Y es que los tapones para los oídos no existen en balde.

Resulta enriquecedora esta lectura. Como poco, les entrarán ganas de aprender a decir algo en ameslán o a investigar un poco acerca de la seña.

A pesar de lo anterior, el libro resulta en ocasiones un tanto caótico por su forma de estructurar la información.

Por último, y como muestra, un fragmento autobiográfico y brutal sobre el aislamiento al que puede verse sometido alguien sordo cuando no se le presta ninguna ayuda.

"(...) Te dejan fuera de la conversación de la mesa durante la comida. A esto se le llama aislamiento mental. Mientras todos los demás hablan y se ríen, tú estás tan lejos como un árabe solitario en un desierto que abarca todos los horizontes. (...) Tienes sed de contacto. Te ahogas por dentro pero no puedes explicarle a nadie este sentimiento horrible. No sabes cómo hacerlo. Tienes la impresión de que nadie entiende ni se preocupa. (...) Ni siquiera te permiten hacerte la ilusión de que participas (...)

Esperan que aguantes quince años la camisa de fuerza de la lectura de los labios y el control del habla (...) tus padres jamás se molestan en dedicar una hora al día a aprender lenguaje de señas, al menos un poquito. Una hora de veinticuatro que a ti puede cambiarte un período de la vida."

jueves, 23 de octubre de 2008

"La hija de la mujer de la limpieza" - James Stephens


Publicada en su día por entregas, "La hija de la mujer de la limpieza" es algo así como un cuento de hadas en el Dublín de finales del siglo XIX.

No resulta muy difícil entender y sentir pronto cierta simpatía por Mary Makebelieve, protagonista, junto con su madre, de esta historia. Digamos que, ignorante dentro de su mundo de fantasía (de ahí "Makebelieve"), Mary se encontrará de pronto con un hombre en su casa pidiéndola en matrimonio, sin tener ella poco o nada que ver en esa historia. La respuesta de la madre al caballero no tiene desperdicio, para mi gusto es el momento cumbre de la novela y, como muestra, un fragmento:

"(...) Claro, sólo soy una mujer de la limpieza y ¿qué importa lo que yo pueda pensar o si estoy de acuerdo o no en algo? ¿Es que no se me paga por mi trabajo? ¿Qué más se puede pedir en este mundo? En cuanto a eso de irme a vivir con usted cuando se case, ha sido muy amable por su parte el decírmelo; pero no es de esas cosas que yo quiera hacer, porque si usted me daba igual siendo un desconocido, no me va a caer mejor porque sea el marido de mi hija. Disculpará que le diga una cosa, señor, pero ya que hablamos, lo mejor es la sinceridad, y es lo siguiente: que usted nunca me gustó y nunca me gustará y preferiría ver a mi hija casada con cualquier otro antes que con usted. Pero, claro, yo no debería hablar de esto; ¿no es asunto de Mary? Y ella lo resolverá con usted muy bien, de eso no hay duda. Ya tiene mucha práctica en tomar decisiones, al igual que usted, y no me vendría mal aprender de ella."

"(...) -No se te pide que te cases con cualquiera, hija mía, -repuso la señora Makebelieve-, sino con alguien concreto, con este caballero que está aquí y cuyo nombre, por cierto, no conozco. ¿Tú sabes cómo se llama?
-N
o -contestó Mary.
-Me llamo... -empezó a decir el policía.
-No importa, señor -le dijo la señora Makebelieve-. ¿Quieres casarte con este caballero, Mary?
"


martes, 21 de octubre de 2008

"Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar" - Luis Sepúlveda


Fábula de una sensibilidad extrema -que no sensiblería del estilo de esas historias hechas para conmover, de supuesta "autoayuda"-, es esta una historia delicada, humana, sencilla, por cuyas páginas encontramos mucha poesía en prosa.

Si alguna vez escuchan hablar a Luis Sepúlveda comprenderán por qué se les hace raro pensar que esta historia podría haberla escrito otro.

Altamente recomendable para cualquiera, en cualquier lugar y a cualquier hora del día. Sobran las palabras.

http://es.youtube.com/watch?v=0pB8qCNQ1pc&feature=related

"El contrabajo" - Patrick Süskind


"El contrabajo" es un monólogo breve, rápido, preciso y ¿cómo decirlo? muy sutil.

Al más puro estilo de P. Süskind (léase: "La paloma"). Los suyos son personajes un tanto extraños, se podría decir atormentados siempre por alguno u otro motivo que, aunque aparentemente parezcan corrientes, su mundo interior es muy rico en contradicciones, miedos, dudas...

Un contrabajista reflexiona acerca de la importancia de su trabajo y sobre las características del instrumento que toca. En su caso, haberse enamorado de la cantante soprano de la orquesta es lo que le moverá a hacer algo insospechado que romperá su rutinaria monotonía y que, desafortunadamente, queda más allá del final del libro, es decir: no se desvela.

domingo, 19 de octubre de 2008

sábado, 18 de octubre de 2008

"El ladrón de libros y otras bibliomanías" - Nuria Amat

Amat fue una de las autoras más nombradas a lo largo de mi carrera. Bibliófila confesa, a lo largo de este volumen muestra su absoluta pasión por el mundo del libro, junto con anécdotas curiosas de personajes afectados por la misma ¿enfermedad? En ocasiones, puede que sí lo sea.

Las reflexiones, sin embargo, también se ocupan de la llegada de las nuevas tecnologías y de cómo han afectado a la gestión de la información.

Personalmente, prefiero la primera parte, mas romántica y dedicada al libro tradicional como objeto de deseo, ya que aunque no recuerdo haber robado jamás un libro, es algo que desde siempre me ha atraído, tanto por dentro como por fuera (en contra de lo que se suele decir de los bibliotecarios), por lo que puedo identificarme fácilmente con cualquier bibliófilo que se precie.

viernes, 17 de octubre de 2008

"Las cinco personas que encontrarás en el cielo" - Mitch Albom


Es uno de esos libros que se leen por querer descubrir qué tienen para que tanta gente los busque y hable de ellos, pero que luego decepcionan, o al menos no descubres en ellos nada.

Se trata del relato de la vida de un hombre contado de una forma distinta a la tradicional, ya que como excusa se toma su muerte y posterior viaje por el cielo.

Lo que se pretende transmitir en general es que ningún hecho es aislado sino que todo lo que hagamos tendrá relación con lo que luego les pase a los demás, y viceversa. Es decir, se pretende inculcar algo así como un estilo de vida (lo que otros llamarían religión). Tanto la estructura con la historia en sí parecen hechas para aludir constantemente a la sensibilidad del lector, quizás a su posible lágrima fácil. No sé. Que cada uno lo interprete a su manera. En mi opinión, es pretendidamente sensiblero. O a lo mejor es que simplemente no encajan conmigo este tipo de historias.

miércoles, 15 de octubre de 2008

"La secta de los egoístas" - Eric-Emmanuel Schmitt


Una novela de intriga enmarcada en un ambiente filosófico. Corta, rápida y precisa. Cualidades de la que adolecen muchos otros libros que ocupan páginas y páginas que igualmente podrían ahorrarse.

Los egoístas, en el sentido empleado en la novela, son un grupo de filósofos que hacen de una forma de vida la febril convicción de que ellos mismos son el creador, lo absoluto, el todo... y que lo demás, lo que ven, el mundo entero, no es más que una ilusión creada por y para sí mismos, todo surge de su voluntad. ¿Cómo rebatir esa afirmación? Como poco, da que pensar.

La trama se centra en la historia del creador de esta escuela de pensamiento, un hombre que bien podría ser tachado como loco y todos tan tranquilos.

Lo mejor es el final, sorprendente y muy bien traído, un broche final en el más amplio sentido de la palabra.

"El hombre que confundió a su mujer con un sombrero" - Oliver Sacks


Este libro te hace pensar en cosas tan importantes y que sin embargo no solemos tener en cuenta: el control sobre el propio cuerpo, la capacidad para la memoria, para realizar cálculos, para reconocer rostros fácilmente... ya que se explican casos de gente que carece de esas y otras facultades.

El título es muy descriptivo: un hombre con una extraña anomalía neurológica se iba a poner el sombrero y cuando lo fue a coger, estaba intentando en realidad coger a su mujer para ponérsela en la cabeza.

Me ha llamado mucho la atención un caso real de una especie de "Dr. Jeckyll y Mr. Hyde", un hombre enfermo que se medica durante los días laborales y el fin de semana disfruta de su enfermedad sin medicamentos.

Además de explicar los síntomas y detallar las curiosidades de cada uno de los casos expuestos, también se explican las causas médicas que los motivan, algo así como las explicaciones que se dan en “El exorcista” de Blatty, (también se comentan otros casos similares reales) lo que impide que el libro se convierta en una simple sucesión de historias curiosas.

Como muestra, un fragmento:

“(...) El «secreto» de Shostakovich, se decía (lo decía un neurólogo chino, el doctor Dajue Wang), era la presencia de una esquirla metálica, un fragmento de bomba móvil, en su cerebro, en el cuerno temporal del ventrículo izquierdo. Al parecer Shostakovich se mostraba muy reacio a que le extrajesen aquella esquirla: desde que tenía alojado allí el fragmento, decía, cada vez que inclinaba la cabeza hacia un lado podía oír música. Tenía la cabeza llena de melodías (siempre distintas) de las que se servía luego para componer. Al parecer los rayos X indicaron que el fragmento se movía cuando Shostakovich movía la cabeza, que presionaba en el lóbulo temporal musical cuando se inclinaba, y producía así una infinidad de melodías de las que se servía luego el talento de Shostakovich.”

"La interminable historia de Nory" - Nicholson Baker

Es este un librito curioso que no se disfruta por la calidad de su prosa sino, más bien, por el mensaje que transmite en cada página. Una vez que te acostumbras a que casi todo el tiempo se encuentren faltas de ortografía y de redacción (como si lo hubiese escrito un niño) se hace de lo más ameno. Además, estas erratas hacen que parezca más real, que te creas mejor la historia.

Lo que a un niño se le puede pasar por la cabeza, es infinito. Y las deducciones filosóficas que Nory efectúa encierran en la mayoría de los casos mucha razón.

Es imposible no recordar el ambiente de tu propio colegio, las relaciones que se establecen entre los niños de la clase, el miedo por la noche, las excursiones con los padres, tu mejor amigo/a, la sensación que producía el que un profesor te otorgara una muy buena nota, o cuando mandaba callar a la clase...

Desde las primeras páginas se le coge cierto cariño a Nory. Es uno de esos libros a los que regresas a continuar la lectura con agrado cuando tienes un rato.

Como muestra, un fragmento.

"(...) Al que sumergieron no fue a Hércules. Nory aprendió el nombre correcto en otra clase de clásicos: Aquiles. La madre de Aquiles estaba disgustada porque Aquiles no era completamente inmortal, así que lo sumergió de cabeza en la laguna Estigia. La laguna Estigia llevaba de los Vivos a los Novivos, en otras palabras, a los Muertos. Lo sujetó apretando fuerte por la parte de atrás del pie, encima del talón. <>, se preguntaba Nory. <<¿No habría muchas posibilidades de que se escurriese del todo?>>

Se imaginaba a un bebé desnudo colgando de una pierna, terriblemente asustado, con la cara roja, encendida de gritar, dando patadas tremendas con la otra pierna. El agua fría le haría boquear desesperadamente al pobecito y se le metería directamente por la nariz, puesto que tendría los agujeros para arriba. El agua en los senos nasales puede doler de verdad. Si la diosa quería de verdad a su hijo, tendría que haberse metido ella en el agua y luego coger a la criatura por la cintura de la orilla, boca arriba, con una mano a cada lado, e ir metiéndolo y cuando las manos de ella le estuvieran cubriendo la piel, cuando ya casi flotase, podría soltar una mano durante un segundo, luego cogerlo, luego solta la otra mano, y luego cogerlo. También había que tener cuidado de mantener la cabeza para arriba. El tobillo no era, ni un sitio práctico ni seguro para sujetar a un niño recién nacido."

miércoles, 8 de octubre de 2008

"Tsugumi" - Banana Yoshimoto


En la línea de mis lecturas orientales, seguimos con "Tsugumi", de Banana Yoshimoto.

Es una novelita corta sobre la historia de Tsugumi, una chica enferma con un carácter bastante irascible. Se lee muy rápido (la corta extensión y el gran tamaño de la letra también influyen, claro) y aquí también encontramos esa especie de paz oriental en los personajes de la que hablaba en "Kafka en la orilla".

Me ha recordado un pooco a "Irlanda", de Espido Freire (uno de mis libros de cabecera) pero salvando las distancias, claro. Es también la historia de una chica muy jovencita, un poco histérica, rodeada de un ambiente tranquilo y normal, etc.

Sin mucho más que destacar, me quedo con un extraño final en el que la narradora asegura habernos engañado durante toda la historia, ya que está escrito en primera persona por la prima de Tsugumi, María, y finaliza hablando la propia Tsugumi diciendo eso. Es raro, no aporta nada. Un guiño sin mucho sentido. ¿He de suponer que es la historia de la propia autora? ¿O qué? Tampoco así tendría mucha importancia.

Próxima lectura... Arlington Park, supongo.

"Kafka en la orilla" - Haruki Murakami


Me gustó bastante "Tokio blues", que se adecuaba tanto a mis apetencias orientales en ese momento, que ya tenía ganas de hacerme con un ejemplar de cualquier otro título de Murakami. Fue "Kafka en la orilla" el elegido, supongo que en parte porque tenía la imagen grabada del mostrador de la Fnac donde no hacía más que reponerlo.
No me ha gustado tanto como "Tokio blues" aunque tampoco se puede decir que me haya aburrido leyéndolo. Es una historia atrayente, dividida en capítulos en los que al principio se distinguen dos (y hasta tres) historias diferentes en cada uno, lo que hace que no te aburras y guardes el interés por conocer cómo sigue "la otra historia..." y así sucesivamente, hasta que al fin se unen en una sola.
Lo peor es que tiene ciertos elementos fantásticos que aluden demasiado a la imaginación, que impiden que me lo termine de "creer" del todo mientras leo.
Pero es entretenido y, al igual que en "Tokio blues", los personajes están envueltos en un halo de tranquilidad (¿oriental?) que hacen agradable la lectura. Por su bondad, la profundidad de sus pensamientos y sobre todo por el prisma a través del cual ven la vida, tan original.
Es recomendable. Seguiré leyendo a Murakami, y a otros autores orientales.