sábado, 28 de diciembre de 2019

"Buffalo Bill ha muerto" - e.e. cummings


52

quién eres, pequeño yo

(de cinco o seis años de edad)
que observas desde una alta

ventana:eldorado

ocaso de noviembre

(y piensas:que si el día
ha de convertirse en noche

esto es un hermoso modo de hacerlo)



REFLEXIONES, 1918
IX

una Mujer
                de bronce
triste
                                se yergue
junto a la bocana
una mujer algo vieja
                                               en camisón
                              que sostiene en alto una
antorcha
Siempre
               una mujer cansada
               ha tenido hijos
                                      y Ellos se han olvidado
de vigilar
              Permanentemente
el mar



69

ahora todos los dedos de este árbol(cariño)tienen
manos,y todas las manos tienen gente;y
cada persona concreta está más(amor mío)
viva de lo que cada mundo puede entender

y ahora tú eres y yo soy ahora y nosotros somos
un misterio que no volverá a ocurrir jamás,
un milagro que no ha ocurrido nunca con anterioridad
y brillando este nuestro ahora ha de mudarse en después

y nuestro después será una oscuridad en la que
los dedos estén sin manos;y yo no te
tenga;y todos los árboles sean(no más de lo que cada uno de ellos
deshojado)su silencio en la perpetua nieve

pero no temas jamás(alma mía,hermosa mía
flor mía)pues también después es hasta



X

cuando hayas recibido tu último aplauso,y
el telón final haga desaparecer el mundo,
sumiendo en el desaliento y en un sombrío silencio
ese escenario que no volverá a conocer tu sonrisa,
y te quedes un momento mientras yo te miro
reflexiona en el triste papel que te permitirán representar;
ya veo los grandes labios encendidos,el rostro gris
y los melancólicos y silenciosos ojos de Magdalena.
Las luces han reído por última vez;afuera,la oscura
calle aguarda a aquélla cuyos pies han pisoteado
las necias almas de los hombres hasta convertirlas en polvo dorado:
se detiene en el umbral de la derrota,
su corazón se quiebra en una sonrisaes el Deseo...

el mío también,pequeño poema pintado por dios



LVII

en algún lugar adonde nunca he ido,gozosamente más allá
de toda experiencia,tus ojos tienen su silencio:
en tu gesto más delicado hay cosas que me rodean,
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca

tu mirada más leve me abrirá sin esfuerzo
aunque me haya cerrado como unos dedos,
tú siempre me abres pétalo a pétalo como abre la Primavera
(tocando hábil, misteriosamente)su primera rosa

o si tu deseo fuera cerrarme,yo y mi vida
nos cerraremos muy delicadamente,de repente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosamente por todas partes;

nada de lo que podamos percibir en este mundo iguala
el poder de tu intensa fragilidad:su textura
me domina con el color de sus países,
produciendo muerte y eternidad a cada latido

(no sé qué hay en ti que se cierra
y se abre; pero algo en mí comprende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
nadie,ni siquiera la lluvia,tiene unas manos tan pequeñas


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