sábado, 5 de octubre de 2019

sueño


La luz de aquella ciudad era blanca,
caminaba con esa sensación
de los primeros viajes,
cuando no hay quehaceres aún.
La mañana se deslizaba
ligera y fácil.

Entré en la catedral,
había allí una oscuridad silvestre,
húmeda y fresca,
olía a hojas mojadas,
se oía
un culebreo de animales
cálidos y pequeños.

Subí al altar, quité
la imagen de la virgen,
me puse yo, desnuda,
a mirar desde allí,
a la ciudad,
a la luz y a vosotros.
Los ojos ya
pura contemplación,
la mente poseía
la cadencia del mundo,
la de los pájaros
en el aire.

Y yo sólo miraba,
y era mamífera y era agua,
y era pequeña y era eterna.
Y detrás de la puerta, estaba el mar.









poema extraído del libro "Libérame Domine"
de Gracia Aguilar Almendros
Editorial Pre-Textos
2017


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